Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Más de 96.000 datos biológicos registran 37 municipios libres de minas antipersonal

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Bogotá, D.C. 15 de mayo de 2018

Foto: Instituto Humboldt. Felipe Villegas

 

•  El análisis demuestra que el volumen de registros biológicos en los 37 municipios asciende a más de 96.000, manteniendo un equilibrio similar en el porcentaje de fauna y flora silvestre.

 

•  La lista de municipios libres de minas antipersonal con más registros biológicos son Albania (La Guajira) con 22.246, Santander (Amazonas) con 10.905, Guasca con 9.247 y Fómeque con 7.415 (Cundinamarca), e Inírida con 9.161 (Guainía).

 

•  Entre las 41 entidades que más datos aportan se encuentran la Red Nacional de Observadores de Aves, seguida del Instituto Humboldt, el Instituto Sinchi, la Universidad Nacional de Colombia y la Pontificia Universidad Javeriana.

 

El Gobierno Nacional anunció en marzo pasado que 37 municipios ubicados en 15 departamentos del país están libres de minas antipersonal, como resultado de actividades asociadas a la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC.

A partir de este hecho, y tras cruzar la información geográfica con datos abiertos publicados por cerca de 100 organizaciones de manera libre y gratuita, el Sistema de Información sobre Biodiversidad (SiB Colombia) consolidó de forma gráfica el inventario de la biodiversidad en los 37 municipios del país.

El mapa ofrece los datos abiertos existentes sobre biodiversidad en estos lugares, que tienen como evidencia una observación o un ejemplar depositado en una colección biológica del país.

Los resultados indican que los grupos más representativos de la biodiversidad en estos municipios son: plantas con 45.736 registros (47 %), aves con 37. 902 (39 %), insectos con 4.709 (5 %), peces óseos con 3.717 (4 %) y anfibios con 1.839 (2 %).

 

Grupos biológicos representativos
Grupo biológicoNúmero de registrosNúmero de especiesRepresentatividad (%)*
Plantas 45.736 6266 47 %
Aves 37.902 891 39 %
Insectos 4.709 556 5 %
Peces óseos 3.717 596 4 %
Anfibios 1.839 130 2 %
Mamíferos 894 146 0,9 %
Reptiles 534 131 0,6 %
Hongos 489 79 0,5 %
Otros 796 129 0,8 %
       
Especies únicas identificadas en los 37 municipios   8.230  

*representatividad en el universo de datos publicados

 

Las 5 especies con mayores registros son el guácharo con 722 (Steatornis caripensis), el frailejón con 700 (Espeletia grandiflora), el borrachero con 649 (Gaultheria anastomosans), el sirirí común con 551 (Tyrannus melancholicus) y el bichofué gritón con 468 (Pitangus sulphuratus).

 

Top 10 especies con mayor cantidad de registros
Nombre comúnNúmero de registrosRepresentatividad (%)Nombre científico
Guácharo 722 0,75% Steatornis caripensis
Frailejón 700 0,72% Espeletia grandiflora
Borrachero 649 0,67 % Gaultheria anastomosans
Sirirí común 551 0,57 % Tyrannus melancholicus
Bichofué gritón 468 0,48 % Pitangus sulphuratus
Hormiguero pechinegro 429 0,44 % Formicivora grisea
Quiche de páramo 420 0,43 % Paepalanthus andicola
Turpial amarillo 401 0,42 % Icterus nigrogularis
Chulo | Buitre | Gallinazo 389 0,40 % Coragyps atratus
Cucarachero común 380 0,39 % Troglodytes aedon
Otros 91.507 94,71 %  

Del volumen de registros, que en total para estos municipios son más de 96.000, hay evidencia de especímenes de un 50 % en colecciones biológicas y otro 50 % por concepto de observaciones. Por otra parte, si bien en la lista de departamentos con más datos se destacan La Guajira, Amazonas, Cundinamarca y Guainía, el mapa también identifica los municipios con menos información al respecto entre los cuales están La Peña, Quebradanegra, Gama y Villagómez (Cundinamarca), y Bosconia (Cesar).

 

Top 5 de municipios con mayor cantidad de registros
Número de registrosRepresentatividad (%)Representatividad (%)
Albania 22.246 23%
Santander (Araracuara) 10.905 11 %
Guasca 9.247 10 %
Inírida 9.161 9 %
Fómeque 7.415 8 %
Otros 37.642 39 %

La confirmación de territorios libres de minas antipersonal amplía las posibilidades para el Sistema Nacional Ambiental (Sina) de realizar expediciones biológicas en áreas seguras del territorio colombiano, que permitan continuar la consolidación del inventario de biodiversidad y avanzar en el conocimiento de la misma.

El SiB Colombia, iniciativa que cuenta con el respaldo del Sina y la comunidad internacional, y en el cual decenas de organizaciones y personas comparten datos e información bajo los principios de libre acceso, cooperación, transparencia, reconocimiento y responsabilidad compartida, continuará en su labor de consolidar, analizar y poner en circulación datos científicos relevantes para la toma de decisiones informadas en momentos históricos para el país.

 

Ver mapa en su publicación original
Para más información consulte: www.sibcolombia.net

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“Biodiversidad para la paz” en el marco del Congreso Mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza

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Imagen: Oficina de Comunicaciones (Instituto Humboldt)
 

Del 2 al 10 de septiembre cientos de expertos de todo el mundo se reunieron en Hawaii, Estados Unidos, para participar del desarrollo del Congreso Mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN. Este escenario, que representó la oportunidad perfecta para analizar el contexto actual global y definir acciones concretas, centró su desarrollo en el concepto Planeta en la encrucijada. Para los organizadores, “nuestro planeta está ante una encrucijada dado que los ecosistemas que sustentan nuestras economías, bienestar y supervivencia, están colapsando. Las especies se extinguen a un ritmo sin precedentes. Nuestro clima está en crisis. Y todo esto sucede mientras se supone que estamos de guardia”


“En 2015, casi 200 países lograron ponerse de acuerdo sobre ambiciosos objetivos de desarrollo sostenible y para lograr la neutralidad climática. Estos acuerdos representan una oportunidad histórica para mejorar las vidas de miles de millones de personas en todo el mundo, y de poner a la naturaleza al centro de nuestras decisiones. Es hora de llevar esos acuerdos a la acción”
Frente a este contexto y dada la importancia del encuentro, el Instituto Humboldt estuvo representado por Brigitte Baptiste -invitada por la UICN como delegada del Instituto y de la IPBES-, Hernando García -en su calidad de Director general (e)- y Mónica Trujillo –investigadora del Proyecto Páramos Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte del Instituto-, quienes participaron activamente en los dos espacios dispuestos para el desarrollo de este evento: el Foro y la Asamblea de Miembros.
De la mencionada participación Institucional, podemos resaltar los espacios académicos que fueron encabezados por nuestros representantes. El Instituto realizó con apoyo de la Fundación Humedales un taller sobre Páramos y Humedales, en el que se discutieron diferentes modelos de gobernanza territorial en ecosistemas estratégicos y donde, a partir de un trabajo con las comunidades locales, se viene abordando la gestión territorial y la resolución de conflictos desde una nueva perspectiva.
Igualmente, desarrollamos en conjunto con la UICN un taller presentado por Brigitte Baptiste sobre la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos IPBES y la UICN, esto con el claro objetivo de visibilizar las sinergias y aportes a partir de los cuales se puede fortalecer el quehacer de estas dos instituciones, así como la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. Finalmente, en asocio con la Fundación Natura y la Red de Reservas de la Sociedad Civil, se preparó y presentó un poster sobre figuras complementarias al SINAP para la conservación de la biodiversidad. En este poster se reflejaron varias figuras asociadas a los esfuerzos privados de conservación, a los ejercicios de articulación de comunidades locales, y a ejercicios de articulación institucional.
En lo que respecta a la Asamblea de Miembros, en su calidad de miembro de la UICN, el Instituto contó con la representación de Hernando García y Brigitte Baptiste. Se resalta además la participación de otras organizaciones de carácter nacional como dos Institutos del Sistema Nacional Ambiental (Invemar y Sinchi), ONG y la Academia Colombia de Ciencias, entre otros.


Biodiversidad para la paz


Pero sin duda, lo que más nos place destacar, es que este congreso representó un espacio estratégico para transmitir y posicionar el mensaje de paz colombiano, principalmente con el fin de solicitar a la comunidad internacional el apoyo al proceso de paz. Desde las instituciones colombianas, se lideró la construcción de una moción para respaldar el proceso de paz en Colombia, con un principio de equidad social y respeto por la naturaleza. Esta moción fue presentada inicialmente a los países suramericanos, obteniendo total respaldo de éstos y pasando una primera etapa de aprobación en Asamblea. Con esta aprobación, se trabajó una versión final con el apoyo de la Secretaría de la UICN y fue presentado para adopción en la Asamblea General.
Desde dicha moción, se reconocen las afectaciones que el conflicto ha tenido sobre la biodiversidad, argumento que sustenta la idea de que la paz significa para la sociedad colombiana y el manejo sostenible de sus recursos naturales, una gran oportunidad que nos permitirá encontrar soluciones basadas en la naturaleza, su conservación y la equidad social, así como la valoración de los servicios ecosistémicos y el ordenamiento integral territorial.

En este sentido, el Congreso Mundial invitó al Estado colombiano, a la Directora General y a la Oficina Regional para América del Sur, así como a todos los miembros de la UICN, a que apoyen la implementación de los acuerdos a través del diseño de propuestas y la facilitación de capacidades técnicas y científicas; velando por la protección y valoración de los recursos naturales para las generaciones actuales y futuras, y la promoción de una gobernanza incluyente en pro de una verdadera reconciliación de la sociedad con su entorno natural.

Desde el Instituto ratificamos nuestro compromiso con el país, generando investigación científica y soluciones en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la gestión del territorio, experimentando y construyendo así sostenibilidad al servicio de la paz y su estabilidad duradera.



Análisis desarrollado por el investigador Sergio Aranguren, con revisión de 
Ana María Hernández (Jefe de la Oficina de Asuntos Internacionales, 
Política y Cooperación) –Instituto Humboldt-

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El Conocimiento en Otra Parte - Gente Humboldt

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Muy al inicio de su carrera, Carlos Tapia trabajó en un documental sobre colonización, coca y guerrilla en el Caquetá. Muchos años después y ahora como Investigador del Oficina de Asuntos Internacionales Política y Cooperación del Instituto Humboldt, aporta a la construcción de la visión de la gestión de la biodiversidad en el marco del posconflicto, dada la coyuntura nacional. Pensar en términos de país, con las complejidades que Colombia impone es clave para este sociólogo de la Universidad Nacional, quien dice que “el reto no es hacer investigación esterilizada de laboratorio, como en una cúpula de cristal, aislados, sino que hay que hacerla en esta realidad y en los alcances que tiene que tener. Buscar que sea lo más relevante y que se acomode a estas condiciones, no hay otras”.

Carlos lo dice directamente. Ha visto cómo hace unas décadas llamaban a los profesionales de las ciencias sociales cuando ya se habían tomado unas decisiones desde lo puramente biológico. Ahora hemos avanzado en reconocer que es necesario incluir visiones distintas, sin embargo, considera que trabajar en grupos interdisciplinarios sigue siendo un reto. En parte cree que esto se debe a que estamos acostumbrados a pensar en lo que llama “compartimentos disciplinares” y a enfrascarnos en ciertos modos de pensar que no permiten abarcar cosas distintas. Esto esta relacionado con la forma occidental de conocer, que se basa en acumular información, nombrar, categorizar, seguir un método, llegar a unas conclusiones y esperar la validación de los pares. ¿Qué pasa entonces con el conocimiento del pescador en Chocó que conoce su territorio? ¿Qué pasa con el niño que aprendió a nadar solo en el río? ¿Qué pasa con lo que se aprende a través de la percepción? Carlos aprendió de las comunidades negras con las que convivió muchos años que hay otras formas de conocimiento muy distintas a las nuestras y son igual de válidas. “Son unos sabios en su territorio, donde yo soy un ignorante y soy menos que ellos. Y si uno les pregunta que tanto saben, ni siquiera saben cómo explicarlo porque es como si el conocimiento estuviera instalado en otra parte”. Seguramente aprendió esto sentado en una canoa en medio de la selva, lejos de los salones de clase de la Nacional, la Javeriana o la Universidad de Georgia donde Carlos ha estudiado formalmente.

Por las rendijas que dejan los compartimentos del conocimiento occidental, es donde trabaja Carlos. Por allí mismo se ha colado su gusto por la fotografía y el cine. Hizo su tesis de pregrado sobre cine documental, fue miembro de la Revista Arcadia va al cine y ha dado clases de fotografía. “Desde el arte a veces entendemos más que desde el conocimiento científico, académico”, dice.

El culpable de marcar el destino de Carlos hacia lo ambiental fue el gran geógrafo Ernesto Guhl, quien en sus clases llevaba a sus estudiantes a distintos lugares y les transmitió una forma particular de leer el paisaje a través del respeto y la admiración por los distintos ecosistemas colombianos. Siente que el país que le mostró su profesor alemán, quien les llamaba bultos de papa por no entender el país, requiere que estemos más conectados. Tal vez por eso su trabajo consiste en tender puentes, en llamar la atención sobre las comunidades campesinas, negras, indígenas y urbanas, en hacer de bisagra entre visiones distintas y complementarias. “Cómo viven los humanos, cómo se relacionan, cómo tienen decisiones de poder. En la medida en que lo entendamos podemos intervenir de una manera más directa con acupuntura en algunos temas que son críticos. El mejor conocimiento de la biota es muy importante, pero a veces no nos da claves de qué hacer y a veces no actuamos sobre las especies ni los ecosistemas, sino sobre las decisiones que como humanos asumimos para organizarnos, para vivir, para producir, para consumir”.

Por su visión que continuamente traspasa y enlaza caminos, Carlos encuentra sintonía con el quehacer del Instituto que también se reinventa y redirecciona de acuerdo a los retos que el país impone. Le encanta su trabajo en el Instituto, como le encanta reactivar su Conexión Vital pasando tiempo con su familia y amigos, y cargándose con la energía que le da el bosque: “Me hace falta el monte sencillamente para estar ahí, para respirar, para saber que estoy vivo. Eso, muchos lo compartimos en el Instituto y eso es lo que lo hace a uno venir a trabajar acá”.

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¿Paz y biodiversidad?: preguntas, oportunidades y retos

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En esta imagen podemos apreciar la ciénaga de Zapatosa, ubicada en el departamento del Cesar. Fotografía: Felipe Villegas, Oficina de Comunicaciones (Instituto Humboldt)

 

 

 

 

 

Es evidente que con la eventual firma de los acuerdos para poner fin al conflicto armado entre el Gobierno nacional y la guerrilla de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), cambiarán de manera importante el contexto y las condiciones de manejo de una gran extensión del territorio nacional y de la biodiversidad que allí está presente.

La implementación de los llamados “acuerdos de paz” puede traer consigo oportunidades para la protección de nuestro patrimonio natural afectado por varias décadas de violencia armada, pero también plantea amenazas a la biodiversidad y podría implicar nuevas dinámicas de transformación de los ecosistemas del país en las zonas de influencia. Entonces, claramente se requiere atender esta paradoja aportando mejor información y promoviendo la construcción de mejor conocimiento para orientar las decisiones del gobierno y de las sociedades inmersas en el proceso de consolidación de la paz.

Llevar a la práctica los acuerdos requiere, entre otras cosas, garantizar la seguridad para los desmovilizados, reparar a las víctimas del conflicto, construir economías regionales y poner en práctica intervenciones y cambios en zonas geográficas históricamente afectadas por la confrontación armada, con consecuencias aún desconocidas sobre la base natural y las dinámicas socioecológicas locales y regionales.

Debe señalarse, que el deseo legítimo de los protagonistas de las negociaciones de La Habana y de la sociedad en encontrar mecanismos que pongan fin al conflicto armado y den inicio a transformaciones políticas, económicas y sociales que hagan posible una “paz estable y duradera”, parecen confundirse con un excesivo optimismo y confianza desmedida en la existencia de soluciones técnicas. Se suele suponer que los especialistas tienen respuestas de manejo y producción, organización institucional y ordenamiento político disponibles y que pueden ser implementadas de forma exitosa si tan solo se cuenta con la voluntad política y los recursos financieros adecuados.

Lo cierto es que la manera de ordenar (o re-ordenar) las dinámicas de ocupación y el uso productivo de los territorios que han sido escenario de confrontaciones armadas, así como reestructurar y fortalecer la institucionalidad local y regional, paralelo al fortalecimiento del “Estado Social de Derecho” para avanzar así en la construcción de un marco de reconciliación y paz, es un asunto complejo que está lejos de recetas pre-existentes. En este proceso, como en muchos otros asuntos, la incertidumbre y la dificultad de contar con estrategias probadas o consensos sociales sobre las mejores rutas de acción, son evidentes.

Parecería que en las últimas décadas hemos prestado mucha atención a construir respuestas y formas de adaptación social ante la situación de conflicto armado, pero no hemos desarrollado la imaginación y la capacidad de innovación para enfrentar un futuro en un escenario que no esté marcado por la confrontación violenta entre opositores y defensores del modelo socioeconómico y político imperante.

Se abre ante nosotros el reto de repensar las rutas para garantizar el bienestar social y formas sostenibles de relacionamiento con nuestro complejo medio natural. Re-descubrir y re-valorar lo que ya sabemos o lo que hemos aprendido para proteger nuestro patrimonio natural y la vida en todas sus formas parece fundamental en esta nueva etapa.

Y es que consolidar la paz en nuestro país es sin duda una oportunidad para reconfigurar nuestra forma de relacionamiento con la complejidad y riqueza de nuestro territorio. La búsqueda de esta “reconexión” con lo que es nuestra verdadera identidad geográfica y cultural, implica un enorme desafío a la imaginación y a nuestra capacidad de construir respuestas políticas y técnicas adecuadas. El propósito es aún más difícil si consideramos las condiciones del cambio global cada día más evidentes y los escenarios de incertidumbre que se derivan de estos cambios, para los que las aproximaciones convencionales y la ciencia académica parecen tener valiosas pero limitadas respuestas.

Destacado:

Navegando hacia la paz en un contexto de incertidumbre

Avanzar en la construcción de la paz requiere, además de una clara voluntad política, avanzar en la puesta en marcha de soluciones técnicas, productivas e institucionales que no son fáciles de precisar en un escenario de cambio acelerado derivado de transformaciones en la economía global, de trayectorias de pérdida de biodiversidad y la alteración del clima a escala planetaria como consecuencia de la actividad humana.

Nuevas estrategias de gestión del conocimiento que contemplen los avances de la ciencia académica y los aportes de otros sistemas de conocimiento (tradicional, indígena o local) son necesarios para promover comunidades de práctica y aprendizaje capaces de orientar los cambios, hacer frente a situaciones inesperadas, disminuir vulnerabilidad e incrementar la resiliencia socioecológica de nuestros territorios y comunidades.

Análisis desarrollado por el investigador Carlos Tapia, con revisión de Ana María Hernández (Jefe de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación)
Instituto Humboldt-
 
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