Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Nuestro Director

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Hernando Garcia


Hernando García Martínez

Director General del Instituto Humboldt



Biólogo con maestría en Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Cuenta con una amplia experiencia en cargos directivos orientados a la gestión de la ciencia, la investigación y gestión de proyectos que han permitido la toma de decisiones informada para la conservación de la biodiversidad en gobierno, empresa privada y sociedad. Tiene experiencia de más de 20 años en investigación y trabajo con equipos interdisciplinarios relacionados con las ciencias de la biodiversidad. Tras un recorrido de 13 años vinculado al Instituto Humboldt, actualmente es el Director General de la entidad, rol que ha enfocado en la conexión de redes científicas con tomadores de decisiones claves para la gestión integral de la biodiversidad en Colombia y su posicionamiento a nivel global. Ha sido autor de más de 30 productos científicos (artículos, libros, capítulos de libros) relacionados con la dinámica de bosques tropicales, planificación ambiental sectorial y conservación de biodiversidad.
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Más de mil especies en cercanías a ríos aledaños a La Macarena

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Bogotá, D.C. 27 de febrero de 2019 
 
 


Foto: Syrigma sibilatrix. Jorge García
 
 
  • •  Investigación del Instituto Humboldt y Cormacarena concluye que el Área de Manejo Especial La Macarena (AMEM), por sus 737 especies, es una de las regiones con mayor riqueza de aves en Colombia, algunas poco conocidas en el país. Es necesario un análisis profundo desde la ornitología e instituciones dedicadas a la conservación.
  • •  El estudio confirma la presencia de 12 especies de peces que se presumen desconocidas para la ciencia y en actual proceso de revisión científica, 22 especies endémicas, cinco nuevos registros para Colombia y diez para la cuenca del Orinoco.
  • •  Según el informe, la deforestación facilitó la invasión por parte de anfibios orinoquenses como el sapo de caño (Rhinella beebi) y las ranas mono grande (Scinax wandae) y platanera (Boana xerophylla). En cuanto a reptiles amenazados, están la tortuga terecay (Podocnemis unifilis), la morrocoy (Chelonoidis carbonarius) y los últimos remanentes del caimán llanero (Crocodylus intermedius).
 
El Instituto Humboldt y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena (Cormacarena) realizaron una evaluación biológica a los ríos Guayabero, Losada y Duda para el avance en el conocimiento de su biodiversidad, la planificación, la conservación y el manejo sostenible de sus recursos.

La expedición, realizadaen 2018 por cerca de treinta expertos, evaluó ecosistemas acuáticos y terrestres, grupos biológicos de microalgas, macroinvertebrados ribereños, peces, anfibios, reptiles y aves de la parte alta de la cuenca del río Guaviare, en época de sequía (febrero) y lluvia (junio-julio). Los resultados están disponibles en la publicación gratuita Biodiversidad de la Sierra de La Macarena, Meta, Colombia. Parte I. Ríos Guayabero medio, bajo Losada y bajo Duda.
 
En relación a la herpetofauna, se listan 39 especies de anfibios, 68 de reptiles y 737 de aves. Para este último grupo hay ampliaciones significativas en cuanto a distribución geográfica y grabaciones sonoras de aves muy poco conocidas en Colombia, entre ellas el carpinterito telegrafista (Picumnus ruficeps), el homiguero punteado (Hylophylax punctulatus), el saltarín mayor (Schiffornis grande), el picoplano (Tolmomyias traylori) y el picochato rayado (Hemitriccus striaticollis).

Respecto a los macroinvertebrados acuáticos fueron identificados 114 insectos, moluscos y crustáceos; en peces se registraron 245 especies, de las cuales las sardinas de río, tetras, pirañas y bocachicos representan el 46,5 %, mientras los bagres el 39,2 %.

En cuanto al aprovechamiento comercial por pesca artesanal de consumo, ornamental y deportiva, es indispensable la implementación de planes de conservación y manejo, especialmente porque el bagre amarillo (Zungaro zungaro) y la payara (Hydrolycus armatus) son objeto de una fuerte presión pesquera.

El elevado potencial de especies con fines ornamentales se vislumbra como alternativa económica para las poblaciones locales, únicamente cuando su aprovechamiento sea sostenible. Deben desarrollarse programas de monitoreo pesquero en los que participen las comunidades, previo diagnóstico de la pesca comercial y deportiva con miras a su ordenamiento.

Estudios complementarios. Los resultados de estas evaluaciones fueron complementados con análisis detallados de geología, climatología, aspectos físicos y biológicos de los ecosistemas de agua dulce, entre otros; información secundaria y casos de estudio acerca de algas epífitas; interacción entre cocodrilos y humanos; población y distribución del delfín rosado del Orinoco (Inia geoffrensis humboldtiana) y abundancia de primates, aves y mamíferos en el Parque Nacional Natural Tinigua.

Aunque en los ríos Guayabero y Losada las interacciones entre cocodrilos y pobladores son positivas, persiste una amenaza latente por el manejo inadecuado de desperdicios en la pesca y el turismo (“paseo de olla”); la presencia de animales domésticos en las riberas; la falta de servicios de agua potable que obliga a los pobladores a buscarla en los ríos y la baja tolerancia hacia estos reptiles, por desconocimiento de su historia natural. Tal panorama requiere, según la publicación, el diseño y desarrollo de programas educativos dirigidos a las comunidades.

Al respecto del delfín rosado, los resultados de estudios realizados entre 2016 y 2018 destacan la importancia de las confluencias de los ríos Guayabero, Losada y el Caño Yarumales para la ecología de la especie. En el caso de la abundancia de primates diurnos sobresalen los churucos (Lagothrix lagothricha), los monos araña (Ateles belzebuth), los maiceros (Sapajus apella) y los aulladores (Alouatta seniculus); su presencia revela el buen estado de conservación de la región. Los chanchos de monte (Pecari tajacu) resaltan entre los mamíferos terrestres más numerosos y los paujiles (Crax alector y Mitu salvini) prevalecen en el grupo de aves. La riqueza en comunidades de algas, 66 especies, indica la buena calidad del agua de los ríos analizados.

Este informe aporta conocimiento novedoso, y de primera línea, sobre un segmento importante de la biodiversidad de la Sierra de La Macarena, incluidos los ríos Guayabero, Duda y Losada, además de ecosistemas terrestres aledaños. Asimismo, resulta útil en la gestión, manejo y conservación del AMEM y de los parques nacionales naturales Sierra de La Macarena y Tinigua. Sin embargo, este estudio no abarca en su totalidad todo el complejo biogeográfico por lo cual son necesarias exploraciones posteriores y evaluaciones biológicas rápidas.

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Biodiversidad de la sierra de La Macarena, Meta, Colombia. Parte I. Ríos Guayabero medio, bajo Losada y bajo Duda

Resultados parciales de los Convenios de Cooperación suscritos entre el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial de La Macarena-Cormacarena (N° 18-096 y 17-194 Instituto Humboldt) y PE.GDE. 1.4.8.1.18.014 del 2018 y PE.GDE. 1.4.7.17.030 del 2017 Cormacarena), correspondientes a la “Evaluación de la biodiversidad acuática del río Guayabero, sierra de La Macarena, Meta. Fases I y II”.

 

La publicación se encuentra disponible para lectura en nuestro Repositorio Institucional.

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Estos son los resultados del acuerdo "Biodiversidad y Desarrollo por el Putumayo"


Cedrela odorata
Foto: Francisco Javier Mijares / Instituto Humboldt

La iniciativa Biodiversidad y Desarrollo por el Putumayo presentó los resultados de su primer año de trabajo conjunto, entre distintos sectores, para preservar la biodiversidad y la conectividad de esta región de la Amazonía y, asimismo, promover la actividad empresarial.

El acuerdo se consolidó en 2017 con la participación de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PPNN); Corpoamazonia; el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI; el Instituto Humboldt; y las empresas del sector de hidrocarburos Gran Tierra Energy y Amerisur Exploración Colombia, ambas afiliadas a la ANDI. Un año más tarde, el Proyecto Vida Silvestre –liderado por Ecopetrol, Wildlife Conservation Society, la Fundación Mario Santo Domingo y Fondo Acción– se unieron a la iniciativa.


(De izq. a der.) Luz Marina Mantilla, directora general Instituto SINCHI; Jaime Mauricio Concha, vicepresidente Minería, Hidrocarburos y Energía de la ANDI; Dora Moncada, coordinadora Iniciativa Biodiversidad y Desarrollo ANDI; Manuel Buitrago, presidente Gran Tierra Energy; Luis Alexander Mejía, director Corpoamazonia; Santiago Martínez, Ecopetrol; Carlos Manuel Herrera, vicepresidente Desarrollo Sostenible ANDI; Julia Miranda, directora general Parques Nacionales Naturales de Colombia; Francisco Gómez, subdirector de Servicios Científicos y Proyectos Especiales Instituto Humboldt; Carlos Martínez, gerente general Amerisur Exploración Colombia.
Foto: Ximena Borré/Instituto Humboldt


Para dimensionar la importancia ecológica del Departamento del Putumayo, basta con saber que se encuentra ubicado en una zona de alta diversidad biológica y, por lo tanto, es rico en especies fauna y flora, algunas de ellas amenazadas por diversas actividades humanas que ejercen presión sobre los ecosistemas.

Según cifras suministradas desde el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB), plataforma que reúne datos biológicos provenientes de cientos de entidades e iniciativas colombianas, el Departamento tiene 5.867 especies entre aves, mamíferos, peces dulceacuícolas, plantas y líquenes; 168 son exclusivas de esa zona del país; cuatro están listadas en la categoría Peligro Crítico (CR), 21 En Peligro (EN) y 37 Vulnerables (VU), según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En ese sentido, este acuerdo facilitó que el Humboldt junto a PPNN, el SINCHI y Corpoamazonia trabajaran, durante el último año, en la priorización de cinco especies de fauna y flora: cedro rosado (Cedrela odorata), el tinamú negro (Tinamis osgoodi), el tigrillo (Leopardus tigrinus), el mono churuco (Lagothrix lagotricha) y el pecarí de labios blancos (Tayassu pecari).

Acerca de la experiencia institucional, Francisco Gómez, subdirector de Servicios Científicos y Proyectos Especiales del Humboldt, destacó la construcción y desarrollo de objetivos comunes entre las entidades participantes y lo positivo de que el sector privado haya entendido el territorio y la importancia del mismo: “No cabe duda de que juntos generamos mayor impacto y valor para las comunidades, los territorios y la biodiversidad”, puntualizó.


Cortesía: Prensa ANDI

Por su parte, Carlos Herrera, vicepresidente de Desarrollo Sostenible de la ANDI, mencionó la importancia de trabajar en puntos de encuentro a partir de una visión colectiva, y señaló que “la gestión de la diversidad requiere de la participación del sector privado”.

La extracción de petróleo es la principal actividad económica legal del Putumayo y representa cerca del 3,9% de la producción nacional. De acuerdo con información del DANE, en 2017 el sector generó 29,8% de los ingresos del departamento.

Por lo tanto, la participación de las empresas en este acuerdo es fundamental para la protección del componente ambiental (debido a la gran cantidad de especies presentes en la zona) y del cultural por la presencia de 13 pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos.

Sobre esta apuesta público-privada, Jaime Concha, vicepresidente de Minería, Hidrocarburos y Energía de la ANDI, comentó que “es claro que el desarrollo depende del capital natural y que el sector privado cumple con un rol fundamental en la preservación del mismo”.

El objetivo de esta alianza es aunar esfuerzos técnicos, logísticos, financieros e iniciativas entre instituciones y empresas encaminadas a la protección, restauración, conectividad ecosistémica y desarrollo sostenible de la biodiversidad, con un enfoque participativo y diferencial en el Putumayo.


Algunos resultados de la implementación del acuerdo entre 2017 y 2018:

De la mano del Grupo de Ornitología de la Universidad Nacional y la Asociación Alas Putumayo se impulsó el primer Encuentro Nacional de Ornitología, con la participación de los operadores más grandes de aviturismo de Inglaterra (Birdfinders-Sunbird) y Brasil (Marithaca expeditions).

Parques Nacionales Naturales de Colombia y Gran Tierra Energy hicieron acuerdos de conservación para declarar el Santuario de Flora Plantas Medicinales Orito Ingi-Ande, como la primera área protegida libre de cultivos ilícitos. Un esfuerzo que integró a 13 familias a través de esquemas de restauración participativa. Corpoamazonia y Amerisur Exploración Colombia avanzaron en la línea de uso sostenible, a través del diagnóstico de la presencia, en estado natural, de palma de Asaí.

Desde el Centro Forestal Costayaco, unidad de operación e investigación forestal de Gran Tierra Energy, ubicado en Villagarzón, se consolida la estrategia de conectividad ecosistémica en 212,6 hectáreas; el proceso es ejemplo de agregación de compensaciones ambientales y eje ambiental para el desarrollo turístico, productivo, científico, y de educación ambiental en la región.

El instituto SINCHI estableció lineamientos técnicos para el desarrollo de un proyecto pionero con empresas de hidrocarburos, con el fin de establecer la diversidad socioambiental de los ríos Putumayo y Caquetá. Este esquema buscará integrar nuevos conocimientos sobre la composición y estructura de estos ecosistemas acuáticos, así como de su calidad ambiental y de las comunidades rivereñas asociadas, con miras a la soberanía alimentaria y apuestas productivas.

En cabeza de Corpoamazonia y Gran Tierra se elaboró la primera guía de mariposas diurnas del piedemonte amazónico con 145 especies; en la actualidad se avanza en la edición del libro Putumayo la gran tierra de las mariposas.

Gran Tierra Energy y Amerisur Exploración Colombia se unieron al Instituto Humboldt y a Corpoamazonia en una estrategia de monitoreo de la biodiversidad en bloques petroleros, integrando metodologías participativas y lineamientos de gestión, que brindarán un mayor conocimiento de la diversidad biológica regional.

Desde el Centro Forestal Costayaco, unidad de operación e investigación forestal de Gran Tierra Energy, se promueven nuevos escenarios de investigación e innovación alrededor de pruebas de propagación sexual de helechos arborescentes y desarrollo forestal, una plataforma para el trabajo conjunto con el Instituto SINCHI.

Un acuerdo institucional entre Corpoamazonia y la Agencia Nacional de Hidrocarburos, para el fortalecimiento de los sistemas de información en la toma de decisiones, permitirá la construcción del primer portafolio de áreas, proyectos y fuentes de inversión y compensación ambiental con enfoque conectividad Andes-Amazonia en 2019.


*Elaborado con información de Prensa ANDI y cifras del SiB Colombia
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Subdirección de Investigaciones



Proyecto: Análisis de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para su aplicación en la toma de decisiones en el departamento de Boyacá

El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt está interesado en conocer hojas de vida con el siguiente perfil:

Formación:
Profesional en comunicación social, periodismo, filosofía, literatura, licenciatura en ciencias de la educación y afines.

Experiencia:
4 años de experiencia profesional relacionada con el objeto del cargo: divulgación científica, procesos editoriales, creación de contenidos, redacción de textos y corrección de estilo. Experiencia en trabajo interdisciplinario.

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Humedales y su aporte frente a los efectos del cambio climático



Foto: Carolina Alcázar / Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad



El cambio climático es una de las realidades más urgentes a las que se enfrenta la humanidad y el planeta, razón que inspira el tema de la edición 2019 del Día Mundial de los Humedales, destacando su rol principal en la solución natural para enfrentar este fenómeno.

Según la Convención sobre los Humedales (Ramsar), pese a todos los servicios esenciales que brindan estos ecosistemas, en el último siglo el mundo perdió el 64 % de los humedales, y continúa su descenso a un ritmo del 1 % anual, porcentaje mayor a la tasa actual de deforestación.



Foto: Felipe Villegas / Instituto Humboldt

En Colombia, cerca del 95 % de la transformación de los humedales se debe a la actividad ganadera (63,7 %), la deforestación (15,9 %) y la agricultura (15,3 %).



En cuanto a la mitigación, los humedales sirven como sumideros de carbono al capturar cerca del 40 % de los gases de efecto invernadero generados en el planeta; por lo tanto, su destrucción, afectaría el proceso de captación de dichos contaminantes que viajarían libres por la atmosfera, reteniendo el calor (con implicaciones en el calentamiento global y en el incremento de las temperaturas), hasta afectar el sistema climático y las relaciones entre las personas y los ecosistemas.

Otros aportes en el ámbito de la mitigación y la gestión de riesgos están asociados a la estabilización de costas y la regulación de la cantidad y calidad del agua; son la primera barrera de defensa contra la acción de huracanes y tormentas severas, disminuyen el impacto por fuertes vientos y suministran recursos para el consumo.



Foto: Luis Fernando López / Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad

En Colombia, de las 30 millones de hectáreas (ha) que se identificaron en un comienzo, el 24 % de las zonas con características de humedal, o evidencias de haber sido humedal en el pasado reciente, fueron transformadas.



En tiempos de cambio climático, el privilegio de Colombia como país de agua, debería considerarse un factor fundamental de adaptación y defensa para el bienestar humano a largo plazo y, por tanto, de interés superior al definir políticas de desarrollo compatibles con la conservación de los ecosistemas y la resiliencia frente a impactos climáticos.

Acerca del tema, la publicación del Instituto Humboldt Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad, en el apartado Persistencia de territorios anfibios, ofrece un análisis al detalle del estado y tendencias de estos ecosistemas estratégicos, y destaca la oportunidad que tiene el país en cuanto a los humedales y el cambio climático en su tránsito hacia el equilibrio económico, ambiental y social.




Foto: Luis Fernando López / Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad

De 1122 municipios que tiene el país, 1100 tienen humedales; 30 de estos registran más del 70 % de su territorio cubierto de humedal.



El Instituto Humboldt sugiere un reconocimiento de la extensa superficie de humedales del país como una ventaja comparativa instalada para la adaptación al cambio climático, basada en los ecosistemas y en las comunidades, y como sumideros de carbono que contribuyen, en simultánea, a la mitigación.

Asimismo, menciona que deben identificarse aquellas áreas transformadas que podrían ser restauradas o recuperadas para mejorar la capacidad de control de inundaciones frente a los eventos extremos del clima y los impactos del cambio climático, conformando así territorios anfibios seguros.

Finalmente, hace un llamado a considerar a todos los humedales del país como estratégicos y, por lo tanto, merecedores de una gestión sostenible, dada la tendencia a concentrar la atención solo en aquellos catalogados de importancia internacional, declarados bajo la Convención Ramsar.
Desde esta perspectiva, Colombia sigue en mora de generar conocimiento acerca de los efectos inminentes que trae consigo el cambio climático, a su vez, de potenciar soluciones innovadoras desde la naturaleza, que los humedales como ecosistemas estratégicos pueden aportar para la adaptación y la mitigación.
En la conmemoración de los humedales del mundo, su contribución al bienestar humano y a contrarrestar los efectos del cambio climático, el Instituto Humboldt invita al Estado y a la sociedad colombiana a promover una gestión de conocimiento en los territorios del agua y las formas de vida de los pobladores en los suelos anfibios, y al reconocimiento de su riqueza cultural y del valor espiritual como base de la gestión y de la gobernanza en un ámbito de conservación.



Información consultada para la elaboración de este artículo:
- Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad, capítulo 2: Persistencia de territorios anfibios
- Humedales y cambio climático (Ramsar)
- Colombia anfibia, volumen 1
- Humedales ante el cambio climático
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Ley 1951 del 24 de enero de 2019

Por la cual se crea el MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN, se fortalece el SISTEMA NACIONAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN y se dictan otras disposiciones.


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Gobierno levanta veda al caimán aguja

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Bogotá, D.C. 23 de enero de 2019 
 
 


Foto: Caimán Aguja. Mónica Morales / Instituto Humboldt
 
 
  • •  La Dirección de Bosques, Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), levantó parcialmente la prohibición para el comercio del caimán aguja o caretabla (Crocodylus acutus), en el Distrito de Manejo Integrado (DMI) de los manglares de la bahía de Cispatá, Tinajoes, La Balsa y sectores aledaños, en el departamento de Córdoba.
  • •  La decisión fue tomada, según lo indica la resolución de la Dirección de Bosques, luego de estudios realizados a la especie en la bahía de Cispatá, que demostraron que sus poblaciones recuperaron el equilibrio y existe para ellas un manejo sostenible que garantiza su permanencia a largo plazo.
  • •  En 2002, acutus entró a la categoría Peligro Crítico (CR) por su alta probabilidad de extinción; sin embargo, y gracias a medidas de conservación implementadas, fue declarado En Peligro (EN) según el Libro rojo de reptiles (2015), y ratificado por el MADS en 2017.
 
Según la Resolución, el levantamiento parcial de la veda a la población de caimán aguja será exclusivo y restringido a sus huevos y dentro del DMI de la bahía de Cispatá. La cosecha se permitirá únicamente a los grupos de comunidades locales de la zona, autorizados por la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS) y en el Plan de Manejo Específico, y quedará restringida a particulares o entidades.
 
Esta medida permitirá la recolección de huevos del nido silvestre solo entre enero y abril en zonas georreferenciadas, previa autorización, los cuales serán llevados a incubación controlada en las instalaciones de la CVS para el manejo de neonatos y juveniles, con el fin de obtener una proporción de individuos de ambos sexos para repoblación en el medio silvestre, así como un porcentaje para aprovechamiento de las pieles por parte de las comunidades y su posterior comercialización internacional.
 
Entre los compromisos que trae consigo el levantamiento de la veda está la realización de un seguimiento y monitoreo a las poblaciones de caimanes (por parte de la CVS en conjunto con las comunidades), según las condiciones identificadas y acordadas entre la corporación, el MADS y los institutos de investigación. Además, los lineamientos del Plan de Manejo Específico (PME), y las directrices y salvaguardas internacionales de acuerdo con lo estipulado por el Convenio Sobre Comercio Internacional de Fauna y Flora Silvestres.
 
Los resultados obtenidos serán revisados y avalados por el MADS (autoridad administrativa CITES), y los institutos de investigación (como autoridades científicas del Convenio), quienes determinarán si los volúmenes de extracción no ponen en riesgo la supervivencia de la especie.
 
  
El calvario de ser un caretabla

Históricamente, la veda para captura de ejemplares fue establecida en 1968 por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y un año después emitida por el hoy desaparecido INDERENA, debido a que se llevaba más de 37 años de caza masiva con fines comerciales, con cerca de 2 millones de pieles en mercados internacionales, lo que redujo drásticamente las poblaciones y destruyó su hábitat natural.
 
Hacia 1980, el caimán aguja o caretabla ingresó al Apéndice I de CITES, el más restrictivo de los tres que existen, dadas las altas probabilidades de extinción por la comercialización ilegal de su piel, catalogada como “muy fina” y “de lujo”, codiciada en mercados internacionales, principalmente, y utilizada en la marroquinería.
 
El censo nacional realizado a Crocodylus (1994-1997) determinó un total de 6 individuos existentes para toda la bahía de Cispatá, y poblaciones no mayores a 11 ejemplares en 70 puntos geográficos del país, con menos de 250 en edad madura en su totalidad.
 

De cazadores a custodios
 
Posteriormente, el uso sostenible de la población de caimanes aguja se autorizó tras más de 15 años ininterrumpidos de procesos de investigación y conservación por parte de comunidades de Cispatá (con acompañamiento de la CVS), antes dedicadas a la caza del animal y hoy agremiadas en Asocaimán bajo el modelo de Distrito de Manejo Integrado adscrito al sistema nacional y regional de áreas protegidas.
 
La implementación de un Plan de Manejo Específico, con la participación de pescadores, mangleros y caimaneros de la zona, contempló la recuperación de la especie de caimanes con censo y monitoreo de las poblaciones silvestres y manejo de su hábitat, esto aunado a estrategias para la conservación, como programas de educación y divulgación, apoyo al desarrollo comunitario, entre otras.

 

Ilustración: Instituto Humboldt
 
La bahía de Cispatá es una de las áreas de manglares mejor estudiada, representativa y extensa (11.513 hectáreas, de las cuales 1436 sirven de hábitat a los caimanes) de Córdoba, y una de las zonas naturales más importantes del país por su importancia ecológica y biodiversidad.

 
Como resultados del seguimiento y estado actual de las poblaciones, entre 2002 y 2017 se registraron 1831 avistamientos de Crocodylus acutus, con un promedio de 86,3 de individuos por año. Entre 2003 y 2017 se recolectaron 21.077 huevos para una media anual de 1480.
 
Por otra parte, en 2017 hubo incremento de individuos de acutus en un 250 %, pasando de 50 en 2003 a 121. El aumento obedeció al programa de liberación puesto en marcha en la última década, alcanzando 11.788 especímenes.
 
Dicha recuperación de poblaciones del caimán aguja, permanente y sostenida, en el Distrito de Manejo Integrado (DMI) de los manglares de la bahía de Cispatá trajo como resultado la aprobación de la Conferencia de las Partes de CITES y el levantamiento de la prohibición de comercialización, beneficiando a las comunidades comprometidas de la zona, que dependen del uso sostenible de fauna y flora para su pervivencia.

Ilustración: Instituto Humboldt
 
El uso de este reptil se enmarca en otras directrices de CITES que buscan beneficiar a las comunidades locales más vulnerables y fortalecer los medios de vida del lugar.

 
Esta decisión, también es resultado de un esfuerzo colaborativo y articulado que durante años han realizado la Dirección de Bosques del Ministerio de Medio ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS); la Corporación Autónoma Regional CVS; comunidades y expertos locales; las autoridades científicas designadas por el Gobierno nacional ante CITES: el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (ICN) y el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), el Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), coordinado por el  Instituto Humboldt; y el apoyo de las oficinas de Asuntos Internacionales y Cancillería.

 
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Programa Ciencias Básicas de la Biodiversidad


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Biólogo, Ecólogo, Microbiólogo, Ingeniero Forestal, Ingeniero Biológico, preferiblemente con maestría en Ciencias Biológicas.

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Dos años de experiencia laboral con experiencia en la toma de datos en campo, análisis de bases de datos, análisis y edición de secuencias genéticas, análisis de diversidad filogenética y generación de informes.

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Esto se calentó: aves buscaron ecosistemas de mayor altura por causa del cambio climático

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Bogotá, D.C. 15 de enero de 2019 
 
 

Foto: Quiscalus lugubris. Instituto Humboldt / John Bernal.
 
 
  • •  Varias especies de aves fueron registradas en ambientes naturales con alturas y temperaturas diferentes a las que habitan, como consecuencia del aumento de la temperatura en la Sabana de Bogotá.
  • •  El cambio climático fue el responsable de los cambios presentados en el 51 % de las especies de las aves registradas y estudiadas en un lapso de 26 años.
  • •  La investigación utilizó datos suministrados por el conteo navideño de aves, organizado por la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO), considerado el seguimiento más antiguo del país a un grupo de vertebrados terrestres.
 
El cambio climático es en la actualidad una amenaza creciente para la biodiversidad al punto de afectar a gran variedad de organismos, causando en ellos, por ejemplo, desplazamiento a mayores alturas debido al aumento gradual de la temperatura y variación en las temporadas habituales de reproducción; y en los ecosistemas, alteraciones en su composición y estructura.

Este último aspecto se evidencia, por ejemplo, en los ecosistemas de alta montaña de los Andes, hoy entre los más amenazados por la reducción de áreas disponibles ante el aumento de presencia de especies trasladadas, que buscaron mayores elevaciones, por el incremento de la temperatura. Tal circunstancia ha traído como consecuencia el cambio de la composición de este ecosistema y afectaciones en sus procesos ecológicos.

Dichos desplazamientos de las especies toman particular relevancia en la región tropical y son una de  las respuestas de las especies al cambio climático global. Allí, el clima tiende a permanecer estable y los organismos que la habitan se encuentran adaptados a tales condiciones pero con poca flexibilidad para moverse a otros rangos altitudinales. Esta condición significa en muchos casos que su sobrevivencia depende de un movimiento hacia zonas más altas.

De esta manera, el cambio climático actúa como “trampa térmica”, y el desplazamiento de las especies como la mejor forma de acceder a temperaturas inferiores para asegurar las condiciones óptimas, aunque este ascenso a las montañas represente un riesgo en la reducción de las poblaciones de especies y, eventualmente, de extinción al no soportar climas nunca antes experimentados.

En el caso de la Sabana de Bogotá, los datos recopilados durante 26 años a partir de los conteos navideños de aves revelaron cambios poblacionales en el 51 % de las especies registradas: 48 especies aumentaron y 30 disminuyeron. Uno de los factores más frecuentes asociados a este fenómeno fue el cambio climático y las “islas de calor”, así mismo alteraciones en el hábitat, interacciones con otros organismos y cacería.

Los cambios ocurren también porque los bosques y humedales son transformados en áreas de cultivo, potreros y zonas urbanas, sumado a los aumentos en los niveles de contaminación; y por la presencia de especies invasoras. Estos aspectos resultan clave, ya que la Sabana de Bogotá es un territorio de importancia biogeográfica dada la presencia de un alto nivel de endemismo, es decir de especies con distribución única en su geografía.
Un ejemplo de lo anterior está en las áreas silvestres presentes a finales de los ochenta y que gradualmente han cambiado, en especial, a lo largo de las fronteras de la ciudad hasta ser reemplazadas por pastos, viviendas, desarrollos comerciales e invernaderos de floricultura.

Aves que se mudaron de vecindario

Entre los ejemplos del aumento de la llegada de especies de aves, que habitan tierras bajas, que ahora se encuentran a mayores alturas están el coquito (Phimosus infuscatus), el gavilán caminero (Rupornis magnirostris) y el chango llanero (Quiscalus lugubris).

Por otro lado, también hay ejemplos de aves de alta montaña que se están desplazando hacia arriba, como lo predice la afectación por cambio climático, como el colibrí vientricobrizo (Eriocnemis cupreoventris) y el pinchaflor brillante (Diglossa lafresnayii). Inicialmente estas especies vivían en la Sabana de Bogotá y actualmente ya no.

Esto se debe a que se están restringiendo a elevaciones más altas, desmejorando sus perspectivas de conservación. Tanto el colibrí vientricobrizo (listado en la categoría Casi Amenazado (NT) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN) como el pinchaflor brillante tienen una distribución limitada al norte de los Andes y, por lo tanto, su conservación merece especial atención.

Otra especie que evidencia las “mudanzas a nuevos vecindarios” es el Alcaraván, cuya presencia ha crecido de manera significativa en la ciudad, probablemente asociada con el aumento de las temperaturas en la Sabana y en Bogotá, pues estos lugares se adecuan a sus requerimientos térmicos como resultado de las llamadas “islas de calor urbanas”.

Las “islas de calor”

Las islas térmicas o de calor ocurren al interior de las ciudades y son producto, por lo general, del cambio en el uso del suelo, es decir aquellos que antes estaban cubiertos por vegetación, ahora lo están por cemento y otros materiales con vocación urbana.
 
En Bogotá hay evidencia de una isla de calor que supera en cerca de 3 grados centígrados, al clima medio de las afueras, según un análisis realizado a los cambios en la temperatura media, mínima y máxima ocurridos en la ciudad durante los últimos 40 años.

Cabe subrayar que este estudio sobre cambio climático y desplazamiento de aves a mayores rangos altitudinales, publicado en la edición del Reporte de Estado y Tendencias de la Biodiversidad Continental de Colombia (Bio 2017), aborda de manera explícita la importancia del cambio climático en un contexto urbano, periurbano y rural natural, y apoya con sus resultados las ausencias de información en temas de ecología urbana neotropical.


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