Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Instituto Humboldt acoge sentencia de Corte Constitucional

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Bogotá, 18 de Octubre de 2016

 FV27249Foto: Instituto Humboldt
 

El Instituto Humboldt acoge la Sentencia T-445 de 2016, emitida por la Sala Sexta de la Corte Constitucional, que pide al Gobierno nacional realizar investigación científica y sociológica sobre impacto de minería en Colombia. En tal sentido, esperamos participar de manera activa en la mesa de trabajo interinstitucional que, por los próximos dos años, construirá un espacio plural para elaborar conclusiones gubernamentales respecto al tema.

Por tratarse de un asunto de prioridad nacional, de impacto sectorial, de relación directa con su política de Gestión Integral de la Biodiversidad y de los Servicios Ecosistémicos (Gibse) y en el contexto de la misión del institucional, el Humboldt acompañará la generación de conocimiento científico necesario y útil en la toma de decisiones según las orientaciones y acuerdos producidos en este nuevo espacio de diálogo.

El Humboldt considera esta una oportunidad para encausar esfuerzos que generen líneas de conocimiento sólidas en torno a los impactos que causan los sectores productivos del país, quienes están transformando la biodiversidad.

El Instituto permanece atento a la convocatoria por parte del Gobierno nacional, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), y confía en el trabajo mancomunado para construir conocimiento, basado en información y estudios sobre la materia que permitan entender desde el estado y las tendencias de la biodiversidad frente a la minería, las dinámicas e importancia de este sector de la economía para el desarrollo del país y los vínculos entre el hombre, la naturaleza, la extracción minera y la gobernanza asociada.

El Instituto Humboldt confía en la participación de expertos y la disponibilidad de documentos que los diversos sectores de la sociedad consideren pertinente aportar para la elaboración de tan exigente compromiso. Su apoyo, en momentos puntuales del proceso, será clave por la información y conocimiento de la geografía colombiana y de los territorios donde se realizan actividades de extracción minera.

 

 

 

Cali pachanguero y biodiverso

Nuestro recorrido por la naturaleza urbana del país llega a la capital vallecaucana

 

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No hay mejor medio para recorrer la ciudad que la bicicleta; evitas trancones, haces ejercicio y ahorras dinero. Los beneficios aumentan si mientras pedaleas te fijas en los árboles, el río y los animales que acompañan tu recorrido. La bicicleta te lleva de un lugar a otro y también te puede conectar con la naturaleza urbana y los servicios ecosistémicos en los que se basa tu bienestar cotidiano.

Para afinar los sentidos y la mente con la biodiversidad de Cali, usaremos la bicicleta y el río como medios para reconocerla. Este recorrido, que se realizará en el marco de la Primera Conferencia Regional de la Alianza de Servicios Ecosistémicos en Latinoamérica y el Caribe, es una forma de llevar los contenidos de la investigación realizada por el Instituto a espacios no convencionales.

Para este encuentro entre ruedas, arte y ciencia, contamos con el apoyo de Cicloreaders, un colectivo que promueve contenidos editoriales a través del uso de la bicicleta. En esta ocasión, usaremos el libro “Naturaleza Urbana. Plataforma de experiencias” y los aportes de la artista caleña Mariángela Aponte, quien liderará las actividades de dibujo en cada una de las tres estaciones programadas. El recorrido terminará en la Casa Obeso Mejía, con la presentación del libro y la participación de la Alcaldía de Cali, la Corporación para la Gestión Ambiental BIODIVERSA y el Colegio Ideas.

La invitación es para que los caleños se suban a sus bicicletas y rueden con nosotros por la Cali pachanguera y biodiversa.
Fecha: Jueves 20 de octubre
Hora: 4:30 p.m.
Lugar de encuentro: Parque del Perro
Inscripciones: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Cupos limitados.

“La ciencia terminará validando el cambio que no deseamos”: Germán Andrade

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Bogotá, 11 de Octubre de 2016

Principal
Foto: Felipe Villegas/Instituto Humboldt
 

“La ciencia terminará validando el cambio que no deseamos”. Así lo manifestó Germán Andrade, subdirector de Servicios Científicos y Proyectos Especiales del Instituto Humboldt, durante uno de los paneles temáticos realizados en el Taller Nacional de Expertos en Biodiversidad y Cambio Climático, organizado por Instituto Humboldt y el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) con apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GIZ).

En conversación con Gustavo Wilches-Chaux y representantes del MADS, del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) y del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), Andrade insistió en que las demandas medioambientales actuales no dan espera al aval de la ciencia: “Nos llegó primero el cambio climático que la solución basada en el conocimiento científico debido a lo lento de producirlo y validarlo. Aparentemente, el cambio global ambiental se está acelerando, por lo cual no podemos esperar una validación para actuar. Tenemos que innovar en esa forma de incorporar el conocimiento y desconocimiento en las decisiones.

Ante una clara incapacidad actual de adaptación a los efectos del cambio climático basada en los ecosistemas, y una constante incertidumbre anticipada a lo desconocido, las formas llamadas posnormales o más allá de la ciencia normal deben acelerarse sin esperar una validación de la ciencia pues, de lo contrario, como manifiesta Germán, “la ciencia terminará validando el cambio que no deseamos, desde el punto de vista de verdad científica”.

Además, Germán Andrade reprochó la resistencia de la ciencia para aceptar e involucrar otras formas de saber que pueden resolver a tiempo asuntos relacionados con el cambio climático: “Hay un problema en la ciencia cuando espera validar científicamente un hecho solamente y esa es la patente de verdad en la sociedad. Ahí falla si no acepta que hay otras formas de conocimiento. Muchos temas ambientales se ven cada vez más vinculados a conceptos y metodologías basadas en gestión del riesgo”.

Por tal razón, para el subdirector de Servicios Científicos es necesario acelerar los procesos de prevención y acción ante un cambio innegable del contexto ambiental global que incluya, sin posturas políticamente correctas frente a la diversidad cultural, saberes ancestrales: “Si muchas de las culturas y comunidades locales han pervivido en el tiempo es porque ahí hay un saber pues sin conocimiento es imposible colonizar territorios. Esa sabiduría no sistematizada ni valorada frente a los objetivos que perseguimos es un desperdicio. La gente sabe cómo vivir en el territorio, no es gratis y nosotros tenemos que ir a conocerlos para incorporarlos a los propósitos de biodiversidad y cambio climático”, indicó Germán Andrade.

Menos retórica, más democratización, soluciones a corto plazo y un diálogo urgente fueron las invitaciones de Andrade al finalizar su intervención: “Hay un conocimiento base que debe construirse socialmente. El cambio ambiental global nos está llevando a umbrales más allá de ciertas situaciones donde la misma capacidad adaptativa del conocimiento podría mostrarnos la respuesta. El sistema ecológico cambió, las preguntas también. No se trata solo de dar un estatus de validez políticamente correcto al conocimiento tradicional sino de traerlo a la mesa para discutirlo con quien lo tenga y así construir nuevo conocimiento”, puntualizó.

 

Biodiversidad como opción contra el cambio climático

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Debido a la alta vulnerabilidad nacional a los efectos del cambio climático, Colombia lidera, junto a otros países de la región, gestiones integrales ambientales que permitan hacerle frente desde diversas perspectivas: reducción de la deforestación, conservación y monitoreo de áreas protegidas, eficiencia energética, movilidad sostenible, entre otros.

A pesar de que los impactos del clima extremo afectan a la biodiversidad –incluyendo especies y ecosistemas–, se evidencia que la funcionalidad y estructura ecosistémica optimizan su capacidad de resistencia en el territorio, promoviendo el bienestar humano.

Por este motivo, el Instituto Humboldt avanza en la construcción de una línea institucional que, llevada a nivel nacional, aminore los efectos del cambio climático a partir de la resiliencia y adaptación de los ecosistemas y comunidades del país.
La línea dispone de dos documentos: el primero, aún en proceso de construcción, reúne los conceptos fundamentales para dimensionar la variabilidad climática y se socializará con las entidades que conforman el Sistema Nacional Ambiental (Sina) y actores sociales en el territorio nacional.

El segundo manuscrito presentará sugerencias para abordar el tema con un enfoque integrador, que contemple los impactos negativos de este fenómeno antropogénico en la biodiversidad y a la vez evidencie el potencial de la diversidad biológica como respuesta contundente a los efectos que trae consigo. “Un ecosistema promueve resiliencia porque está preparado para contrarrestar los impactos y, en caso de verse afectado, que sea lo menos posible” afirma María Eugenia Rinaudo, de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación del Instituto Humboldt.

Lograrlo representa un reto más cuando no todos los sistemas biológicos del país están conservados (35 de los 81 identificados en el territorio nacional se catalogan “en peligro crítico” o “en peligro”, según la publicación Biodiversidad 2015. Reporte de estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia. El 23,6 % del territorio continental colombiano presenta algún estado de alteración, degradación o destrucción: el 82,3 % y el 61,8 % corresponden a la región Caribe y Andina, respectivamente, de acuerdo con cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia(Ideam), por causa de factores relacionados con la densidad poblacional y la demanda de bienes y servicios ecosistémicos que generan procesos socioeconómicos y culturales tanto legales como ilegales: establecimiento de sistemas agropecuarios, explotación forestal, actividades industriales, minería, desarrollo urbano, desarrollo industrial, construcción de obras de infraestructura y de megaproyectos, e introducción de especies exóticas e invasoras.

Frente a este diagnóstico, una de las herramientas aliadas de la biodiversidad para contrarrestar las consecuencias del cambio climático es la restauración ecológica, que a través del estudio de ecosistemas degradados y procesos de restablecimiento por medio de técnicas como la revegetación, el manejo de cuidado de bosques, las obras de conservación de suelos, de mejora de hábitat para la fauna, labores hidráulicas, de estabilización de terrenos y taludes, de reconfiguración topográfica, de aplicación de enmiendas orgánicas a la superficie, de eliminación de especies invasoras y de uso de microorganismos, hongos, plantas o las enzimas, brinda herramientas para entender y afrontar la degradación de los ecosistemas.

Esta y otras estrategias de adaptación y mitigación incluirán y reconocerán, además, conocimientos tradicionales de comunidades indígenas y locales para crear procesos de incidencia y toma de decisiones con un enfoque de regionalización que promuevan la capacidad adaptativa y gobernanza a diferentes niveles territoriales, a la vez que integran diversos sistemas de conocimiento en torno a la biodiversidad y el cambio climático.

Esta iniciativa del Instituto Humboldt está alineada con la convergencia mundial entre ciencia y política frente a la variabilidad climática; también, se inscribe en el Plan Institucional Cuatrienal de Investigación Ambiental (Picia) que promueve la generación de conocimiento, a partir de la investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos, para tomar decisiones nacionales en materia de adaptación y mitigación al cambio climático.

A partir de lo anterior, el Instituto Humboldt coordina la realización de un Taller Nacional de Expertos con el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), con apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GIZ). El evento está programado para los días 6 y 7 de octubre de 2016, con transmisión vía streaming en http://giz.salasvirtuales.info/.

En esta actividad participarán académicos, tomadores de decisiones, representantes de diversos ministerios, sector privado, representantes de la Red Nacional de Jóvenes de Ambiente y líderes de comunidades indígenas y afrodescendientes. “La intención es sentarnos a debatir para identificar vacíos y necesidades nacionales en la materia pues todavía desconocemos cómo reaccionan ciertos ecosistemas nacionales frente al cambio climático y, por ende, necesitamos resaltar estrategias de innovación que pueden surgir desde las mismas comunidades por medio de la biodiversidad”, menciona Rinaudo.

Con charlas magistrales y paneles de discusión con un enfoque intersectorial se espera crear una Red de Expertos Nacional en Biodiversidad y Cambio Climático, que haga seguimiento y monitoreo a iniciativas similares y fomente propuestas científicas y políticas en el país.

Entre los asistentes al Taller están Luis Gilberto Murillo –ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible–, Hernando García –director (e) del Instituto Humboldt–, Rodrigo Suárez –director Oficina de Cambio Climático– y Tito Calvo –director técnico de la Dirección de Bosques Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del MADS, María Laura Rojas –coordinadora de Asuntos Ambientales de la Cancillería colombiana–, y Matthaeus Hofmann –coordinador del programa Políticas Ambientales y Manejo Sostenible de los Recursos Naturales para Colombia de GIZ– como participantes del panel de alto nivel.

Las conclusiones del encuentro serán enviadas a los diferentes ministerios y entidades competentes del Gobierno como preparación para la posición nacional ante la Conferencia de las Partes COP 22 –de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)– COP 13 –del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB)– instancias que reúnen a representantes de los países parte y actores clave encargados de promover la aplicación de estos dos acuerdos multilaterales que propicien y promuevan la gestión integral conjunta de la biodiversidad frente a la variabilidad climática, aspecto de gran relevancia para Colombia en la Política Nacional de Gestión Integral de la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE) y de la Política Nacional de Cambio Climático (PNCC), en actual formulación.

Taller Nacional de Expertos en Biodiversidad y Cambio Climático

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6 y 7 de octubre de 2016
Hotel Dann Carlton, Bogotá, D.C.
Calle 93b - N°19-44

Contexto
Las sinergias entre biodiversidad y cambio climático enfrentan escenarios de alta complejidad e incertidumbre. Más allá de la aproximación científica definida tras los consecuentes informes emitidos por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el abordaje de la biodiversidad y el cambio climático necesita ser desarrollado desde varias perspectivas –unas conservadoras y otras innovadoras– que se relacionan entre sí.

Por una parte, los impactos del clima extremo afectan a la biodiversidad (incluyendo especies y ecosistemas) y, por otra la funcionalidad y estructura ecosistémica optimizan la capacidad de resiliencia en el territorio y en los sectores frente a los impactos del cambio climático, promoviendo de esta forma bienestar humano.

Teniendo en cuenta los objetivos específicos que se enmarcan en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) –y dadas las prioridades de gestionar el conocimiento sobre el cambio climático y sus potenciales consecuencias sobre las comunidades, la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos y la economía del país– se identifica la necesidad de crear un espacio de discusión entre las prioridades nacionales y los compromisos internacionales relacionados con biodiversidad, cambio climático, su relación y articulación con otras metas globales que aportan al aumento de resiliencia como las del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre otros.

Streaming en: http://giz.salasvirtuales.info/

Descarga la agenda del evento

No será fácil: páramos colombianos en el posconflicto y posacuerdo

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Bogotá, 28 de Septiembre de 2016

 FV27249Foto: Instituto Humboldt
 

• Por múltiples formas de uso y propiedad de la tierra que podrían desencadenar conflictos socioambientales, Gobierno nacional afrontará retos para ordenar el territorio en zonas de páramo durante la etapa de posconflicto.

• Territorios con figuras de protección consolidada, insuficientes o desprotegidos por completo, actividades agropecuarias en aumento, presencia de grupos armados ilegales, disputa y reclamo de tierras por parte de campesinos, comunidades étnicas o afrodescendientes son algunas variables.

• Con una macroinfografía, el Instituto Humboldt invita al análisis de los contextos regionales para el diseño de acciones y al diálogo que construya acuerdos conjuntos acerca del manejo del territorio.

El Instituto Humboldt analiza y proyecta, a través de una macroinfografía, posibles escenarios de gestión de territorios –en ecosistemas de páramo– en municipios con presencia del conflicto armado interno y organizaciones comunitarias indígenas, campesinas y afrodescendientes.

Para nadie es un secreto

Las cimas de las cordilleras andinas han sido corredores estratégicos en el desarrollo del conflicto armado interno dada la facilidad para interconectar distintas zonas del país y la complejidad de acceso a ellas. Por tal motivo, y con la implementación de la Política de Seguridad Democrática (2002-2010), los batallones de Alta Montaña retomaron el control del Sumapaz y Los Farallones de Cali, mientras las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) conservaron el Cañón de Las Hermosas, ampliamente conocido por ser refugio de Alfonso Cano, comandante de este grupo insurgente.

Ante este panorama, la condición de conservación de los ecosistemas era parte del valor estratégico de dichos corredores, por lo cual la dinámica del conflicto armado determinó el aspecto actual de estas zonas y la capacidad de acción del Estado con la fuerza pública y las entidades ambientales encargadas de la regulación de los recursos naturales. En estos espacios el conflicto influyó, además, en las políticas y capacidades de las organizaciones comunitarias indígenas, campesinas o afrodescendientes para la planificación colectiva del territorio.

Con tales dinámicas, los páramos han sido escenario de acciones armadas por parte de grupos insurgentes y, a la vez, espacios donde confluyen diferentes formas de apropiación del territorio y expectativas frente al uso y propiedad del suelo. Desde esta perspectiva, los sistemas paramunos también pueden considerarse “frontera agrícola”, al igual que extensas regiones de tierras bajas colombianas cuya expansión y tasa de transformación está relacionada con acciones insurgentes y de la fuerza pública. En tal sentido, puede esperarse que el cambio en la correlación de poderes en zonas de alta montaña influya sobre el estado de conservación de los ecosistemas y en el dominio del territorio por parte de sus habitantes.

La alta montaña y el posconflicto

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Con respecto a zonas de alta montaña en la etapa de posconflicto, el análisis se centra en las múltiples formas de territorialidad que conviven con figuras de ordenamiento dirigidas a la conservación de la biodiversidad, lo que supone conflictos de distinta naturaleza, que tanto el Estado como los actores económicos deben considerar al momento de priorizar e implementar acciones derivadas de los acuerdos de paz.

Según la información que ofrece la infografía las formas de territorialidad en los distintos niveles de elevación de las cordilleras tienen elementos comunes. Por ejemplo, las zonas más altas –en especial aquellas con áreas glaciares, aledañas y páramos en buen estado de conservación– se encuentran bajo formas de protección del Sistema de Parques Nacionales Naturales (PNN). Alrededor de estas y, en ocasiones sobrepuestas, hay figuras de áreas protegidas de orden regional –no siempre de protección estricta–, resguardos indígenas y Zonas de Reserva Campesina (ZRC) constituidas o en proceso de conformación. En este “cinturón” –según la zona sombreada del infográfico– que muchas veces coincide con el límite inferior del páramo y la región altoandina es frecuente encontrar extensas superficies en donde las actividades agropecuarias siguen en ascenso y la propiedad de la tierra suele ser incierta, pues allí confluyen igualmente propietarios, arrendatarios de predios y territorios colectivos, lo cual es fuente de múltiples conflictos socioambientales.

Las cuestas medias y bajas de las cordilleras presentan otro tipo de dinámica en cuanto a la producción y propiedad de la tierra. Allí se encuentran actividades económicas diversas y asociadas a pequeñas extensiones de suelo. En los valles interandinos, y planicies de zonas bajas, hay monocultivos de palma, arroz, caña, ganadería extensiva y sistemas agrícolas y ganaderos desarrollados por grandes propietarios, así como ciudades, perímetros urbanos y semiurbanos –se puede afirmar que este mismo esquema aplica en el caso del Altiplano Cundiboyacense–, con algunos modelos de conservación complementarios o ninguno de ellos. En cuanto al conflicto armado, es notable la presencia de grupos de autodefensas o paramilitares.

Carlos Sarmiento, coautor de la macroinfografía, afirma que “este diagrama es una aproximación –pues no todos los contextos funcionan de la misma forma– que señala los fuertes cambios que podemos esperar en las dinámicas del paisaje de zonas sin figuras de protección estricta o en donde las existentes aún son insuficientes, o bien en donde confluyen territorios indígenas y zonas de reserva campesina. Es decir, la transformación del territorio sería mayor donde la gobernanza sigue en disputa más allá del conflicto armado. Desde esta perspectiva, los escenarios nos plantean que no es lo mismo establecer acciones en un páramo con muy buen grado de conservación –con una figura de protección consolidada– a establecerlas en un territorio en donde la actividad agropecuaria esté en aumento y puedan existir tierras reclamadas por campesinos y comunidades étnicas”.

Escenarios de gestión en municipios con área en páramo

 

Para dimensionar la naturaleza y la magnitud de los retos que podría afrontar el gobierno nacional, la macroinfografía analizó tres variables para 26 municipios que tienen más del 25 % de su territorio en páramo y altas posibilidades de recibir distintas dinámicas asociadas al posconflicto. 

Las variables examinadas en este ejercicio exploratorio fueron porcentaje del municipio en zona de páramo, intervención o transformación de la cobertura de la tierra, categorías de conservación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap) y presencia de resguardos indígenas y franjas de reserva campesina formales o en proceso de constitución.

Los diferentes escenarios de gestión del territorio resultantes los explica Sarmiento: “Combinamos esas variables para los distintos municipios y analizamos las tres agrupaciones resultantes: municipios con páramos muy intervenidos y poco protegidos (A), municipios con páramos poco intervenidos y poco protegidos (B) y municipios con páramos poco intervenidos y muy protegidos (C)” . Por ejemplo, en el complejo Sumapaz ya existe el Parque Nacional del mismo nombre, una zona de páramo no incluida en dicha figura y un proceso para la declaración de una ZRC en el municipio de Cabrera (Cundinamarca). “A este contexto no puede llegarse de la misma manera que a otro que tiene resguardos indígenas y parque nacional, como el caso del Nevado del Huila, tampoco te apareces de igual forma a un municipio con campesinos e indígenas buscando figuras de territorialidad para un mismo espacio, como ocurre en el Complejo de Páramos Guanacas -Puracé - Coconuco. De allí, la necesidad de una mirada y diseño de políticas de intervención distintas para cada uno de estos escenarios”, enfatiza Carlos Sarmiento.

La macroinfografía resalta, también, la pluralidad de las comunidades a lo largo de los páramos, quienes deciden sobre el territorio. Por tal razón, es indispensable considerarlas como tomadoras de decisiones en cuanto al ordenamiento del territorio en sus respectivas regiones. “Buscamos llamar la atención acerca del diseño de acciones de ordenamiento del territorio ante la presencia frecuente de organizaciones comunitarias legítimas, actores clave en el diseño de estrategias. La idea no es entrar a estos espacios ignorando a gente que sobrevivió a circunstancias adversas, se organizó, definió sus prioridades y conoce la biodiversidad propia del lugar. Hay que reconocerlos como instituciones partícipes y no como grupos de personas a quienes se les comunican decisiones ya por 4 finaliza Sarmiento.

Con este ejercicio, el Instituto Humboldt invita al análisis de los contextos territoriales de cada región, a incluirlos como variables en el diseño de acciones, a reconocer a los actores como tomadores de decisiones –pues no solo en las entidades públicas está dicha facultad–, a abrir el diálogo para hacer acuerdos conjuntos acerca del manejo del territorio y a planear proyectos de investigación conjuntos.

Descargue la Macroinfografía aquí

Créditos de la publicación: Alejandra Osejo, Jessica Zapata, Carlos Sarmiento y Paula Ungar (Autores). Proyecto Insumos Técnicos para la Delimitación de Ecosistemas Estratégico s: Páramos y Humedales, Instituto Humboldt y Fondo Adaptación.

 

Apoyo a la paz y la naturaleza en Colombia

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CONSIDERANDO que el 24 de agosto del año 2016 Colombia firmó un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC y que esto traerá beneficios al país, al continente y al mundo entero;

RECONOCIENDO que Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo y que el conflicto armado mediante numerosos ataques a la infraestructura y la deforestación ha causado graves repercusiones sobre los recursos naturales y la degradación de los ecosistemas;

TENIENDO EN CUENTA la gran oportunidad que la firma de la paz significa para la sociedad colombiana y el manejo sostenible de sus recursos naturales, lo que permitirá encontrar soluciones basadas en la naturaleza, su conservación y la equidad social en un contexto de paz; y

CONSIDERANDO igualmente el riesgo que corren los ecosistemas de Colombia dentro y fuera de las áreas protegidas, si durante el proceso de implementación de los acuerdos, la economía, la integración y la reconciliación social no se basan en la valoración de los servicios ecosistémicos y el ordenamiento integral territorial, así como en el respeto a los derechos de  las comunidades;

El Congreso Mundial de la Naturaleza, en su período de sesiones en Hawái, Estados Unidos de América, 1 a 10 de setiembre de 2016:

1. RECOMIENDA al Estado colombiano que preste especial atención para que durante el proceso de implementación de los acuerdos se vele por el manejo sostenible, la protección de la biodiversidad y los ecosistemas, y el fortalecimiento de la capacidad local, asegurando la equidad y la sostenibilidad del proceso;

2. SOLICITA a la Directora General que ofrezca un apoyo especial de la UICN al gobierno de Colombia para planear de manera adecuada y concertada el desarrollo de las regiones, buscando la construcción de territorios sostenibles, asegurando el respeto a los derechos de las comunidades y fortaleciendo los mecanismos de ejecución y seguimiento a fin de que esto se haga realidad;

3. INVITA a la Directora General y a la Oficina Regional para América del Sur a buscar apoyo, en colaboración con los miembros de la UICN, para presentar propuestas innovadoras que ayuden durante esta transición con el fin de proteger y valorar los recursos naturales para las generaciones actuales y futuras, y promover una gobernanza incluyente en pro de una verdadera reconciliación de la sociedad con su entorno natural; y

4. SOLICITA a todos los miembros de la UICN que, desde sus capacidades técnicas y científicas, aporten a la construcción de la paz estable y duradera en Colombia, con equidad social y respetuosa de la naturaleza.
 

Fundación Natura
Academia de Colombiana de Ciencias Exactas,
Físicas y Naturales,
Instituto  SINCHI,
Instituto Alexander von Humboldt,  
Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andreis INVEMAR,
Fundación Humedales,
Fundación Malpelo y otros Ecosistemas Marinos,
A Fundación para la conservación del Patrimonio Natural Biocolombia,
Consorcio Ambiental Dominicano,
Fundación Sur Futuro,
Fundación Progressio,
Grupo Jaragua,
Para la naturaleza,
P-RPNYC, Fundación Futuro latinoamericano,
Fundación para el desarrollo de alternativas comunitarias del trópico,
SPDA, Pronaturaleza,
Conservation International,
Corporación Ecoversa,
Vida Silvestre Uruguay,
Ministerio Medio Ambiente Uruguay,
Fundación Ardua,
Fundación Hábitat y Desarrollo,
Fundación para la Conservación y el Uso Sustentable de los Humedales,
Fundación Ambiente y Recursos Naturales.

Acuerdo Final Para La Terminación Del Conflicto Y La Construcción De Una Paz Estable Y Duradera

Conozca de qué se trata el acuerdo final que tienen como objetivo el fin del conflicto armado con las FARC y la construcción de una paz estable y duradera.

¿Qué es el #AcuerdoDePaz?

Descargue aquí los acuerdos de paz

Si desea obtener más información sobre los acuerdos de paz ingrese a  http://www.acuerdodepaz.gov.co/

 

Universos diminutos: plantas sobre los árboles

Hablemos de las plantas que crecen en arboledas de bosque antiguo

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FOTO TOMADA FLICKER MATEO HDEZ.

Instaladas en las alturas, las plantas epífitas son refugio de ranas, escarabajos y gusanos; despensa de alimento para osos de anteojos, monos, ardillas u hormigas; y estaciones estratégicas de polinización.  Con la guía de Mateo Hernández, naturalista y colaborador del Instituto Humboldt, nos instalamos en la espesa arboleda que refugia a esta silenciosa y subestimada vegetación que reclama reconocimiento y prestigio por encima de la función ornamental que comúnmente las identifica.

Las plantas epífitas –aquellas que crecen sobre otras– germinan en las altas montañas y están representadas en tres grandes grupos: las orquídeas, los helechos y las bromelias o quiches. Dichas especies tropicales, nativas de los bosques secos y húmedos colombianos, son de habitual comercio en tiendas de flores o plazas de mercados, también son usadas para el adorno de jardines residenciales exteriores e interiores.

Para los expertos en temas de plantas, las epífitas son el ejemplo de trabajo colaborativo, mientras en el campo sus habitantes tienden a tacharlas de aprovechadas. “Es muy común que los campesinos cuando las ven las llamen parásitas, creyendo que al crecer sobre los árboles les succionan la savia, como vampiros que se alimentan de sangre”, manifiesta Mateo.

En términos botánicos, hay diferencia entre una planta epífita y otra parásita: “las primeras se agarran de sus raíces al árbol y toman lo que cae directamente en la corteza sin robar nutrientes. Por el contrario, las segundas incrustan un órgano, el haustorio, en los tejidos de su planta hospedera para alimentarse”, menciona Hernández.

Las plantas epífitas son más comunes en bosques maduros, de más de 100 años de antigüedad, que hoy escasean en el país. Así lo explica Mateo: “al viajar por Colombia te encuentras bosques que probablemente no alcanzan el centenar de años debido a la sobre explotación y sobre población a la cual los hemos expuesto; con la desaparición de los viejos bosques se están acabando las epífitas, hoy, prácticamente, hallas las sobras de lo que antes hubo en cantidades”.

Situación para no desatender, pues las epífitas, más que ornamentales por su belleza exótica, son responsables de aportar gran parte de la diversidad biológica a los bosques maduros. En el caso de las bromelias, las rosetas de hojas tienen disposición cóncava para acumular agua, la cual es consumida por la planta junto con los nutrientes disueltos a través de escamas dispuestas en las hojas; esta es una forma única de hacerlo en la naturaleza pues lo común es que las plantas utilicen sus raíces en esta actividad. “El charquito que se forma en la base de las hojas de las bromelias se transforma en un estanque en miniatura al que acuden gusanos, tijeretas, escarabajos, larvas de moscas y un sinfín de animales que viven allí dentro”, afirma Mateo.

Pero eso no es todo, hasta las coloridas ranas venenosas, capaces de vivir sobre los 20 metros de altura, se mudan al interior de las bromelias, depositan huevos y crían sus renacuajos, transformándolas en miniecosistemas acuáticos no convencionales, alejados de los comunes afluentes que prestan igual servicio.

Por su parte, monos o ardillas dependen del agua acumulada en las rosetas en temporadas secas; pájaros carpinteros y trepatroncos, especialistas en cazar escarabajos, las visitan en busca de alimento; los colibríes las polinizan y los osos de anteojos les extraen el corazón o palmito que traen dentro. Estos son ejemplos claros de una sociedad que convive y fluye naturalmente.

Por otro lado, las epífitas son muy atractivas por los colores exóticos, no en vano la orquídea es una flor emblema y una de las familias de plantas más grande del mundo junto a las asteráceas. Son, justamente, sus formas, tamaños, colores y olores los que atraen polinizadores.

Según Mateo “En Colombia hay un grupo de abejas, muchas de ellas de color verde esmeralda, muy importantes en la polinización de numerosas especies de árboles y las mismas orquídeas; se les conoce como las abejas de las orquídeas. Los machos rascan los perfumes presentes en las flores y, en este proceso, se les adhiere el polen; luego, al visitar otras flores, transfieren este último a otras orquídeas, ayudándoles a polinizarse y, a su vez, ellos atraen abejas hembras con los perfumes recolectados”. Este es un proceso gana-gana donde unas no existirían sin las otras, e incluso, sin su presencia, se vería comprometida la existencia de árboles tropicales del bosque antiguo.

Las condiciones que los bosques maduros ofrecen para que las semillas de epífitas germinen no se encuentran en arboledas jóvenes donde la intensidad de la luz es mayor, el ambiente seco y los troncos lisos: “hasta un 20 % de las plantas presentes en un bosque viejo pueden ser epífitas. Cuando empiezas a cortarlo se reduce el espacio donde pueden crecer y el bosque pierde un gran pedazo de su biodiversidad”, aclara Hernández.

Con el tiempo, otros árboles de rápido crecimiento se toman el bosque perturbado, siempre y cuando no se lo intervenga más. Aunque la arboleda pueda alcanzar el tiempo necesario para llegar a su talla adulta, las plantas epífitas que antes habitaban ese espacio se recuperan en forma muy lenta y a veces no vuelven a llegar en absoluto. Mateo afirma que: “Es más fácil hallar una que otra bromelia pero no orquídeas, menos las especies grandes, esas han desaparecido”.

Dice Mateo que es muy probable que en las distintas etapas de deforestación y reforestación ocurridas en los cerros orientales del Bogotá, zona donde se ubica la sede Venado de Oro del Instituto Humboldt, se hayan perdido cantidades inimaginables de plantas epífitas, entre ellas orquídeas.

Y, aunque hay en marcha un proceso de restauración ecológica que intenta recuperar la fauna y flora nativas de los cerros, el bosque es aún joven para que las epífitas florezcan; al respecto, opina Mateo: “posiblemente toque ir a buscar unos ejemplares en otros lugares para reintroducirlas en el momento adecuado”, porque, además, el inventario actual demuestra una existencia reducida de este tipo de flora, representada sobre todo por grandes quiches que crecen sobre los pinos y acacias.

Pero aún sobreviven algunas plantas epífitas que habitan la zona de los cerros orientales bogotanos. Lo confirma Mateo:“Lo que más puedes ver en esos lados del Venado de Oro son los helechos  (Pleopeltis macrocarpa) y los quiches (Tillandsia pastensis, Tillandsia biflora, Tillandsia fendleri). En cuanto a orquídeas las hay terrestres, pues ninguna de las epífitas sobrevivió a la transformación de este pedacito de los cerros; muy probablemente hubo Masdevallias y Odontoglossum, incluyendo la flor insignia de Bogotá, el Odontoglossum luteopurpureum, además de otras 50 especies que pudieron haber crecido hace varios siglos, cuando los cerros estaban completamente cubiertos con vegetación nativa”.

Acerca de Mateo Hernández, nuestro guía en epífitas

Mateo Hernández es biólogo empírico y autodidacta, en su niñez lo educaron sus padres en casa, práctica que se conoce como homeschooling. Desde niño es amante de la naturaleza, que exploraba en la finca que habitó en Subachoque a los 12 años de edad. Cuando se refiere a este aspecto cuenta que“Había un bosque nativo y todos los días me metía en él y encontraba orquídeas, pájaros que nunca había visto y que trataba de identificar con libros que traía conmigo”.

Al llegar a su mayoría de edad rehusó a ingresar a la universidad, incluso cuenta que para ese momento ya estaba terminando de escribir sus dos primeros libros: uno con la Asociación Bogotana de Ornitología y otro con un profesor del Colegio Nueva Granada. “Hay que decir que en los últimos 30 años, desde que yo era un niño hasta el momento presente, han aparecido un montón de publicaciones muy buenas sobre la biodiversidad de Colombia y las especies que hay en el país… guías de campo nacionales o locales sobre mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces, insectos, plantas, etc. Además, hemos vivido el surgimiento de internet, la herramienta más poderosa para compartir toda esta información.  A pesar de los avances, es claro que todavía falta muchísimo camino que recorrer para lograr ver publicada la historia natural de tantísimas especies de fauna y flora. Muchas guías traen fotografías, nombres y complejas descripciones técnicas sobre la morfología y distribución de las especies tratadas, pero poco más. Aparte de las imágenes a color, es poco lo que el público general puede encontrar de información atractiva en estos trabajos, aún demasiado técnicos”, enfatiza Mateo.

En una vida de trabajo espera contribuir para que esta situación cambie. La historia natural de muchísimas especies de plantas y animales colombianos, luego de siglos de observaciones y estudios, sigue conociéndose muy poco, a veces casi nada. “Cada vez que salgo al campo, anoto incesantemente en mi cuaderno datos sobre polinizadores, horas a las que se abren las flores, temporadas de producción de frutos, animales que consumen hojas de una planta específica y muchísimos datos más, entre los cuales es completamente posible que algunos quizás nunca hayan sido registrados antes. Luego elaboro esta información, presentándola en forma –creo– concisa, buscando la forma de hacerla lo más atractiva que sea posible para el público interesado”, finaliza el naturalista.

Si quiere conocer al detalle estas especies y otras del trabajo de Mateo con plantas epífitas, visite su colección de fotografías en Flicker, con información complementaria, reunida tras 10 años de expediciones a cielo abierto y que a futuro promete nutrirse con otras especiales como las palmas, hierbas y árboles.

 

¿Qué se dijo de Expediciones BIO en el Gran Foro de la Biodiversidad?

cuevas santander
Foto: Felipe Villegas - Instituto Humboldt

Hernando García, director (e) del Instituto Humboldt, participó del conversatorio Descubriendo Nuestra Biodiversidad a través de las Expediciones Científicas, que organizó el Departamento de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) durante el Gran Foro de la Biodiversidad, realizado por la campaña BIBO del diario El Espectador, el pasado miércoles 14 de septiembre de 2016 en Bogotá.

A la conversación se unieron Sandra Bessudo –directora de la Fundación Malpelo, líder de la Expedición al Santuario de Fauna y Flora Isla Malpelo–, Juan Armando Sánchez –director del Laboratorio Biommar de la Universidad de los Andes, encargado de la Expedición Isla Cayo Serrana– y Carlos Castaño –director de la Fundación Herencia Ambiental Caribe, responsable de la Expedición Parque Nacional Sierra de Chiribiquete–.

En el inicio de este espacio de diálogo, la directora de Colciencias, Yaneth Giha Tovar, se refirió a Expediciones BIO –las excursiones científicas por el territorio nacional para conocer la biodiversidad colombiana mediante el reconocimiento y exploración de territorios de postconflicto, paisajes agrícolas y ambientes marinos– como una oportunidad de desarrollo de los territorios del país por la convergencia entre actores internacionales, nacionales y locales: “Como nunca antes, tenemos la posibilidad de gestionar nuestro desarrollo, de la mano de la naturaleza y las comunidades, además de ser el país competitivo que merecemos”.

Acerca de la Expedición a las cuevas de Santander, realizadas por el Instituto Humboldt, Hernando García afirmó que se identificó un área del territorio continental clave en la regulación hídrica, con vacíos de información y biodiversidad oculta por causa del conflicto armado colombiano.

Aunque los resultados definitivos aún se desconocen pues la exploración de las cavernas finalizó hace apenas dos semanas, el subdirector de  investigaciones y director (e) del Humboldt confirmó que, gracias al trabajo conjunto con las universidad de Antioquia, Nacional, de los Andes, del Tolima y otras entidades, fueron halladas nuevas especies para la ciencia, algunas de ellas reptiles y plantas.

Aseguró, además, que por primera vez el Humboldt analizó grupos de hongos y microorganismos, los grandes invisibles de la biodiversidad, y que se generará información genética para miles de especies asociadas a estas exploraciones.

Para finalizar su intervención, Hernando García destacó la importancia de estos ecosistemas visitados por el Humboldt: “las cavernas no se incluyen dentro de las áreas protegidas y están ocultas al ordenamiento territorial. Por eso nuestra intención será que la información producida se tenga en cuenta por los tomadores de decisiones”.

Sobre la Expedición Isla Malpelo, Sandra Bessudo ratificó el descubrimiento de seis especies únicas de moluscos y 14 de algas, así como la recolección de información de crustáceos, peces, mamíferos, flora marina y más. “Gratificante la participación de 20 instituciones y 95 investigadores para realizar este trabajo de investigación”, afirmó Bessudo.

Acerca de la Expedición al Chiribiquete, Carlos Castaño manifestó su preocupación por precisar el alcance de la existencia de grupos indígenas no contactados que habitan por voluntad propia la llamada Capilla Sixtina de la amazonia –por la cantidad de pictogramas de hasta 20 mil años de antigüedad que se encuentran en la zona–, “este es un fenómeno sorprendente, singular y único en el planeta, del cual sabemos poco y que necesitará de una estrategia desde Parques Nacionales que no ponga en riesgo la existencia de las comunidades aisladas y en su lugar genere una relación y apropiación más fuerte del territorio”.

De la exploración a Cayo Serrana, Juan Armando Sánchez celebró la oportunidad de trabajo intersectorial que involucró a cerca de 110 personas, 56 investigadores y 26 instituciones. Asimismo, llamó  la atención de la comunidad académica para aprovechar iniciativas como Expediciones BIO para conectarse con la sociedad en la producción y creación de ciencia: “hay que llegar a todos los colombianos, bajar el lenguaje”.

La conversación finalizó con la coincidencia de los cuatro panelistas en sus recomendaciones acerca de la biodiversidad en etapa de posconflicto: hacer pública la información científica para que sea validada por la sociedad y los tomadores de decisiones, incentivar programas permanentes de investigación y de exploración multidisciplinaria, garantizar la seguridad alimentaria y lograr la protección de más territorios.

 

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