Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Asunto
Respuesta a su solicitud acerca de la desaparición de varias especies de aves de la sabana de Bogotá. Radicado en este Instituto No. 202301000030062

Respetados señores
De manera atenta procedemos a dar respuesta a su petición identificada con el radicado del asunto, recibida el 7 de diciembre de 2023, mediante la cual solicita “(…) que esta y otras organizaciones afines ejecuten acciones por la evidente desaparición de varias especies de aves de la sabana de Bogotá, particularmente de la mirla negra pero sobre todo, del gorrión común o copetón (…)”

Es importante señalar que el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt (en adelante “el Instituto”) como instituto de investigación del Sistema Nacional Ambiental – SINA, y conforme a lo expuesto en la Ley 99 de 1993 y el Decreto 1603 de 1994, hoy compilado por el Decreto 1076 de 2015, el Instituto Alexander von Humboldt tiene la función de realizar investigación científica sobre la biodiversidad en el territorio nacional continental, incluyendo investigación científica relacionada con los recursos hidrobiológicos y los recursos genéticos. Además, tiene la misión de contribuir en la conformación del inventario nacional de la biodiversidad, desarrollar un sistema nacional de información sobre la misma, y obtener, almacenar, analizar, estudiar, procesar, suministrar y divulgar la información básica sobre la biodiversidad, los ecosistemas, sus recursos y sus procesos, para el adecuado manejo y aprovechamiento de los recursos naturales renovables de la Nación.

Bajo este contexto, es importante resaltar que el Instituto no es una autoridad ambiental con funciones sobre la regulación de los recursos naturales del país o de control sobre los factores que puedan afectarlos, en la medida que su misión legal se circunscribe a labores de investigación científica y generación de información y conocimiento sobre la biodiversidad.

En consecuencia, nos permitimos informar que su petición fue trasladada al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca- CAR, por contener temas de su conocimiento y competencia legal.

Puede consultar el documento aquí
Actualmente la biblioteca del Instituto Humboldt "Francisco Javier Matís" se encuentra cerrada hasta nuevo aviso.


La Línea de Integridad es un canal seguro, independiente y confidencial a través del cual podrá reportar posibles actos o conductas que violen nuestra Política de Integridad y sus documentos asociados (Programa de Ética y Transparencia y Código Institucional de Conducta Íntegra).

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Fototrampeo arroja más de 20 mil registros de aves, mamíferos y reptiles en Magdalena medio y Orinoquia

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 08 de septiembre de 2021

Fototrampeo arroja más de 20 mil registros de aves, mamíferos y reptiles en Magdalena medio y Orinoquia




Las cámaras trampa cuentan con un sensor de movimiento que detecta el movimiento y de manera instantánea toma la foto. Foto: Puma (Puma concolor)


  • •  El Instituto Humboldt llevó a cabo, en el marco del convenio Fibras, un completo monitoreo de la biodiversidad en las regiones del Magdalena Medio y la Orinoquia, a través de una de las tecnologías más versátiles: las cámaras trampa.
  • •  En total fueron instaladas 600 cámaras trampa y se recuperó información de 567 de ellas. Como resultado, se obtuvieron 315.170 fotografías, de las cuales 124.919 tenían registros de fauna, incluyendo animales domésticos y humanos
  • •  En total se obtuvieron 20.332 registros de 232 especies de aves, mamíferos y reptiles. Con estos resultados será posible desarrollar, por primera vez, biomodelos de distribución de especies a escala regional que alimentarán los análisis de conectividad y costo-efectividad para optimizar las inversiones en conservación.
  • •  Con estos hallazgos, el Instituto Humboldt conmemora el Día Nacional de la Biodiversidad.


El Instituto Humboldt es pionero en la instalación casi simultánea de 600 cámaras trampa para el estudio de la distribución de especies. De acuerdo con los resultados obtenidos, el porcentaje de aporte del muestreo con fototrampeo para el conocimiento de la biodiversidad fue de más del 50% para el Magdalena Medio y de más del 90% para la región del Río Tillavá en el Meta.

En total se obtuvieron 20.332 registros de aves, mamíferos y reptiles. Todas las fotografías de una misma especie, obtenidas en una ventana de tiempo de 30 minutos, en una misma estación de monitoreo, fueron consideradas como un solo registro independiente. En total se registraron 232 especies: 173 especies de aves, 54 especies de mamíferos, 5 especies de reptiles.

“En este caso se lograron obtener datos a escala local, permitiéndonos conocer con mayor exactitud qué está ocurriendo con la distribución de las especies y desarrollar biomodelos regionalizados que alimentarán análisis de conectividad y de costo- efectividad. Es decir, usar las fotografías como información para la toma de decisiones en cuanto a inversiones en conservación, relacionadas con compensaciones, inversión voluntaria e inversión de al menos el 1%”, indicó Angélica Diaz Pulido, investigadora del Programa de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.


Las cámaras trampa son una valiosa herramienta para fotografíar fauna silvestre de rara ocurrencia y de hábitos nocturnos. Foto: Danta (Tapirus terrestris)


Para el estudio de los mamíferos terrestres, las cámaras trampa son tal vez una de las herramientas más efectivas para llevar a cabo su monitoreo, permitiendo a través de los registros confirmar la presencia o no de ciertas especies en los ecosistemas. “Resulta una herramienta muy útil, por ejemplo, para comprobar lo que los modelos de distribución predicen, así como la posibilidad de incorporar nuevos registros que no estaban incluidos o comportamientos no descritos”, señaló Díaz.

Estas cámaras, que se instalan en lugares estratégicos de tránsito de animales, se activan automáticamente permitiendo tomar fotografías o videos que se convierten en los insumos que los investigadores utilizan para estudiar la fauna terrestre local. Esta herramienta es ideal para colectar datos de forma automática, sin tener que interferir con la fauna y, en algunos casos, es posible identificar a los animales individualmente pues al cotejar varias fotografías se pueden encontrar características específicas de cada individuo como manchas y cicatrices.

“La información recolectada con estas cámaras nos da la posibilidad de conocer más sobre la biodiversidad de las regiones en las que tenemos operación, lo que nos permitirá concentrar nuestros esfuerzos de conservación en las acciones que generen mayor impacto positivo en nuestra flora y fauna”, afirmó Santiago Martínez, gerente de Sostenibilidad y Descarbonización de Ecopetrol.

Algunos resultados del monitoreo

En el caso de la región del Magdalena Medio, se registró el 93.8% de las especies de mamíferos reportadas en el sistema de información de la biodiversidad colombiano. Seis especies no se encontraban en los listados potenciales como, por ejemplo, el mono cariblanco o mono maicero (Cebus versicolor) y la zarigüeya gris (Philander opossum), entre otros.

Se registró una especie en peligro de extinción: el mono cariblanco (Cebus versicolor), y dos especies casi amenazadas: el margay (Leopardus wiedii) y la nutria de río (Lontra longicaudis), ambas depredadoras que cumplen la importante función de regulación de los tamaños poblacionales de sus presas.

Por su parte, en el Piedemonte Casanare, de las 34 especies de mamíferos registradas 19 de ellas estaban reportadas en el listado de especies potenciales y 12 especies silvestres contribuyen al conocimiento en biodiversidad de esta área. Dentro de ellas se encuentran la zarigüeya lanuda (Caluromys lanatus), el puercoespín arborícora (Coendou prehensilis) y el zorro gris o plateado (Urocyon cinereoargenteus).

En el Piedemonte Meta se registraron tres especies en estado vulnerable de extinción, entre ellos el oso hormiguero y el armadillo gigante (Myrmecophaga tridactyla y Priodontes maximus). Y el mono zocay (Plecturocebus ornatus) un primate de distribución restringida y un importante dispersor de semillas, una función vital para la regeneración y conservación del ecosistema.

Finalmente, en la región del Río Tillavá se registraron tres especies con amenaza vulnerable de extinción: el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla), la danta (Tapirus terrestris) y el ocarro (Priodontes maximus), también reconocida como especie “Ingeniera” y el armadillo más grande del mundo; tiene un estratégico rol ecológico pues contribuye al control biológico de insectos, además de la aireación del suelo a través del intercambio gaseoso generado por la construcción de madrigueras.

Acerca de Fibras

Fibras es una estrategia del Instituto Humboldt y Ecopetrol S.A. para la planificación y gestión -bajo criterios de conservación y desarrollo sostenible- de la biodiversidad y sus contribuciones al bienestar en territorios de Huila, Orinoquia y el Magdalena Medio, a partir de información de base científica. En este ejercicio es fundamental la conjugación del conocimiento investigativo, la empresa privada y los sistemas sociales.

Dicha estrategia se implementa por medio de expediciones científicas a partir de las cuales pueda elaborarse un diagnóstico ecológico y social de los territorios; de la recopilación y análisis de datos de la diversidad biológica y sus contribuciones al bienestar humano, evaluando la capacidad de adaptación de los socio-ecosistemas a cambios profundos sin que se alteren sustancialmente su forma y funciones; con vinculación de las comunidades aledañas a las zonas de influencia de esta iniciativa; con transferencia de conocimientos y apoyo a proyectos de investigación y bioeconomía; y con comunicación estratégica y oportuna del proceso y los resultados obtenidos.

Así será posible entender las dinámicas de los territorios y dimensionarlos en sus complejidades, fortalezas y amenazas, con el fin de planear y gestionar de forma adecuada el capital natural para la conservación y el desarrollo sostenible en dichos departamentos.




Zorro (Cerdocyon thous)





Ocelote (Leopardus pardalis)





Saíno (Pecari tajacu)





Venado (Odocoileus cariacou)





Caracara cheriway


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Expediciones BIO presenta el documental ‘El país de las Aves’

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 07 de septiembre de 2021

Expediciones BIO presenta el documental ‘El país de las Aves’






  • •  La producción hace parte de las ‘Expediciones BIO Alas, cantos y colores’, con las cuales se incorporarán datos históricos y modernos sobre las aves en el territorio nacional, con el fin de identificar cambios en su diversidad, genética poblacional y estado de conservación en los últimos 110 años.
  • •  El documental destaca el trabajo de expedicionarios colombianos que durante los últimos meses han hecho ciencia de la mano con aliados internacionales en ambientes sociales diversos, con equidad de género e información construida junto con las comunidades locales.
  • •  Según el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia - SIB actualmente el país cuenta con más de 1999 especies de aves, de las cuales 82 son endémicas o únicas y 158 hacen presencia en su ruta migratoria, posicionando al país como el más diverso en aves del mundo.


“El país de las aves” es una producción realizada en el marco de la ‘Expedición BIO, Alas, Cantos y Colores’, dirigida por Federico Pardo de Trópico Media, con el apoyo del Instituto Humboldt, Instituto de Ciencias Naturales de las Universidad Nacional de Colombia, Universidad de los Andes, el Programa de Ciencias de la Conservación del Laboratorio de Ornitología de Cornell y el Departamento de Ornitología del Museo Americano de Historia Natural.

El documental destaca el trabajo de los expedicionarios colombianos que durante los últimos meses han hecho ciencia, integrando datos históricos y modernos de la avifauna de cinco regiones de Colombia que hicieron parte de las expediciones realizadas hace más de un siglo por ornitólogos del Museo Americano de Historia Natural, entre ellas Fusagasugá (Cundinamarca), Honda (Tolima), San Agustín (Huila), Morelia (Caquetá), y Barbacoas (Nariño). Ver trailer: https://www.facebook.com/MincienciasCo/videos/377552690532437.

“El país de las Aves» y las expediciones BIO no tienen precedente y su aporte es invaluable. Con esta expedición estamos aportando a la generación y apropiación del conocimiento en Colombia, haciendo énfasis en la importancia de la historia para los muestreos de la biodiversidad y el trabajo con las comunidades para generar sentido de pertenencia y proporcionar alternativas económicas en las zonas rurales a través del avisturismo”, indicó el ministro Tito José Crissien.

Como resultado de las expediciones se generará importante información sobre el impacto de las actividades humanas sobre las comunidades de aves en los últimos 110 años, la cual será de gran ayuda para pronosticar y prevenir futuros impactos sobre nuestra biodiversidad.

De acuerdo con el director general del Instituto Humboldt, Hernando García, “con Alas, Cantos y Colores estamos escribiendo una nueva historia de las expediciones de aves en el país; una que debe ser conocida y vivida por todos los colombianos”, concluyó.

El documental hace parte de la Serie Colombia BIO, producciones que presentan los resultados de Expediciones Científicas BIO relevantes para el conocimiento de la biodiversidad del país.

Consulte la serie en este enlace: https://www.rtvcplay.co/series-documentales/colombia-bio
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Describen por primera vez los cantos y comportamientos del cacique montano norteño en Colombia

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 30 de agosto de 2021

Describen por primera vez los cantos y comportamientos del cacique montano norteño en Colombia




El cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus) solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú. Foto: autores del artículo.


  • •  Seis científicos estudiaron detalladamente las vocalizaciones y conductas del Cacicus chrysonotus leucoramphus en cuatro localidades de Nariño.
  • •  Los expertos determinaron que hay una fuerte asociación entre los sonidos y comportamientos de esta ave única del norte de Sudamérica.
  • •  Los resultados del estudio fueron publicados en Biota Colombiana, revista científica del Instituto Humboldt.


Un ave con un plumaje negro como el ébano y algunas plumas pintadas de amarillo encendido se camufla en los árboles de los bosques del norte de la cordillera de los Andes. Solo el color azul del iris de sus ojos resalta entre la tupida vegetación.

Se trata del cacique montano norteño (Cacicus chrysonotus leucoramphus), una especie que en el mundo solo habita en los relictos de bosque tropical distribuidos en los Andes de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú, ubicados entre los 2000 y 3600 metros sobre el nivel del mar.

Los machos adultos presentan un mayor tamaño que el de las hembras y tienen el iris azul, mientras que el de los juveniles es marrón oscuro. Su período reproductivo abarca desde febrero hasta julio.

Es una de las más de 1900 especies de aves que hacen presencia en Colombia, con varios registros en el departamento de Nariño, donde anida en colonias pequeñas de tres a seis nidos en cada árbol. Los pocos estudios que hay sobre este cacique indican que produce al menos tres tipos de llamados, con repeticiones de notas y varios armónicos.

Sin embargo, actualmente existen vacíos respecto al comportamiento social y vocal de esta especie, un panorama que llevó a seis científicos a dar marcha a una investigación sobre sus cantos y vocalizaciones en el sur del país.

“En las aves, el medio acústico representa el método de comunicación más utilizado dentro del contexto social. Las vocalizaciones presentan estructuras acústicas variadas y funciones específicas como alerta grupal, competencia por territorios y cortejo”, afirman los expertos en un artículo publicado en la revista Biota Colombiana.

La laguna de La Cocha, un lago tropical de alta montaña que hace parte del humedal de importancia internacional Ramsar y que está asociado a ecosistemas de bosque montano, fue el lugar seleccionado para analizar los sonidos de esta especie.

Los muestreos, realizados entre septiembre y diciembre de 2018, abarcaron las localidades de El Motilón, El Romerillo, Santa Rosa y Santa Teresita, sitios ubicados entre los 2800 y 3200 metros sobre el nivel del mar.

“En cuatro colonias de anidación logramos monitorear 11 machos adultos. Cada una fue monitoreada durante jornadas de 12 horas, desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, para un muestreo total de 144 horas”, cita el artículo en Biota Colombiana.

Los científicos realizaron grabaciones acústicas y registros conductuales de las aves empleando dos grabadoras portátiles con micrófonos condensadores unidireccionales. En total obtuvieron 221 vocalizaciones de los 11 machos adultos.

Este artículo, titulado “Vocalizaciones asociadas al comportamiento colonial de Cacicus chrysonotus leucoramphus en Colombia”, fue elaborado por los investigadores David Alejandro Guaitarilla, Juan Pablo Ortiz-Pérez, Jhon Jairo Calderón-Leytón, Carlos Mauricio Trujillo-Torres y Ronald A. Fernández-Gómez, de la Universidad de Nariño; junto con Miguel A. Gómez-Martínez, de la Universidad Veracruzana.

Comportamientos en el hábitat


Por primera vez, seis científicos analizaron los cantos y vocalizaciones del cacique montano norteño en zonas del sur de Colombia. Foto: autores del artículo.


Antes de grabar los sonidos de los caciques machos, los expertos analizaron detalladamente sus comportamientos, logrando evidenciar que la construcción de los nidos, alimentación y cuidado de las crías son tareas exclusivas de las hembras.

“Los machos se mantienen vigilando el área de nidificación, utilizando principalmente los sitios de preferencia como perchas cercanas a los nidos, las cuales son disputadas constantemente por todos los machos de la colonia”, afirman los autores del artículo.

El cacique montano norteño presenta cuatro conductas, así: vigilancia, alerta, defensa territorial y cortejo. Las primeras tres se registraron en las cuatro colonias evaluadas, mientras que el evento de cortejo fue único de la colonia en Santa Teresita.

“Durante la vigilancia, los machos permanecieron en posición vertical con las alas ligeramente hacia adelante, descubriendo el plumaje amarillo de su dorso mientras observaban a su alrededor. Esta conducta fue registrada sobre los nidos, en eventos de construcción o alimentación de las crías”, mencionan los autores.

Cada vez que evidencian la presencia de intrusos, como perros o seres humanos, o depredadores, los caciques se mantienen en alerta. Según el artículo, “esta conducta estuvo acompañada de vocalizaciones realizadas repetidamente tanto por el macho centinela como por los demás miembros del grupo”.

Los machos interactuaron para ocupar los lugares de preferencia en el árbol donde se ubica la colonia, un comportamiento denominado defensa territorial. Entre las características de esta conducta están enervar las plumas del dorso y cabeza, además realizar aleteos visibles para amenazar al macho rival.

“Registramos un evento de enfrentamiento entre los individuos de la misma colonia en la localidad El Romerillo. No evidenciamos defensa territorial ante la presencia de la (Turdus fuscater) o la pava andina (Penelope montagnii), especies con las cuales el cacique comparte sitios de forrajeo”.

El único cortejo avistado se presentó en una zona alejada de los nidos. El macho adoptó una posición inclinada hacia adelante, moviendo su plumaje, realizando leves aleteos y dando pequeños saltos acompañados de vocalizaciones para acercarse a la hembra, que respondió adoptando una posición solicitante.

Cantos en su hábitat


Cacicus chrysonotus leucoramphus es un ave con un plumaje negro y algunas plumas pintadas de amarillo encendido. Foto: autores del artículo.


El cacique montano norteño cuenta con cantos variables, formados principalmente por notas fuertes y repetitivas, también con varios armónicos. Los científicos identificaron siete tipos de vocalizaciones o cantos diferentes en Nariño.

Según el estudio, esta ave presenta un número variable de notas vocalizadas ininterrumpidamente (desde 4 hasta más de 15), e incluso imitan algunos ruidos del ambiente y otros animales.

“Emiten trinos estructuralmente complejos, con notas de rápida modulación de frecuencia, una duración entre los 0,5 y 5 segundos y, ocasionalmente, con la presencia de chasquidos al final de la vocalización”.

Uno de los principales hallazgos del estudio es que hay una fuerte asociación entre las vocalizaciones y los comportamientos de estas aves. Por ejemplo, los sonidos con valores más altos de ancho de banda y modulación de frecuencia resultaron asociados a la defensa territorial, mientras que las vocalizaciones con valores bajos se asociaron a conductas de vigilancia y alerta.

Además, los resultados del estudio indican similitudes en el comportamiento vocal y social con respecto a estudios en otras especies como el cacique lomiamarillo (Cacicus cela) y el cacique lomirojo (C. haemorrhous). “Este cacique utiliza vocalizaciones específicas en un determinado contexto conductual, pudiendo algunas de ellas ser reutilizadas en varios comportamientos”.

Los expertos concluyen que los sonidos emitidos por esta especie están asociados a alguna conducta específica. “Esto soporta la idea de que una señal puede ser utilizada en más de un contexto conductual, posiblemente para reducir el costo energético de producción y optimizar su sistema de comunicación”.


En los monitoreos, los científicos evidenciaron que la construcción de los nidos, alimentación y cuidado de las crías son tareas exclusivas de las hembras. Foto: autores del artículo.


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Nuevos datos sobre la tortuga sabanera o galápago llanero, un reptil único de la Orinoquia colombo-venezolana

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 18 de agosto de 2021

Nuevos datos sobre la tortuga sabanera o galápago llanero, un reptil único de la Orinoquia colombo-venezolana




Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Dagua, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt




Una tortuga pequeña, con un caparazón liso y aplanado de color café, un hocico puntiagudo, una cola corta y algunas manchas amarillas en su cabeza, permanece oculta en algunos cuerpos de agua de la cuenca del río Orinoco, un vasto ecosistema ubicado en la extensa Orinoquia colombo-venezolana y decorado por extensas sabanas y morichales.

La ciencia la nombró en 1935 como Podocnemis vogli, pero es más conocida como tortuga sabanera, galápago llanero, galapaguita o gurruña. Alcanza tamaños cercanos a los 30 centímetros y un peso de más de cuatro kilogramos, y todo indica que es un reptil omnívoro con preferencia por las plantas y semillas, aunque también come insectos, pequeños invertebrados, peces y carroña.

Es un animal único o endémico de Colombia y Venezuela. Según Carlos A. Lasso, investigador del programa de ciencias de la biodiversidad del Instituto Humboldt, en el territorio nacional ha sido reportada en un área de 304 kilómetros cuadrados, que abarca varias subcuencas del Orinoco como las de los ríos Arauca, Casanare, Guaviare, Meta, Tomo, Bita, Inírida y Vichada.

“En Colombia, las hembras anidan entre octubre y enero, en la sabana y durante el atardecer y la noche. Allí primero expulsan un líquido por la cloaca con el que humedecen el terreno, y luego cavan con las patas traseras, ponen los huevos, los tapan y sellan la entrada con la presión de su peso. Realizan tres posturas, donde alcanzan a poner 42 huevos que tardan más de tres meses en eclosionar”.

Según el libro “Biología y conservación de las tortugas continentales de Colombia” del Instituto Humboldt, en el país el galápago llanero está clasificado como una especie de menor preocupación debido a su aparente abundancia. Pero Lasso y otros investigadores han evidenciado que su población está disminuyendo en algunos lugares debido a la caza.


La ciencia la nombró en 1935 como Podocnemis vogli, pero es más conocida como tortuga sabanera, galápago llanero, galapaguita o gurruña. Cría, Reserva Natural Bojonawi, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt.


“Los habitantes de la Orinoquia la cazan durante dos épocas del año: en sus meses reproductivos y en la Semana Santa debido a la prohibición del consumo de carne roja. La disminución de las tortugas charapa (Podocnemis expansa) y terecay (Podocnemis unifilis) ha generado que se capturen más galápagos llaneros, mientras que los juveniles son capturados ocasionalmente para su venta como mascotas en el mercado”.

Aunque la tortuga sabanera es endémica de la Orinoquia colombo-venezolana, en el territorio nacional hay varios vacíos sobre su información, como observaciones puntuales de su alimentación, comportamiento, estructura de las poblaciones e historia natural.

“Recientemente se han realizado estudios sobre poblaciones colombianas relacionadas con crías en cautiverio, taxonomía y biometría. Sin embargo, en las últimas décadas no se han adelantado investigaciones centradas en el uso del hábitat o la demografía de esta especie, tampoco sobre genética, un tema de gran interés, apunta Lasso.

Sabaneras en una reserva

Con el objetivo de llenar los vacíos respecto el uso del hábitat y poblaciones de esta especie, cinco científicos se adentraron en lo más profundo de la Reserva Natural Privada de Bojonawi (BPNR), ubicada en el departamento de Vichada, entre el enero y abril de 2017, justo en la temporada reproductiva de la sabanera.

Ana M. Sepúlveda Seguro, Vivian P. Páez y Marley T. Gómez Rincón, del Grupo Herpetológico y la Universidad de Antioquia, y Mónica A. Morales Betancourt y Carlos A. Lasso del Instituto Humboldt, fueron los encargados de liderar el estudio, que también contó con el apoyo financiero y logístico de la Fundación Omacha.

“Bojonawi está dentro de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Natural Tuparro y la Reserva de la Biosfera de la Unesco. Es una reserva ubicada a 15 kilómetros al suroeste de de Puerto Carreño que está relativamente bien conservada y protegida, lo que nos permitió documentar aspectos sobre la población de la tortuga sabanera”, mencionó Lasso.

Los investigadores seleccionaron tres macrohábitats acuáticos de la reserva para estudiar a las sabaneras: el cauce principal del río Orinoco, la laguna El Pañuelo y el caño El Tesoro, ecosistemas separados por aproximadamente 1,5 kilómetros.

“Cada uno de estos lugares cuentan con diferentes características fisicoquímicas, niveles de sedimentación, nutrientes, flujo de corriente, transparencia del agua y profundidad, aspectos esenciales para estudiar mejor el uso del hábitat de las tortugas”, precisó el investigador del Humboldt.

Para analizar a las tortugas, los expertos utilizaron métodos como trampas de embudo, redes de trasmallo y captura manual.

“Hicimos tres muestreos en los macrohábitats seleccionados. En cada uno instalamos 15 trampas de embudo en lugares poco profundos cerca de los sitios donde las tortugas toman el sol, las cuales fueron cebadas con pescado, carne, maíz, plátano y racimos de hojas de chigo”, cita el estudio publicado en la revista Latinoamericana de Herpetología.

Algunas tortugas detectadas visualmente entre las nueve de la mañana y las 11 de la noche, fueron capturadas de forma manual. “En la laguna El Pañuelo, esta captura se realizó en agua poco profunda desde un pequeño bote y en el canal El Tesoro cuando algunas personas practicaban snorkel o buceo. Por medio de redes de trasmallo fueron capturadas varias tortugas en la laguna”.


Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Caño Cristales, Meta. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


Más de un centenar

En Bojonawi fueron capturadas 149 tortugas sabaneras: tres jóvenes, tres varones subadultos, 34 hembras subadultas, 67 machos adultos y 42 hembras adultas. De este total, solo 11 fueron recapturadas.

81 tortugas fueron capturadas por medio de trampas de embudo, su mayoría en la laguna El Pañuelo. “No encontramos diferencias en las distribuciones de tamaño de las tortugas con estas trampas en los tres macrohábitats”, revela el estudio.

La captura manual arrojó 28 tortugas y 40 con la red de trasmallo en la laguna de El Pañuelo. Según los científicos, las proporciones de sexos difirieron entre los macrohábitats: abundancia de machos en el río Orinoco y de hembras en la laguna.

Lasso apunta que por primera vez se corroboró un marcado dimorfismo sexual en esta especie: las hembras capturadas fueron más pesadas, grandes y anchas que los machos, con un tamaño máximo de 30 centímetros y un peso corporal de tres kilogramos.

El libro de las tortugas continentales del Humboldt aseguraba que el dimorfismo sexual de esta especie era poco aparente, aparte de una mancha amarilla en el hocico de los machos. “En nuestro estudio el tamaño de las hembras fue mucho mayor: 30 centímetros frente a los 27 de los machos”.

Nueve hembras de 22 centímetros tenían huevos en diferentes etapas de calcificación. En cuanto a los recorridos de la especie, los expertos identificaron una distancia lineal media de 380 metros, siendo los machos los que se movieron más, hasta dos veces más que las hembras.

Todas las tortugas identificadas fueron marcadas, pesadas, medidas, sexadas y fotografiadas antes de su liberación en los hábitats naturales. El sexaje se determinó analizando la forma de la placa ósea anal, con una forma de "V" típica en las hembras y una "U" en los machos, quienes además cuentan manchas amarillas en la cabeza.

“Para este estudio inspeccionamos la reproducción de las hembras por medio de la ecografía de Bondway, que con una sonda examina la región inguinal para detectar la presencia de huevos en desarrollo”, dice el artículo de la revista Latinoamericana de Herpetología.


Todas las tortugas identificadas fueron marcadas, pesadas, medidas, sexadas y fotografiadas antes de su liberación en los hábitats naturales. Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Tomo, PNN El Tuparro, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


¿Qué dicen los resultados?

Para Lasso, Morales, Sepúlveda, Páez y Gómez, este estudio durante la temporada reproductiva de 2017 en la reserva no mostró una marcada segregación en términos de uso del macrohábitat para la tortuga sabanera.

“Otros estudios informan que esta especie tiene preferencia por lagunas y canales poco profundos, algo que no evidenciamos en este estudio. Esta discrepancia puede estar relacionada con causas como la época del año del trabajo de campo, los métodos de captura y el muestrear diferentes hábitats”.

Por ejemplo, por primera vez fue reportada una relativa abundancia de la especie en un cuerpo de agua grande como el río Orinoco, un hallazgo pionero en el estudio de esta tortuga en Colombia y Venezuela.

“Los estudios basados en otros métodos de muestreo no detectaron a esta tortuga en hábitats de aguas corrientes, lo que podría dar una impresión errónea de que evita grandes ríos. Esto se debe a que las otras investigaciones se realizaron en sitios como los llanos de piedemonte o llanuras inundadas estacionalmente, mientras que nuestro estudio fue en la planicie aluvial del río Orinoco.

Según Lasso, este estudio también es pionero en mostrar que en algunos lugares las tortugas sabaneras pueden estar presentes en cantidades sustanciales y grandes hábitats ribereños. “La especie es abundante dentro de la reserva y parece ser generalista de hábitats, incluyendo el uso de grandes ríos”.

Sin embargo, el investigador del Humboldt aclara que el bajo número de recapturas alcanzadas durante el reciente estudio, impidió la estimación de las densidades reales en cada macrohábitat.

Respecto a la preferencia de los machos por ecosistemas como el río Orinoco y de las hembras por la laguna, los expertos consideran que puede estar relacionada por los sitios ideales para la anidación de este último lugar.

“Las trampas de embudo capturaron con éxito tortugas de gran tamaño pero pocos juveniles. La red de trasmallo fue más eficiente, ya que solo en la laguna, durante seis horas de muestreo, capturamos aproximadamente 50 por ciento del número total de individuos muestreados, su mayoría juveniles y pocos adultos”.

Aunque la ciencia ha demostrado que esta tortuga está principalmente activa durante el día, el reciente estudio mostró por primera vez un forrajeo nocturno de la especie, hallazgo evidenciado por medio del método de captura manual.

Los cinco científicos concluyen que se necesita un monitoreo más extenso e intensivo para documentar las tasas específicas de supervivencia de las diferentes clases, detectabilidad y dinámica de la población.

“Un conocimiento básico de las características del ciclo de vida y la población es esencial para predecir cómo los cambios en la población debido a impactos naturales o humanos pueden afectar su distribución, uso del hábitat y permanencia”.


Tortuga sabanera o galápago llanero (Podocnemis vogli) Río Bita, sitio Ramsar, Vichada. Foto: Mónica A. Morales-Betancourt


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¿Cómo crear un negocio basado en la naturaleza en Colombia?

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 2 de agosto de 2021

¿Cómo crear un negocio basado en la naturaleza en Colombia?








El Real Jardín Botánico de Kew y el Instituto Humboldt lanzan hoy, en el marco del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia”, una guía donde encontrará una referencia sobre la información y requisitos necesarios para acceder, aprovechar, transformar y comercializar ingredientes naturales en Colombia, con el fin de proteger nuestros recursos naturales y fomentar su uso sostenible.

La “Guía práctica para potencializar el uso sostenible de los ingredientes naturales en Colombia” tiene como objetivo incentivar que más organizaciones y personas empiecen a pensar en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad como un aspecto prioritario para su desarrollo y el bienestar de los colombianos. Colombia, siendo el segundo país más biodiverso del mundo, tiene un potencial enorme para convertirse en líder de negocios basados en la naturaleza.

Los negocios verdes enfocados a las plantas y hongos útiles de Colombia, además de ser rentables, protegen nuestra biodiversidad y sus contribuciones, generan ingresos complementarios y alternativas de vida a las comunidades locales, resuelven problemáticas sociales y en últimas, constituyen una ventaja comparativa frente a otros países del mundo.

“Para poner en marcha estos negocios verdes se deben comprender los requisitos y trámites legales necesarios para acceder a los beneficios comerciales de la diversidad de plantas y hongos nativos colombianos”. aseguró Mabel Tatiana Rojas, autora de la guía, gerente en Colombia del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia”.

Para Mauricio Diazgranados, líder del proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia” “ la guía es una herramienta sencilla y disponible para todos los usuarios de las cadenas de valor de ingredientes. Dentro de este proceso ha sido fundamental la articulación y discusión del contenido de la presente guía con actores estratégicos del sector privado y público, en el marco de la Mesa Nacional de Ingredientes, el cual es un Proyecto de Interés Nacional Estratégico de Presidencia. Recientemente, el Gobierno Nacional firmó el decreto 690, que regula el manejo sostenible de la flora silvestre y de los productos forestales no maderables, y normatiza la comercialización nacional e internacional de ingredientes naturales provenientes de nuestra biodiversidad. Nunca antes esta guía habría sido tan oportuna para el país.”

Es la primera vez que en Colombia se presenta una guía centralizadora de procesos y requisitos desde una mirada de cadenas de valor. Con esta publicación se busca que, siendo proveedor de materias primas, productor, transformador, comercializador o exportador, los requisitos y procesos legales en Colombia sean presentados de manera fácil y articulada para dinamizar el aprovechamiento y uso comercial sostenible de nuestra biodiversidad.

Asimismo, esta guía le mostrará aquellos casos de éxito de empresas que han trabajado con la biodiversidad de Colombia y que han impactado a la comunidad de manera positiva.

En Colombia, el proyecto “Plantas y Hongos Útiles de Colombia” es financiado por el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido (BEIS por sus siglas en inglés), a través del Fondo Newton-Caldas y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), e implementado por el British Council, con contrapartidas del Real Jardín Botánico de Kew y del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

Para acceder a la guía aquí >https://redin-colombia.org/guide/

Evento de lanzamiento > 3 de agosto / 11 a.m. a 12m. (hora Colombia)

Para acceder al evento de lanzamiento virtual, haga clic en el siguiente enlace >https://www.facebook.com/instituto.humboldt


Nota a los editores

Acerca del proyecto

El Plantas y Hongos Útiles de Colombia (UPFC), liderado por el Real Jardín Botánico de Kew en colaboración con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, tiene como objetivo mejorar la contribución de la naturaleza a las personas en Colombia mediante:

  • •  El aumento, la consolidación y la accesibilidad del conocimiento de sus plantas y hongos útiles para el beneficio de las comunidades locales y la sociedad.
    • •  La promoción de un mercado para las especies nativas útiles y sus productos de alto valor, para motivar el uso sostenible de la biodiversidad, a la vez que se protegen los recursos naturales.


    Para más información, por favor visite www.in-colombia.org

    Acerca del Real Jardín Botánico de Kew

    Royal Botanic Gardens, Kew o RBG Kew es una organización científica de fama mundial, respetada internacionalmente por sus excepcionales colecciones botánicas, así como por su experiencia científica en diversidad de plantas y hongos, conservación y desarrollo sostenible en el Reino Unido y en todo el mundo. El Real Jardín Botánico de Kew es conocido a nivel internacional y es una de las principales atracciones turísticas de Londres. Las 132 hectáreas de jardines paisajistas de Kew, junto con las 300 hectáreas de Wakehurst, el jardín botánico silvestre de Kew, atraen más de 2.5 millones de visitantes cada año. El Real Jardín Botánico de Kew fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2003 y celebró su 260 aniversario en 2019. Wakehurst alberga el Banco de Semillas del Milenio (Millennium Seed Bank en inglés), que es el banco más grande de semillas de plantas silvestres del mundo. El Centro de Conservación de Kew en Madagascar es el tercer centro de investigación de Kew y su única oficina en el extranjero. RBG Kew recibe aproximadamente un tercio de su financiación del gobierno, a través del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) y los Consejos nacionales de Investigación. La financiación adicional necesaria para apoyar el trabajo vital de Kew proviene de donantes, membresía y actividades comerciales, incluida la venta de entradas.

    Acerca del Instituto Humboldt

    El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt es una corporación civil sin ánimo de lucro vinculada al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente). El Instituto fue creado en 1993 para ser el brazo investigativo en biodiversidad del Sistema Ambiental (Sina). En el marco del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ratificado por Colombia en 1994, el Instituto Humboldt genera el conocimiento necesario para evaluar el estado de la biodiversidad en Colombia y para tomar decisiones sostenibles sobre la misma.

    Como parte de sus funciones, el Instituto se encarga de realizar, en el territorio continental de la Nación, la investigación científica sobre biodiversidad, incluyendo los recursos hidrobiológicos y genéticos. Así mismo, coordina el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SIB Colombia) y la conformación del inventario nacional de la biodiversidad.

    Esta misión es clave porque la biodiversidad brinda servicios esenciales para la salud y el desarrollo, no sólo por las especies particulares con atributos alimenticios y medicinales, sino también por los ecosistemas que, si mantienen su integridad, regulan el clima, el agua y frenan la difusión de enfermedades infecciosas.

    Acerca del Fondo Newton Caldas

    El Fondo Newton Caldas establece alianzas en ciencia e innovación entre el Reino Unido y Colombia para apoyar su desarrollo económico, bienestar social, abordar retos globales y desarrollar talento y capacidad. El Fondo Newton Caldas es administrado por el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial del Reino Unido (BEIS, por sus siglas en inglés) y ejecutado por socios del Reino Unido y Colombia. Para más información visite: www.newton-gcrf.org

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    ¿Cómo restaurar los páramos afectados por el pino pátula?

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 27 de julio de 2021

    ¿Cómo restaurar los páramos afectados por el pino pátula?




    Las plantaciones forestales de especies exóticas como el pino Pinus patula, pueden generar limitaciones en la regeneración natural de la vegetación nativa de los páramos. Foto: Mauricio Aguilar.




    Los páramos colombianos, reservorios hídricos que abarcan más de 2.9 millones de hectáreas y están distribuidos en 36 complejos, no se han salvado de la llegada de plantaciones forestales exóticas que han deteriorado sus recursos naturales.

    Por ejemplo, en el páramo de Guacheneque, ubicado en el municipio de Villapinzón y donde nace cristalino el río Bogotá, fueron sembrados varios pinos en la década de los 90, árboles foráneos que no hacen parte de los ecosistemas de alta montaña del país y causaron una pérdida de vegetación nativa como los frailejones.

    Estas especies exóticas generan transformaciones en los páramos andinos como: pérdida de la biodiversidad, acidificación de los suelos, alteración del régimen hídrico, disminución de oferta de hábitat para la fauna y una reducción de germinación, establecimiento y crecimiento de las plantas nativas.

    Sin embargo, aún se desconoce la respuesta de los sitios paramunos después del aprovechamiento forestal de las especies exóticas. Este efecto ha sido estudiado en sabanas, bosques, ecosistemas costeros y piedemontes, donde se reportan procesos erosivos, inundaciones, alto riesgo de mortalidad sobre la vegetación e incendios.

    Este panorama llevó a Edinson Sesquilé Escobar y Mauricio Aguilar Garavito (Instituto Humboldt) y Sebastián Ruiz Santacruz (Universidad de Nariño), a estudiar con mayor detalle cómo se puede realizar una restauración ecológica en las zonas paramunas afectadas por las plantaciones de pino pátula (Pinus patula).

    Los investigadores realizaron experimentos dentro del Parque Natural Regional Páramo de Rabanal, área protegida del departamento de Boyacá que figura entre las más afectadas por la plantación de este pino. Por ejemplo, en el predio Peña de la Virgen, se aprovecharon estos árboles de la manera tradicional por más de 27 años.


    Eliminar los residuos post aprovechamiento forestal del pino pátula de los páramos incrementa la riqueza relativa de las especies nativas, ya que esta acción libera espacio sobre el suelo, proporcionando áreas donde las plantas nativas pueden llegar, germinar y establecerse. Foto: Mauricio Aguilar




    Dos áreas específicas dentro del páramo Rabanal, con cinco años y 10 años de post-tala de esta especie de pino, fueron los lugares seleccionados para realizar diversos ensayos como ver el los efectos en la eliminación de los residuos del aprovechamiento forestal del pino y la remoción de la vegetación preexistente.

    “También analizamos cómo sería el panorama después del aprovechamiento forestal en cinco y 10 años; la aplicación de una enmienda orgánica al suelo; plantación del ciro, un arbusto nativo (Baccharis bogotensis); y los impactos sobre la riqueza de especies y la cobertura del estrato herbáceo en estas áreas de Rabanal”, cita el estudio publicado en la más reciente edición de la revista Biodiversidad en la práctica.

    Esta investigación fue realizada en el marco del Proyecto “Páramos: Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte”, que fue financiado por la Unión Europea y ejecutado por el Instituto Humboldt.

    Experimentos

    La primera área del páramo estudiada abarcó 2044 metros cuadrados y tenía plantaciones de pino con un tiempo de aprovechamiento de cinco años. La segunda fue de 656 metros cuadrados y árboles de esta especie aprovechados hace 10 años.

    Los investigadores hicieron experimentos en un diseño factorial con bloques de parcelas en la primera zona, con los siguientes tratamientos: no aplicar ningún tratamiento, eliminar los residuos post-aprovechamiento forestal del pino (troncos, cortezas, ramas, palos, aserrín y acículas), la aplicación de enmienda orgánica al suelo y remover la vegetación preexistente.

    En la segunda, los científicos experimentaron en zonas con plantaciones de pino y ciro Baccharis bogotensis, donde se realizaron tratamientos como eliminar o no los residuos del aprovechamiento.

    “Hicimos un tercer experimento con el establecimiento de un nuevo set de bloques de parcelas establecidas en un área con 5 y 10 años post aprovechamiento forestal, dónde se utilizaron los mismos tratamientos que en las otras áreas”, cita el artículo de la revista del Instituto Humboldt .

    En estas zonas, los expertos midieron índices como riqueza, abundancia y cobertura relativa de la vegetación herbácea y arbustiva, y establecieron 120 subparcelas para realizar la evaluación y seguimiento de las áreas experimentales.

    El monitoreo a la vegetación en los tres experimentos dentro del páramo de Rabanal fue realizado en dos etapas: la primera entre octubre y noviembre de 2017, a 10 meses de los tratamientos, y la segunda en agosto de 2019, a los 30 meses.


    Aunque eliminar los residuos de pino y remover la vegetación preexistente puede favorecer la riqueza de especies propias de páramo, esta acción conjunta no mejora el porcentaje de cobertura porque genera pérdida de vegetación. Foto: Mauricio Aguilar.


    Resultados

    Los investigadores evidenciaron que eliminar los residuos del aprovechamiento forestal del pino, no remover la vegetación preexistente y aplicar una enmienda orgánica al suelo, es un tratamiento adecuado para mejorar la riqueza relativa de especies en áreas con cinco años de post aprovechamiento forestal.

    “Sin embargo, el solo hecho de eliminar los residuos del pino y no realizar ninguna otra acción, es un tratamiento básico que repercute en el incremento de la riqueza de especies”, revela el estudio.

    Aunque evidenciaron una mayor cobertura de la vegetación en parcelas con el residuo del pino, los patrones de vegetación no son los mismos porque la cobertura es dominada por muy pocas especies herbáceas generalistas como Phytolacca bogotensis, y otras que no son necesariamente especies de páramo o nativas.

    Por otra parte, las parcelas donde se eliminaron los residuos post aprovechamiento del pino están asociadas a especies propias del páramo, como Carex bonplandii, Espeletia argentea, Espeletiopsis rabanalensis (fraylejón endémico del páramo de Rabanal), Paspalum bonplandianum, Agrostis scrabifolia, Paepalanthus columbiensis, Arcytopllylum nitidum, entre otras.

    “Hay un efecto positivo en eliminar los residuos del pino, aplicar enmienda orgánica y la combinación entre ambas acciones. Por lo tanto, estas acciones contribuyen al aumento de la cobertura de herbáceas, frailejones y arbustos nativos del páramo luego de cinco años de aprovechamiento forestal”, revelan los investigadores.

    En los sitios con 10 años post aprovechamiento del pino, eliminar el residuo es clave para mejorar la riqueza relativa luego de 30 meses con una cobertura dominante de especies herbáceas, frailejones y rosetas de páramo.


    Paepalanthus columbiensis, Foto: Mauricio Aguilar.


    La gran conclusión del estudio es que eliminar o retirar los residuos del pino pátula de los páramos incrementa la riqueza relativa de las especies nativas. Esta acción libera espacio sobre el suelo, lo que proporciona una mayor área efectiva para que puedan llegar, germinar y establecerse los propágulos que se están dispersando. Además es una acción muy económica y que permite recuperar cierta parte del material vegetal que se deja en campo como residuo.

    “Esta actividad de restauración puede ejercer efecto sobre la riqueza y la cobertura incluso 10 años después del aprovechamiento forestal. Corroboramos que las parcelas sin eliminación del residuo de pino tienen la menor riqueza de especies”.

    Por otra parte, aunque eliminar los residuos de pino y remover la vegetación preexistente puede favorecer la riqueza de especies propias de páramo, esta acción conjunta no mejora el porcentaje de cobertura porque genera pérdida de vegetación.

    “Las acciones de remoción de la vegetación en páramo deben focalizarse sólo en remover las gramíneas exóticas y otras plantas potencialmente invasoras, así como los residuos del aprovechamiento forestal”.

    En los tratamientos donde se aplicó la enmienda orgánica al suelo, los investigadores evidenciaron una ligera mejora en cobertura y riqueza. “El Fertisol TM es un agregado que incentiva la formación radicular en las primeras etapas de crecimiento, aporta fosfatos, nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y boro”.

    La plantación de ciros (B. bogotensis) no presentó un efecto estadísticamente significativo ni en la riqueza o cobertura relativa, y además se evidenció el 100 % de mortalidad de los individuos sembrados, concluyendo que las condiciones actuales de este páramo no son aptas para plantar esta especie.

    “Para las acciones de restauración que incluyan revegetación, se recomienda comprobar que las especies a plantar tengan los rangos ambientales del área experimental, sean del paisaje actual, cuenten con los atributos para superar las condiciones tensionantes y provengan de viveros ubicados de áreas cercanas y con condiciones de páramo”.

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    Grave deterioro de la biodiversidad nacional pone en riesgo la vida en Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 30 de junio de 2021

    Grave deterioro de la biodiversidad nacional pone en riesgo la vida en Colombia




    (Espadarana prosoblepon) Foto: Instituto Humboldt.


    A esta conclusión llegó un grupo de más de 100 expertos temáticos y sabedores de pueblos y comunidades indígenas, negras, afrodescendientes, palenqueros, raizales, campesinas y locales de todas las regiones de Colombia, quienes por cerca de 4 años dedicaron al menos 93 mil horas de trabajo voluntario, con el fin de reunir y analizar más de 1.500 fuentes de información científica secundaria, asociada a ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros, marinos e insulares, para elaborar la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos.

    Este documento reúne datos estratégicos sobre el estado y tendencias de la diversidad biológica ligada al bienestar de los colombianos, evidenciando trayectorias de cambio y futuros posibles del país y tendrá vigencia hasta el 2050.

    La Evaluación está compuesta por seis capítulos temáticos que repasan el Estado de la biodiversidad en Colombia; las Contribuciones de la naturaleza para la gente; la Diversidad biocultural: conocimientos y prácticas para el cuidado de la vida en territorios indígenas y comunidades locales; los Motores directos de transformación y pérdida de biodiversidad y de contribuciones de la naturaleza para la gente; las Políticas, las Instituciones y la Gobernanza; y los Escenarios futuros de biodiversidad y servicios ecosistémicos en Colombia.

    En este proceso científico el respaldo académico fue crucial. Dado el número de fuentes, tipos de estudios y formas de conocimiento revisados, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) -metodología bajo la cual se construyó la Evaluación Nacional- establece niveles de confianza asociados a cada uno de los hallazgos incluidos y a las afirmaciones principales obtenidas. Para el caso colombiano, los expertos basaron sus conclusiones principales en la cantidad de las pruebas (datos, teoría, modelos y opiniones expertas) y su nivel de concordancia.

    Cabe destacar que Colombia es el primer país en publicar su Evaluación Nacional de Biodiversidad tras un proceso que inició a la par con Camerún, Vietnam, Etiopía, Azeirbyán, Bosnia-Herzegovina, Granada y Camboya. De igual manera, es pionera al incluir un capítulo exclusivo para resaltar el conocimiento y perspectivas de los pueblos indígenas, afrodescendientes y las comunidades locales, que fueron involucrados en el proceso por medio de talleres participativos.


    Colombia es el primer país en publicar su Evaluación Nacional de Biodiversidad Foto: Instituto Humboldt.


    A continuación, se presentan algunos de los principales hallazgos, conclusiones y recomendaciones identificadas por el equipo de autores, con el fin de apoyar la formulación e implementación de políticas y la construcción de capacidades requeridas con la intención de fortalecer las instituciones y responder así al reto de proteger y conservar el patrimonio biocultural, garantizando la sostenibilidad ambiental territorial y la provisión de las contribuciones de la naturaleza para el bienestar de la sociedad:

    Numerosas especies de animales y plantas han desaparecido, otras están en estado crítico o son amenazadas por la degradación de los ecosistemas por actividades humanas legales e ilegales. A pesar de la gravedad de la situación, solo se ha evaluado la pérdida real de una fracción muy pequeña de algunos grupos de animales y plantas, sin que se tenga conocimiento preciso de las pérdidas en ecosistemas, genes y funciones, información requerida para implementar medidas de conservación. Las estrategias para estas tendencias, sugieren los expertos, deben enfocarse en continuar el monitoreo y ampliar el conocimiento del estado de amenaza, acudiendo a las competencias científicas y a las tradicionales de las comunidades que habitan las distintas regiones del país.

    Son relativamente pocas las investigaciones disponibles sobre la evaluación del estado actual de la diversidad biológica en el país. La mayor parte del esfuerzo realizado en términos de estudios de biodiversidad se ha concentrado en la exploración de nuevas especies, con muchas menos iniciativas o estudios con énfasis en cuantificar o cualificar las pérdidas. En su mayoría los casos documentados se encuentran en las evaluaciones de los libros rojos. Sobre los invertebrados terrestres, por ejemplo, se analizó sólo el 0.3% de las especies conocidas de mariposas, polillas, abejas, avispas, escarabajos y arácnidos. Para algunos grupos biológicos como hongos, no hay muchos registros, estudios o listas de especies que indiquen su grado de amenaza o pérdida de especies.

    Si bien en grupos como los vertebrados existe mayor representatividad en relación con las especies evaluadas, el trabajo realizado no cuenta con una periodicidad programada que permita hacer seguimiento al estado y cambios de esta biodiversidad. En el caso de las evaluaciones ambientales y de paisaje, estas se basan en su mayoría en estimaciones de pérdida de cobertura boscosa, sin analizar otros componentes de los ecosistemas. Los expertos sugieren considerar el conocimiento tradicional, frecuentemente no incluido en relación con la pérdida de la diversidad, pues son las comunidades quienes, por estar en el territorio mismo, pueden dar alertas e incluso tempranas sobre las especies y ecosistemas con cambios o que han desaparecido de su entorno.


    Caracara norteño (Caracara cheriway). Es una ave de tierras ganaderas, carroñera, oportunistas y a menudo recurre a la piratería.


    Hay disminución de la diversidad genética que afecta negativamente la habilidad de las especies para adaptarse a ambientes y ecosistemas. No obstante, se cuenta con información genética sobre pocas de las especies presentes en Colombia. La brecha entre el conocimiento de especies y el conocimiento de su diversidad genética es amplia. Se tiene información genética de solo 1% de especies de plantas, 4% de las especies de insectos, 8% de las especies de aves, 3% de las especies de peces, 12% de las especies de anfibios, 5% de las especies de reptiles y 5% de las especies de mamíferos. La ausencia de esta información impide evaluar la viabilidad de las poblaciones y limita el uso sostenible de los recursos genéticos.

    Entre 2002 a 2017 pasamos de 34 a 53 especies de peces de agua dulce con algún tipo de amenaza y de 28 a 56 de mar. Según los libros rojos, en Colombia se reconoce que el 90% de los recursos hidrobiológicos continentales está en el máximo nivel de aprovechamiento sostenible, y para algunas poblaciones incluso se ha sobrepasado. Sumado a lo anterior, se confirma una pérdida de ecosistemas y biodiversidad marina y dulceacuícola. Esta situación es evidente en la crisis biológica de las cuencas del Magdalena—Cauca, San Jorge y Sinú, que han reducido sus aportes pesqueros hasta en un 85%. De las 490 especies de peces de agua dulce de interés pesquero u ornamental reportadas para Colombia, 9,6% (47 especies) presentan algún grado de amenaza. Así que la sobrepesca, si bien es una de las razones para la disminución del tamaño de las poblaciones y los volúmenes de captura, no es el principal motor. Otros factores como la pérdida y degradación de hábitat, pueden representar los principales motores detrás de dichas disminuciones.

    La pérdida y degradación de hábitats (terrestres, dulceacuícolas y marinos) son los principales motores directos de transformación y disminución de biodiversidad en Colombia. Los motores de mayor incidencia en la transformación de distintos ecosistemas del país se encuentran vinculados al cambio en el uso del suelo por expansión de la frontera agrícola y ganadera, consolidación de enclaves productivos como el cultivo de palma de aceite o el desarrollo petrolero en el caso de los llanos orientales, proyectos de infraestructura, en especial vías, y la expansión urbana. En particular, la deforestación amenaza la contribución de la naturaleza relacionada con la regulación climática. Aún más, el cambio climático está acelerando cambios en la biodiversidad y la pérdida de las contribuciones de la naturaleza para la gente en todo el territorio nacional.

    La deforestación es el principal motor asociado a la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos en Colombia. La mayor tasa de deforestación actual se encuentra en la región de la Amazonia. Actualmente, la ganadería extensiva representa el principal uso de las tierras deforestadas, tanto en los bosques húmedos de la Amazonia, como en las sabanas de la Orinoquia y en los páramos. Se estima que se usan más de 34 millones de hectáreas (ha) para la ganadería (con una vocación ganadera del suelo de sólo 15 millones de ha), cinco millones de hectáreas para actividades agrícolas; y 568.000 ha para plantaciones forestales. Si la deforestación continúa en aumento, a 2030 Colombia podría perderse alrededor de 1,5 billones de pesos del Producto Interno Bruto (PIB) y entre 1.034 y 1.670 millones de pesos en ahorros genuinos; según estimaciones del BID, en 2014 se contaba con 58,8 millones de ha de bosque, mientras que a 2030 la cifra podría reducirse a 48,8 millones de ha.

    *Descargo de responsabilidad. La información presentada en el presente boletín hace parte de los resultados de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, proceso de carácter independiente adelantado por 105 expertos, y no supone la expresión de opinión alguna, sea cual fuere, por parte del Instituto Humboldt.

    Descargue aquí el boletín completo.

    Consulte el Resumen para tomadores de decisión de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de Colombia (versión texto plano)
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    Viveros comunitarios, aliados para restaurar los páramos de Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 16 de junio de 2021

    Viveros comunitarios, aliados para restaurar los páramos de Colombia




    Las bolsas deben llenarse antes de realizar el trasplante para asegurar que las plantas no duren mucho tiempo por fuera de la tierra. Foto: Ledy Trujillo




    Cuando los páramos son sometidos a procesos de degradación continuos es necesario intervenir para acelerar o iniciar el proceso de recuperación. Una de las estrategias para la restauración de los ecosistemas es la revegetalización mediante la siembra de plantas que permitan restablecer la funcionalidad y los servicios que presta el páramo como la regulación hídrica y el almacenamiento de carbono del suelo, entre otros. Este manejo de la vegetación requiere de la propagación de plantas nativas, a través de lo que se conoce como viveros.

    Los viveros son el lugar adecuado para propagar, multiplicar y lograr que las plantas que serán usadas en el proceso de siembra, se adapten y sobrevivan durante los primeros meses o años de crecimiento antes de ser llevadas al lugar en donde se plantarán definitivamente. Aunque pareciera que un vivero es fácil de mantener, estos deben ser creados pensando en las condiciones ambientales de su entorno y en las especies de plantas que requiere un proceso de restauración. Las plantas de alta montaña crecen muy lento debido a las bajas temperaturas, por lo que el tiempo transcurrido desde la germinación de las semillas hasta tener una plántula puede ser entre uno y cuatro años.

    La implementación de acciones de restauración ecológica contribuye a la disminución de los efectos ocasionados por disturbios en el páramo como la ganadería, la agricultura, las plantaciones forestales de pino y eucalipto, así como la colonización de especies invasoras y la minería.

    En las pasadas décadas se ha evidenciado la necesidad de desarrollar proyectos de restauración ecológica cada vez más integrales en donde se involucren viveros principalmente de plantas nativas de la alta montaña. Es por esto que el Instituto Humboldt por medio del Proyecto Páramos: Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte financiado por la Unión Europea presenta la publicación Viveros de páramo para la restauración ecológica.


    Plántula de Retrophyllum rospigliosii creciendo en un sustrato de cascarilla de arroz.
    Foto: Ledy Trujillo. Archivo: Bosques & Semillas.


    “Este libro es una construcción de conocimiento a través del intercambio de saberes entre investigadores y viveristas comunitarios, en el que se aborda el paso a paso a la hora de poner en marcha un vivero de alta montaña”, aseguró Patricia Velasco-Linares, directora de Bosques & Semillas y autora principal del libro.

    Además, es una herramienta de consulta para los habitantes de los páramos, estudiantes, profesionales e investigadores enfocados a la propagación de especies nativas, con el objeto de mejorar las practicas de reproducción de plantas de alta montaña necesarias para la restauración de este ecosistema.

    El Proyecto antes mencionado ha impulsado la labor de los viveristas comunitarios que, además de ser líderes locales en la protección de sus territorios y el mantenimiento de los servicios ecosistémicos, son emprendedores que lideran viveros de alta montaña como alternativa económica. Aquí compartimos algunas de sus historias:

    Algunos rostros de la restauración ecológica de los páramos


    Mireya Pérez

    Vivero Guardianes de la Montaña, Batallón de Alta Montaña Nro. 2. Ejército Nacional, vereda Tobal, municipio El Espino, Boyacá.

    El interés de Mireya por el viverismo nace de la curiosidad de saber cómo germinar frailejones. Pronto se convirtió en una pasión y en un camino de formación constante. Los cursos de viverismo tomados en el Proyecto Páramos cambiaron su perspectiva en relación con las actividades que venía desarrollando en el vivero.
    Actualmente, quiere incursionar en los negocios verdes, estableciendo una red de viveros al interior del departamento de Boyacá enfocados en la propagación de especies vegetales de páramo.

    Andrés Ospina

    Vivero Asogrigan, vereda La Nevera, municipio de Palmira, Valle del Cauca.

    La curiosidad de Andrés lo llevó a interesarse por aprender sobre las plantas frutales de clima frío y así empezar a ensayar la propagación. “Comenzamos con uchuvas y papayuelas. Pero también me interesaba conocer la mayor variedad de plantas posible, que pudieran servir de alimento para las personas, sobre todo en una región donde ya nadie siembra nada”. Luego, y con el espacio del vivero, empezó a hacer ensayos de propagación de plantas del bosque y del páramo, prestando atención a las especies y sus ciclos de reproducción.

    Al ver que era posible propagar plantas del bosque, y dada la demanda de insumos para proyectos de restauración, vio una oportunidad para generar empleo remunerado pero, además, un espacio para reconocer el territorio y compartir experiencias con otros interesados.

    Sus expectativas se centran en la propagación y cultivo de la diversidad de plantas del páramo y el bosque alto andino, para que puedan tener uso alimenticio, medicinal, forestal y estético. Además, se propone transformar dos hectáreas de potreros en un ecosistema que incluya una composición de plantas seleccionadas, para entender mejor el proceso de desarrollo en condiciones similares a las que se enfrentan en procesos de restauración.

    Los viveros de páramo tienen la potencialidad no solo de suministrar material de calidad para la restauración ecológica, sino de ser centros de encuentro, educación ambiental y emprendimiento para las comunidades rurales.

    El sueño de los viveristas de alta montaña es continuar con sus iniciativas que preservan estos ecosistemas claves en la lucha contra el cambio climático.

    Descarga aquí Viveros de páramos para la restauración ecológica.



    Las plantas se pueden agrupar por la forma en la que se desarrollan durante su ciclo de vida:

    Rosetas con tallo: Las hojas se distribuyen de forma circular en el tallo, como es el caso típico de frailejones grandes. Rosetas sin tallo: Sus hojas también salen de forma circular, pero como no presentan tallo salen al nivel del suelo. Usualmente estas plantas tienen estructuras subterráneas, protegidas del frío donde almacenan agua y nutrientes. Arbustos: Plantas leñosas que alcanzan hasta los cinco metros de altura y se ramifican cerca de la base.

    Arbolitos: Individuos leñosos con tallo claramente definido, que superan los cinco metros. Pueden formar pequeños bosques localmente.

    Hierbas: Plantas de bajo porte, no leñosas o poco lignificadas, de manera que tienen consistencia blanda.

    Bejucos o trepadoras: Plantas con un tallo largo y flexible que les permite crecer entre los árboles para alcanzar la luz. Pueden ser leñosas o herbáceas.

    Bambusoides: Especies cuyas plantas tienen forma de bambú, lignificadas, de poca altura y clonales.

    Cojines: Plantas que crecen a ras del suelo, forman un colchón o tapete que puede verse plano, convexo o semiesférico. Macollas: Las hojas son planas semejantes a penachos o grupos densos de tallos con hojas rígidas, puntiagudas, tubulares o enrolladas.

    Para conocer más sobre las plantas de páramo puedes consultar Bitácora de Flora. Segunda edición.

    Galería de Víveros


    Preparando los esquejes de las plantas que se van a propagar.
    Foto: Bosques & Semillas.



    Siembra de semillas de plantas nativas en canaletas
    Foto: John Bernal




    Marcaje de plántulas con palillo que indica que ya se contabilizó su germinación.
    Foto: John Bernal.

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    La carrera contrarreloj de tres especies de caimanes en Colombia

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    Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 20 de mayo de 2021

    La carrera contrarreloj de tres especies de caimanes en Colombia



    El caimán llanero (Crocodylus intermedius) está catalogado como una especie En Peligro Crítico de extinción. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    • •  El caimán llanero (Crocodylus intermedius), el caimán aguja (Crocodylus acutus) y el caimán negro (Melanosuchus niger) están en alguna categoría de amenaza en el territorio nacional.
    • •  La comercialización ilegal de sus pieles durante la primera mitad del siglo XX, el tráfico de fauna silvestre, la pérdida y contaminación de los ecosistemas, el calentamiento global y las malas prácticas de pesca los tienen cada vez más cerca de la extinción.
    • •   El Instituto Humboldt, basado en varias publicaciones como el Libro Rojo de los Reptiles, presenta la historia de estos tres representantes de la biodiversidad colombiana, especies fundamentales para el funcionamiento de los recursos naturales y fuente de alimento de las comunidades indígenas y rurales.

    Todo indica que aparecieron hace más de 240 millones de años. Son tan antiguos como los dinosaurios, pero con el paso del tiempo los que no se extinguieron fueron evolucionando sus formas, tamaños, aspectos y comportamientos. Algunos pasaron de gobernar los mares y alimentarse de plantas hasta convertirse en depredadores terrestres y semiacuáticos.

    Se trata de los cocodrilos, reptiles que tuvieron origen en África y arribaron al continente americano a través del océano Atlántico en el Eoceno Medio. En la actualidad existen 23 especies reconocidas de estos vertebrados de cuerpo robusto, mirada penetrante, excelentes nadadores y con una piel gruesa y cubierta por escamas.

    Con un total de seis especies, Colombia y Brasil son los países con mayor riqueza de cocodrilos en el mundo, una cifra que incluye cuatro de los ocho géneros y dos de las tres familias que constituyen el orden Crocodylia. En el territorio nacional, la Formación La Venta, ubicada en el desierto de la Tatacoa (Huila), fue uno de los sitios que más ayudó a comprender la evolución de estos vertebrados en Sudamérica.


    La cuenca del Orinoco es el único sitio en el planeta donde habita el caimán llanero (Crocodylus intermedius). Foto: Jhon Barros (Instituto Humboldt).

    Según ‘Biología y conservación de los Crocodylia en Colombia’, libro publicado por el Instituto Humboldt en 2013, la riqueza de crocodílidos en La Venta no tiene comparación en el marco del Cenozoico sudamericano.

    “La abundancia y excelente estado de conservación de los vertebrados fósiles está asociada a la tasa de acumulación de sedimentos volcánicos en el piedemonte de la cordillera Central, y a paisajes con presencia de sabanas y selvas cálidas y de galería”.
    Carlos A. Lasso, investigador senior del Humboldt y uno de los autores del documento, asegura que en Colombia la familia Crocodylidae está representada por un género y dos especies: el caimán aguja (Crocodylus acutus) y el caimán llanero (Crocodylus intermedius). “El primero se encuentra distribuido en las cuencas Caribe, Magdalena y Pacífico, y el segundo es endémico de la cuenca del Orinoco”.

    Por su parte, cuatro especies de tres géneros de cocodrilos de la familia Alligatoridae habitan en el territorio nacional: el caimán negro (Melanosuchus niger), cachirre o babilla (Paleosuchus trigonatus), cachirre morichalero (Paleosuchus palpebrosus) y babilla (Caiman crocodilus).

    Colombia cuenta con tres subespecies de babillas: Caiman crocodilus fuscus en las cuencas del Caribe, Magdalena y Pacífico; Caiman crocodilus apaporiensis en la cuenca del río Apaporis; y Caiman crocodilus crocodilus en Amazonas y Orinoco.


    Los cocodrilos tienen el papel de depredadores topes en el control de las poblaciones de las especies presas. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    “Las cuencas del Amazonas y Orinoco son las de mayor riqueza en el país, ya que en cada una habitan cuatro especies de cocodrilos o crocodílidos. Entre tanto, las del Caribe, Magdalena y Pacífico registran dos especies”, precisó Mónica Morales Betancourt, investigadora del Humboldt y autora del documento sobre cocodrilos.

    Estos reptiles son fundamentales en el funcionamiento de los ecosistemas por su papel como depredadores topes en el control de las poblaciones de las especies presas. “En Bolivia y Brasil, la desaparición del caimán negro arrojó el incremento de especies herbívoras como el capibara (chigüiro) y otros roedores pequeños”, dice esta publicación que hace parte de la Serie de Recursos Hidrobiológicos y Pesqueros de Colombia.

    También cumplen un papel primordial en el ciclo de nutrientes. Según Morales, los restos de alimento que dejan estos reptiles se incorporan al medio acuático y fomentan el desarrollo de algas y otras plantas que soportan toda la cadena trófica. “Su disminución poblacional trae como consecuencia una pérdida de nutrientes y por ende una baja en la productividad pesquera”.

    Los humanos que habitan en la manigua también dependen de estos animales antiguos, ya que son fuente de alimento para muchas comunidades rurales e indígenas en áreas remotas. “Hacen parte de la dieta de las poblaciones que no tienen más recursos para alimentarse”, manifestó la investigadora.

    Curtidos de amenazas

    De las seis especies de crocodílidos o cocodrilos que engalanan Colombia, tres mermaron alarmante sus poblaciones durante la primera mitad del siglo XX debido al desmedido comercio de pieles a nivel mundial.
    El caimán negro (Melanosuchus niger), el caimán llanero (Crocodylus intermedius) y el caimán aguja (Crocodylus acutus) llegaron a un grado preocupante de disminución e incluso desaparecieron en algunas zonas.


    Colombia y Brasil son los países con mayor riqueza de cocodrilos en el mundo, con un total de seis especies. Foto: Jhon Barros (Instituto Humboldt).

    “Por su gran tamaño y las características de su piel, estas especies eran las que tenían mayor valor comercial y por lo tanto las de mayor demanda. Son reptiles en alto peligro por tener poblaciones pequeñas menores de 250 individuos maduros, una disminución que continúa”, dijo Morales.

    Aunque la cacería de estos cocodrilos disminuyó bastante en toda Sudamérica, hoy en día siguen amenazados de una forma indirecta por actividades como las malas prácticas de pesca, la reducción y degradación de los hábitats, el tráfico de fauna silvestre, el calentamiento global, entre otras.

    Colombia ha desarrollado diferentes estrategias para proteger a estos reptiles, como normativas, convenios internacionales, planes o programas de conservación y creación de áreas protegidas.


    Tres especies de caimanes en Colombia están cada vez más cerca de la extinción. Una de ellas es este caimán negro. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    El Instituto Humboldt, entidad encargada de estudiar la biodiversidad nacional, revela los principales aspectos, características e historia de vida de estos tres caimanes emblemáticos amenazados, información que hace parte de insumos como el Libro Rojo de los Reptiles y Biología y conservación de los Crocodylia en Colombia.

    “Muchos ciudadanos aún desconocen la riqueza extrema que alberga nuestro país. El primer paso para conservar los tesoros naturales de Colombia, catalogado como el territorio más biodiverso del planeta, es conocer los representantes de la flora y fauna silvestre”, informó Hernando García Martínez, director del Humboldt.

    1.    Caimán llanero: En Peligro Crítico

    A inicios del siglo XX, el caimán llanero (Crocodylus intermedius), un reptil endémico de Colombia y Venezuela, fue llevado a sus niveles más bajos de densidad a causa de la cacería indiscriminada debido al rentable negocio de exportación de pieles a nivel mundial entre 1929 y 1950.

    En esa época de bonanza y matanza, según entrevistas realizadas por Federico Medem, se extrajeron cerca de 254 000 pieles de esta especie en los sistemas fluviales de Colombia, como Arauca, Capanaparo, Cinaruco, Meta, Casanare, Vichada, Guayabero-Guaviare y Ariari.


    Caimán llanero encontrado muerto en el río Guayabero. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    Antes de los años 30, el caimán llanero abundaba en los ríos Arauca, Casanare y Meta, una riqueza que fue mermando con el paso del tiempo. Un censo realizado por Medem entre 1974 y 1975 estimó 780 individuos en la Orinoquia colombiana, pero la especie ya había desaparecido casi por completo en los ríos Casanare y Meta.

    Un segundo censo entre 1994 y 1996 detectó muy pocos individuos en las playas de anidación. “Otros trabajos no han evidenciado tendencia alguna al aumento de la población, razón por la cual este caimán desde julio de 1997 está en la categoría nacional y mundial de En Peligro Crítico de extinción”, revela el Libro Rojo de los Reptiles de Colombia.

    El caimán llanero, también conocido como cocodrilo del Orinoco, es una de las especies de crocodílidos más grandes, con tamaños que en los machos alcanzan los siete metros de largo. Tiene un hocico alargado y delgado y un cuerpo con coloraciones grises, amarillas y verdes oscuras en edad adulta.


    Crocodylus intermedius, una especie endémica del Orinoco, es el caimán más crítico en Colombia. Foto: Jhon Barros (Instituto Humboldt).

    Antes de la cacería masiva, habitaba en los cursos de agua de las tierras bajas de la cuenca del Orinoco, con mayor abundancia en los grandes ríos y caños. Es una especie carnívora que caza a sus presas mediante una estrategia de espera o cacería al acecho, especialmente dentro del agua.

    “En Colombia se ha observado que se alimenta de vertebrados, entre los que se encuentran tortugas, aves, mamíferos, peces de cuero como los bagres y ocasionalmente consume carroña. También puede cazar animales domésticos como cerdos, perros y becerros pequeños que se acercan a las orillas de los ríos”, apuntó Morales, una de las autoras del libro rojo.

    Las hembras pueden establecer sus nidos en el mismo lugar durante varios años. Durante las noches de la estación seca, cavan un agujero de aproximadamente 50 centímetros donde ponen hasta 70 huevos y luego los tapan compactando la superficie.


    El caimán llanero ha sido fuertemente impactado por los cazadores para comercializar de manera ilegal su piel. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    Aunque la cacería masiva ya desapareció de sus dominios, los pocos caimanes llaneros que sobreviven se ven amenazados al quedar atrapados en las mallas de pesca o cuando son atacados directamente por los habitantes ribereños, quienes ven en ellos una amenaza ante el posible ataque a sus animales o a personas.

    “También se ven afectados por la degradación o destrucción de su hábitat, el aumento de la intervención antrópica en sus hábitats, la recolección de huevos para consumo local y venta de crías para tenencia como mascotas”, indica el libro Biología y conservación de los Crocodylia en Colombia.

    Según Lasso y Morales, el caimán llanero sigue en la categoría de En Peligro Crítico porque sus poblaciones no han mostrado señal de recuperación. “Están severamente reducidas y fragmentadas y se estima que hay menos de 250 individuos maduros en Colombia en el medio natural. Por otra parte, las amenazas a la especie no han cesado”.



    Antes de los años 30, el caimán llanero abundaba en los ríos Arauca, Casanare y Meta. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    2.    Caimán aguja: En Peligro

    Crocodylus acutus, más conocido como caimán aguja o del Magdalena, se distribuye tanto en el territorio costero continental como insular de 20 países del continente americano, desde el sur de los Estados Unidos hasta Perú.

    En Colombia habita en las cuencas del Caribe, Magdalena y Pacífico, en ecosistemas como la desembocadura de los grandes ríos en las zonas costeras, manglares, lagunas costeras de agua dulce y salada, jagüeyes y ciénagas.

    Es uno de los cocodrilos de mayor talla en el Neotrópico. Los machos adultos pueden llegar hasta los siete metros de largo y las crías miden alrededor de 25 centímetros. Este caimán tiene un hocico corto y puntiagudo y una verruga lisa en punta al frente de cada ojo.

    “Cuentan con membranas entre los dedos de las manos y un par de quillas o filos sobre el dorso del cuerpo, que se prolongan hacia la cola entre las crestas laterales sin fusionarse en la línea media. Los adultos tienen un color verde-grisáceo, verde oliva o café grisáceo con franjas oscuras sobre el dorso y la cola”, cita el libro Biología y conservación del Humboldt.


    Crocodylus acutus, más conocido como caimán aguja o del Magdalena, habita en las cuencas del Caribe, Magdalena y Pacífico de Colombia. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    Algunos de estos caimanes deambulan por el mar cerca de las costas y penetran por la noche de manera rutinaria en las bahías en busca de alimento. Sin embargo, en Colombia se ha registrado su presencia en aguas interiores alejadas del mar, como en los ríos Bogotá y Magdalena.

    “El caimán aguja suele excavar grandes madrigueras y socavones en los bancos de los ríos con entradas sumergidas muy cerca de la zona de anidamiento. Los neonatos prefieren áreas protegidas, como raíces de manglar o cuerpos de agua someros”, dice la publicación.

    Los neonatos y juveniles se alimentan de insectos acuáticos, cangrejos, peces pequeños y anfibios, mientras que los adultos tienen una dieta basada en moluscos, crustáceos, peces más grandes, tortugas, iguanas, otros caimanes, aves y mamíferos.
    El periodo de puesta de huevos en Colombia se extiende durante los meses secos (entre enero y abril). Según Morales, las hembras recorren la zona de anidación antes del desove, tiempo en el que remueven el suelo y hacen excavaciones hasta que escogen el mejor lugar.

    “Los huevos tienen cáscara dura y son de color blanco y rugosos. Cada hembra pone en promedio entre 20 y 80 huevos por nidada y la determinación sexual depende de la temperatura. La humedad, inundaciones y animales como la iguana afectan sus huevos”.
    El mayor verdugo del caimán aguja es el deterioro del hábitat, tanto así que en algunas zonas de Colombia ha desaparecido totalmente. La deforestación, vertimientos humanos e industriales, contaminantes y el cambio del uso del suelo, los agobian cada día más.


    Bancas artificiales para postura del caimán aguja en la bahía de Cispatá. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    Sin embargo, también se ve afectado por la caza y recolección de huevos, el desarrollo turístico en áreas costeras y los ataques de los seres humanos. “Algunos subproductos son utilizados en la medicina tradicional como la grasa y los huesos, y su piel es de alto valor comercial en la industria peletera debido a la irregularidad de su escamaje”, precisa Morales.

    La captura incidental con artes de pesca, como redes o mallas de ahorque en el Caribe colombiano, representan otra amenaza. Según el Libro Rojo, en algunas zonas estos caimanes son objeto de caza de retaliación bajo el argumento de que se alimentan del ganado de las comunidades.

    “En el Magdalena medio se han observado grupos de pescadores que realizan faenas de caza del caimán aguja porque los consideran una amenaza, no solo para el ganado sino para las personas que hacen uso del río”.

    El caimán aguja estaba catalogado como una especie En Peligro Crítico de extinción. Sin embargo, gracias a algunas medidas de conservación y al descubrimiento de nuevas poblaciones, bajó a la categoría de En Peligro.

    “No obstante, las poblaciones siguen estando reducidas y fragmentadas con una reducción de su hábitat mayor al 50 por ciento. Estas amenazas, junto con la caza, no han cesado o mitigado, ni está proyectado a que esto ocurra”, anotan Lasso y Morales.

    3.    Caimán negro: Vulnerable

    Habita en aguas tranquilas del cauce principal de los ríos y en lagos, bosques inundados y pantanos poco profundos de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Perú.

    En Colombia, el caimán negro (Melanosuchus niger) hace presencia en varias zonas hidrográficas de los departamentos del Amazonas, Putumayo y Vaupés, donde se camufla entre la vegetación por los tonos negros, amarillos y cafés oscuros de su cuerpo.


    El caimán negro (Melanosuchus niger) habita en varias zonas hidrográficas de los departamentos del Amazonas, Putumayo y Vaupés. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    “Es un predador generalista y oportunista. Su dieta incluye a invertebrados para alimento de las crías, y vertebrados cuando son subadultos y adultos. Las hembras ponen hasta 50 huevos en época de aguas bajas, preferiblemente en zonas donde no llegue directamente la luz del sol, es decir en bosques inundados o vegetación flotante”, dice el Libro Rojo de los Reptiles.


    Cría de un caimán negro en Colombia. Foto: Mónica Morales (Instituto Humboldt).

    Es uno de los reptiles más amenazados por la caza para consumo y uso de subproductos con fines medicinales y ornamentales. En 1971, científicos evidenciaron que la especie había casi desaparecido del territorio colombiano y que sus últimos reservorios estaban localizados en la laguna La Paya (Putumayo) y en lago Tarapoto (Amazonas).

    En los últimos años ha sido capturado para usarlo como carnada para pescar la mota en el Trapecio Amazónico y en el medio río Putumayo. “Se ha documentado el tráfico ilegal de caimán negro en algunas zonas de la Amazonia, donde se comercializa su carne como pescado seco. Tiene una gran importancia cultural en la cosmovisión de las comunidades indígenas”, indica el Libro Rojo.


    Pareja de caimán negro en cautiverio. Esta especie es Vulnerable a la extinción en Colombia.

    Según Lasso y Morales, el caimán negro estaba categorizado como una especie En Peligro de extinción. “Sin embargo, fue recategorizada como Vulnerable dado que hay indicios de recuperación poblacional en algunas localidades. No obstante, el tamaño de la población es aún reducido y el número de individuos maduros en cada subpoblación no supera los 1 000”.

    En el Trapecio Amazónico y la parte media del río Putumayo, en Puerto Leguízamo, el aprovechamiento de subsistencia de la especie en poblaciones muy reducidas o inestables causa un fuerte impacto.

    “La utilización de nuevas y variadas artes de pesca como espineles, mallas y trampas para capturar el pirarucú, ha aumentado la captura incidental de estos reptiles. En el Trapecio Amazónico, la caza del caimán negro para usarlo como carnada puede estar generando una fuerte presión sobre la población, al igual que los ataques de seres humanos”, puntualizan los investigadores en el Libro Rojo.

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