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Colombia, Ecuador y Perú, ganadores del premio GEO SDG 2021

Nota de actualidad | Por: Carlos Rivera

Colombia, Ecuador y Perú, ganadores del premio GEO SDG 2021




El Instituto Humboldt participa en este proyecto de uso de datos espaciales para la toma de decisiones y seguimiento del ODS15

Bogota, 26 de noviembre– En el marco de la Semana GEO 2021, un evento internacional organizado por el Grupo de Observaciones de la Tierra (GEO), iniciativa en la que participan 100 gobiernos nacionales y más de 100 organizaciones, se entregó a las oficinas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de Colombia, Ecuador y Perú el Premio GEO SDG 2021, en la categoría ‘Intergubernamental’.

Este reconocimiento destaca los esfuerzos realizados junto a líderes gubernamentales e instituciones académicas dentro del proyecto financiado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio del Gobierno de Estados Unidos (NASA) "Conectando la ciencia con la política para fortalecer la presentación de informes sobre el ODS 15 en Colombia, Ecuador y Perú, para monitorear mejor el progreso en las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 15- La vida en la tierra, utilizando datos e indicadores espaciales.

Actualmente, hay una debilidad en cuanto a la calidad del seguimiento y los informes actuales del ODS 15, pues estos se centran únicamente en la extensión de los bosques, y no en su calidad.

Con este trabajo, se está solventando este vacío de información en los tres países piloto y se está creando un modelo reproducible para otros. En la labor, colabora el UN Biodiversity Lab, que pone a disposición los datos espaciales validados para el desarrollo de políticas y la presentación de informes sobre el ODS 15.

"El trabajo conjunto con expertos nacionales para generar indicadores es fundamental para alcanzar los compromisos del país frente el ODS15 y así lograr un panorama más completo del estado y tendencias de la biodiversidad. Este proyecto reune a los grupos de interés alrededor de este objetivo común" afirmó Hernando García, director del Instituto Humboldt.

Dado que Colombia, Ecuador y Perú albergan el 17% de los últimos bosques tropicales de alta calidad ecológica del mundo es de suma importancia contar con datos espaciales e indicadores ambientales de calidad que permitan a estos paises priorizar la acción, supervisar los resultados y responsabilizar a los actores de todos los sectores.

“Para apoyar a los gobiernos de cada país en sus compromisos con el ODS 15, necesitamos indicadores desarrollados en colaboración con expertos nacionales que puedan proporcionar un estado integral de la vida en la tierra, promover la rendición de cuentas y orientar las acciones futuras. Este proyecto está diseñado para hacer precisamente eso”, declaró Sara Ferrer Olivella, representante residente del PNUD en Colombia. "Este premio reconozco todos que han jugado un papel clave en el desarrollo y la implementación del proyecto".

En Colombia, los principales socios son el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (IAvH), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la Universidad Nacional de Colombia y una amplia gama de proveedores de datos.

El reconocimiento llega en un momento de crisis, en que el planeta se enfrenta a una desmedida pérdida de biodiversidad, preocupante cambio climático y vulnerabilidad de la salud pública, todos ellos problemas derivadas de la destrucción de la naturaleza. Es evidente que los esfuerzos deben redoblarse y que iniciativas conjuntas que promueven la toma de decisiones basada en la evidencia como las del proyecto "Conectando la ciencia con la política para fortalecer la presentación de informes sobre el ODS 15 en Colombia, Ecuador y Perú" deben replicarse para hacer frente a la emergencia planetaria actual.

El premio anual GEO SDG, lanzado en 2019, es un reconocimiento a la la productividad, la innovación, y los esfuerzos ejemplares en el uso de las observaciones satelitales de la tierra para apoyar el desarrollo sostenible. El reconocimiento proporcionado por el premio tiene el potencial de apoyar los esfuerzos internacionales que abogan por mejores metas e indicadores sobre la biodiversidad tanto para el ODS15 como para el nuevo marco global para la naturaleza que será acordado en 2022 por los países que son parte del Convenio de Biodiversidad de la ONU. Asimismo, también refuerza el liderazgo mundial de Ecuador en el uso de datos espaciales para cumplir los ODS y ejemplifica una hoja de ruta para otros países.

Sobre GEO

El Grupo de Observaciones de la Tierra (GEO, por sus siglas en inglés) es una asociación intergubernamental que mejora la disponibilidad, el acceso y el uso de las observaciones de la Tierra para un planeta sostenible.

GEO promueve el intercambio de datos abiertos, coordinados y sustentantos para una mejor investigación, formulación de políticas, decisiones y acciones en muchas disciplinas. La comunidad GEO se centra en tres áreas de participación prioritaria global: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.

Sobre EO4SDG

Observaciones de la Tierra para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (EO4SDG, por sus siglas en inglés)) organiza y realiza el potencial de las observaciones de la Tierra y la información geoespacial para avanzar en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y permitir los beneficios sociales a través del logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Qué son las observaciones de la Tierra?

Las observaciones de la Tierra son datos e información recopilados sobre nuestro planeta, ya sea atmosférico, oceánico o terrestre. Esto incluye datos basados en el espacio o detectados a distancia, así como datos terrestres o in situ. Las observaciones de la Tierra coordinadas y abiertas permiten a las y los responsables de la toma de decisiones de todo el mundo comprender mejor los problemas a los que se enfrentan, con el fin de diseñar políticas más eficaces.

Para más información:

Carlos Rivera, oficial de Comunicación, PNUD Colombia. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., tel: +573157951440

Hablemos de biodiversidad y petróleo

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 22 de noviembre de 2021

Hablemos de biodiversidad y petróleo



Ecorreserva la tribuna
Ecoreserva La Tribuna. Foto: Felipe Villegas


  • •   ¿Cuál es el papel del sector de los hidrocarburos en las transiciones hacia la sostenibilidad? La publicación Biodiversidad y petróleo, retos para transformar el futuro plantea que el sector juega un papel determinante en la construcción de sostenibilidad en un mundo en riesgo.
  • •   Esta publicación es un trabajo conjunto entre Instituto Humboldt y Ecopetrol en el marco del convenio de cooperación Fibras, el cual se implementa desde 2019 en zonas de la Orinoquia, el Magdalena Medio y el Huila para la planeación y gestión territorial de la biodiversidad con fines de conservación y uso sostenible.
  • •   No se pierda el lanzamiento de Biodiversidad y petróleo, retos para transformar el futuro este miércoles, 24 de noviembre a las 10:00 de la mañana, a través de nuestros canales en Facebook y Youtube.


Por definición, el desarrollo sostenible es un espacio de encuentro entre lo social, lo económico y lo ambiental. Hoy, el desafío de construir un equilibrio entre ellos atraviesa por una coyuntura crítica. La ciencia y la evidencia vienen mostrando que la viabilidad del sistema humano y la calidad de vida están en un riesgo mayor, más aún cuando el planeta ha sobrepasado los umbrales de seguridad climática y colapso de la biodiversidad.

¿Qué se tiene que hacer? Para empezar, es urgente plantear conservaciones entre visiones opuestas que deberían avanzar hacia la complementariedad. Tal como lo plantea la más reciente publicación realizada en el marco del convenio Fibras entre el Instituto Humboldt y Ecopetrol, Biodiversidad y petróleo, retos para transformar el futuro.

“Debemos movernos de los extremos y empezar a identificar puntos de encuentro posibles y necesarios. Esta publicación es un esfuerzo por brindar nuevas perspectivas para renovar, en medio de la crisis, el discurso de sostenibilidad cuyo énfasis incluya nuevas relaciones ambientales y sociales desde el sector de los hidrocarburos”, así lo plantea Germán Andrade, coautor de la publicación.

Estas perspectivas responden a retos como la transición que se impone a la descarbonización de la economía, de los nuevos retos de la gestión de la biodiversidad y en general, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el horizonte 2030. De acuerdo con la publicación, hemos superado varios de los umbrales de seguridad planetaria que nos está llevando a la inseguridad ambiental global. En palabras de Diana Nicol Garzón, coautora de la publicación, el ser humano ya estaría en el espacio de inseguridad planetaria para la pérdida de integridad de la biodiversidad y el flujo de nitrógeno, sin el cual no sería posible la vida.

“Los hidrocarburos tienen una relación directa con varios de los umbrales planetarios. El más evidente es el cambio climático, que genera un dilema de gran complejidad, pues los hidrocarburos están en la base del sistema energético mundial, que no es solo económico sino cultural y geopolítico. De ahí la importancia de que el sector asuma su compromiso con la transición que no solo sea energética sino económica y productiva”, señaló la coautora.

De acuerdo con la publicación, la transición del país hacia la sostenibilidad desde este sector implica cambios en el modelo de desarrollo y los ingresos del Estado, la necesaria reparación de la huella ecológica heredada y la inclusión social.

taller en La tribuna
Hay grandes oportunidades para construir una tendencia hacia un mejor balance de emisiones empresariales y sectoriales si se incluye la gestión de los ecosistemas. Foto: Felipe Villegas


“El reto está en encontrar elementos que permitan afianzar un acercamiento entre los dos actores porque las ciencias y saberes de la sostenibilidad, ligados con los procesos de cambio ambiental local y global, tales como la gestión de la biodiversidad, la gestión ecológica del territorio, la economía ecológica y circular, y la ecología política, entre otras, vienen desarrollando aproximaciones que aportarían a un cambio transformativo, que por ahora solo de forma limitada aporta a la necesaria transición”, destaca la públicación.

En conclusión, lo cierto es que está en juego no es solo la sostenibilidad como un estado de equilibrio sino la necesidad de acordar y agenciar un cambio de trayectoria. Una de las grandes preguntas a debatir es ¿Cómo construir un discurso responsable de transición hacia la sostenibilidad desde el sector hidrocarburos, que sin desconocer los impactos permita una nueva alianza del ser humano con la naturaleza en una perspectiva del bienestar humano?

Sobre los autores

Germán Ignacio Andrade Pérez.

Biólogo y Magister en Estudios Ambientales (Yale). Profesor de la Universidad de los Andes e investigador del Centro de Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS). Profesor visitante en ESAN (Lima), Yale (EE. UU.) y Roskilde (Dinamarca). Miembro del Panel Multidisciplinario de Expertos de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos MEP-IPBES. Actualmente, es director del Laboratorio de Sostenibilidad Territorial. Universidad EAN.

Diana Nicol Garzón Palacios.

Administradora de Empresas de la Universidad Externado de Colombia y del Group Sup de Co de Montpellier, Magister en Gerencia Ambiental de la Universidad de los Andes. Más de once años de experiencia en la dirección y coordinación de proyectos ambientales, así como en la difusión de conocimientos y asistencia académica en la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes.

¡Los esperamos!

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Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz

Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira



La Fundación Miramar en convenio con el Instituto Humboldt sembraron 10.000 árboles en el corregimiento de Mingueo en La Guajira. Conozca los desafíos de enriquecer los bosques de la región.

Árboles Dibulla
El transporte de las plantas a los sitios donde se realizó el enriquecimiento fue uno de los desafíos a superar. Foto por: Fernando Cantillo.


Árboles que atraviesan ríos en carruchas, árboles que suben montañas a lomo de mulas y árboles que recorren trochas en camionetas al ritmo de cantos vallenatos se vieron en La Guajira. Lo que es extraordinario en muchos otros lugares, en Mingueo fue cotidiano.

Cada cierto tiempo, desde bien temprano en la mañana y bajo los primeros rayos del sol, desfilaban por la vía principal del pueblo pequeños pereguétanos, orejeros, sambocedros, jobos y muchas otras plantas de diferentes especies. Detrás de ellas, siempre se veía un grupo de hombres y mujeres que velaban por el cuidado de estos llamativos viajeros.

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Las personas que custodiaban los árboles sabían que su responsabilidad era muy grande y que una parte del futuro de los bosques y la biodiversidad en la región depende del bienestar y del crecimiento de esas plantas. En realidad, son ellos los héroes de esta historia, los que con su trabajo pretenden crear diferentes corredores biológicos en La Guajira y que al hacerlo generan esas escenas tan sorprendentes como las de un grupo de árboles atravesando el río Cañas en carruchas.

Árboles Dibulla
Miles de árboles atravesaron el río Cañas en carruchas. Foto por: Fernando Cantillo.


Su trabajo va más allá de conseguir las semillas, germinarlas, asegurarse de su crecimiento y después plantarlas. Conseguir los predios adecuados para la siembra y la llegada a los lugares de difícil acceso entre las montañas, son otros retos que deben afrontar y ni hablar de cómo deben abrirle espacio a los árboles nativos bajo el sol y la humedad.

Todo eso se desarrolla en Mingueo, un corregimiento del municipio de Dibulla, ubicado sobre la troncal del Caribe, en donde se encuentran las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta con grandes bosques que se buscan conectar. Para lograr ese objetivo el Instituto Humboldt realizó un convenio con la Fundación Miramar para la siembra de 10.000 árboles nativos en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.

Las mujeres gestoras del corredor de la vida

Mujeres sembrando árboles
La Fundación Miramar es una organización conformada por doce familias. En la foto aparecen algunos representantes de la fundación y trabajadores del proyecto. Foto por: Julián Sáenz.


La Fundación Miramar es una organización constituida por 12 familias, que en su mayoría son mujeres cabezas de hogar y cuya representante legal es la señora Ena Olmos. Llevan más de cinco años trabajando por la conservación y restauración de los bosques en la región y tienen conocimiento y formación en temas de producción de material en vivero y monitoreo comunitario.

Para cumplir con la siembra de los 10.000 árboles, las mujeres de la fundación trabajaron en la recolección de semillas y su procesamiento, en el rescate de plántulas, en el manejo de germinadores, en la consecución del sustrato y en el llenado de bolsas.

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“Cuando montamos el vivero hace unos años atrás, yo sabía que podíamos ser independientes y que esto nos podría generar ingresos para llevar a casa. Empezamos con cinco familias, ahora somos 12 y sabemos que podemos seguir creciendo. En este proyecto, por ejemplo, nosotros hacemos el llenado de bolsas, aunque yo hago más el chapoleo. Yo me enamoré de esto y ahora les digo a todos que no miren solo los árboles como madera, yo veo un árbol de manera diferente. Le hablo a mis plantas porque nos dan vida y son hogar de muchos animales”, manifestó Clara Inés Giraldo, integrante de la Fundación Miramar.

Las mujeres de la fundación, además, cuentan con otras personas que están al frente del proyecto en su parte administrativa, logística, de investigación y de estudio de cadena de valor. Yinethsy Pérez Griego, quien es la coordinadora general del proyecto cuenta que la selección de predios se realizó desde el buen relacionamiento y nombre que tiene la fundación en la región. De esta manera, además de la Reserva Natural de la Sociedad Civil Miramar, los árboles plantados quedaron en los predios de las fincas del Buen Ejemplo y el Edén, que son aledaños a la reserva.

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“En la Finca Buen Ejemplo se plantaron 2.400 árboles, en el Edén 2.000 y en la reserva Miramar 5.600 plantas. Eso fue un arduo trabajo porque la lluvia muchas veces hizo que el terreno fuera de muy difícil acceso, no todos los carros podían subir. Además, había que tener mucho cuidado con la manipulación de las plantas desde su salida del vivero hasta la llegada a los sitios y su plantación”, explicó Fernando José Cantillo, coordinador técnico del proyecto desde la Fundación Miramar.

Por su parte, Fernando Rodríguez, representante legal de la Finca Agroecológica el Buen Ejemplo, aseguró que: “Con estos proyectos hemos visto excelentes resultados desde el momento en que cambiamos las prácticas agrícolas tradicionales. Aunque no ha sido fácil, hemos logrado muchas cosas, mejoramos nuestras prácticas y recuperamos la fauna y la flora y trabajamos por la conexión del corredor que está bastante fraccionado”.

Los árboles producidos subieron a lomo de mula por las montañas de la reserva Miramar. Los que fueron plantados en las Fincas Buen Ejemplo y el Edén, fueron transportados en camionetas y después atravesaron el río Cañas en carruchas. Una vez en los predios, debieron ser subidos por entre las montañas por caminos angostos.

Mujeres sembrando árboles
Euclides Parra es el viverista que se encargó de la producción y cuidado de las plantas. Foto por: Julián Sáenz.


Euclides Parra, viverista de 28 años, mejor conocido por sus amigos como Willie, se encargó de la producción de las 10.000 plantas de 29 especies diferentes o de sus 10.000 hijos como a veces suele llamarlas. Él explicó que en algunos casos lo más estratégico fue armar cambuches para que las personas no tuvieran que subir y bajar todos los días de la montaña.

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“A mí me gusta mucho trabajar en el vivero, aprendo mucho. Yo trato siempre que salga un material hermoso con buen fuste, mi meta es siempre sacar buen material. Además, me gusta tener el orgullo y el honor de sembrar miles de árboles en el bosques y después visitarlos y ver como van creciendo”, agregó.

Lo que hay detrás de un árbol

Además del proceso de siembra, la Fundación Miramar trabaja en otros frentes: en la sensibilización de la población, en el turismo de naturaleza y en el estudio de la cadena de valor de los procesos de restauración, de lo que cuesta producir un árbol.

“Muchas personas en estos procesos, a veces, solo piensan en los árboles maderables, son los que generalmente quieren. Entonces nosotros le explicamos la importancia de la diversidad y la funcionalidad que pueden tener las diferentes especies dentro de un bosque y su importancia”, aseguró el coordinador Cantillo.

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Para Elffamaria Vázquez Rubio, quien apoya la parte de investigación del proyecto, el trabajo de estudiar un árbol es bien importante porque: “Al tener la trazabilidad de las semillas y conocer su crecimiento uno tiene muchos datos. Por ejemplo, el pereguétano es un árbol que demora en crecer, en otros la disponibilidad de semillas no es fácil. Yo he aprendido un montón no solo de los árboles de la región sino de los datos, saber cuánto crece una planta cada mes, qué tanto demora la limpieza de una semilla, cuántas semillas pueden germinar por determinado peso, son muchas variables”.

Siembra de árboles
En la siembra de los árboles que esperan en un futuro conectarse con la Sierra Nevada se tuvo en cuenta la pendiente del terreno. Foto por: Julián Sáenz.


La coordinadora general Yinethsy Pérez aseguró, además que: “Tener los datos como lo son el tiempo de germinación, el número aproximado de germinación de plántulas por kilo, el valor de los jornales de trabajo y hasta los porcentajes de material perdido, ayudará en la formulación detallada de lo que cuesta producir un árbol, además de entender mejor a cada especie. Sin dudas esa información a futuro servirá para la producción de material vegetal diverso, lo que se requiere cuando de enriquecer los bosques se habla”.

Enriquecer los bosques y proteger la fauna presente en ellos, son dos de las múltiples razones por las que en Mingueo durante cierto tiempo se vieron árboles viajeros.

El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras

Nota de actualidad | Por: Alejandro Hernández

El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras



En el valle geográfico del río Cauca se están sembrando 15.000 árboles que serán el inicio del corredor que conectará las Cordilleras Central y Occidental. Con esto se busca proteger el hábitat natural del yaguarundí y enriquecer los bosques secos de la región. Conozca la historia.

Felino el yaguarundí
El yaguarundí es el felino que impulsa los esfuerzos del corredor entre las dos cordilleras. Foto por: Joachim S. Müller


Un animal que para muchas personas tiene más aire de perro que de gato unió a diferentes personas y organizaciones en el Valle del Cauca. Un felino sin manchas, con un pelaje que varía de colores entre sus individuos siendo el gris, el café y el negro las alternativas, es el motor que impulsa la creación de un corredor biológico. Pero no es ni perro ni gato, es el yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) y su singularidad es lo que se busca proteger.

El sueño de formar el corredor del yaguarundí comienza en Buga en el departamento del Valle del Cauca y para conocer los predios destinados para esta hazaña si desde Cali se avanza, se debe transitar por la vía Panorama, un camino aparentemente recto para quienes no están familiarizados con el trayecto, en el que las plantaciones de caña abundan y ocasionalmente la vista se distrae al ver algunos matarratones, guásimos, chimichangos, samanes y leucaenas.

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Esta ruta es bien conocida por Camilo Londoño, director del Jardín Botánico de Cali, un ecólogo que ha dedicado su vida al estudio de las plantas por todo el país en pro de su conservación y quien amablemente acompañó a un equipo del Instituto Humboldt en el trayecto hacia el futuro corredor.

“Antes de que se levantara la Cordillera Occidental todo era un gran humedal y que fue así por 145 millones de años. Además, durante ese tiempo la vegetación nativa que conforman estos bosques se adaptó a vivir inundada. Por eso, podemos hablar de un bosque seco propiamente dicho y un bosque seco inundable”, explicó Londoño.

Un corredor angosto y lleno de vida

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Paisaje del valle geográfico del Río Cauca y la Laguna de Sonso. Foto por: Alejandro Hernández.


El corredor soñado del yaguarundí es el lugar más estrecho entre la Cordillera Central y la Cordillera Occidental, solo 12 kilómetros las separan. Allí, las plantaciones de caña de azúcar dominan el paisaje y pequeños parches de bosques esperan ser conectados y formar ese pasillo verde que proteja la biodiversidad.

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Al occidente se ubica la Laguna de Sonso, declarada en 1978 como Reserva Natural y más recientemente, en 2019, como Zona Ramsar que tiene jurisdicción en los municipios de Yotoco, Buga y Guacarí. En el otro extremo del valle, donde queda la Cordillera Central, se encuentra el Parque Natural Regional El Vínculo, el cual es dirigido por el Instituto para la Investigación y la Preservación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca (INCIVA).

La plantación de los primeros 15.000 árboles se puede considerar como el puntapié inicial de ese sueño llamado corredor del yaguarundí y fue posible gracias al convenio que Instituto Humboldt realizó con Jardín Botánico de Cali en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.

“El sueño del corredor biológico venía gestándose desde el 2000 y este convenio sirvió de impulso para materializarlo. Desde el Jardín Botánico teníamos solo la capacidad de producir 5.000 de las 15.000 plántulas, pero fue ahí donde recibimos el apoyo de Asoyotoco y de Omaira una viverista comunitaria con quienes logramos completar el material vegetal, contando siempre con el asesoramiento técnico desde el Jardín Botánico y el Instituto Humboldt”, agregó Londoño.

Los aliados del corredor del yaguarundí

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De derecha a izquierda: Camilo Londoño, director del Jardín Botánico de Cali; Carlos Giraldo, representante de Epoca grupo empresarial de producción de caña; los viveristas Benjamín Erazo, Arturo Erazo y Laura Ayala; Efrén Salcedo, director de Asoyotoco. Foto por: Alejandro Hernández


Detrás de la restauración del bosque seco y del cuidado del yaguarundí hay una sinergia muy bien articulada. Están presentes los viveristas: Benjamín Erazo, Laura Ayala y Arturo Erazo y organizaciones como: Asoyotoco, el grupo empresarial Epoca, el Jardín Botánico de Cali y el Instituto Humboldt. Pero ¿cómo surgió la iniciativa?

“La Fundación Panthera en el 2019 pidió un permiso para instalar unas cámaras trampa en algunos predios azucareros y en la Laguna de Sonso. Así lo hicieron y al poco tiempo nos dieron los resultados. En las fotos aparecían: el venado, la guagua, la nutria, el buitre de ciénaga, aves migratorias y el yaguarundí. Y quedó la duda de: ¿Qué podemos hacer?”, comentó Carlos Giraldo, gerente de producción del grupo empresarial Epoca.

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Pronto la respuesta llegó. Efrén Salcedo, un ingeniero forestal que en su memoria lleva las fechas, las cifras y los momentos clave de la historia ambiental del Valle del Cauca desde hace más de 30 años, propuso conectar las cordilleras y así nació la idea de crear el corredor para ese felino de cuerpo, cuello y cola largas, pero de patas cortas.

“El ingenio azucarero y los bosques no son antagónicos. Todos los negocios no pueden ser dividendos económicos al hacer un bosque hay un dividendo espiritual. Para mí es satisfactorio ver la cantidad de vida que llega a un árbol que se sembró. Es eso lo que motiva, por eso la búsqueda de espacios para que el bosque crezca de la mano a la caña. Y confío que más ingenios replicarán estas ideas”, agregó Giraldo.

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Salcedo después de pensionarse en 2004 se vinculó en Asoyotoco y desde allí junto con su compañero de aventuras, Robert Peck, un ingeniero forestal estadounidense, se dedicaron a buscar y trabajar en cuánta oportunidad surja para proteger y hacer crecer los enclaves biológicos del departamento. Esa pareja de ingenieros y Laura Ayala, la viverista de quien se dice hace germinar lo que para muchos es imposible, son los cerebros detrás del vivero Santa Ana.

Yaguarundí y el corredor ambiental
El yaguarundí es un felino sin manchas, con un pelaje que varía de colores entre sus individuos siendo el gris, el café y el negro las alternativas. Foto izquierda Joachim S. Müller - foto derecha: Archivo Instituto Humboldt.


Santa Ana es un vivero singular, está en medio de las cañas de azúcar. Puede producir 8.000 plántulas de 54 especies diferentes entre las que destacan: el chitato, el cedro, la jagua, el coralino, el pisamo, el totofando, el chamburo, el manteco, la vara santa, el zurrumbo, entre otros que guían el camino del yaguarundí.

Todas las plántulas y semillas provienen de tres pequeños bosques que gracias a la gestión de Efrén Salcedo y de los ingenios de caña han crecido.

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El bosque de Las Chatas tiene 30 hectáreas y más de 200 años de antigüedad, algunos aseguran que fue visitado por Alexander von Humboldt en su paso por nuestro país. Por otro lado está el bosque La Isabela, tiene 40 hectáreas y no más de 30 años y se destaca por la gran capacidad de regeneración natural que tienen los samanes, mantecos y chamburos. Por último, el tercer bosque, con apenas dos años, el arboreto, que lleva como nombre Los guayabitos - Peck Salcedo, en honor a dos hombres que han dedicado su vida a los bosques, a los humedales y a las madreviejas del valle geográfico del río Cauca y la laguna de Sonso.

Viveristas
Los viveristas del vivero Santa Ana y la familia Rendón son los encargados de buscar las plántulas y fortalecerlas para llevarlas al corredor del yaguarundí. Foto por: Alejandro Hernández


Laura Ayala y Benjamín Erazo son viveristas del Santa Ana, conocen bien cada una de las 54 especies pero tienen sus preferidas. El biyuyo (Cordia dentata) dice Benjamín: “esta era el ‘pegastick’ de la época. De esta especie amenazada, solo se puede encontrar semilla en dos partes: en el bosque de Guacas y en la Laguna de Sonso, donde queda un solo arbolito. La semilla es supremamente escasa, hemos andado por todo lado, y no… Además, no es maderable es un arbusto ideal para los cercos, produce mucha semilla, primero florece y tiene dos tipos de flor, una amarilla y otra blanca, y el tarda en cargar su fruto ”.

Laura por su parte asegura que: “Al Biyuyo se le quita la pulpa y queda la almendra y se seca al sol tres días y luego ya procedemos a sembrarla. La forma más fácil es a la sombra, el germina soleado después de dos meses”.

También está la familia Rendón, que creció al borde de las quebradas adyacentes a la laguna de Sonso. Se consideran pescadores, amantes del campo y ahora conocen los secretos de los viveros. Su vida cambió en el momento que junto con otras 13 familias tuvieron que desalojar su hogar ante el riesgo de inundación. Establecidos en Buga, comenzaron de nuevo y crearon la Asociación de Productores Agropecuarios del Porvenir, donde desarrollan diferentes proyectos, uno de ellos llamado: Sembrando árboles, para cosechar aves.

El sueño del corredor del yaguarundí inicia con 15.000 árboles que serán sembrados en lotes, corredores y quebradas en esta gran matriz de caña. Sin embargo, se necesitará del apoyo de los otros propietarios de la región. Carlos, Efrén y Camilo están seguros que esa meta se puede lograr y que las primeras siembras motivarán a las personas que poco a poco entenderán que la caña y el bosque son compatibles.

Empieza actualización de información sobre los hipopótamos en Colombia

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 12 de noviembre de 2021

Empieza actualización de información sobre los hipopótamos en Colombia



hipopótamo
Hipopótamos (Hippopotamus amphibius) Foto: Felipe Villegas


  • •   El objetivo será validar la información sobre el número de hipopótamos en la cuenca del río Magdalena.
  • •   De acuerdo con los más recientes estudios se estima que para 2030 podría haber, aproximadamente, 700 hipopótamos en Colombia.
  • •   Este proyecto es liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en coordinación con el Instituto Humboldt y la Universidad Nacional de Colombia, a través del Instituto de Ciencias Naturales.


Colombia tiene el único caso en el mundo donde se encuentran hipopótamos (Hippopotamus amphibius) como especie exótica naturalizada en ecosistemas naturales. Actualmente se desconoce el número de animales en estado silvestre en nuestro país; sin embargo, los esfuerzos se han concentrado en hacer modelos de proyecciones de la población de la especie, según los cuales para 2030 podría haber, aproximadamente, 700 hipopótamos en Colombia.

“Con este estudio en campo se contribuirá a la actualización de los registros de la especie en campo, con la cual buscamos obtener una estimación del número de animales en estado silvestre, su distribución geográfica y su posible estructura de edades. Este levantamiento de información lo haremos a través de sobrevuelos con drones y recorridos en lancha por el río”, señaló María Piedad Baptiste, investigadora de la línea de Gestión de Especies de Interés del Instituto Humboldt y líder del proyecto.

De manera paralela, se identificarán las características del hábitat actual de los hipopótamos y los factores que influyen en su dispersión y establecimiento. Según explica Baptiste, el análisis de esta información permitirá describir las posibles rutas de dispersión e identificar la vulnerabilidad ambiental de especies nativas como el manatí, así como ecosistemas y áreas protegidas que pueden verse afectadas por la presencia de los hipopótamos.

El estudio se hará en regiones con registros históricos, específicamente en la región del Magdalena Medio en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Boyacá y Santander. Como resultado del proyecto, se obtendrán mapas de distribución potencial de la especie, el tamaño de la población, su estructura basada en el tamaño corporal estimado y las acciones de investigación y monitoreo que deberán desarrollarse a partir del 2022.

Según el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Correa, “este proyecto tiene entre sus metas proponer actividades de investigación futuras necesarias para la consolidación del plan de manejo y control de la especie en el territorio nacional. Para avanzar en esta tarea trabajamos de manera articulada el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Instituto Humboldt y la Universidad Nacional de Colombia, a través del Instituto de Ciencias Naturales mediante la unión de esfuerzos técnicos, administrativos y financieros”, concluyó Correa.

Este trabajo se suma a los esfuerzos de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los río Negro y Nare (Cornare) en el manejo y control de la especie, así como a las investigaciones científicas de distintas entidades del país como la Pontificia Universidad Javeriana, entre otros.

Por su parte, el director del Instituto Humboldt, Hernando García, indicó que “continuamos articulando esfuerzos y enriqueciendo las discusiones a través de la generación de información técnica y científica de los más altos estándares que entregue las herramientas para la toma de decisiones informadas por parte de las autoridades ambientales en cuanto al manejo de la especie y en beneficio de la biodiversidad nacional”.

Hipopótamos en lago
Los hipopótamos (Hippopotamus amphibius) se distribuyen naturalmente en África subsahariana, y se consideran extintos localmente en Argelia, Egipto, Mauritania y Liberia. Foto: Felipe Villegas.


Datos de la distribución actual del hipopótamo
El registro inicial de la especie en Colombia fue reportado en la Hacienda Nápoles, ubicada en el corregimiento de Doradal (Puerto Triunfo, Antioquia) a 13.5 km del río Magdalena. En una línea cronológica, desde el primer registro en 1981 hasta la actualidad, se tienen indicios de que la especie ha hecho presencia desde Puerto Triunfo hasta Magangué.

tabla distribución hipopótamos


Sobre la especie Hippopotamus amphibius
hipopótamo saliendo de lago
Una de las características que destacan a los hipopótamos es su territorialidad, razón por la que se considera una especie altamente peligrosa y que ocasiona más muertes que animales como el león y los elefantes. Foto: Felipe Villegas.


Los hipopótamos se distribuyen naturalmente en África subsahariana y se consideran extintos localmente en Argelia, Egipto, Mauritania y Liberia. Una de las características que destaca a los hipopótamos es su territorialidad, razón por la que se considera una especie peligrosa, y que ocasiona más muertes que animales como el león y los elefantes.

Debido a que habitan en cuerpos de agua, los hipopótamos presentan adaptaciones fisiológicas para un estilo de vida anfibio. Estos hábitats son cruciales para su reproducción puesto que allí se lleva a cabo el cortejo y el apareamiento. Un factor determinante en su distribución es la disponibilidad de alimento. Se calcula que su dieta se basa en pastos terrestres, consumiendo cerca de 50 kg de hierba diaria.

Dado la cantidad de alimento diario que consume cada individuo, se podría reducir el crecimiento de la vegetación nativa, modificando el entorno físico, alterando la disponibilidad de hábitat, los recursos para diferentes especies, así como los procesos ecológicos a diferentes escalas.

Este comportamiento podría tener un impacto muy fuerte en el recurso hídrico, al abrir canales alternos y permitiendo la incorporación de nutrientes como materia orgánica y amoniaco a los afluentes de agua, afectando especies como los peces y, eventualmente, a las comunidades de pescadores.

Pensilvania, ciencia detrás del monitoreo de una osa andina

Nota de actualidad | Por: Julian Sáenz y Diego Ochoa

Pensilvania, ciencia detrás del monitoreo de una osa andina




Oso de anteojos


  • El seguimiento de osos andinos (Tremarctos ornatus) en Colombia, a través de collares de telemetría satelital, captura datos clave sobre su distribución y comportamiento y entrega información invaluable para su conservación. Foto por: Felipe Villegas


El uso de tecnología para la evaluación y seguimiento de especies amenazadas se ha incrementado notablemente en los últimos años en el país. Los datos obtenidos gracias a las cámaras trampa y la telemetría de radio y satelital aportan información valiosa para el entendimiento del comportamiento de diferentes especies. El caso de Pensilvania, la osa andina liberada por Corpoboyacá en abril pasado, no fue la excepción.

Pensilvania era una osa que tenía una edad de aproximadamente 22 años, fue rescatada y liberada por la corporación y se le instaló un collar de telemetría satelital con un GPS que cada dos horas enviaba su ubicación. Al final del día se esperaba obtener hasta 12 puntos de los lugares por donde la osa andina había transitado.

pensilvania libre
Pensilvania recibió su nombre por el sector donde fue hallada en el municipio de Moniquirá. Foto por: Corpoboyacá.


“A veces se podía perder la señal por condiciones climáticas o del terreno. Sin embargo, el collar también contaba con una señal VHF, una señal de radio de alta frecuencia con la que, de manera complementaria, se podía hacer seguimiento a la frecuencia que el dispositivo emitía. Con esto buscábamos entender un poco más la ecología de la especie, conocer sobre sus desplazamientos”, explicó Harold López, biólogo de la Subdirección de Ecosistemas y Gestión Ambiental de Corpoboyacá.

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Con esa meta en mente y mientras se planeaba la liberación y el seguimiento de Pensilvania, un grupo de expertos de la corporación capacitó a las comunidades locales de las veredas El Venado, Peña Amarilla, Peña Blanca y La Bolsa en el municipio de Paipa; las de Santa Helena, El Carmen y Avendaños en Duitama y; algunas personas de los municipios de Cómbita y Arcabuco sobre los servicios ecosistémicos que presta la especie y su importancia ecológica.

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Además, desde el Instituto Humboldt y la Fundación Wii se brindó información a algunos miembros de las comunidades sobre técnicas de seguimiento con telemetría en campo. Este proceso se hizo porque ellos serían protagonistas en el acompañamiento del estudio de la telemetría y en el seguimiento de esta especie.

Los desplazamientos de Pensilvania

Los investigadores del Instituto Humboldt apoyaron a Corpoboyacá en el proceso del seguimiento telemétrico del animal desde los análisis computacionales. Esto sirvió para comparar las distancias que Pensilvania recorría en diferentes periodos de tiempo y conocer en qué ambientes se encontraba.

telemetría
Comunidades locales fueron capacitadas en técnicas de telemetría en campo. Foto por: Nicolas Reyes


Aunque es muy temprano para sacar conclusiones sobre la distribución y el comportamiento de Pensilvania y en general de los osos andinos, si llama la atención algunos de los desplazamientos que realizó. Estos, dejan varias enseñanzas y dan luces que podrían servir para el desarrollo de planes de manejo de esta especie.

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Sin embargo, hay que tener en cuenta que Pensilvania no era la única de su especie en ser monitoreada, pero sí la primera hembra. En 2013, en Chingaza un oso macho fue liberado con un collar de telemetría GPS, por la Fundación Wii, publicando los hallazgos de este estudio con apoyo del Instituto Humboldt. Entre los meses de octubre y diciembre de ese año, el dispositivo arrojó varios datos: el oso se movió por un área de casi 240 kilómetros cuadrados y prefirió los matorrales del ecotono entre el páramo y los bosques a la hora de hacer sus recorridos. Posteriormente, Wildlife Conservation Society (WCS) liberaría otro macho con un collar de telemetría GPS en el mismo sector.

“Las cifras de Pensilvania hasta ahora se están analizando, pero tuvo tres principales rutas. La primera desde el Santuario de Flora y Fauna Guanentá Alto Río Fonce hasta el Parque Natural Regional El Valle. La segunda empieza en el parque El Valle hasta veredas de Paipa y nuevamente Guanentá. Y la tercera, finalmente desde Guanentá hasta la vereda de Santa Bárbara de Cómbita en Boyacá”, agregó el biólogo López de Corpoboyacá.

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Tal vez, lo que más llame la atención de los recorridos de Pensilvania son las largas distancias que transitó y el paso ocasional por diferentes veredas o zonas con cultivos y viviendas rurales. De hecho, Nicolás Reyes, curador de la Colección de Mamíferos del Instituto Alexander von Humboldt explica que, al igual que el primer oso monitoreado, Pensilvania realizó movimientos mucho más largos que los previamente reportados para esta especie, tanto para machos como para hembras, en otras partes del continente en su distribución natural.

“Esto sugiere que estos animales en Colombia están en ambientes supremamente fragmentados y con muy baja calidad de hábitat, donde hay muy poco alimento y agua. Son animales que para poder sobrevivir tranquilamente como lo hacen los osos en otras partes más conservadas, tienen que moverse el doble o el triple que los otros”, manifestó Reyes.

Por otro lado, es interesante analizar que muchos de los recorridos de Pensilvania se dieron en ambientes antrópicos. Cruzó potreros y zonas cercanas a casas rurales de manera cautelosa y sin ser detectada por los habitantes.

Siembra de árboles
A Pensilvania se le instaló un collar de telemetría satelital con un GPS que cada dos horas enviaba su ubicación. Foto por: Nicolas Reyes


“Estos animales usan ambientes antrópicos y naturales de manera muy fluida. Es importante pensar la conservación del oso andino más allá de algunos pocos núcleos poblacionales ubicados en grandes bosques, es hora de pensar la conservación de estos animales en los ambientes donde hay actividades antrópicas, que es donde los animales se pueden encontrar con los humanos y donde puede haber interacción oso-comunidades”, concluyó el curador Reyes.

Por su parte, el biólogo López aseguró que: “Pensilvania nos dejó grandes datos y patrones de su actividad con los que podremos entender un poco más de su ecología. Nos hace falta evaluar mucha más información, el comportamiento de los osos no necesariamente es el de Pensilvania, pero es un comienzo. Es un ejercicio que nos da muchas herramientas para plantear a futuro los planes de manejo de las poblaciones de osos en está región”.

El trabajo en equipo alrededor de Pensilvania

Todo comenzó en febrero del año pasado. En el sector de Pensilvania, en la vereda Tierra de Gómez del municipio de Moniquirá (Boyacá), una osa andina fue vista en varias ocasiones merodeando por el lugar, un acontecimiento inusual que pocas veces es presenciado.

Liberación Pensilvania
Diferentes entidades trabajaron de la mano para el cuidado, liberación y seguimiento de Pensilvania. Foto por: Felipe Villegas


La comunidad, lejos de ver a este animal como una amenaza, por el contrario le mostró su cariño. Alertaron a las autoridades para su rescate y la bautizaron con el mismo nombre del lugar donde fue hallada: Pensilvania.

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Después del rescate, a Pensilvania se le realizaron varios exámenes para valorar su estado de salud. “Tenía bajo peso y deshidratación, pero principalmente tenía afectaciones en su dentadura. En su proceso de recuperación física se le realizaron algunos procedimientos dentales de coronas, otros de cerrarle algunas fisuras en sus dientes y se trató de rehabilitar los colmillos, pero esto último fue un poco complicado. Varios de estos procedimientos se debían realizar con anestesia y no podían ser tan seguidos”, aseguró el biólogo de Corpoboyacá.

Tras un año de un trabajo riguroso y luego de analizar su comportamiento y salud, Pensilvania finalmente fue liberada el pasado mes de abril. Sin dudas, la mayor enseñanza que nos dejó fue la necesidad de seguir trabajando en equipo por la conservación de esta especie.

En el proceso de rescate, valoración médica, recuperación, liberación y seguimiento participaron en diferentes instancias: Corpoboyacá, Fundación Santuario del Oso Anteojos, Fundación Wii, Reserva Natural de la Sociedad Civil Corazón de la Montaña, el Instituto Humboldt, la Policía Nacional y las comunidades locales de los municipios de Paipa, Moniquirá, Duitama, Cómbita y Arcabuco. Ese trabajo articulado además permitió la realización de protocolos de seguimiento y reacción ante las diferentes situaciones que tuviera que enfrentar Pensilvania en sus recorridos.

Colombia, el país con mayor número de especies de lagartijas del género Anolis

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 2 de noviembre de 2021

Colombia, el país con mayor número de especies de lagartijas del género Anolis



Anolis de rivalis
Anolis de riveras (Anolis rivalis) Foto: Guido Fabián Medina


  • •   El Instituto Humboldt presenta la más reciente edición del Atlas de la Biodiversidad de Colombia. Las lagartijas son las protagonistas.
  • •   Colombia cuenta con cerca de 78 especies del género Anolis, las cuales se agrupan en 10 grupos de especies con características corporales y ecológicas similares, también conocidos como “Ecomorfos”.
  • •   El alto número de especies de Anolis en Colombia representa el 43% de la diversidad continental.


¿Qué tanto sabemos de las lagartijas en Colombia?, ¿en dónde se encuentran?, ¿cuál es su estado de conservación? Estas y muchas más respuestas se podrán encontrar en la más reciente edición del Atlas de la Biodiversidad de Colombia. En esta oportunidad, los Anolis son los protagonistas, un grupo de lagartijas arborícolas muy carismático. Se sabe que tuvieron un origen y diversificación durante el Paleoceno y Eoceno, es decir, hace aproximadamente 66 a 56 millones de años con varios eventos de dispersión entre tierras continentales y las islas del Caribe.

Estas lagartijas se distinguen de otras por presentar unas laminillas extendidas en la superficie ventral de los dedos que cumple una función locomotora, facilitando su adhesión a diversas superficeies de los árboles, y por la presencia - generalmente en los machos, pero en las hembras de algunas especies también - de un pliegue de piel extensible y colorido en la garganta la cual usan para comunicarse.

De acuerdo con Nicolas Urbina-Cardona, profesor asociado de la Pontificia Universidad Javeriana y moderador del grupo de anfibios y reptiles de BioModelos, “la gran diversidad de los Anolis se debe a una combinación muy interesante de procesos biográficos históricos y ecológicos. Cada especie se ha adaptado a condiciones particulares de los hábitats donde se encuentran, lo cual refleja una variedad de formas y comportamientos. Este grupo exhibe su mayor diversidad en los bosques húmedos tropicales y subandinos, aunque son mayoritariamente arborícolas algunas de ellas pueden tener hábitos terrestres o semiacuáticos”, indicó.

Colombia tiene un lugar privilegiado en la historia evolutiva de los anolinos continentales porque hace parte del área donde han ocurrido eventos biogeográficos importantes para su diversificación. Actualmente se pueden encontrar en casi todos los ecosistemas del país desde el nivel del mar hasta la alta montaña.

Anolis de Anchicayá
Anolis de Anchicayá (Anolis anchicayae) Foto: Rafael Moreno


La distribución geográfica potencial de cada especie se logró a través de la elaboración de mapas en la plataforma web Biomodelos. Estos mapas combinan los registros biológicos de las especies, las principales variables ambientales que determinan su presencia en un lugar y el conocimiento experto sobre su distribución en el territorio. De acuerdo con los resultados, las áreas con mayor número potencial de especies se encuentran en las regiones Pacífica, valle medio del río Magdalena y Amazónica. Fenómenos como la deforestación vienen transformando estas áreas, convirtiéndose en un factor que incrementa los riesgos de extinción para las poblaciones de anolinos. Por su parte, las especies endémicas de la región Andina colombiana se enfrentan a esa misma problemática, en donde se estima que solamente el 27% de los ecosistemas boscosos permanecen.

Cabe destacar que el cambio climático es otra de las amenazas que enfrentan estas lagartijas en la alta montaña, al poseer habilidades de termorregulación ajustadas a regímenes de bajas temperaturas, se ven afectadas con el incremento en la temperatura ambiental.

Ahora bien, Colombia cuenta con cerca de 78 especies, las cuales se agrupan en 10 tipos de especies con características corporales y ecológicas similares, también llamados “ecomorfos”. El alto número de especies de anolinos en nuestro territorio representa el 40% de la diversidad continental de este grupo y alrededor del 18% de diversidad conocida globalmente.

“Este número puede ser superado porque aún desconocemos bastante sobre la taxonomía del grupo pero también porque muchas regiones del país aún no han sido exploradas en cuanto a la diversidad de estas lagartijas”, señala Rafael Moreno, Doctor en Ciencias Biológicas, investigador del programa de Ciencias Básicas y autor del Atlas.

Anolis gigante
Anolis gigante acuático de garganta manchada (Anolis maculigula) Foto: Yeny R. López.


A pesar de la alta diversidad de anolinos en Colombia, su estado de conservación a nivel nacional indica que solamente tres especies están categorizadas como amenazadas: dos En Peligro -EN- y una En Peligro Crítico de extinción -CR-, mientras que la gran mayoría permanece como no amenazada, principalmente por el limitado conocimiento de sus distribuciones y tendencias poblacionales.

De acuerdo con Moreno, el atlas busca fomentar el interés en estas lagartijas proveyendo información clave como la distribución geográfica y del hábitat para 58 de 73 especies continentales. También permite identificar aquellas zonas del país con alta riqueza de anolinos, áreas con vacíos en el conocimiento y especies susceptibles de acciones de conservación prioritarias dado que su área de distribución es muy pequeña o es susceptible a disminuir o desaparecer debido a actividades humanas que transforman el hábitat.

Con base en lo anterior, es claro que Colombia necesita una iniciativa para integrar, articular y fortalecer el conocimiento sobre la diversidad de los anolinos, con el fin de ser usado como respaldo a hora de tomar las decisiones de manejo y conservación de estas especies y de los ecosistemas que habitan.

Anolis de Ruiz
Anolis de Ruíz (Anolis ruizii) Foto: Yeny R. López.


Finalmente, los autores concluyen que “se espera que con la información compilada por especie -extensión de ocurrencia, representatividad en el sistema de áreas protegidas, coberturas que habita y cambios futuros en su distribución geográfica por los cambios en el uso del suelo- se pueda actualizar la evaluación nacional del riesgo de extinción de las especies del género Anolis para Colombia”. Como resultado de esta publicación, se espera que este grupo de lagartijas se incorpore dentro de los estudios de impacto ambiental, planes de manejo y compensaciones por pérdida de biodiversidad.

Atlas biodiversidad Anolis
Anolis de Ruíz (Anolis ruizii) Foto: Yeny R. López.


Descargue aquí El Atlas de la Biodiversidad de Colombia. Anolis.

BiodiverCiudades al 2030. Una apuesta por transformar ciudades desde la naturaleza

Nota de actualidad | Por: Equipo Humboldt de BiodiverCiudades

BiodiverCiudades al 2030. Una apuesta por transformar ciudades desde la naturaleza




  • •   Transformar el modelo urbano actual es el reto de la iniciativa global BiodiverCiudades al 2030 que se centra en un desarrollo a partir de la naturaleza y las personas.
  • •   BiodiverCiudades al 2030 es coordinada por el Instituto Humboldt y el Foro Económico Mundial.


Biodiverciudad
Vista hacia los Cerros Orientales de la ciudad desde el Parque Simón Bolívar. Bogotá, Colombia. Foto cortesía de Felipe Casas (Instagram @kasas)


BiodiverCiudades al 2030 (BiodiverCities by 2030) es una iniciativa global coordinada por el Instituto Humboldt y el Foro Económico Mundial por encargo del Departamento Administrativo de Presidencia de la República de Colombia (Dapre), que inició en febrero de 2021 con un horizonte de 15 meses.

BiodiverCiudades al 2030 reúne a los gobiernos de las distintas ciudades del país, las empresas y la sociedad civil con el fin de forjar un futuro en donde la naturaleza beneficie a las ciudades y las ciudades beneficien a la naturaleza.

Con el ánimo de construir una visión de BiodiverCiudades, el Instituto ha convocado una Comisión Asesora Global y una Comisión Asesora Nacional con representantes de la academia, empresa, gobierno y sociedad civil, expertos en temáticas de diseño urbano, ecología urbana, economía sostenible, innovación, tecnología, gobernanza, entre otros. Así mismo, se está enfocando el liderazgo intelectual de la Comisión Asesora Global hacia una publicación para enero 2022, un reporte que busca proponer un marco de acciones para la transición de ciudades al año 2030.

Adicionalmente, el Instituto coordinará una segunda publicación que reúne las capacidades institucionales, nacionales y de América Latina en materia de gestión de la biodiversidad en entornos urbanos. La publicación contará capítulos teóricos dirigidos por autores invitados y más de 20 casos prácticos de Colombia y el mundo para ilustrar los avances y retos de gestión. La narrativa de esta publicación está inspirada en el Cambio transformativo, abordaje que será desarrollado en alianza con el HUB Latinoamericano y Caribeño de Innovación Transformativa.

Biodiverciudad
Orocué (Colombia), la sabana inundable y el río Meta (2013). Foto: María Mejía.


Este proceso de desarrollo conceptual y de identificación de acciones para la transformación será fortalecido a través de dos plataformas que el Foro Económico Mundial ha puesto a disposición de la iniciativa y cuyos productos serían lanzados en octubre: UpLink y Strategic Intelligence.

La primera plataforma, UpLink, alojará durante los próximos meses el Reto UpLink de BiodiverCiudades, una convocatoria global para recoger soluciones innovadoras que integran la biodiversidad en las ciudades y fomentar su potencial como ejes de resiliencia y bienestar humano. Esta convocatoria permitirá conocer iniciativas ejemplares, probadas y escalables que tengan el potencial de transformar los entornos urbanos desde los lentes de la biodiversidad. Los ganadores se unirán a la Red de Innovadores de UpLink y participarán en un programa de un año diseñado para acelerar el impacto y escalar la iniciativa con el respaldo de la amplia gama de oportunidades y redes del Foro Económico Mundial y sus socios. Aquí puedes consultar la página del Reto y postular soluciones hasta el 1 de diciembre de 2021.

Biodivercities challenge
Pieza divulgativa del Reto UpLink de BiodiverCiudades, lanzado el 28 de octubre de 2021. Créditos: Foro Económico Mundial.


La segunda plataforma, Strategic Intelligence, alojará un Mapa de Transformación sobre BiodiverCiudades, cuyo contenido inicial ha sido desarrollado de forma conjunta entre el Foro y el Instituto Humboldt. Los mapas de transformación (Transformation Maps) son una herramienta de conocimiento dinámica que permite explorar un concepto y acceder a contenidos, publicaciones y las últimas investigaciones y análisis extraídos de las principales instituciones de investigación y medios de comunicación de todo el mundo. También permite interactuar con otros temas de interés y actualidad, lo que evidencia las interconexiones entre diversos factores de transformación y permite compilar información relevante para respaldar la toma de decisiones mejor informada.

Biodivercities challenge
Vista de la página Web del Mapa de Transformación sobre BiodiverCiudades, alojado en la plataforma Strategic Intelligence del Foro Económico Mundial y lanzado el 28 de octubre de 2021.


Proceso global y proceso nacional

Previo a 2021, el Gobierno Nacional, puntualmente el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, ya promocionaba un proceso bajo la bandera de BiodiverCiudades. Este programa de política nacional brinda asesoría técnica y cofinanciación a las ciudades colombianas con el propósito de que se reconozca, priorice e integre la biodiversidad y sus beneficios al desarrollo urbano-regional sostenible. Este trabajo ha sido acompañado por el World Resources Institute (primera fase de conceptualización), alcaldes de las ciudades piloto, el Instituto de Investigaciones Amazónicas Sinchi y ahora el Instituto Humboldt, en la segunda fase de conceptualización.

san andres
San Andrés (Colombia), una de las BiodiverCiudades. Foto: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, tomada de Flickr.


A hoy son 14 las ciudades con las que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible avanza esta estrategia, son: Barranquilla, Leticia, Villavicencio, Medellín, Bucaramanga, Quibdó, San Andrés, Barrancabermeja, Manizales, Montería, Armenia, Pereira, Pasto y Yopal. BiodiverCiudades se materializa en la identificación e implementación de proyectos que abarcan temáticas como ciencia participativa, escuelas vivero, restauración ecológica, generación de espacio público con criterios ecológicos, entre otros. Entre los financiadores para el desarrollo de esta estrategia nacional se destaca el Banco Interamericano de Desarrollo.

BiodiverCiudades es un proceso nacional y BiodiverCiudades al 2030 es su nuevo marco de ambición global. El Instituto Humboldt busca que la visión que está desarrollando sobre una Biodiverciudad permee ambos procesos. Por un lado, se enfoca en conceptualizar y posicionar el concepto con aliados nacionales e internacionales; y por otro, en alianza con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, nos permite experimentar en nuestro propio laboratorio, es decir, las ciudades colombianas.

Lea también



Recursos complementarios

Ciudades que trabajan con la naturaleza para mejorar la resiliencia y la vida urbana Serie de webinars del Global Platform for Sustainable Cities (GPSC).
Diálogo multinivel alcaldes - ICLEI en la ruta a la COP15 de diversidad biológica (junio 2021)
Diálogo con el Viceministro de Ordenamiento Ambiental del Territorio, Nicolás Galarza, sobre la iniciativa nacional Biodiverciudades (febrero 2021)

¿Quieres conocer otras iniciativas en temas urbanos lideradas por el Instituto Humboldt?



Infografía
Infografía tomada del libro Urban Nature: Platform of Experiences (2016), Instituto Humboldt.

Arte y conservación: una alternativa para recuperar los bosques en Chía, Cundinamarca

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz

Arte y conservación: una alternativa para recuperar los bosques en Chía, Cundinamarca




Siembra de árboles chia
Paula Romero y Emmanuel Laverde han dedicado parte de su vida a la conservación de la naturaleza a través del arte. Foto por: Julián Sáenz


  • Son 10.000 árboles los que se sembrarán en el convenio entre el Instituto Humboldt, la Fundación Yarumo - Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca y la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal (CONIF). Más de dos mil de ellos quedarán en un predio dedicado a la conservación a través del arte. Conozca la historia. Foto por: Julián Sáenz


Los detalles no son algo que suelen dejar al azar Paula Romero y Emmanuel Laverde, por eso la biodiversidad cobra vida en cada una de las ilustraciones que realizan. Esta pareja de esposos y artistas plásticos tomó la decisión de llevar su trabajo a otro nivel, uno que lleva un mensaje, que genera conciencia y que lleva al cambio. Una labor dedicada a la conservación de la naturaleza.

Se conocieron cuando Paula tenía 20 y Emmanuel 18. No solo los apasionaba el arte, también la naturaleza y la botánica. En un principio, Paula se apasionó por las especies y su relación con la gastronomía y Emmanuel por el trabajo realizado en la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, liderada por José Celestino Mutis.

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Su trabajo fue evolucionando así como su vínculo con la biodiversidad y los ecosistemas. De esta manera, nació su proyecto de vida: Arte y Conservación. “La intención era darle un sentido a nuestra profesión de artistas y a ese amor que tenemos por la naturaleza. La pintura nos ha enseñado que así como uno ama a una persona y respeta todo lo que compone a un ser humano, asimismo es el proceso con la naturaleza. Entonces cuando uno pinta y representa las cosas y ve su belleza y sus detalles, uno despierta ese sentimiento de conservación”, manifestó Laverde.

pintura naturaleza
Arte y conservación ha realizado seminarios, conferencias y exposiciones tanto nacionales como internacionales. Foto por: Julián Sáenz


Según la página web de Arte y Conservación, la organización está dedicada a fusionar el arte de la pintura y el dibujo con la naturaleza. De hecho, han desarrollado proyectos ilustrados para diferentes instituciones, como por ejemplo, Fundación ProAves, Parques Nacionales Naturales, la Asociación Bogotana de Orquideología, entre otras.

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“En un principio lo que hicimos fue donar un porcentaje de lo que recaudamos de nuestras exposiciones a programas de conservación, en una ocasión fue específicamente a aves. Luego entramos en un proceso de pedagogía, que se convirtió en una de nuestras mayores herramientas para la conservación. Que la gente a través de la pintura conociera la biodiversidad y aprendiera a conservarla. Y claro, está la parte editorial”, agregó Romero.

Exposiciones de arte, publicaciones y educación. Pero, en este proceso ¿por qué es importante la siembra de árboles?

Por un lado para restaurar una parte del predio familiar de Paula Romero, que está colindante a un relicto bosque que a futuro puede convertirse en un corredor biológico. Este lugar está ubicado en la vereda Altos de Yerbabuena en el municipio de Chía, en Cundinamarca y allí funciona Arte y Conservación. Por otro lado, este proceso servirá para fortalecer el componente de educación ambiental de la organización creada por esta pareja.

arte y naturaleza
La organización Arte y Conservación fusiona la pintura y el dibujo con la naturaleza. Foto por Julián Sáenz


“Este es un predio familiar. Nosotros adecuamos la casa y siempre pensábamos en cómo restaurar el bosque. La casa en principio era usada sólo para dictar algunos cursos o actividades de educación. Pero ya desde hace 8 o 9 años nos vinimos definitivamente y empezamos a restaurar con nuestros recursos, con nuestro propio bolsillo”, agregó Romero.

Los árboles que cambiarán el paisaje en Cundinamarca

El Instituto Humboldt realizó un convenio con la Fundación Yarumo - Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca y la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal (Conif), para la siembra de 10.000 árboles en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.

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La plantación de estos árboles se realiza en siete lugares en los municipios de Chía, Sibaté, La Calera, Pacho, Zipaquirá y Tibacuy. “En seis de los siete sitios nosotros usamos un diseño de plantación compacta o convencional. Es básicamente una cuadrícula en la que todos los árboles se encuentran a la misma distancia, en este caso tres metros por tres. Este diseño lo usamos porque facilita las labores de mantenimiento. Para que el proyecto prospere y los árboles crezcan se debe hacer un mantenimiento, no es solo sembrarlos. En esos predios el uso anterior era ganadería, potreros con pastos que crecen muy rápido y compiten mucho por los recursos, por eso también usamos ese diseño”, aseguró Luisa Garzón, coordinadora técnica del proyecto por parte de la Fundación Yarumo - Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca.

Siembra de árboles
El Instituto Humboldt en convenio con la Fundación Yarumo - Jardín Botánico Forestal de Cundinamarca y la Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal (CONIF) tienen la meta de sembrar 10.000 árboles. Foto por Julián Sáenz


En el caso puntual del predio donde funciona Arte y Conservación se sembraron 2.250 árboles. Algunas de las especies plantadas fueron: Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), mano de oso (Oreopanax incisus), Cajeto (Citharexylum subflavescens), Roble (Quercus humboldtii), Tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), Tuno (Miconia sub ciliata) entre otras.

Siembra de árboles
Las personas presentes en la plantación participaron en un espacio educativo donde aprendieron sobre los árboles nativos de la zona y de manera voluntaria dedicaban a un ser querido cada siembra realizada. Foto por Julián Sáenz


Estos árboles buscan darle un nuevo aire a una de las veredas de Chía que sufre la presión de las construcciones y de los trabajos agropecuarios que han arrinconado a los relictos de bosque en la zona.

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“Es importante resaltar que, en tres predios, estos enfoques de restauración se encuentran en bosques de nieblas y subpáramos y allí trabajan con 20 especies de plantas. Además, en zonas bajas manejan otras 14 especies. Cada predio tiene una zona de ampliación de borde de conservación, es decir, que son fincas con usos agropecuarios con áreas circundantes de bosques secundarios. La meta es ampliar el borde de los bosques y generar corredores internos con otras regiones como es el caso del predio de Altos de Yerbabuena”, manifestó Edwin Bello, ingeniero forestal y coordinador de siembra de los 10 convenios que tiene el Instituto Humboldt en la iniciativa de 180 millones de árboles en Colombia.

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El 11 de septiembre se plantaron los últimos 200 árboles en el predio familiar de Paula Romero, en una ceremonia que reflejaba todo el espíritu de lo que es Arte y Conservación. Un espacio educativo donde se aprendió sobre las plantas que se iban a sembrar y su importancia, donde hubo una reflexión en torno a la restauración de los bosques de la zona y un espacio íntimo en el que cada persona, al tomar un árbol de manera autónoma, recordaba un ser querido.

Reservas de la sociedad civil: aliados en la recuperación de los bosques en Choachí, Cundinamarca

Nota de actualidad | Por:Alejandro Hernández y Julián Sáenz

Reservas de la sociedad civil: aliados en la recuperación de los bosques en Choachí, Cundinamarca




reserva choachi
En el predio de Martha Díaz el pasado 10 de septiembre se sembraron 60 de los 1.194 árboles que buscan restaurar los bosques de Choachí.
Foto por: Julián Sáenz


  • El Instituto Humboldt, Bosques & Semillas y la Red Tasqua se pusieron como meta la siembra de 10.000 árboles para la conservación y restauración del bosque alto andino. Un trabajo que se realiza bajo el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”.


Doña Martha Díaz es una berraca. A sus 57 años se dio a la tarea de restaurar su predio de tres y medio hectáreas, ubicado en una de las montañas adyacentes a Choachí (Cundinamarca). Un terreno que años atrás, antes de su llegada, era alquilado para la ganadería, el cultivo de papa y el de gladiolo.

Lo que comenzó como un sueño para retribuir algo a la naturaleza, según cuenta esta psicóloga clínica, pronto se convirtió en su proyecto de vida. Un trabajo arduo al que ha dedicado los últimos cinco años de su vida y que nosotros, desde el Instituto Humboldt, quisimos conocer de primera mano.

Para cumplir con este objetivo, nos dimos cita bien temprano. A las 7:30 de la mañana salimos en caravana para huir del tráfico bogotano y así llegar a tiempo para observar ese refugio boscoso en crecimiento que se está gestando en la vereda Bobadillas de Choachí.

restauración terreno
Martha Díaz se dio a la tarea de restaurar un terreno que años atrás, antes de su llegada, era alquilado para la ganadería y el cultivo de papa y gladiolos. Foto por: Julián Sáenz


La aventura que nos llevó a conocer a Martha Díaz comenzó atravesando los emblemáticos cerros orientales de la capital. Como pocas veces ocurre, la vía que conduce a Choachí estaba casi desolada, sin vehículos y sin los ciclistas que madrugan a subir hasta el Alto del Verjón. Los rayos del sol rápidamente se impusieron sobre las altas montañas y disiparon la espesa niebla, la bruma y el smog.

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Pronto la ciudad quedó atrás y un paisaje diferente se divisó una vez pasamos el Alto del Verjón. La vegetación cambió, así como los olores y los colores. La ruralidad cobró protagonismo y nos encontramos inmersos en un cuadro netamente cundiboyacense. Uno donde se imponen las vacas lecheras, las ruanas y la leña; donde las planicies y las laderas están vestidas de pastos, de papas florecidas, de cipreses cincuentones y uno que otro parche de arbustos nativos que se niegan a desaparecer.

En esos parches, presentes solo en las cimas o en las paredes de las montañas, se multiplican los colores. Los verdes ocres, verdes azulados, verdes oscuros, verdes esmeraldas y hasta verdes chillones son muestra de la gran diversidad de especies presentes en el bosque nativo. Lugares a los que sólo llegan algunos animales y uno que otro escalador.

Una reserva hecha a pulso y voluntad propia

El momento de alejarnos de la vía principal que conduce a Choachí llegó y subimos por una trocha hasta la vereda Bobadillas, en lo alto de la montaña. Fueron casi 20 o 30 minutos en los que se midió la fuerza del carro y la destreza del conductor. Una carretera pedregosa e irregular fue el último paso recorrido antes de llegar al destino: el hogar de Martha Díaz.

corredor biologico
Se espera que las siembras realizadas en Choachí sirvan para generar un corredor biológico. Foto por: Alejandro Hernández


Doña Martha vive en una casa acogedora en medio de las montañas, un lugar desde donde se puede observar el municipio de Fómeque y la gran Serranía de Chingaza. Con la alegría y serenidad que irradia cuenta que: “Yo adquirí el predio el 23 de diciembre de 2015. Un 23 de diciembre, pero 15 años antes murió mi padre, casualmente esto sucedió en la misma fecha. De él aprendí el amor por la tierra y esto para mí significó mucho. A partir de ese momento decidí que la finca iba a dejar de tener algún tipo de maltrato. Comencé a tratar de retribuir a la naturaleza”.

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Con su hablar tranquilo y pausado, Doña Martha explica que este proceso no ha sido nada fácil, con sus propios recursos sembró varios árboles y para garantizar su crecimiento ha tenido que enfrentar desafíos como la escorrentía y los fuertes vientos.

“El trabajo de recuperación y restauración ha sido muy duro. Me cuestionaba si podía lograrlo, si tenía el músculo emocional y financiero para continuar. Pero he encontrado mucha solidaridad de parte de mis compañeros de reserva y así, de repente, fueron llegando los árboles”, agregó Díaz.

Esa mañana, en la casa de Martha Díaz, se reunieron varios invitados, entre ellos estaban los que ella llama sus compañeros de reserva. Propietarios de diferentes predios que por decisión autónoma formaron reservas naturales para la preservación, restauración y uso de un ecosistema. Ellos conforman la Red Tasqua del Corredor de Páramos, Corporación de Reservas de la Sociedad Civil. Se podría decir que todos los que se congregaron en la casa de Doña Martha eran unos enamorados de los árboles.

“Empezamos a juntarnos con vecinos que teníamos los mismos intereses y aplicamos a Parques Naturales Nacionales para volvernos reservas de la sociedad civil. Este proceso lo hicimos con Conservación Internacional, ellos nos apoyaron con toda la asesoría, con la zonificación de las reservas, con el levantamiento ecológico, eso fue en el 2018. Iniciamos seis propietarios. Pero hay otras reservas, como la de Martha, que es reserva por voluntad propia, que no tiene la resolución pero hace el mismo proceso y trabajo”, explicó Juan Carlos Gutiérrez, uno de los integrantes de la Red Tasqua.

“Los árboles llegan solos”: Martha Díaz

El Instituto Humboldt realizó un convenio con Bosques & Semillas para la siembra de 10.000 árboles en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, impulsado por el Ministerio de Ambiente.

Bosques & Semillas a su vez trabaja de la mano con la Red Tasqua y así fue como la reserva de Martha Díaz quedó seleccionada para la siembra. “Los árboles llegan solos”, así lo sentenció Martha, al ver que su trabajo durante cinco años está dando frutos.

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“Es una oportunidad para las reservas en el sentido económico. Todo lo que venimos haciendo de restauración y conservación ha sido con recursos propios. Es reconfortante participar de este tipo de proyectos”, agregó Gutiérrez.

Un olor a pandebono caliente y a café irrumpieron en la sala de Martha. Los invitados comieron y recargaron energías. Se venía la siembra de 60 de los 1.194 árboles que se plantarán en los predios Santuario, El Porvenir y La Esperanza de Doña Martha.

La voz de Patricia Velasco Lineares, la coordinadora técnica del proyecto de siembra de Bosques & Semillas, era la protagonista. Ella se encargó de explicarle a todos los invitados que la restauración por plantación no se hace con cualquier especie, que es un proceso complejo.

educacion ecológica
Martha Ruiz tiene una reserva natural por voluntad propia y en ella propicia espacios de educación. Foto por: Julián Sáenz


Patricia contó que desde Bosques & Semillas realizaron un estudio de los agentes de tensión en los predios que se iban a sembrar para así preparar la mejor estrategia de restauración. Después, seleccionaron las especies nativas que se usarán, plantas cuya distribución natural corresponda con los sitios de siembra y en las que se garantice la diversidad, en este caso de árboles y de arbustos.

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“En esta zona hay potreros abiertos que a pesar de estar al lado de bosques, si llevamos una especie de bosque solita no va a crecer. Por eso es importante la funcionalidad de la restauración y seleccionar el material nativo con los mejores rasgos que me pueden ayudar a generar las coberturas. Hay que promover la heterogeneidad y las interacciones entre especies”, manifestó Velasco Linares.

Gracias a la explicación de Patricia, los invitados reunidos en la casa de Doña Martha conocieron las diferentes técnicas de restauración que se iban a realizar a lo largo del proceso de siembra de los 10.000 árboles. La primera de ellas es el enriquecimiento, que consiste en plantar árboles en zonas donde ya se ha sembrado con anterioridad o donde ya existen procesos de regeneración. La segunda es la siembra por núcleos, una de las técnicas más usadas en zonas abiertas, en donde se realizan plantaciones a distancias cortas de diferentes especies de plantas en donde se promueve las interacciones, la competencia y el crecimiento. Por último, están las cercas vivas, elementos de división de predios que son importantes para la conexión y ayudan a soportar los fuertes vientos de la zona.

Armados de palas, palines y azadones todos los invitados nos pusimos a sembrar. Por el predio se vio desfilar: Amargoso (Ageratina crassipes), Maíz tostado (Myrsine dependens), Corono (Xylosma spiculiferum), Espino Garbanzo (Duranta Mutissi), entre muchas otras especies.

“En este convenio, los predios seleccionados están en los municipios de Choachí y Ubaque. Es importante porque trabajamos en áreas de bosques de niebla y áreas de subpáramo. Se está trabajando con alrededor de 40 especies forestales, todas nativas con un manejo integrado de conservación y restauración. La idea es generar un corredor que ayude a mitigar el impacto de los cultivos de papa y la ganadería en esta región”, dijo Edwin Bello, ingeniero forestal y coordinador de siembra de los 10 convenios que tiene el Instituto Humboldt en la iniciativa de 180 millones de árboles en Colombia.

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Uno a uno, los 60 árboles se fueron sembrando con la esperanza de que en el futuro se conviertan en grandes bosques. Doña Martha Díaz concluyó que: “Yo me visualizo como la guardabosques de este espacio. Este es un espacio alquilado mientras dure mi vida, yo lo que tengo que hacer es cuidar este espacio”. Nosotros con las botas y pantalones llenos de tierra y la satisfacción de conocer la historia de Doña Martha tomamos camino de vuelta a la capital.
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