Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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De “cejas amarillas”, así es nueva especie de rana colombiana

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De “cejas amarillas”, así es nueva especie de rana colombiana

Bogotá, D. C., 07 de marzo de 2016

Rana derecha Fotografía(s): Ariel Parrales Ramírez, curador Colecciones Mariposas Instituto Alexander von Humboldt.

Bogotá, D. C., 07 de marzo de 2016

- Con notables cejas amarillas y cuerpo camuflado, investigadores colombianos confirman una nueva especie de rana que agranda la familia de anfibios mundiales.

- Este descubrimiento indica la riqueza y salubridad de los ecosistemas de la cordillera oriental colombiana.

- Controladores de plagas, así son estos anfibios que aportan nutrientes al suelo que habitan.

Una nueva rana terrestre habita los páramos del complejo Iguaque Merchán, al norte del municipio de Arcabuco (Boyacá), la Pristimantis macrummendozai, especie que desde ahora ingresa al registro del mundo científico tras exploraciones geográficas de investigadores del Instituto Humboldt en la cordillera Oriental de Colombia.
Esta rana, por ahora no calificada bajo amenaza, se destaca por la capacidad de conservar la humedad gracias a los pliegues de su piel, adaptarse a las áreas planas, secas y rocosas, una coloración oscura y camuflada que le permite absorber calor en el frio de los páramos y esconderse de sus predadores, y la presencia de discos reducidos en las extremidades delanteras que le facilitan, entre otras cosas, trepar y esconderse en las rocas.

A diferencia de otras, la Pristimantis macrummendozai aprovecha el ambiente húmedo en los páramos para depositar huevos en tierra y así reproducirse, razón por la cual carece de almohadillas nupciales en las patas delanteras –un mecanismo similar al velcro con las que muchas ranas macho retienen a la hembra, escurridiza, para aparearse en ambientes acuáticos–.

Con este hallazgo, ya suman 10 las especies de ranas de lluvia entre otras, que viven y se reproducen exclusivamente allí, asociadas a los ambientes de alta montaña de la cordillera Oriental colombiana, que reúne 16 complejos de páramos como Chingaza, Santurbán, Almorzadero, Cundinamarca, Guantiva–La Rusia, Tota–Bijagual–Mapamacha, Pisba, Cruz Verde–Sumapaz.

Y es que, al parecer, las alturas desde los 3500 metros ofrecen las condiciones para la reproducción de la nueva especie, así lo demuestra un informe publicado en www.batrachia.com, portal colombiano que compila información de fauna anfibia del país y que a la fecha registra 204 variedades de estas ranas, 40 de ellas distribuidas en 36 complejos con presencia de bosques altoandinos.

Andrés R. Acosta Galvis, curador de Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt, afirma que, si bien son esperanzadores estos descubrimientos, “el país requiere aún de un arduo trabajo de campo por la cantidad de zonas con vacíos de conocimiento, el número de colecciones científicas con especies sin estudiar dado los limitados estudios morfológicos y moleculares, lo que supone posibles sorpresas y aportes futuros de Colombia para la ciencia.

A nivel mundial, este tipo de descubrimientos ubica a Colombia entre los cinco países más megadiversos. En el caso de los páramos, demuestra que los complejos de alta montaña equivalen a “islas geográficas” que son nicho de especies únicas, imposibles de encontrar en sitios semejantes, lo cual evidencia la necesidad de protegerlos y de continuar con el inventario de diversidad en estas áreas.

Desde esta perspectiva, hallar nuevas especies en ambientes aislados de páramo augura sorpresas una vez se exploren por completo a lo largo y ancho del territorio nacional. Por ahora, la tarea de documentarlas es el primer paso para conocer la riqueza y diversidad de los ecosistemas terrestres y construir y alimentar el inventario que es la base científica de la megadiversidad.

 

Transición bosque-páramo. Bases conceptuales y métodos para su identificación en los Andes colombianos.

En este libro se presentan la base conceptual, los métodos y las técnicas para identificar la zona de transición bosque-páramo. Se plantean procedimientos para caracterizar la flora y fauna en el gradiente altitudinal de la alta montaña, así como un método propuesto para su identificación, a partir de la elaboración y análisis de modelos de distribución de las formas de vida características de esta zona.

Esta transición es considerada un área importante en el flujo de organismos, materia y energía entre el páramo y el bosque altoandino. Es de gran importancia por la alta riqueza y diversidad de especies, también por la provisión de bienes y servicios; es particularmente sensible a ser afectada por el cambio climático ya que es la zona potencial de colonización o avance del bosque sobre el páramo en el escenario de cambios ambientales, lo que la hace prioritaria para la conservación y restauración.

La propuesta contempla la inclusión de esta zona de transición como parte del ecosistema paramuno, lo cual permite reconocer su estrecha relación con el bosque altoandino que se fundamenta en la integridad ecológica y en que funciones como la regulación hídrica son condicionadas por este vínculo. Este ejercicio lo desarrolló el Instituto Humboldt en el marco del convenio entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Fondo Adaptación para elaborar insumos técnicos para la delimitación de los páramos.

 

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¿Cuál es el maravilloso perseguido por tu cámara?

Regresa nuestra sección ‪#‎EnCámara y tú también puedes ser parte de ‬ella. En esta ocasión queremos que compartas con nosotros imágenes de organismos que consideres #MaravillososPerseguidos*. ‬

Leptodactylus pentadactylus                          Leptodactylus pentadactylus. Fotografía: Felipe Villegas.

Los maravillosos perseguidos son aquellas plantas, animales y otros seres que consideramos indeseables. Sin embargo, muchos de esos organismos tienen un lado noble, están rodeados de falsos mitos y no conocemos la importancia del rol que cumplen en su ecosistema. Por ejemplo, ¿sabías que las pirañas se encuentran en muchos de los ríos, solo atacan a animales débiles y cumplen un papel fundamental como “recicladoras” del ecosistema? Otros organismos que no suelen gustarnos pero que no por eso son menos importantes son los sapos, cucarachas, malezas, chuchas y muchos otros más.

Te invitamos a que compartas con nosotros una imagen de los maravillosos perseguidos que has logrado capturar con tu lente. Publícalas en nuestro muro con una breve descripción de la imagen, información del fotógrafo y adicionalmente, envíalas al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.; así podrás ser parte de la sección #EnCámara de las próximas Notas Humboldt.

¡Anímate a participar!

*Maravillosos Perseguidos es una iniciativa del Parque Explora.

 

Agonía de polinizadores, una amenaza para Colombia

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Agonía de polinizadores, una amenaza para Colombia

Bogotá, D. C., 29 de febrero de 2016

Bombus rubicundusAbejorro macho (Bombus rubicundus) Fotografía: Felipe Villegas, Oficina de Comunicaciones (Instituto Humboldt)


- Brigitte Baptiste, directora general del Instituto Humboldt, miembro del Panel de expertos de la IPBES y autora de este artículo, explica las posibles consecuencias y soluciones para Colombia ante la advertencia de la ONU por inminente disminución de polinizadores, indispensables para la agricultura y flora mundial.

- Los principales cultivos de exportación colombianos y para consumo interno están en manos de los polinizadores.

- Según el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), el país debe diseñar e implementar una estrategia y plan nacional para conservación de polinizadores, servicios de polinización y uso sostenible.

Los sectores productivos y el bienestar social y económico de los países están sujetos a los servicios ecosistémicos derivados de la diversidad. Colombia, por su ubicación y características geográficas, depende más que otras naciones de la salud de sus ecosistemas.

Y es que entre los principales cultivos colombianos de exportación dependientes de los polinizadores silvestres están el banano, el cacao, la palma aceitera, el café y muchas flores; mientras en la producción de consumo interno sobresalen frutales como los cítricos, el mango, el chontaduro, el aguacate, la papaya, el maracuyá, la guayaba y la guanábana.

La producción de cacao, considerado como “el cultivo de la paz” por Fedecacao y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, depende por completo de un mosquito propio de las selvas tropicales, por lo cual el diseño agroecológico de los cultivos para mantener su hábitat constituye el factor más importante para garantizar volumen y calidad en la producción.

Por lo tanto, un colapso de los servicios de polinización traería crisis alimentaria, reducción de ingresos comerciales del sector agropecuario y pérdida de competitividad, con todas las consecuencias sociales que esto implica. Y es que según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, la polinización, entre otros servicios, regula la producción de una considerable porción de los alimentos del mundo y le aporta millones de dólares, función que no es reconocida por los sistemas de contabilidad financiera.

Indirectamente, sin la polinización adecuada o su disminución sustancial, tampoco hay regeneración de la vegetación natural y la inmunidad de los ecosistemas se deteriora con riesgos adicionales para el bienestar humano, por ejemplo bosques empobrecidos susceptibles a las plagas y sin posibilidad de regulación climática e hidrológica.

Según informes, el 70 % de los principales cultivos alimenticios para los seres humanos incrementa la producción de frutas o semillas con polinización animal. El valor monetario de esta contribución se estima en 153 billones de euros al año a nivel global, lo cual representa alrededor del 9,5 % del valor total de la producción de alimento.

Entre animales polinizadores están, por ejemplo, las abejas melíferas, de origen europeo, que constituyen solo una de miles de especies dentro de la diversidad de polinizadores y sistemas de polinización. Existen entre 25.000 y 30.000 especies de abejas silvestres (Hymenoptera: Apidae) que, junto con polillas, moscas, avispas, cucarrones y mariposas polinizan la mayoría de plantas florales.

Muchos vertebrados también son fundamentales en la polinización: murciélagos, mamíferos no voladores (varias especies de monos, roedores, ardillas, olingos y cusumbos) y aves (colibríes y loros) contribuyen sustancialmente a la economía alimentaria del mundo y al mantenimiento de los procesos ecológicos de los que dependemos.

Sin estos polinizadores la humanidad perdería uno de cada tres bocados de comida que consume, de ahí la necesidad de mantener la diversidad de plantas y polinizadores para asegurar la variedad de alimentos, incluso la carne, puesto que forrajes como el trébol y otras leguminosas también requieren polinización para producir semillas.

Los factores que amenazan a los polinizadores incluyen la pérdida y fragmentación de hábitat naturales; disturbios causados por el uso incrementado de pesticidas y herbicidas; dominancia de monocultivos; propagación de patógenos, virus y parásitos por prácticas productivas y comerciales; introducción de polinizadores y plantas no nativas que generan competencia desfavorable y, finalmente, el cambio climático.

Si continúa la disminución acelerada de polinizadores, como se ha evidenciado en los últimos resultados globales sobre el estado de la polinización y de los polinizadores -entregados por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES)- será inminente la pérdida de una proporción considerable de la flora mundial y por consiguiente una crisis global.

Ante la preocupación de la comunidad científica, políticos, el público en general e instancias globales como el Convenio de Diversidad Biológica (CDB) aparecen propuestas como la Iniciativa Internacional para la Conservación y Utilización Sostenible de los Polinizadores que interactúan con otros programas temáticos como Diversidad Biológica Forestal, Biodiversidad de Tierras Áridas y Subhúmedas y, en especial, con la Iniciativa Mundial sobre Taxonomía y el Trabajo en Especies Exóticas Invasivas.

Considerando que Colombia ratificó mediante Ley 165 de 1994 el Convenio de Diversidad Biológica, debe cumplir los mandatos y compromisos derivados de este acuerdo internacional; por lo tanto, y con respecto al tema de polinizadores y servicio de polinización, es necesario que el país diseñe y desarrolle una estrategia y plan nacional para su conservación y uso sostenible.

Una importante oportunidad para el país se encuentra en la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE), que reconoce en la biodiversidad una fuente principal y garantía para el suministro de servicios ecosistémicos, indispensables para el desarrollo del país como base de competitividad e insumo para el bienestar de la sociedad colombiana.

Otra posibilidad está en la estrategia de crecimiento verde –que actúa como eje transversal y orientador para la incorporación de la sostenibilidad ambiental en todos los ámbitos de la economía y la productividad nacional– brinda un escenario para posicionar el manejo y conservación del servicio de polinización a partir de los beneficios que representan en cuanto a disponibilidad, calidad y variedad de alimentos y productos de consumo humano.

Finalmente, está la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos -una obligación señalada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su Evaluación del desempeño ambiental: Colombia 2014-, que compromete al país a realizar una valoración exhaustiva sobre el valor económico de los servicios ecosistémicos, dar prioridad a la información necesaria para apoyar la toma de decisiones en los diferentes niveles del gobierno y desarrollar un plan de acción específico.


Consulte el documento oficial de evaluación IPBES sobre polinizadores y servicios de polinización en http://www.ipbes.net/article/pollinators-vital-our-food-supply-under-threat
 

Plusvalía verde (Columna de Brigitte Baptiste)

Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt
11/02/2016
 
brigitte baptiste credito juan jose carrilloips

Se dice que el factor más crítico para el desarrollo de ciudades con amplios espacios verdes es el costo del suelo urbano, que hace ineficiente el gasto en otra cosa que no sea “cemento”. Los mercados valoran financieramente esta renta con base en las preferencias de las personas para habitar o trabajar en zonas con buena infraestructura de servicios, movilidad, seguridad y, eventualmente, paisaje. Los avalúos miden la calidad del centímetro construido, que debe reflejar el esfuerzo hecho en minería, comercio, tecnología y trabajo para producirlo. A esta escala, sin embargo, es imposible capturar el valor que le añadieron los procesos ecológicos que lo hicieron posible (huella ecológica) y tampoco la eventual plusvalía derivada de su nueva inserción en un ecosistema artificial y poco comprendido como tal, la ciudad.

En “The Economy of Green Cities: A World Compendium on the Green Urban Economy” (R. Simpson y M. Zimmermann, 2013) se puede acceder a propuestas de ajuste para una economía del desarrollo urbano sostenible con diversas aproximaciones. La más importante corresponde a la valoración integral de las preferencias sociales en la escala adecuada: la gente habita la ciudad a plenitud, no unos cuantos metros de infraestructura. Al ampliar la escala de análisis, cambia toda la teoría del bienestar, pues no es la propiedad la que satisface, sino el disfrute del hábitat, el buen vivir. Y el hábitat humano está mal diseñado y a menudo, perversamente habilitado: educados como autistas, no apreciamos el poder colectivo de crear y compartir un bosque o un humedal. En cambio, nos hacemos matar por el primer árbol o charco que se nos cruza; la paradoja del ambientalismo urbano.

La evidencia de que los costos de las áreas verdes son financieramente viables incluso en los suelos más caros del mundo está a la vista hace décadas: Central Park en Nueva York o el Bosque de Chapultepec en Ciudad de México, construidos con recursos públicos y privados. Se hicieron y se mantienen, como las grandes catedrales, gracias a una variedad de mecanismos de transferencia de plusvalía del suelo urbano. Así, aprendemos a diseñar paisajes urbanos definiendo niveles de control de lo silvestre y estrategias combinadas de gestión que amplían la resiliencia de las ciudades del futuro. Ingeniería de ecosistemas, rentable y sostenible.

Detrás de las grandes áreas verdes urbanas hay mucho más que el cálculo del costo/beneficio monetizado del metro cuadrado, pues muchos de los beneficios que se obtienen son difíciles de cuantificar. Estos incluyen mejores condiciones de salud física y mental, capacidad de convivencia y disfrute colectivo y recreación y desarrollo compartido de actividades culturales a gran escala. Paz, en una palabra. Paradójicamente, ni la biodiversidad ni sus servicios han sido consideradas como componente fundamental en el diseño de estas áreas: el Parque Simón Bolívar en Bogotá es bonito pero casi estéril, pues la frontera entre lo silvestre y lo doméstico ha sido trazada con alambre de púa en muchas mentes y sociedades. El resultado, la declinación paulatina y persistente de la calidad del hábitat, el empobrecimiento.

Las ciudades de millones de habitantes y miles de dólares por metro cuadrado construido requieren invertir esfuerzos y sumas equivalentes en infraestructura silvestre si quieren persistir unas décadas más y preservar o incrementar el bienestar de sus habitantes. Por eso hay que reconocer y manejar la plusvalía verde a la escala adecuada: enriquece la vida urbana.

Editorial de Brigitte Baptiste para la República: http://www.larepublica.co/plusval%C3%ADa-%07verde_348501

 

La Ecología Funcional Como Aproximación Al Estudio, Manejo y Conservación De La Biodiversidad: Protocolos y Aplicaciones.

El libro “La ecología funcional como aproximación al estudio, manejo y conservación de la biodiversidad: protocolos y aplicaciones” es una herramienta para analizar la biodiversidad desde una nueva perspectiva que complementa los enfoques tradicionales de investigación. Resaltando la importancia de entender los roles de los organismos como indicadores de nuestra riqueza natural, la publicación presenta instrumentos concretos para reconocer las funciones de las plantas, aves, anfibios y peces dulceacuícolas en los ecosistemas; así, describe los protocolos de medición de rasgos morfológicos y comportamentales en esos cuatro grupos taxonómicos, que relaciona con los factores ambientales a los que responden.

A través de seis capítulos, 19 investigadores de diferentes instituciones nacionales e internacionales, se da explicación a preguntas sobre la respuesta de las especies frente a los motores de cambio global como el cambio climático, la deforestación y las especies invasoras. Tamién da luces para entender los procesos que ocurren en los ecosistemas, identificar áreas prioritarias de conservación y restaurar ecosistemas degradados, entre otros temas de manejo y conservación.

 

La publicación se encuentra disponible para lectura en nuestro Repositorio Institucional.

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La ONU con los ojos en la biodiversidad y los ecosistemas

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La ONU con los ojos en la biodiversidad y los ecosistemas

Bogotá, D. C., 22 de febrero de 2016

· La Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) reúne en Kuala Lumpur (Malasia) a más de 120 países para evaluar avances del estado del conocimiento, tendencias, valores, usos e incidencia de la biodiversidad y servicios que los ecosistemas ofrecen a la humanidad.

· Colombia abastece con insumos técnicos y humanos la evaluación regional de la IPBES sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos para las Américas. Este ejercicio se realiza simultáneamente en Europa- Asia Central, África y Asia - Pacífico.

· En 2019, un grupo de expertos entregará el reporte global del estado de la biodiversidad para que el mundo defina y oriente sus políticas hacia un desarrollo sostenible.

El estado y futuro de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos se debate en terrenos cenagosos, si se considera que este es el significado de las palabras Kuala Lumpur y se revisa el informe Little Green Data Book 2015, publicación anual del Banco Mundial que recopila cifras de desarrollo e indica, entre otros, que solo el 31,1 % del planeta cuenta con zonas boscosas, el 38 % del total del área de la Tierra se utiliza para la agricultura, el 14,3 % de la superficie terrestre y un 12,2 % de aguas territoriales son protegidas y, además, un total de 27.324 especies entre peces, plantas, aves y mamíferos están amenazadas.

Los informes de los últimos años, revelados por el Banco Mundial, demuestran que el número de especies amenazadas aumenta con rudeza mientras los índices de protección de aguas y territorios se mantienen con discreción.
No es eventual, entonces, que temas relacionados con la protección del planeta sean motivo de debates, ocupen las agendas de medios de comunicación o inspiren a gobiernos como Colombia a participar de iniciativas conjuntas con la ciencia para revisar, evaluar y analizar información sobre conservación y utilización razonable de la diversidad biológica, el bienestar de los seres humanos a largo plazo y el desarrollo sostenible.

Tal es el caso de la IPBES, que realiza su cuarta plenaria en la capital federal y legislativa de Malasia, entre el 22 y 28 de febrero de 2016. Allí, delegaciones de los países miembros de esta plataforma global y autónoma de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se reúnen para presentar avances y resultados de las evaluaciones que, desde hace cuatro años, adelantan cerca de mil expertos en líneas temáticas como polinización y polinizadores, y la evaluación metodologica de análisis de escenarios y modelos.

En su visita al país el año anterior, María Elena Zaccagnini, co-presidente de la evaluación regional de las Américas de la IPBES, destacó la diferencia de este ejercicio con respecto a otros: “este reporte pone al mismo nivel las relaciones de la sociedad con la naturaleza,” pues al integrar los saberes de las comunidades indígenas y locales se evidencian los distintos actores que transforman los ecosistemas y los servicios que estos prestan a la sociedad.

Por su parte, Colombia participa desde tres frentes de trabajo: uno de ellos es el Panel Multidisciplinario de Expertos (MEP) encargado de orientar las decisiones globales en temas de biodiversidad e integrado por un selecto grupo de autoridades mundiales en el tema, del cual Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, es miembro hasta 2018.

En entrevista previa, Baptiste mencionó que su nombramiento "garantiza una mejor implementación de políticas para la gestión integral de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en nuestro país, en concordancia con los principios rectores definidos por la comunidad científica internacional”.

En un segundo frente, nuestro país hospeda –en el Instituto Humboldt– una de las Unidades Técnicas de Apoyo (TSU), que en otras regiones alojan prestigiosas entidades como el Consejo Sudafricano de Investigaciones Científicas e Industriales, el Instituto Japonés de Estrategias Ambientales Mundiales y la Universidad Suiza de Berna.

Las TSU regionales apoyan la realización de la evaluación sobre biodiversidad y servicios que ofrecen los ecosistemas a los habitantes de mundo, así como la articulación de las investigaciones y sistemas de conocimiento en cuatro regiones del Planeta. Un total de seis capítulos conformarán el documento final que sintetice el conocimiento de más de mil días de trabajo. Al respecto de la evaluación, Mauricio Bedoya, Coordinador de la TSU para las Américas, dijo: “el informe englobará el pasado, presente y futuro de la diversidad biológica y los ecosistemas, lo que se prevé que la sociedad enfrentará en los próximos 40 años y opciones para la toma de decisiones, entre otros”.

Finalmente, el tercer frente en IPBES está en el Plenario en el que cada país, a través de su delegación, participa en las discusiones, decisiones y compromisos que marcan la agenda de trabajo de los gobiernos, por espacio de un año, para el cumplimiento de los objetivos de la Plataforma.

El desarrollo y compromiso del país ante IPBES está a cargo de un Comité Nacional conformado por el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, el de Ministerio de Relaciones Exteriores, Parques Nacionales Naturales de Colombia, los institutos del Sistema Nacional de Investigación Ambiental (Sina): de Investigación Científica para la Amazonia (Sinchi), de Investigación Ambiental del Pacífico (IIAP), de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) y de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que a su vez es punto focal de la Plataforma en el país y quien está representando a Colombia en IPBES 4.

Ana María Hernández, jefe de delegación del Estado colombiano ante la IPBES y de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Coorperación del Instituto Humboldt, destacó la importancia de la participación del país en esta Plataforma: “El Estado para tener unas decisiones adecuadas, coherentes y trasparentes en el manejo de su medio ambiente y recursos naturales, que cumplan con lo planteado en su plan de desarrollo, debe conocer lo que tiene y asumir los vacíos de conocimiento para integrarlos a sus programas de acción y resolverlos. En ese sentido, la IPBES es un mecanismo innovador que ofrece información, aporta a la creación de capacidades y genera espacios favorables para la toma de decisiones adecuadas y acertadas en distintos escenarios y en temas de biodiversidad y servicios ecosistémicos”.

La IPBES es más que una herramienta que identifica y prioriza información científica clave en temas de biodiversidad y servicios ecosistémicos, pues simultáneamente resignifica la relación ciencia–Estado, en la que el diálogo, los diferentes sistemas de conocimiento y la necesidad mutua son el insumo para la generación de políticas públicas que minimicen riesgos y potencien posibilidades en materia de desarrollo sostenible.

Integrated valuation of Biodiversity and ecosystem services: conceptual and metholological aspects.

The IVBES, part of conceiving the territory as a socioecological system, which not only interested in individual social or ecological components, but are also of great interest in their analysis, the interactions between them.

Additionally, the IVBES process develops previous and posterior elements in this analysis, they becomes as a key tool and input for land management discussions, based on the recognition of the local context, the associated actors and the inclusion of different languages of valuation, understanding of trade- offs and synergies associated with ecosystem services.

 

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Biota Colombiana 16(2)

Revista seriada del Instituto Humboldt en asocio con el Invemar, el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) y el Missouri Botanical Garden, como una estrategia para ampliar la base del conocimiento de uno de los países con mayor diversidad biológica del mundo.

Inicia como una publicación de listados de especies pero en 2005 amplía su espectro temático hacia la sistemática y la biogeografía. En 2010, a propósito del Año Internacional de la Biodiversidad y en pro del conocimiento, la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, se abre a un público más amplio, considerando trabajos inéditos de investigación sobre botánica, zoología, ecología, biología, limnología, pesquerías, conservación, manejo de recursos y uso de la biodiversidad, con buena aceptación por parte de la comunidad científica y académica. En 2013, en asocio con el SiB Colombia y con el apoyo de la GBIF, se institucionaliza la inclusión de Artículos de Datos (Data Papers) en Biota Colombiana.​

 

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Libro rojo de los cangrejos dulceacuícolas de Colombia.

El Libro Rojo de los cangrejos de agua dulce de Colombia o proceso de evaluación del riesgo de extinción de las especies de cangrejos dulceacuícolas, es una iniciativa que se llevó a cabo en el 2015 con el aval del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la participación del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt; contó también con la colaboración y asesoría de la UICN.

Colombia, con 104 especies, es el país con mayor riqueza de especies de cangrejos de agua dulce en Suramérica y el segundo a nivel mundial después de China. El nivel de endemismo es muy elevado, con 84 especies endémicas (81 %), el más alto del mundo. En la presente evaluación, se consideraron las 104 registradas en el país, las cuales fueron objeto de un análisis o filtro preliminar y se seleccionaron 49 especies que fueron evaluadas. De estas, 26 (53,1 %) quedaron con alguna categoría de amenaza (25 En Peligro- EN; 1 Vulnerable-VU) y 7 Casi Amenazadas- NT, 8 en Preocupación Menor-LC y por último 8 especies con Datos Insuficientes- DD. La cuenca con el mayor número de especies amenazadas es el Magdalena-Cauca (13 sp.), seguido del Caribe (5 sp.), Pacífico y Orinoco (4 sp. c/u) y el Amazonas con una sola especie amenazada. A nivel territorial los departamentos con mayor nivel de amenaza fueron Antioquia (4 sp.) y Cundinamarca (3 sp.).

 

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