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Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Ciencia participativa se fortalece en la cuenca del río Claro en Antioquia

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz | 09/10/2022

Ciencia participativa se fortalece en la cuenca del río Claro en Antioquia




observaciones en el rio
Se presumen que hay un poco más de 75.000 hallazgos, distribuidos en 2.636 plantas nativas de la zona, 603 especies de aves, 61 de mamíferos y 80 de insectos.


  • El río Claro es uno de los lugares más singulares a nivel biológico por su alta riqueza de especies, endemismos y ecosistemas particulares como cuevas y cavernas de mármol. Allí el monitoreo participativo le ha permitido a la comunidad gestionar y apropiarse de la biodiversidad de su territorio.


La cuenca del río Claro es un territorio conformado por más de 85.000 hectáreas distribuidas en el oriente antioqueño, es uno de los ecosistemas más importantes del Magdalena Medio ya que alberga una gran cantidad de especies de plantas y animales, algunas de las cuales no habitan en ninguna otra parte del mundo.

Por está razón, investigadores del Instituto Humboldt y la Fundación Grupo Argos, en colaboración con otros expertos de diferentes instituciones, realizaron una aproximación participativa e integrada para gestionar la biodiversidad de la cuenca del río Claro.

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El objetivo de este proyecto es lograr que la conservación de la biodiversidad de la cuenca del río Claro se dé mediante la participación comunitaria apoyada en la investigación científica que realiza el Instituto; en donde los actores locales fortalezcan sus capacidades y participan en la toma de decisiones sobre conocimiento, uso sostenible y conservación de la fauna y la flora.

toma de notas
El trabajo comunitario se apoya de la investigación científica para obtener información que servirá para la toma de decisiones en el territorio.


“Una estrategia fundamental para lograr realmente la conservación del capital natural de Colombia, es a través del involucramiento de las comunidades y la generación de conocimiento de las posibilidades de uso sostenible de la biodiversidad”, señaló María Camila Villegas, gestora del Programa Huella Viva y Directora Operativa de la Fundación Grupo Argos.

De acuerdo con Lina Marcela García, investigadora del Instituto Humboldt, “el monitoreo participativo gana cada vez más relevancia en los procesos de investigación científica, los investigadores locales son quienes gestionan el conocimiento en sus territorios y como resultado de este rol, se logra una transición hacia formas más sostenibles de realizar sus prácticas tradicionales y en la zona, poco a poco se reconoce la posibilidad de conservar el patrimonio natural a través de su uso”, señaló.

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Como resultado de la intervención, participaron comunidades de 8 veredas de la cuenca del río, las cuales han fortalecido sus capacidades técnicas para el uso sostenible y conservación de la biodiversidad, con base en el conocimiento científico. Además, se han formalizado cerca de 100 acuerdos de investigación local en donde participan activamente 3 sedes educativas rurales de primaria y bachillerato, campesinos, amas de casa, líderes y lideresas, emprendedores, guías de turismo, profesores y estudiantes de la zona.

Actualmente, se registra que la riqueza natural de la cuenca comprende más de 75.000 hallazgos pertenecientes a un aproximado de 3.953 especies, de las cuales 2.636 son plantas nativas de la zona. También se han reconocido registros de 603 especies de aves, 80 de insectos y moluscos, 61 de mamíferos, 45 de anfibios y 50 de reptiles.

talleres con la comunidad
Se han formalizado 100 acuerdos de investigación local en donde participan 3 sedes educativas de primaria y bachillerato.


A partir del 2021 con la implementación del monitoreo participativo, los esfuerzos se han concentrado en 5 grupos biológicos, encontrando hasta el momento 19 especies de aves, algunas de ellas endémicas como el carpintero bonito (Melanerpes pulcher), capito (Capito hypoleucus) y Ortalis columbiana.

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Para los mamíferos se tiene registro de 29 especies, algunas de ellas endémicas y amenazadas: marteja (Aotus griseimembra), tití (Saguinus leucopus) y el mono cariblanco (Cebus versicolor). También se han reportado algunos felinos: jaguar (Panthera onca), trigrillo (Leopardus pardalis), nutria (Lontra longicaudis) y el hurón (Galictis vittata) siendo esta última especie, junto con la chucha de agua (Chironectes minimus), especies consideradas raras para la comunidad de investigadores locales.

La riqueza de abejas y escarabajos aún es objeto de estudio; no obstante, para las abejas se estima que, en las áreas muestreadas de la cuenca se encuentra representado aproximadamente el 10% de las especies de Colombia , con unas 70 morfoespecies.

Para las plantas se tiene el dato de 56 especie registradas, de las cuales 11 son endémicas: piñuelo (Duguetia antioquensis), Aphelandra straminea, chupo (Gustavia cf. Romeroi), gualanday (Jacaranda hesperia) y ají (Pera colombiana), mamoncillo de monte (Melicoccus antioquensis), garrapata (Pseudoxandra sclerocarpa), mamoncillo de monte (Matisia serpicosata), (Rhodostemondaphne antioquensis), Duguetia colombiana y Cybianthus cogolloi. También se hace seguimiento a las poblaciones naturales y fenología de especies maderables apoyados por Fondation Franklinia, para complementar el trabajo del Instituto específicamente en árboles amenazados de la cuenca.

expedición y toma de muestras
A partir de 2021 los esfuerzos de monitoreo se han concentrado en 5 grupos biológicos.


Según Álvaro Cogollo, Biólogo-Botánico y experto en plantas de la cuenca del río Claro, este es un ecosistema por descubrir, su vegetación especial se adapta a esas condiciones. Por esta razón es necesario que los investigadores que recorren la zona transfieran el conocimiento a personas locales que tienen saberes ancestrales sobre la utilidad de los árboles y además conocen lugares a los que la ciencia no han llegado; esto es precisamente lo que incentiva el monitoreo participativo: conocer lo que debe conservarse. Hay especies que se están extinguiendo, todas ellas ubicadas en diferentes áreas de la cuenca, desde bosques húmedos tropicales conservados y cuevas de mármoles, hasta áreas destinadas para cultivos, ganadería y minería a diferente escala, actividades de las que depende la economía local.

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El aspecto más importante de la intervención en río Claro es que todos los registros han sido liderados por las habitantes de la cuenca, con el acompañamiento de los investigadores del Instituto, son ellos quienes aprenden a identificar las especies que habitan en sus veredas.

Finalmente, el proceso de apropiación del conocimiento que comprende el aprendizaje de metodologías para registro y documentación de datos, manejo de equipos, identificación de especies a través de guías de campo o aplicaciones como Merlín o iNaturalist han tenido resultados satisfactorios. El trabajo de 1 año, que además, continúa se fortalece en la medida que la comunidad transforma su visión del territorio y las instituciones transfieren capacidades que les permitan gestionar su biodiversidad de manera autónoma a largo plazo.

El monitoreo participativo que se implementa a través de Huella Viva es una estrategia de intervención social y ambiental que “ha logrado realmente impactar de manera directa la vida de muchas personas en la cuenca del Río Claro y permite la protección de las fuentes hídricas, la educación ambiental y el desarrollo sostenible, conectando la conservación con la promoción de la bioeconomía local”, señaló María Camila Villegas.

Galería
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Fototrampeo arroja más de 20 mil registros de aves, mamíferos y reptiles en Magdalena medio y Orinoquia

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 08 de septiembre de 2021

Fototrampeo arroja más de 20 mil registros de aves, mamíferos y reptiles en Magdalena medio y Orinoquia




Las cámaras trampa cuentan con un sensor de movimiento que detecta el movimiento y de manera instantánea toma la foto. Foto: Puma (Puma concolor)


  • •  El Instituto Humboldt llevó a cabo, en el marco del convenio Fibras, un completo monitoreo de la biodiversidad en las regiones del Magdalena Medio y la Orinoquia, a través de una de las tecnologías más versátiles: las cámaras trampa.
  • •  En total fueron instaladas 600 cámaras trampa y se recuperó información de 567 de ellas. Como resultado, se obtuvieron 315.170 fotografías, de las cuales 124.919 tenían registros de fauna, incluyendo animales domésticos y humanos
  • •  En total se obtuvieron 20.332 registros de 232 especies de aves, mamíferos y reptiles. Con estos resultados será posible desarrollar, por primera vez, biomodelos de distribución de especies a escala regional que alimentarán los análisis de conectividad y costo-efectividad para optimizar las inversiones en conservación.
  • •  Con estos hallazgos, el Instituto Humboldt conmemora el Día Nacional de la Biodiversidad.


El Instituto Humboldt es pionero en la instalación casi simultánea de 600 cámaras trampa para el estudio de la distribución de especies. De acuerdo con los resultados obtenidos, el porcentaje de aporte del muestreo con fototrampeo para el conocimiento de la biodiversidad fue de más del 50% para el Magdalena Medio y de más del 90% para la región del Río Tillavá en el Meta.

En total se obtuvieron 20.332 registros de aves, mamíferos y reptiles. Todas las fotografías de una misma especie, obtenidas en una ventana de tiempo de 30 minutos, en una misma estación de monitoreo, fueron consideradas como un solo registro independiente. En total se registraron 232 especies: 173 especies de aves, 54 especies de mamíferos, 5 especies de reptiles.

“En este caso se lograron obtener datos a escala local, permitiéndonos conocer con mayor exactitud qué está ocurriendo con la distribución de las especies y desarrollar biomodelos regionalizados que alimentarán análisis de conectividad y de costo- efectividad. Es decir, usar las fotografías como información para la toma de decisiones en cuanto a inversiones en conservación, relacionadas con compensaciones, inversión voluntaria e inversión de al menos el 1%”, indicó Angélica Diaz Pulido, investigadora del Programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.


Las cámaras trampa son una valiosa herramienta para fotografíar fauna silvestre de rara ocurrencia y de hábitos nocturnos. Foto: Danta (Tapirus terrestris)


Para el estudio de los mamíferos terrestres, las cámaras trampa son tal vez una de las herramientas más efectivas para llevar a cabo su monitoreo, permitiendo a través de los registros confirmar la presencia o no de ciertas especies en los ecosistemas. “Resulta una herramienta muy útil, por ejemplo, para comprobar lo que los modelos de distribución predicen, así como la posibilidad de incorporar nuevos registros que no estaban incluidos o comportamientos no descritos”, señaló Díaz.

Estas cámaras, que se instalan en lugares estratégicos de tránsito de animales, se activan automáticamente permitiendo tomar fotografías o videos que se convierten en los insumos que los investigadores utilizan para estudiar la fauna terrestre local. Esta herramienta es ideal para colectar datos de forma automática, sin tener que interferir con la fauna y, en algunos casos, es posible identificar a los animales individualmente pues al cotejar varias fotografías se pueden encontrar características específicas de cada individuo como manchas y cicatrices.

“La información recolectada con estas cámaras nos da la posibilidad de conocer más sobre la biodiversidad de las regiones en las que tenemos operación, lo que nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos de conservación en las acciones que generen mayor impacto positivo en nuestra flora y fauna”, afirmó Santiago Martínez, gerente de Sostenibilidad y Descarbonización de Ecopetrol.

Algunos resultados del monitoreo

En el caso de la región del Magdalena Medio, se registró el 93.8% de las especies de mamíferos reportadas en el sistema de información de la biodiversidad colombiano. Seis especies no se encontraban en los listados potenciales como, por ejemplo, el mono cariblanco o mono maicero (Cebus versicolor) y la zarigüeya gris (Philander opossum), entre otros.

Se registró una especie en peligro de extinción: el mono cariblanco (Cebus versicolor), y dos especies casi amenazadas: el margay (Leopardus wiedii) y la nutria de río (Lontra longicaudis), ambas depredadoras que cumplen la importante función de regulación de los tamaños poblacionales de sus presas.

Por su parte, en el Piedemonte Casanare, de las 34 especies de mamíferos registradas 19 de ellas estaban reportadas en el listado de especies potenciales y 12 especies silvestres contribuyen al conocimiento en biodiversidad de esta área. Dentro de ellas se encuentran la zarigüeya lanuda (Caluromys lanatus), el puercoespín arborícora (Coendou prehensilis) y el zorro gris o plateado (Urocyon cinereoargenteus).

En el Piedemonte Meta se registraron tres especies en estado vulnerable de extinción, entre ellos el oso hormiguero y el armadillo gigante (Myrmecophaga tridactyla y Priodontes maximus). Y el mono zocay (Plecturocebus ornatus) un primate de distribución restringida y un importante dispersor de semillas, una función vital para la regeneración y conservación del ecosistema.

Finalmente, en la región del Río Tillavá se registraron tres especies con amenaza vulnerable de extinción: el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), la danta (Tapirus terrestris) y el ocarro (Priodontes maximus), también reconocida como especie “Ingeniera” y el armadillo más grande del mundo; tiene un estratégico rol ecológico pues contribuye al control biológico de insectos, además de la aireación del suelo a través del intercambio gaseoso generado por la construcción de madrigueras.

Acerca de Fibras

Fibras es una estrategia del Instituto Humboldt y Ecopetrol S.A. para la planificación y gestión -bajo criterios de conservación y desarrollo sostenible- de la biodiversidad y sus contribuciones al bienestar en territorios de Huila, Orinoquia y el Magdalena Medio, a partir de información de base científica. En este ejercicio es fundamental la conjugación del conocimiento investigativo, la empresa privada y los sistemas sociales.

Dicha estrategia se implementa por medio de expediciones científicas a partir de las cuales pueda elaborarse un diagnóstico ecológico y social de los territorios; de la recopilación y análisis de datos de la diversidad biológica y sus contribuciones al bienestar humano, evaluando la capacidad de adaptación de los socio-ecosistemas a cambios profundos sin que se alteren sustancialmente su forma y funciones; con vinculación de las comunidades aledañas a las zonas de influencia de esta iniciativa; con transferencia de conocimientos y apoyo a proyectos de investigación y bioeconomía; y con comunicación estratégica y oportuna del proceso y los resultados obtenidos.

Así será posible entender las dinámicas de los territorios y dimensionarlos en sus complejidades, fortalezas y amenazas, con el fin de planear y gestionar de forma adecuada el capital natural para la conservación y el desarrollo sostenible en dichos departamentos.




Zorro (Cerdocyon thous)





Ocelote (Leopardus pardalis)





Saíno (Pecari tajacu)





Venado (Odocoileus cariacou)





Caracara cheriway


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Expediciones BIO presenta el documental ‘El país de las Aves’

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 07 de septiembre de 2021

Expediciones BIO presenta el documental ‘El país de las Aves’






  • •  La producción hace parte de las ‘Expediciones BIO Alas, cantos y colores’, con las cuales se incorporarán datos históricos y modernos sobre las aves en el territorio nacional, con el fin de identificar cambios en su diversidad, genética poblacional y estado de conservación en los últimos 110 años.
  • •  El documental destaca el trabajo de expedicionarios colombianos que durante los últimos meses han hecho ciencia de la mano con aliados internacionales en ambientes sociales diversos, con equidad de género e información construida junto con las comunidades locales.
  • •  Según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia - SIB actualmente el país cuenta con más de 1999 especies de aves, de las cuales 82 son endémicas o únicas y 158 hacen presencia en su ruta migratoria, posicionando al país como el más diverso en aves del mundo.


“El país de las aves” es una producción realizada en el marco de la ‘Expedición BIO, Alas, Cantos y Colores’, dirigida por Federico Pardo de Trópico Media, con el apoyo del Instituto Humboldt, Instituto de Ciencias Naturales de las Universidad Nacional de Colombia, Universidad de los Andes, el Programa de Ciencias de la Conservación del Laboratorio de Ornitología de Cornell y el Departamento de Ornitología del Museo Americano de Historia Natural.

El documental destaca el trabajo de los expedicionarios colombianos que durante los últimos meses han hecho ciencia, integrando datos históricos y modernos de la avifauna de cinco regiones de Colombia que hicieron parte de las expediciones realizadas hace más de un siglo por ornitólogos del Museo Americano de Historia Natural, entre ellas Fusagasugá (Cundinamarca), Honda (Tolima), San Agustín (Huila), Morelia (Caquetá), y Barbacoas (Nariño). Ver trailer: https://www.facebook.com/MincienciasCo/videos/377552690532437.

“El país de las Aves» y las expediciones BIO no tienen precedente y su aporte es invaluable. Con esta expedición estamos aportando a la generación y apropiación del conocimiento en Colombia, haciendo énfasis en la importancia de la historia para los muestreos de la biodiversidad y el trabajo con las comunidades para generar sentido de pertenencia y proporcionar alternativas económicas en las zonas rurales a través del avisturismo”, indicó el ministro Tito José Crissien.

Como resultado de las expediciones se generará importante información sobre el impacto de las actividades humanas sobre las comunidades de aves en los últimos 110 años, la cual será de gran ayuda para pronosticar y prevenir futuros impactos sobre nuestra biodiversidad.

De acuerdo con el director general del Instituto Humboldt, Hernando García, “con Alas, Cantos y Colores estamos escribiendo una nueva historia de las expediciones de aves en el país; una que debe ser conocida y vivida por todos los colombianos”, concluyó.

El documental hace parte de la Serie Colombia BIO, producciones que presentan los resultados de Expediciones Científicas BIO relevantes para el conocimiento de la biodiversidad del país.

Consulte la serie en este enlace: https://www.rtvcplay.co/series-documentales/colombia-bio
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Describen por primera vez los cantos y comportamientos del cacique montano norteño en Colombia

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 30 de agosto de 2021

Describen por primera vez los cantos y comportamientos del cacique montano norteño en Colombia




El cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus) solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. Foto: autores del artículo.


  • •  Seis científicos estudiaron detalladamente las vocalizaciones y conductas del Cacicus chrysonotus leucoramphus en cuatro localidades de Nariño.
  • •  Los expertos determinaron que hay una fuerte asociación entre los sonidos y comportamientos de esta ave única del norte de Sudamérica.
  • •  Los resultados del estudio fueron publicados en Biota Colombiana, revista científica del Instituto Humboldt.


Un ave con un plumaje negro como el ébano y algunas plumas pintadas de amarillo encendido se camufla en los árboles de los bosques del norte de la cordillera de los Andes. Solo el color azul del iris de sus ojos resalta entre la tupida vegetación.

Se trata del cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus), una especie que en el mundo solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, ubicados entre los 2000 y 3600 metros sobre el nivel del mar.

Los machos adultos presentan un mayor tamaño que el de las hembras y tienen el iris azul, mientras que el de los juveniles es marrón oscuro. Su período reproductivo abarca desde febrero hasta julio.

Es una de las más de 1900 especies de aves que hacen presencia en Colombia, con varios registros en el departamento de Nariño, donde anida en colonias pequeñas de tres a seis nidos en cada árbol. Los pocos estudios que hay sobre este cacique indican que produce al menos tres tipos de llamados, con repeticiones de notas y varios armónicos.

Sin embargo, actualmente existen vacíos respecto al comportamiento social y vocal de esta especie, un panorama que llevó a seis científicos a dar marcha a una investigación sobre sus cantos y vocalizaciones en el sur del país.

“En las aves, el medio acústico representa el método de comunicación más utilizado dentro del contexto social. Las vocalizaciones presentan estructuras acústicas variadas y funciones específicas como alerta grupal, competencia por territorios y cortejo”, afirman los expertos en un artículo publicado en la revista Biota Colombiana.

La laguna de La Cocha, un lago tropical de alta montaña que hace parte del humedal de importancia internacional Ramsar y que está asociado a ecosistemas de bosque montano, fue el lugar seleccionado para analizar los sonidos de esta especie.

Los muestreos, realizados entre septiembre y diciembre de 2018, abarcaron las localidades de El Motilón, El Romerillo, Santa Rosa y Santa Teresita, sitios ubicados entre los 2800 y 3200 metros sobre el nivel del mar.

“En cuatro colonias de anidación logramos monitorear 11 machos adultos. Cada una fue monitoreada durante jornadas de 12 horas, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, para un muestreo total de 144 horas”, cita el artículo en Biota Colombiana.

Los científicos realizaron grabaciones acústicas y registros conductuales de las aves empleando dos grabadoras portátiles con micrófonos condensadores unidireccionales. En total obtuvieron 221 vocalizaciones de los 11 machos adultos.

Este artículo, titulado “Vocalizaciones asociadas al comportamiento colonial de Cacicus chrysonotus leucoramphus en Colombia”, fue elaborado por los investigadores David Alejandro Guaitarilla, Juan Pablo Ortiz-Pérez, Jhon Jairo Calderón-Leytón, Carlos Mauricio Trujillo-Torres y Ronald A. Fernández-Gómez, de la Universidad de Nariño; junto con Miguel A. Gómez-Martínez, de la Universidad Veracruzana.

Comportamientos en el hábitat


Por primera vez, seis científicos analizaron los cantos y vocalizaciones del cacique montano norteño en zonas del sur de Colombia. Foto: autores del artículo.


Antes de grabar los sonidos de los caciques machos, los expertos analizaron detalladamente sus comportamientos, logrando evidenciar que la construcción de los nidos, alimentación y cuidado de las crías son tareas exclusivas de las hembras.

“Los machos se mantienen vigilando el área de nidificación, utilizando principalmente los sitios de preferencia como perchas cercanas a los nidos, las cuales son disputadas constantemente por todos los machos de la colonia”, afirman los autores del artículo.

El cacique montano norteño presenta cuatro conductas, así: vigilancia, alerta, defensa territorial y cortejo. Las primeras tres se registraron en las cuatro colonias evaluadas, mientras que el evento de cortejo fue único de la colonia en Santa Teresita.

“Durante la vigilancia, los machos permanecieron en posición vertical con las alas ligeramente hacia adelante, descubriendo el plumaje amarillo de su dorso mientras observaban a su alrededor. Esta conducta fue registrada sobre los nidos, en eventos de construcción o alimentación de las crías”, mencionan los autores.

Cada vez que evidencian la presencia de intrusos, como perros o seres humanos, o depredadores, los caciques se mantienen en alerta. Según el artículo, “esta conducta estuvo acompañada de vocalizaciones realizadas repetidamente tanto por el macho centinela como por los demás miembros del grupo”.

Los machos interactuaron para ocupar los lugares de preferencia en el árbol donde se ubica la colonia, un comportamiento denominado defensa territorial. Entre las características de esta conducta están enervar las plumas del dorso y cabeza, además realizar aleteos visibles para amenazar al macho rival.

“Registramos un evento de enfrentamiento entre los individuos de la misma colonia en la localidad El Romerillo. No evidenciamos defensa territorial ante la presencia de la (Turdus fuscater) o la pava andina (Penelope montagnii), especies con las cuales el cacique comparte sitios de forrajeo”.

El único cortejo avistado se presentó en una zona alejada de los nidos. El macho adoptó una posición inclinada hacia adelante, moviendo su plumaje, realizando leves aleteos y dando pequeños saltos acompañados de vocalizaciones para acercarse a la hembra, que respondió adoptando una posición solicitante.

Cantos en su hábitat


Cacicus chrysonotus leucoramphus es un ave con un plumaje negro y algunas plumas pintadas de amarillo encendido. Foto: autores del artículo.


El cacique montano norteño cuenta con cantos variables, formados principalmente por notas fuertes y repetitivas, también con varios armónicos. Los científicos identificaron siete tipos de vocalizaciones o cantos diferentes en Nariño.

Según el estudio, esta ave presenta un número variable de notas vocalizadas ininterrumpidamente (desde 4 hasta más de 15), e incluso imitan algunos ruidos del ambiente y otros animales.

“Emiten trinos estructuralmente complejos, con notas de rápida modulación de frecuencia, una duración entre los 0,5 y 5 segundos y, ocasionalmente, con la presencia de chasquidos al final de la vocalización”.

Uno de los principales hallazgos del estudio es que hay una fuerte asociación entre las vocalizaciones y los comportamientos de estas aves. Por ejemplo, los sonidos con valores más altos de ancho de banda y modulación de frecuencia resultaron asociados a la defensa territorial, mientras que las vocalizaciones con valores bajos se asociaron a conductas de vigilancia y alerta.

Además, los resultados del estudio indican similitudes en el comportamiento vocal y social con respecto a estudios en otras especies como el cacique lomiamarillo (Cacicus cela) y el cacique lomirojo (C. haemorrhous). “Este cacique utiliza vocalizaciones específicas en un determinado contexto conductual, pudiendo algunas de ellas ser reutilizadas en varios comportamientos”.

Los expertos concluyen que los sonidos emitidos por esta especie están asociados a alguna conducta específica. “Esto soporta la idea de que una señal puede ser utilizada en más de un contexto conductual, posiblemente para reducir el costo energético de producción y optimizar su sistema de comunicación”.


En los monitoreos, los científicos evidenciaron que la construcción de los nidos, alimentación y cuidado de las crías son tareas exclusivas de las hembras. Foto: autores del artículo.


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Nuevos datos sobre la tortuga sabanera o galápago llanero, un reptil único de la Orinoquia colombo-venezolana

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 18 de agosto de 2021

Nuevos datos sobre la tortuga sabanera o galápago llanero, un reptil único de la Orinoquia colombo-venezolana




Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Dagua, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt




Una tortuga pequeña, con un caparazón liso y aplanado de color café, un hocico puntiagudo, una cola corta y algunas manchas amarillas en su cabeza, permanece oculta en algunos cuerpos de agua de la cuenca del río Orinoco, un vasto ecosistema ubicado en la extensa Orinoquia colombo-venezolana y decorado por extensas sabanas y morichales.

La ciencia la nombró en 1935 como Podocnemis vogli, pero es más conocida como tortuga sabanera, galápago llanero, galapaguita o gurruña. Alcanza tamaños cercanos a los 30 centímetros y un peso de más de cuatro kilogramos, y todo indica que es un reptil omnívoro con preferencia por las plantas y semillas, aunque también come insectos, pequeños invertebrados, peces y carroña.

Es un animal único o endémico de Colombia y Venezuela. Según Carlos A. Lasso, investigador del programa de ciencias de la biodiversidad del Instituto Humboldt, en el territorio nacional ha sido reportada en un área de 304 kilómetros cuadrados, que abarca varias subcuencas del Orinoco como las de los ríos Arauca, Casanare, Guaviare, Meta, Tomo, Bita, Inírida y Vichada.

“En Colombia, las hembras anidan entre octubre y enero, en la sabana y durante el atardecer y la noche. Allí primero expulsan un líquido por la cloaca con el que humedecen el terreno, y luego cavan con las patas traseras, ponen los huevos, los tapan y sellan la entrada con la presión de su peso. Realizan tres posturas, donde alcanzan a poner 42 huevos que tardan más de tres meses en eclosionar”.

Según el libro “Biología y conservación de las tortugas continentales de Colombia” del Instituto Humboldt, en el país el galápago llanero está clasificado como una especie de menor preocupación debido a su aparente abundancia. Pero Lasso y otros investigadores han evidenciado que su población está disminuyendo en algunos lugares debido a la caza.


La ciencia la nombró en 1935 como Podocnemis vogli, pero es más conocida como tortuga sabanera, galápago llanero, galapaguita o gurruña. Cría, Reserva Natural Bojonawi, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt.


“Los habitantes de la Orinoquia la cazan durante dos épocas del año: en sus meses reproductivos y en la Semana Santa debido a la prohibición del consumo de carne roja. La disminución de las tortugas charapa (Podocnemis expansa) y terecay (Podocnemis unifilis) ha generado que se capturen más galápagos llaneros, mientras que los juveniles son capturados ocasionalmente para su venta como mascotas en el mercado”.

Aunque la tortuga sabanera es endémica de la Orinoquia colombo-venezolana, en el territorio nacional hay varios vacíos sobre su información, como observaciones puntuales de su alimentación, comportamiento, estructura de las poblaciones e historia natural.

“Recientemente se han realizado estudios sobre poblaciones colombianas relacionadas con crías en cautiverio, taxonomía y biometría. Sin embargo, en las últimas décadas no se han adelantado investigaciones centradas en el uso del hábitat o la demografía de esta especie, tampoco sobre genética, un tema de gran interés, apunta Lasso.

Sabaneras en una reserva

Con el objetivo de llenar los vacíos respecto el uso del hábitat y poblaciones de esta especie, cinco científicos se adentraron en lo más profundo de la Reserva Natural Privada de Bojonawi (BPNR), ubicada en el departamento de Vichada, entre el enero y abril de 2017, justo en la temporada reproductiva de la sabanera.

Ana M. Sepúlveda Seguro, Vivian P. Páez y Marley T. Gómez Rincón, del Grupo Herpetológico y la Universidad de Antioquia, y Mónica A. Morales Betancourt y Carlos A. Lasso del Instituto Humboldt, fueron los encargados de liderar el estudio, que también contó con el apoyo financiero y logístico de la Fundación Omacha.

“Bojonawi está dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Natural Tuparro y la Reserva de la Biosfera de la Unesco. Es una reserva ubicada a 15 kilómetros al suroeste de de Puerto Carreño que está relativamente bien conservada y protegida, lo que nos permitió documentar aspectos sobre la población de la tortuga sabanera”, mencionó Lasso.

Los investigadores seleccionaron tres macrohábitats acuáticos de la reserva para estudiar a las sabaneras: el cauce principal del río Orinoco, la laguna El Pañuelo y el caño El Tesoro, ecosistemas separados por aproximadamente 1,5 kilómetros.

“Cada uno de estos lugares cuentan con diferentes características fisicoquímicas, niveles de sedimentación, nutrientes, flujo de corriente, transparencia del agua y profundidad, aspectos esenciales para estudiar mejor el uso del hábitat de las tortugas”, precisó el investigador del Humboldt.

Para analizar a las tortugas, los expertos utilizaron métodos como trampas de embudo, redes de trasmallo y captura manual.

“Hicimos tres muestreos en los macrohábitats seleccionados. En cada uno instalamos 15 trampas de embudo en lugares poco profundos cerca de los sitios donde las tortugas toman el sol, las cuales fueron cebadas con pescado, carne, maíz, plátano y racimos de hojas de chigo”, cita el estudio publicado en la revista Latinoamericana de Herpetología.

Algunas tortugas detectadas visualmente entre las nueve de la mañana y las 11 de la noche, fueron capturadas de forma manual. “En la laguna El Pañuelo, esta captura se realizó en agua poco profunda desde un pequeño bote y en el canal El Tesoro cuando algunas personas practicaban snorkel o buceo. Por medio de redes de trasmallo fueron capturadas varias tortugas en la laguna”.


Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Caño Cristales, Meta. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


Más de un centenar

En Bojonawi fueron capturadas 149 tortugas sabaneras: tres jóvenes, tres varones subadultos, 34 hembras subadultas, 67 machos adultos y 42 hembras adultas. De este total, solo 11 fueron recapturadas.

81 tortugas fueron capturadas por medio de trampas de embudo, su mayoría en la laguna El Pañuelo. “No encontramos diferencias en las distribuciones de tamaño de las tortugas con estas trampas en los tres macrohábitats”, revela el estudio.

La captura manual arrojó 28 tortugas y 40 con la red de trasmallo en la laguna de El Pañuelo. Según los científicos, las proporciones de sexos difirieron entre los macrohábitats: abundancia de machos en el río Orinoco y de hembras en la laguna.

Lasso apunta que por primera vez se corroboró un marcado dimorfismo sexual en esta especie: las hembras capturadas fueron más pesadas, grandes y anchas que los machos, con un tamaño máximo de 30 centímetros y un peso corporal de tres kilogramos.

El libro de las tortugas continentales del Humboldt aseguraba que el dimorfismo sexual de esta especie era poco aparente, aparte de una mancha amarilla en el hocico de los machos. “En nuestro estudio el tamaño de las hembras fue mucho mayor: 30 centímetros frente a los 27 de los machos”.

Nueve hembras de 22 centímetros tenían huevos en diferentes etapas de calcificación. En cuanto a los recorridos de la especie, los expertos identificaron una distancia lineal media de 380 metros, siendo los machos los que se movieron más, hasta dos veces más que las hembras.

Todas las tortugas identificadas fueron marcadas, pesadas, medidas, sexadas y fotografiadas antes de su liberación en los hábitats naturales. El sexaje se determinó analizando la forma de la placa ósea anal, con una forma de "V" típica en las hembras y una "U" en los machos, quienes además cuentan manchas amarillas en la cabeza.

“Para este estudio inspeccionamos la reproducción de las hembras por medio de la ecografía de Bondway, que con una sonda examina la región inguinal para detectar la presencia de huevos en desarrollo”, dice el artículo de la revista Latinoamericana de Herpetología.


Todas las tortugas identificadas fueron marcadas, pesadas, medidas, sexadas y fotografiadas antes de su liberación en los hábitats naturales. Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Tomo, PNN El Tuparro, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


¿Qué dicen los resultados?

Para Lasso, Morales, Sepúlveda, Páez y Gómez, este estudio durante la temporada reproductiva de 2017 en la reserva no mostró una marcada segregación en términos de uso del macrohábitat para la tortuga sabanera.

“Otros estudios informan que esta especie tiene preferencia por lagunas y canales poco profundos, algo que no evidenciamos en este estudio. Esta discrepancia puede estar relacionada con causas como la época del año del trabajo de campo, los métodos de captura y el muestrear diferentes hábitats”.

Por ejemplo, por primera vez fue reportada una relativa abundancia de la especie en un cuerpo de agua grande como el río Orinoco, un hallazgo pionero en el estudio de esta tortuga en Colombia y Venezuela.

“Los estudios basados en otros métodos de muestreo no detectaron a esta tortuga en hábitats de aguas corrientes, lo que podría dar una impresión errónea de que evita grandes ríos. Esto se debe a que las otras investigaciones se realizaron en sitios como los llanos de piedemonte o llanuras inundadas estacionalmente, mientras que nuestro estudio fue en la planicie aluvial del río Orinoco.

Según Lasso, este estudio también es pionero en mostrar que en algunos lugares las tortugas sabaneras pueden estar presentes en cantidades sustanciales y grandes hábitats ribereños. “La especie es abundante dentro de la reserva y parece ser generalista de hábitats, incluyendo el uso de grandes ríos”.

Sin embargo, el investigador del Humboldt aclara que el bajo número de recapturas alcanzadas durante el reciente estudio, impidió la estimación de las densidades reales en cada macrohábitat.

Respecto a la preferencia de los machos por ecosistemas como el río Orinoco y de las hembras por la laguna, los expertos consideran que puede estar relacionada por los sitios ideales para la anidación de este último lugar.

“Las trampas de embudo capturaron con éxito tortugas de gran tamaño pero pocos juveniles. La red de trasmallo fue más eficiente, ya que solo en la laguna, durante seis horas de muestreo, capturamos aproximadamente 50 por ciento del número total de individuos muestreados, su mayoría juveniles y pocos adultos”.

Aunque la ciencia ha demostrado que esta tortuga está principalmente activa durante el día, el reciente estudio mostró por primera vez un forrajeo nocturno de la especie, hallazgo evidenciado por medio del método de captura manual.

Los cinco científicos concluyen que se necesita un monitoreo más extenso e intensivo para documentar las tasas específicas de supervivencia de las diferentes clases, detectabilidad y dinámica de la población.

“Un conocimiento básico de las características del ciclo de vida y la población es esencial para predecir cómo los cambios en la población debido a impactos naturales o humanos pueden afectar su distribución, uso del hábitat y permanencia”.


Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Bita, sitio Ramsar, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


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¿Cómo crear un negocio basado en la naturaleza en Colombia?

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 2 de agosto de 2021

¿Cómo crear un negocio basado en la naturaleza en Colombia?








El Real Jardín Botánico de Kew y el Instituto Humboldt lanzan hoy, en el marco del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia”, una guía donde encontrará una referencia sobre la información y requisitos necesarios para acceder, aprovechar, transformar y comercializar ingredientes naturales en Colombia, con el fin de proteger nuestros recursos naturales y fomentar su uso sostenible.

La “Guía práctica para potencializar el uso sostenible de los ingredientes naturales en Colombia” tiene como objetivo incentivar que más organizaciones y personas empiecen a pensar en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad como un aspecto prioritario para su desarrollo y el bienestar de los colombianos. Colombia, siendo el segundo país más biodiverso del mundo, tiene un potencial enorme para convertirse en líder de negocios basados en la naturaleza.

Los negocios verdes enfocados a las plantas y hongos útiles de Colombia, además de ser rentables, protegen nuestra biodiversidad y sus contribuciones, generan ingresos complementarios y alternativas de vida a las comunidades locales, resuelven problemáticas sociales y en últimas, constituyen una ventaja comparativa frente a otros países del mundo.

“Para poner en marcha estos negocios verdes se deben comprender los requisitos y trámites legales necesarios para acceder a los beneficios comerciales de la diversidad de plantas y hongos nativos colombianos”. aseguró Mabel Tatiana Rojas, autora de la guía, gerente en Colombia del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia”.

Para Mauricio Diazgranados, líder del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia” “ la guía es una herramienta sencilla y disponible para todos los usuarios de las cadenas de valor de ingredientes. Dentro de este proceso ha sido fundamental la articulación y discusión del contenido de la presente guía con actores estratégicos del sector privado y público, en el marco de la Mesa Nacional de Ingredientes, el cual es un Proyecto de Interés Nacional Estratégico de Presidencia. Recientemente, el Gobierno Nacional firmó el decreto 690, que regula el manejo sostenible de la flora silvestre y de los productos forestales no maderables, y normatiza la comercialización nacional e internacional de ingredientes naturales provenientes de nuestra biodiversidad. Nunca antes esta guía habría sido tan oportuna para el país.”

Es la primera vez que en Colombia se presenta una guía centralizadora de procesos y requisitos desde una mirada de cadenas de valor. Con esta publicación se busca que, siendo proveedor de materias primas, productor, transformador, comercializador o exportador, los requisitos y procesos legales en Colombia sean presentados de manera fácil y articulada para dinamizar el aprovechamiento y uso comercial sostenible de nuestra biodiversidad.

Asimismo, esta guía le mostrará aquellos casos de éxito de empresas que han trabajado con la biodiversidad de Colombia y que han impactado a la comunidad de manera positiva.

En Colombia, el proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia” es financiado por el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido (BEIS por sus siglas en inglés), a través del Fondo Newton-Caldas y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), e implementado por el British Council, con contrapartidas del Real Jardín Botánico de Kew y del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

Para acceder a la guía aquí >https://redin-colombia.org/guide/

Evento de lanzamiento > 3 de agosto / 11 a.m. a 12m. (hora Colombia)

Para acceder al evento de lanzamiento virtual, haga clic en el siguiente enlace >https://www.facebook.com/instituto.humboldt


Nota a los editores

Acerca del proyecto

El Plantas y Hongos Útiles de Colombia (UPFC), liderado por el Real Jardín Botánico de Kew en colaboración con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, tiene como objetivo mejorar la contribución de la naturaleza a las personas en Colombia mediante:

  • •  El aumento, la consolidación y la accesibilidad del conocimiento de sus plantas y hongos útiles para el beneficio de las comunidades locales y la sociedad.
    • •  La promoción de un mercado para las especies nativas útiles y sus productos de alto valor, para motivar el uso sostenible de la biodiversidad, a la vez que se protegen los recursos naturales.


    Para más información, por favor visite www.in-colombia.org

    Acerca del Real Jardín Botánico de Kew

    Royal Botanic Gardens, Kew o RBG Kew es una organización científica de fama mundial, respetada internacionalmente por sus excepcionales colecciones botánicas, así como por su experiencia científica en diversidad de plantas y hongos, conservación y desarrollo sostenible en el Reino Unido y en todo el mundo. El Real Jardín Botánico de Kew es conocido a nivel internacional y es una de las principales atracciones turísticas de Londres. Las 132 hectáreas de jardines paisajistas de Kew, junto con las 300 hectáreas de Wakehurst, el jardín botánico silvestre de Kew, atraen más de 2.5 millones de visitantes cada año. El Real Jardín Botánico de Kew fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2003 y celebró su 260 aniversario en 2019. Wakehurst alberga el Banco de Semillas del Milenio (Millennium Seed Bank en inglés), que es el banco más grande de semillas de plantas silvestres del mundo. El Centro de Conservación de Kew en Madagascar es el tercer centro de investigación de Kew y su única oficina en el extranjero. RBG Kew recibe aproximadamente un tercio de su financiación del gobierno, a través del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) y los Consejos nacionales de Investigación. La financiación adicional necesaria para apoyar el trabajo vital de Kew proviene de donantes, membresía y actividades comerciales, incluida la venta de entradas.

    Acerca del Instituto Humboldt

    El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt es una corporación civil sin ánimo de lucro vinculada al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente). El Instituto fue creado en 1993 para ser el brazo investigativo en biodiversidad del Sistema Ambiental (Sina). En el marco del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ratificado por Colombia en 1994, el Instituto Humboldt genera el conocimiento necesario para evaluar el estado de la biodiversidad en Colombia y para tomar decisiones sostenibles sobre la misma.

    Como parte de sus funciones, el Instituto se encarga de realizar, en el territorio continental de la Nación, la investigación científica sobre biodiversidad, incluyendo los recursos hidrobiológicos y genéticos. Así mismo, coordina el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SIB Colombia) y la conformación del inventario nacional de la biodiversidad.

    Esta misión es clave porque la biodiversidad brinda servicios esenciales para la salud y el desarrollo, no sólo por las especies particulares con atributos alimenticios y medicinales, sino también por los ecosistemas que, si mantienen su integridad, regulan el clima, el agua y frenan la difusión de enfermedades infecciosas.

    Acerca del Fondo Newton Caldas

    El Fondo Newton Caldas establece alianzas en ciencia e innovación entre el Reino Unido y Colombia para apoyar su desarrollo económico, bienestar social, abordar retos globales y desarrollar talento y capacidad. El Fondo Newton Caldas es administrado por el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido (BEIS, por sus siglas en inglés) y ejecutado por socios del Reino Unido y Colombia. Para más información visite: www.newton-gcrf.org

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    ¿Cómo restaurar los páramos afectados por el pino pátula?

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 27 de julio de 2021

    ¿Cómo restaurar los páramos afectados por el pino pátula?




    Las plantaciones forestales de especies exóticas como el pino Pinus patula, pueden generar limitaciones en la regeneración natural de la vegetación nativa de los páramos. Foto: Mauricio Aguilar.




    Los páramos colombianos, reservorios hídricos que abarcan más de 2.9 millones de hectáreas y están distribuidos en 36 complejos, no se han salvado de la llegada de plantaciones forestales exóticas que han deteriorado sus recursos naturales.

    Por ejemplo, en el páramo de Guacheneque, ubicado en el municipio de Villapinzón y donde nace cristalino el río Bogotá, fueron sembrados varios pinos en la década de los 90, árboles foráneos que no hacen parte de los ecosistemas de alta montaña del país y causaron una pérdida de vegetación nativa como los frailejones.

    Estas especies exóticas generan transformaciones en los páramos andinos como: pérdida de la biodiversidad, acidificación de los suelos, alteración del régimen hídrico, disminución de oferta de hábitat para la fauna y una reducción de germinación, establecimiento y crecimiento de las plantas nativas.

    Sin embargo, aún se desconoce la respuesta de los sitios paramunos después del aprovechamiento forestal de las especies exóticas. Este efecto ha sido estudiado en sabanas, bosques, ecosistemas costeros y piedemontes, donde se reportan procesos erosivos, inundaciones, alto riesgo de mortalidad sobre la vegetación e incendios.

    Este panorama llevó a Edinson Sesquilé Escobar y Mauricio Aguilar Garavito (Instituto Humboldt) y Sebastián Ruiz Santacruz (Universidad de Nariño), a estudiar con mayor detalle cómo se puede realizar una restauración ecológica en las zonas paramunas afectadas por las plantaciones de pino pátula (Pinus patula).

    Los investigadores realizaron experimentos dentro del Parque Natural Regional Páramo de Rabanal, área protegida del departamento de Boyacá que figura entre las más afectadas por la plantación de este pino. Por ejemplo, en el predio Peña de la Virgen, se aprovecharon estos árboles de la manera tradicional por más de 27 años.


    Eliminar los residuos post aprovechamiento forestal del pino pátula de los páramos incrementa la riqueza relativa de las especies nativas, ya que esta acción libera espacio sobre el suelo, proporcionando áreas donde las plantas nativas pueden llegar, germinar y establecerse. Foto: Mauricio Aguilar




    Dos áreas específicas dentro del páramo Rabanal, con cinco años y 10 años de post-tala de esta especie de pino, fueron los lugares seleccionados para realizar diversos ensayos como ver el los efectos en la eliminación de los residuos del aprovechamiento forestal del pino y la remoción de la vegetación preexistente.

    “También analizamos cómo sería el panorama después del aprovechamiento forestal en cinco y 10 años; la aplicación de una enmienda orgánica al suelo; plantación del ciro, un arbusto nativo (Baccharis bogotensis); y los impactos sobre la riqueza de especies y la cobertura del estrato herbáceo en estas áreas de Rabanal”, cita el estudio publicado en la más reciente edición de la revista Biodiversidad en la práctica.

    Esta investigación fue realizada en el marco del Proyecto “Páramos: Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte”, que fue financiado por la Unión Europea y ejecutado por el Instituto Humboldt.

    Experimentos

    La primera área del páramo estudiada abarcó 2044 metros cuadrados y tenía plantaciones de pino con un tiempo de aprovechamiento de cinco años. La segunda fue de 656 metros cuadrados y árboles de esta especie aprovechados hace 10 años.

    Los investigadores hicieron experimentos en un diseño factorial con bloques de parcelas en la primera zona, con los siguientes tratamientos: no aplicar ningún tratamiento, eliminar los residuos post-aprovechamiento forestal del pino (troncos, cortezas, ramas, palos, aserrín y acículas), la aplicación de enmienda orgánica al suelo y remover la vegetación preexistente.

    En la segunda, los científicos experimentaron en zonas con plantaciones de pino y ciro Baccharis bogotensis, donde se realizaron tratamientos como eliminar o no los residuos del aprovechamiento.

    “Hicimos un tercer experimento con el establecimiento de un nuevo set de bloques de parcelas establecidas en un área con 5 y 10 años post aprovechamiento forestal, dónde se utilizaron los mismos tratamientos que en las otras áreas”, cita el artículo de la revista del Instituto Humboldt .

    En estas zonas, los expertos midieron índices como riqueza, abundancia y cobertura relativa de la vegetación herbácea y arbustiva, y establecieron 120 subparcelas para realizar la evaluación y seguimiento de las áreas experimentales.

    El monitoreo a la vegetación en los tres experimentos dentro del páramo de Rabanal fue realizado en dos etapas: la primera entre octubre y noviembre de 2017, a 10 meses de los tratamientos, y la segunda en agosto de 2019, a los 30 meses.


    Aunque eliminar los residuos de pino y remover la vegetación preexistente puede favorecer la riqueza de especies propias de páramo, esta acción conjunta no mejora el porcentaje de cobertura porque genera pérdida de vegetación. Foto: Mauricio Aguilar.


    Resultados

    Los investigadores evidenciaron que eliminar los residuos del aprovechamiento forestal del pino, no remover la vegetación preexistente y aplicar una enmienda orgánica al suelo, es un tratamiento adecuado para mejorar la riqueza relativa de especies en áreas con cinco años de post aprovechamiento forestal.

    “Sin embargo, el solo hecho de eliminar los residuos del pino y no realizar ninguna otra acción, es un tratamiento básico que repercute en el incremento de la riqueza de especies”, revela el estudio.

    Aunque evidenciaron una mayor cobertura de la vegetación en parcelas con el residuo del pino, los patrones de vegetación no son los mismos porque la cobertura es dominada por muy pocas especies herbáceas generalistas como Phytolacca bogotensis, y otras que no son necesariamente especies de páramo o nativas.

    Por otra parte, las parcelas donde se eliminaron los residuos post aprovechamiento del pino están asociadas a especies propias del páramo, como Carex bonplandii, Espeletia argentea, Espeletiopsis rabanalensis (fraylejón endémico del páramo de Rabanal), Paspalum bonplandianum, Agrostis scrabifolia, Paepalanthus columbiensis, Arcytopllylum nitidum, entre otras.

    “Hay un efecto positivo en eliminar los residuos del pino, aplicar enmienda orgánica y la combinación entre ambas acciones. Por lo tanto, estas acciones contribuyen al aumento de la cobertura de herbáceas, frailejones y arbustos nativos del páramo luego de cinco años de aprovechamiento forestal”, revelan los investigadores.

    En los sitios con 10 años post aprovechamiento del pino, eliminar el residuo es clave para mejorar la riqueza relativa luego de 30 meses con una cobertura dominante de especies herbáceas, frailejones y rosetas de páramo.


    Paepalanthus columbiensis, Foto: Mauricio Aguilar.


    La gran conclusión del estudio es que eliminar o retirar los residuos del pino pátula de los páramos incrementa la riqueza relativa de las especies nativas. Esta acción libera espacio sobre el suelo, lo que proporciona una mayor área efectiva para que puedan llegar, germinar y establecerse los propágulos que se están dispersando. Además es una acción muy económica y que permite recuperar cierta parte del material vegetal que se deja en campo como residuo.

    “Esta actividad de restauración puede ejercer efecto sobre la riqueza y la cobertura incluso 10 años después del aprovechamiento forestal. Corroboramos que las parcelas sin eliminación del residuo de pino tienen la menor riqueza de especies”.

    Por otra parte, aunque eliminar los residuos de pino y remover la vegetación preexistente puede favorecer la riqueza de especies propias de páramo, esta acción conjunta no mejora el porcentaje de cobertura porque genera pérdida de vegetación.

    “Las acciones de remoción de la vegetación en páramo deben focalizarse sólo en remover las gramíneas exóticas y otras plantas potencialmente invasoras, así como los residuos del aprovechamiento forestal”.

    En los tratamientos donde se aplicó la enmienda orgánica al suelo, los investigadores evidenciaron una ligera mejora en cobertura y riqueza. “El Fertisol TM es un agregado que incentiva la formación radicular en las primeras etapas de crecimiento, aporta fosfatos, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y boro”.

    La plantación de ciros (B. bogotensis) no presentó un efecto estadísticamente significativo ni en la riqueza o cobertura relativa, y además se evidenció el 100 % de mortalidad de los individuos sembrados, concluyendo que las condiciones actuales de este páramo no son aptas para plantar esta especie.

    “Para las acciones de restauración que incluyan revegetación, se recomienda comprobar que las especies a plantar tengan los rangos ambientales del área experimental, sean del paisaje actual, cuenten con los atributos para superar las condiciones tensionantes y provengan de viveros ubicados de áreas cercanas y con condiciones de páramo”.

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    Grave deterioro de la biodiversidad nacional pone en riesgo la vida en Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 30 de junio de 2021

    Grave deterioro de la biodiversidad nacional pone en riesgo la vida en Colombia




    (Espadarana prosoblepon) Foto: Instituto Humboldt.


    A esta conclusión llegó un grupo de más de 100 expertos temáticos y sabedores de pueblos y comunidades indígenas, negras, afrodescendientes, palenqueros, raizales, campesinas y locales de todas las regiones de Colombia, quienes por cerca de 4 años dedicaron al menos 93 mil horas de trabajo voluntario, con el fin de reunir y analizar más de 1.500 fuentes de información científica secundaria, asociada a ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros, marinos e insulares, para elaborar la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos.

    Este documento reúne datos estratégicos sobre el estado y tendencias de la diversidad biológica ligada al bienestar de los colombianos, evidenciando trayectorias de cambio y futuros posibles del país y tendrá vigencia hasta el 2050.

    La Evaluación está compuesta por seis capítulos temáticos que repasan el Estado de la biodiversidad en Colombia; las Contribuciones de la naturaleza para la gente; la Diversidad biocultural: conocimientos y prácticas para el cuidado de la vida en territorios indígenas y comunidades locales; los Motores directos de transformación y pérdida de biodiversidad y de contribuciones de la naturaleza para la gente; las Políticas, las Instituciones y la Gobernanza; y los Escenarios futuros de biodiversidad y servicios ecosistémicos en Colombia.

    En este proceso científico el respaldo académico fue crucial. Dado el número de fuentes, tipos de estudios y formas de conocimiento revisados, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) -metodología bajo la cual se construyó la Evaluación Nacional- establece niveles de confianza asociados a cada uno de los hallazgos incluidos y a las afirmaciones principales obtenidas. Para el caso colombiano, los expertos basaron sus conclusiones principales en la cantidad de las pruebas (datos, teoría, modelos y opiniones expertas) y su nivel de concordancia.

    Cabe destacar que Colombia es el primer país en publicar su Evaluación Nacional de Biodiversidad tras un proceso que inició a la par con Camerún, Vietnam, Etiopía, Azeirbyán, Bosnia-Herzegovina, Granada y Camboya. De igual manera, es pionera al incluir un capítulo exclusivo para resaltar el conocimiento y perspectivas de los pueblos indígenas, afrodescendientes y las comunidades locales, que fueron involucrados en el proceso por medio de talleres participativos.


    Colombia es el primer país en publicar su Evaluación Nacional de Biodiversidad Foto: Instituto Humboldt.


    A continuación, se presentan algunos de los principales hallazgos, conclusiones y recomendaciones identificadas por el equipo de autores, con el fin de apoyar la formulación e implementación de políticas y la construcción de capacidades requeridas con la intención de fortalecer las instituciones y responder así al reto de proteger y conservar el patrimonio biocultural, garantizando la sostenibilidad ambiental territorial y la provisión de las contribuciones de la naturaleza para el bienestar de la sociedad:

    Numerosas especies de animales y plantas han desaparecido, otras están en estado crítico o son amenazadas por la degradación de los ecosistemas por actividades humanas legales e ilegales. A pesar de la gravedad de la situación, solo se ha evaluado la pérdida real de una fracción muy pequeña de algunos grupos de animales y plantas, sin que se tenga conocimiento preciso de las pérdidas en ecosistemas, genes y funciones, información requerida para implementar medidas de conservación. Las estrategias para estas tendencias, sugieren los expertos, deben enfocarse en continuar el monitoreo y ampliar el conocimiento del estado de amenaza, acudiendo a las competencias científicas y a las tradicionales de las comunidades que habitan las distintas regiones del país.

    Son relativamente pocas las investigaciones disponibles sobre la evaluación del estado actual de la diversidad biológica en el país. La mayor parte del esfuerzo realizado en términos de estudios de biodiversidad se ha concentrado en la exploración de nuevas especies, con muchas menos iniciativas o estudios con énfasis en cuantificar o cualificar las pérdidas. En su mayoría los casos documentados se encuentran en las evaluaciones de los libros rojos. Sobre los invertebrados terrestres, por ejemplo, se analizó sólo el 0.3% de las especies conocidas de mariposas, polillas, abejas, avispas, escarabajos y arácnidos. Para algunos grupos biológicos como hongos, no hay muchos registros, estudios o listas de especies que indiquen su grado de amenaza o pérdida de especies.

    Si bien en grupos como los vertebrados existe mayor representatividad en relación con las especies evaluadas, el trabajo realizado no cuenta con una periodicidad programada que permita hacer seguimiento al estado y cambios de esta biodiversidad. En el caso de las evaluaciones ambientales y de paisaje, estas se basan en su mayoría en estimaciones de pérdida de cobertura boscosa, sin analizar otros componentes de los ecosistemas. Los expertos sugieren considerar el conocimiento tradicional, frecuentemente no incluido en relación con la pérdida de la diversidad, pues son las comunidades quienes, por estar en el territorio mismo, pueden dar alertas e incluso tempranas sobre las especies y ecosistemas con cambios o que han desaparecido de su entorno.


    Caracara norteño (Caracara cheriway). Es una ave de tierras ganaderas, carroñera, oportunistas y a menudo recurre a la piratería.


    Hay disminución de la diversidad genética que afecta negativamente la habilidad de las especies para adaptarse a ambientes y ecosistemas. No obstante, se cuenta con información genética sobre pocas de las especies presentes en Colombia. La brecha entre el conocimiento de especies y el conocimiento de su diversidad genética es amplia. Se tiene información genética de solo 1% de especies de plantas, 4% de las especies de insectos, 8% de las especies de aves, 3% de las especies de peces, 12% de las especies de anfibios, 5% de las especies de reptiles y 5% de las especies de mamíferos. La ausencia de esta información impide evaluar la viabilidad de las poblaciones y limita el uso sostenible de los recursos genéticos.

    Entre 2002 a 2017 pasamos de 34 a 53 especies de peces de agua dulce con algún tipo de amenaza y de 28 a 56 de mar. Según los libros rojos, en Colombia se reconoce que el 90% de los recursos hidrobiológicos continentales está en el máximo nivel de aprovechamiento sostenible, y para algunas poblaciones incluso se ha sobrepasado. Sumado a lo anterior, se confirma una pérdida de ecosistemas y biodiversidad marina y dulceacuícola. Esta situación es evidente en la crisis biológica de las cuencas del Magdalena—Cauca, San Jorge y Sinú, que han reducido sus aportes pesqueros hasta en un 85%. De las 490 especies de peces de agua dulce de interés pesquero u ornamental reportadas para Colombia, 9,6% (47 especies) presentan algún grado de amenaza. Así que la sobrepesca, si bien es una de las razones para la disminución del tamaño de las poblaciones y los volúmenes de captura, no es el principal motor. Otros factores como la pérdida y degradación de hábitat, pueden representar los principales motores detrás de dichas disminuciones.

    La pérdida y degradación de hábitats (terrestres, dulceacuícolas y marinos) son los principales motores directos de transformación y disminución de biodiversidad en Colombia. Los motores de mayor incidencia en la transformación de distintos ecosistemas del país se encuentran vinculados al cambio en el uso del suelo por expansión de la frontera agrícola y ganadera, consolidación de enclaves productivos como el cultivo de palma de aceite o el desarrollo petrolero en el caso de los llanos orientales, proyectos de infraestructura, en especial vías, y la expansión urbana. En particular, la deforestación amenaza la contribución de la naturaleza relacionada con la regulación climática. Aún más, el cambio climático está acelerando cambios en la biodiversidad y la pérdida de las contribuciones de la naturaleza para la gente en todo el territorio nacional.

    La deforestación es el principal motor asociado a la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos en Colombia. La mayor tasa de deforestación actual se encuentra en la región de la Amazonia. Actualmente, la ganadería extensiva representa el principal uso de las tierras deforestadas, tanto en los bosques húmedos de la Amazonia, como en las sabanas de la Orinoquia y en los páramos. Se estima que se usan más de 34 millones de hectáreas (ha) para la ganadería (con una vocación ganadera del suelo de sólo 15 millones de ha), cinco millones de hectáreas para actividades agrícolas; y 568.000 ha para plantaciones forestales. Si la deforestación continúa en aumento, a 2030 Colombia podría perderse alrededor de 1,5 billones de pesos del Producto Interno Bruto (PIB) y entre 1.034 y 1.670 millones de pesos en ahorros genuinos; según estimaciones del BID, en 2014 se contaba con 58,8 millones de ha de bosque, mientras que a 2030 la cifra podría reducirse a 48,8 millones de ha.

    *Descargo de responsabilidad. La información presentada en el presente boletín hace parte de los resultados de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, proceso de carácter independiente adelantado por 105 expertos, y no supone la expresión de opinión alguna, sea cual fuere, por parte del Instituto Humboldt.

    Descargue aquí el boletín completo.

    Consulte el Resumen para tomadores de decisión de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de Colombia (versión texto plano)
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    Viveros comunitarios, aliados para restaurar los páramos de Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 16 de junio de 2021

    Viveros comunitarios, aliados para restaurar los páramos de Colombia




    Las bolsas deben llenarse antes de realizar el trasplante para asegurar que las plantas no duren mucho tiempo por fuera de la tierra. Foto: Ledy Trujillo




    Cuando los páramos son sometidos a procesos de degradación continuos es necesario intervenir para acelerar o iniciar el proceso de recuperación. Una de las estrategias para la restauración de los ecosistemas es la revegetalización mediante la siembra de plantas que permitan restablecer la funcionalidad y los servicios que presta el páramo como la regulación hídrica y el almacenamiento de carbono del suelo, entre otros. Este manejo de la vegetación requiere de la propagación de plantas nativas, a través de lo que se conoce como viveros.

    Los viveros son el lugar adecuado para propagar, multiplicar y lograr que las plantas que serán usadas en el proceso de siembra, se adapten y sobrevivan durante los primeros meses o años de crecimiento antes de ser llevadas al lugar en donde se plantarán definitivamente. Aunque pareciera que un vivero es fácil de mantener, estos deben ser creados pensando en las condiciones ambientales de su entorno y en las especies de plantas que requiere un proceso de restauración. Las plantas de alta montaña crecen muy lento debido a las bajas temperaturas, por lo que el tiempo transcurrido desde la germinación de las semillas hasta tener una plántula puede ser entre uno y cuatro años.

    La implementación de acciones de restauración ecológica contribuye a la disminución de los efectos ocasionados por disturbios en el páramo como la ganadería, la agricultura, las plantaciones forestales de pino y eucalipto, así como la colonización de especies invasoras y la minería.

    En las pasadas décadas se ha evidenciado la necesidad de desarrollar proyectos de restauración ecológica cada vez más integrales en donde se involucren viveros principalmente de plantas nativas de la alta montaña. Es por esto que el Instituto Humboldt por medio del Proyecto Páramos: Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte financiado por la Unión Europea presenta la publicación Viveros de páramo para la restauración ecológica.


    Plántula de Retrophyllum rospigliosii creciendo en un sustrato de cascarilla de arroz.
    Foto: Ledy Trujillo. Archivo: Bosques & Semillas.


    “Este libro es una construcción de conocimiento a través del intercambio de saberes entre investigadores y viveristas comunitarios, en el que se aborda el paso a paso a la hora de poner en marcha un vivero de alta montaña”, aseguró Patricia Velasco-Linares, directora de Bosques & Semillas y autora principal del libro.

    Además, es una herramienta de consulta para los habitantes de los páramos, estudiantes, profesionales e investigadores enfocados a la propagación de especies nativas, con el objeto de mejorar las practicas de reproducción de plantas de alta montaña necesarias para la restauración de este ecosistema.

    El Proyecto antes mencionado ha impulsado la labor de los viveristas comunitarios que, además de ser líderes locales en la protección de sus territorios y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos, son emprendedores que lideran viveros de alta montaña como alternativa económica. Aquí compartimos algunas de sus historias:

    Algunos rostros de la restauración ecológica de los páramos


    Mireya Pérez

    Vivero Guardianes de la Montaña, Batallón de Alta Montaña Nro. 2. Ejército Nacional, vereda Tobal, municipio El Espino, Boyacá.

    El interés de Mireya por el viverismo nace de la curiosidad de saber cómo germinar frailejones. Pronto se convirtió en una pasión y en un camino de formación constante. Los cursos de viverismo tomados en el Proyecto Páramos cambiaron su perspectiva en relación con las actividades que venía desarrollando en el vivero.
    Actualmente, quiere incursionar en los negocios verdes, estableciendo una red de viveros al interior del departamento de Boyacá enfocados en la propagación de especies vegetales de páramo.

    Andrés Ospina

    Vivero Asogrigan, vereda La Nevera, municipio de Palmira, Valle del Cauca.

    La curiosidad de Andrés lo llevó a interesarse por aprender sobre las plantas frutales de clima frío y así empezar a ensayar la propagación. “Comenzamos con uchuvas y papayuelas. Pero también me interesaba conocer la mayor variedad de plantas posible, que pudieran servir de alimento para las personas, sobre todo en una región donde ya nadie siembra nada”. Luego, y con el espacio del vivero, empezó a hacer ensayos de propagación de plantas del bosque y del páramo, prestando atención a las especies y sus ciclos de reproducción.

    Al ver que era posible propagar plantas del bosque, y dada la demanda de insumos para proyectos de restauración, vio una oportunidad para generar empleo remunerado pero, además, un espacio para reconocer el territorio y compartir experiencias con otros interesados.

    Sus expectativas se centran en la propagación y cultivo de la diversidad de plantas del páramo y el bosque alto andino, para que puedan tener uso alimenticio, medicinal, forestal y estético. Además, se propone transformar dos hectáreas de potreros en un ecosistema que incluya una composición de plantas seleccionadas, para entender mejor el proceso de desarrollo en condiciones similares a las que se enfrentan en procesos de restauración.

    Los viveros de páramo tienen la potencialidad no solo de suministrar material de calidad para la restauración ecológica, sino de ser centros de encuentro, educación ambiental y emprendimiento para las comunidades rurales.

    El sueño de los viveristas de alta montaña es continuar con sus iniciativas que preservan estos ecosistemas claves en la lucha contra el cambio climático.

    Descarga aquí Viveros de páramos para la restauración ecológica.



    Las plantas se pueden agrupar por la forma en la que se desarrollan durante su ciclo de vida:

    Rosetas con tallo: Las hojas se distribuyen de forma circular en el tallo, como es el caso típico de frailejones grandes. Rosetas sin tallo: Sus hojas también salen de forma circular, pero como no presentan tallo salen al nivel del suelo. Usualmente estas plantas tienen estructuras subterráneas, protegidas del frío donde almacenan agua y nutrientes. Arbustos: Plantas leñosas que alcanzan hasta los cinco metros de altura y se ramifican cerca de la base.

    Arbolitos: Individuos leñosos con tallo claramente definido, que superan los cinco metros. Pueden formar pequeños bosques localmente.

    Hierbas: Plantas de bajo porte, no leñosas o poco lignificadas, de manera que tienen consistencia blanda.

    Bejucos o trepadoras: Plantas con un tallo largo y flexible que les permite crecer entre los árboles para alcanzar la luz. Pueden ser leñosas o herbáceas.

    Bambusoides: Especies cuyas plantas tienen forma de bambú, lignificadas, de poca altura y clonales.

    Cojines: Plantas que crecen a ras del suelo, forman un colchón o tapete que puede verse plano, convexo o semiesférico. Macollas: Las hojas son planas semejantes a penachos o grupos densos de tallos con hojas rígidas, puntiagudas, tubulares o enrolladas.

    Para conocer más sobre las plantas de páramo puedes consultar Bitácora de Flora. Segunda edición.

    Galería de Víveros


    Preparando los esquejes de las plantas que se van a propagar.
    Foto: Bosques & Semillas.



    Siembra de semillas de plantas nativas en canaletas
    Foto: John Bernal




    Marcaje de plántulas con palillo que indica que ya se contabilizó su germinación.
    Foto: John Bernal.

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    Se da inicio a la actualización de la lista roja de los mamíferos amenazados en Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 13 de mayo de 2021

    Se da inicio a la actualización de la lista roja de los mamíferos amenazados en Colombia




    Colombia está catalogado como el sexto país con mayor cantidad de especies de mamíferos en el mundo. Fotos: Felipe Villegas, Jhon Barros y Fundación Wii.


  • •  A finales de este año los expertos en mamíferos del país habrán evaluado el estado de amenaza de estas especies de acuerdo con los criterios de la UICN.


  • Cerca del 10% de la biodiversidad del planeta está concentrada en Colombia, un territorio de aproximadamente 114 millones de hectáreas donde se han registrado más de 58300 especies de plantas y animales, de las cuales 8800 son únicas en el mundo.

    Es el segundo país con mayor riqueza natural en términos de biodiversidad en el globo terráqueo. Su biodiversidad extrema se debe a una ubicación geográfica privilegiada, un relieve único y una amplia variedad de climas, factores que lo convierten en un sitio propicio para albergar distintos ecosistemas y formas de vida.

    Sus dos salidas a los océanos Atlántico y Pacífico, tres cordilleras andinas, selva amazónica, el Chocó Biogeográfico, las sabanas de la Orinoquia, parte del Escudo Guayanés, desiertos, páramos y una Sierra Nevada única en el planeta son tan solo algunas de sus joyas ecosistémicas.


    El puma mide hasta 1,6 metros de largo. Es una de las especies ya catalogadas como amenazadas en Colombia. Foto: Instituto Humboldt.


    Aunque Colombia es reconocida como el principal refugio de aves y orquídeas en el mundo, los mamíferos (animales con pelos y glándulas mamarias productoras de leche), también han encontrado en sus dominios ecosistémicos un sitio ideal para establecerse, ubicando al país en un cuarto lugar a nivel global en cuanto a diversidad de especies.

    Con 520 especies de mamíferos registradas, de las cuales 58 son endémicas o únicas del territorio nacional, Colombia ostenta el título del sexto país más rico en estos animales, grupo que incluye felinos, murciélagos, marsupiales, primates, roedores, cetáceos, entre otros.

    Del total, 42 especies han sido catalogadas por los científicos como los mamíferos más amenazados: seis en peligro crítico de extinción, ocho en peligro y 24 vulnerables a desaparecer. En este listado están joyas naturales como el jaguar, el oso de anteojos, el tití cabeciblanco y el delfín rosado.


    El tití cabeciblanco, primate endémico de Colombia, figura entre los mamíferos más amenazados en todo el territorio nacional. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).


    Sin embargo, gran parte de estos datos provienen del último Libro Rojo de los Mamíferos de Colombia, publicado en 2006 por Conservación Internacional en colaboración con otras instituciones como autoridades ambientales, ONG y el Ministerio de Ambiente, lo que significa que dicha evaluación requiere de una urgente actualización.

    La nueva Lista Roja de los Mamíferos es fundamental para múltiples procesos de conservación, planificación del desarrollo y para entender, incluso, el desempeño ambiental del país, por lo que es necesario contar con datos relevantes y actualizados para entender cómo las amenazas han afectado a estos animales y las medidas necesarias para revertir dichos procesos que amenazan su existencia en el país.

    En casi dos décadas, los ecosistemas colombianos que le ofrecen hogar a los mamíferos han cambiado radicalmente. Por ejemplo, la deforestación, la peor problemática ambiental en el país, arrasó con cerca de 2.8 millones de hectáreas de bosque entre 2000 y 2019, la mayoría en la Amazonia.

    “Los conflictos ambientales han repercutido en la fauna y flora nacional. En el caso de algunos mamíferos, como los grandes depredadores, son los primeros en verse afectados cuando los ecosistemas son alterados”, precisó Lina Marcela García L., bióloga e investigadora del Instituto Humboldt.


    La actualización del Libro Rojo de Mamíferos identificará qué tan amenazados están los murciélagos de Colombia. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).


    Más de 180 especies con información

    El Instituto Humboldt, la Asociación Colombiana de Zoología (ACZ) y la Sociedad Colombiana de Mastozoología aunaron esfuerzos para actualizar las evaluaciones de riesgo de extinción de los mamíferos de Colombia publicadas en su momento en el Libro Rojo de los Mamíferos en 2006, además de incluir otras especies priorizadas por su endemismo y uso.

    “Tenemos un alto rezago sobre el grado de amenaza de nuestros mamíferos ya que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) recomienda actualizar las evaluaciones de riesgo de extinción por lo menos cada cinco años”, precisó la bióloga del Humboldt María Piedad Baptiste E.

    Por medio de un convenio de cooperación suscrito en noviembre de 2020, las mencionadas entidades compilan toda la información sobre los mamíferos de Colombia que reposa en sitios como las colecciones biológicas de entidades públicas y privadas, además de datos de fototrampeo de ONG, universidades públicas o privadas e investigadores independientes.


    El jaguar es el felino más grande de América, con tamaños que pueden alcanzar los dos metros de largo. Foto: Fundación Panthera.


    “Ya ajustamos una base maestra para la generación de fichas de mamíferos, insumos que incorporan la información relacionada con los parámetros ecológicos, uso y amenazas de estos animales”, precisó Baptiste en una reciente socialización del convenio.

    Según Lina García y Gabriel Pantoja, investigador de la ACZ, a la fecha se han encontrado más de 50000 registros en colecciones y fototrampeo para las 189 especies de mamíferos priorizadas correspondientes a 15 órdenes, 43 familias y 106 géneros.

    De los mamíferos identificados a la fecha, cerca del 35% corresponde a carnívoros, 30% a roedores, 15% a artiodáctilos o ungulados con dedos pares y 5% a perisodáctilos o ungulados de dedos impares.

    Con porcentajes menores están los cingulados o armadillos, pilosos (osos hormigueros, tamandúas y perezosos), lagomorfos o conejos, murciélagos, eulipotiflanos (erizos, topos y musarañas), primates y cetáceos (delfines y ballenas).


    Las nutrias también están entre los mamíferos más amenazados del país. Foto: Fernando Trujillo: Fundación Omacha.


    En cuanto a la búsqueda de información sobre la distribución, usos, amenazas y demás aspectos ecológicos de los mamíferos, los científicos se han concentrado en plataformas como Google Scholar, Ilibrary, Naturalist, Scopus Preview, Elsevier y Web of Science, junto a las revisiones de repositorios de distintas universidades del país.

    “La mayoría de recursos consultados fueron artículos científicos y recursos electrónicos. En menor medida se logró acceder a tesis de grado o reportes esporádicos debido a la inaccesibilidad y no disponibilidad de dichos insumos”, informaron los líderes del convenio.

    La meta de este año

    El primer paso para actualizar la Lista Roja de los Mamíferos de Colombia fue la recopilación de información, un trabajo que contó con la participación de 115 personas, 8 curadores de colecciones biológicas, 60 instituciones como universidades y ONG, profesionales y becarios.

    “Siguiendo todos los requerimientos y estándares de la UICN logramos gestionar, consolidar y validar la información de base. La segunda etapa, que irá hasta el mes de julio, será definir e implementar el esquema operativo para hacer las evaluaciones a través de la participación de diversos expertos”, dijo Baptiste.


    El oso de anteojos está bastante afectado por la deforestación y ataques de los humanos. Foto: Fundación Wii.


    Entre julio y octubre, el Instituto Humboldt, la Asociación Colombiana de Zoología y la Sociedad Colombiana de Mastozoología, con el apoyo de otros mastozoólogos, avanzarán en la evaluación de la categorización con la UICN y el envío de los resultados a las instancias correspondientes.

    “A finales de este año esperamos contar con la actualización de la Lista Roja de los Mamíferos de Colombia, insumo que iremos socializando en diversas instancias a nivel nacional e internacional. El objetivo es incluir todos los resultados en la lista oficial de especies amenazadas de Colombia”, informó Baptiste.

    Con los resultados de este convenio, los investigadores elaborarán un artículo científico sobre los mamíferos endémicos y amenazados del país, que espera ser publicado en la revista Biota Colombiana, promoviendo la divulgación de datos como insumo clave para la toma de decisiones.

    “También estamos subiendo los insumos en la Infraestructura Institucional de Datos del Humboldt (I2D), el Sistema de Información de Biodiversidad de Colombia (SiB) y Biomodelos, para que luego puedan ser consultados por los científicos y la ciudadanía en general”, puntualizaron las entidades.


    Los primates colombianos se están quedando cada vez más sin hogar. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).


    Epicentros de datos

    Las colecciones biológicas, sitios donde reposan los hallazgos de la flora y fauna colectados por los científicos en las expediciones por la biodiversidad, son grandes epicentros de información para consolidar los libros rojos de los recursos naturales.

    Para la actualización de la lista roja de mamíferos, los investigadores de las tres entidades contactaron a 22 colecciones del país, de las cuales 8 decidieron participar en este ejercicio para su conservación.

    Las que acataron el llamado fueron la del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, Museo de Historia Natural de la Universidad Distrital, Universidad de Caldas, Instituto Tecnológico Metropolitano, Museo de La Salle, Universidad de Nariño, Museo de Historia Natural de la Universidad de los Andes e Instituto Humboldt.


    El delfín rosado también padece por las actividades humanas. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).


    Estos sitios aportaron más de 1300 registros de 94 especies de mamíferos, correspondientes a 31 familias, 12 órdenes y 63 géneros. La mayoría de la información proviene de departamentos como Cundinamarca, Caldas, Antioquia, Huila, Meta, Caquetá, Chocó, Arauca, Casanare, Santander, Boyacá y Tolima.

    “Las colecciones que no han participado aún nos pueden enviar su información. Es de suma importancia contar con más datos en regiones como la Amazonia, Orinoquia y el Chocó Biogeográfico, donde están los mayores vacíos”, precisaron los expertos.

    En cuanto al fototrampeo, más de 50 universidades, instituciones gubernamentales y no gubernamentales e investigadores independientes aportaron 53900 registros de 62 especies de mamíferos (10 órdenes, 27 familias y 50 géneros), información que fue organizada en 33 bases de datos.


    Colombia alberga seis especies de felinos, todas bastante amenazadas por la mano del hombre. Foto: Instituto Humboldt.


    Los roedores y carnívoros son los mamíferos con más información a partir del fototrampeo, ya que las cámaras trampa normalmente son instaladas a nivel de suelo. Cundinamarca fue el departamento con mayor cantidad de datos.

    “También tenemos información considerable en Amazonas, Caquetá, Santander, La Guajira, Vichada y Meta. Sin embargo, hay carencia de datos en sitios como Cesar, Norte de Santander, Guaviare, Guainía y la parte insular de Colombia”, indicaron los expertos.

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