Preservación, restauración, monitoreo de la biodiversidad y promoción de especies nativas, en su sentido estricto y clásico, podrían ser estrategias inviables en las ciudades. Figuras de gestión como las áreas protegidas toman connotaciones y objetivos profundamente diferentes de los tradicionales en el momento de pensarse en el contexto de ciudad. Así mismo, aunque la restauración ecológica busca regresar a un ecosistema de referencia, es poco lo que sabemos sobre la vegetación presente en los bordes urbanos de las principales ciudades colombianas antes del siglo XX. Finalmente, los modelos de distribución potencial de especies podrían arrojar resultados poco confiables, pues sus fundamentos metodológicos no fueron pensados en razón de dinámicas urbanas. Ante este panorama, responder qué es biodiversidad urbana y qué estrategias deben aplicarse para su conservación supone un reto más que científico, necesariamente, social, cultural y de planeación y diseño. La innovación es inevitable.
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