Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

conexion vital

19 años con la camiseta puesta. Toda una vida en el Humboldt

El Instituto Humboldt ha tenido la suerte de contar con el trabajo de personas que lo han acompañado desde sus inicios. Marucella Luna, parte de ese reducido grupo, llegó al Instituto hace 19 años gracias a la Coordinadora Financiera de ese entonces, quien la conoció mientras trabajaba en una aseguradora. La oferta era para trabajar en Villa de Leyva como secretaria de Tesorería. Era la segunda vez que le ofrecían trabajar en el Humboldt y esta vez no se negó. Gracias a que vivió mucho tiempo de su etapa laboral en el Instituto, son miles las historias que Maru, como le dicen de cariño, tiene para contar. Buena conversadora, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesita, querendona, trabajadora incansable, así se puede describir a esta encantadora y particular mujer.


2Maru posa para la cámara dejando a un lado su timidez.
El lugar escogido para esta sesión de fotos fue la sede del Instituto llamada el Venado de Oro, ubicada en los Cerros Orientales de Bogotá.


Trabajó 10 años en Tesorería, cuando aún debían hacer los cheques en máquina digital para la nómina y seguridad social. Luego pasó a recepción al tiempo que vendía los productos del Instituto y asistía a distintas ferias y congresos, pues eran innegables las buenas capacidades de relacionamiento de Maru. Gracias a estas labores conoció a estudiantes, investigadores y líderes del sector ambiental en Colombia. “Tuve la oportunidad de ir conociendo mucha gente, aprendí qué era lo que mis compañeros hacían. Saber que salían a hacer sus expediciones, a arriesgar su vida por allá de muchas maneras, y luego tener que llegar y sacar todo ese conocimiento y plasmarlo en un libro y que el libro se quedará ahí, era impresionante. Entonces eso fue lo que me empezó a animar y apasionarme, no el hecho de llegar y de tener una retribución económica por el libro sino que lo tiene quien lo necesita; también porque este es el trabajo de mi compañero”.

A lo largo de este tiempo Maru conoció personas, lugares y se conectó con la biodiversidad, “es que la biodiversidad está hasta en el patio de la casa y uno ni siquiera esas cosas las alcanza a dimensionar”. Pero no solo se queda con aprendizajes, también deja en el Instituto el compromiso que siempre demostró en cada una de las tareas encomendadas, su disposición para ayudar y su sonrisa acompañada de un “sumercé muñeco”. “Yo pienso que esta es la segunda casa, ni siquiera la segunda, la primera casa de uno porque uno se la pasa aquí todo el día. Grandes amigos tengo de los que se han ido y todavía comparto con ellos porque veo a muchos de la vieja guardia y es muy gratificante”.

 

3En compañía de su gran amiga, Brigitte Baptiste, disfruta nuevamente de los espacios que a diario recorrió durante su última etapa como trabajadora del Humboldt.
 

Marucella viajó hace poco a la isla de San Andrés con los tiquetes que se ganó en una fiesta de disfraces del Instituto. Su caracterización como recicladora con peluca, dientes torcidos, vestido de costal y un perrito se llevó todos los aplausos. En esa oportunidad, como siempre solía suceder, fue el alma de la fiesta, este personaje ha sido su disfraz más querido. Estas son otras de sus pasiones:

Un lugar: Islas del Rosario
Una sede: Venado de Oro
Una planta: las orquídeas
Una fiesta: los 45 años de la doctora Brigitte Baptiste
Un compañero: Luz Mery Salazar e Ivón Sierra
Un evento: el Congreso Colombiano y Latinomericano de Botánica en Cartagena en el 2002

Recientemente, le llegó una serenata sorpresa para celebrar su jubilación, agradecerle por todos estos años y darle un hasta luego porque Maru siempre hará parte de nuestra Gente Humboldt; la misma que fortalece día a día una institución comprometida con la biodiversidad colombiana.

4Con esta sonrisa, Maru promete seguirle la pista a la labor del Instituto y regresar a visitarnos cada tanto.
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Hombre de montaña

De niño, mientras jugaba entre quebradas y perseguía animalitos en el resguardo indígena Muellamués, Emerson Pastás no se imaginó que un día trabajaría en temas de biodiversidad y territorios colectivos de la mano de otras personas, que como él, hacen parte de los 102 pueblos indígenas que habitan Colombia.

2Fotografía del archivo personal de Emerson. Esta imagen fue tomada en el resguardo Indígena de Chigorodó, Antioquia. Proyecto sobre gestión forestal comunitario.
 

Este abogado de la Universidad Nacional, que hace parte del programa “Ciencias sociales de la biodiversidad” del Instituto Humboldt, busca visibilizar los procesos locales de gestión de la biodiversidad que realizan las comunidades indígenas en sus territorios -que representan el 27% del país-. El acompañamiento que realiza Emerson, tiene como objetivo lograr “que ellos se empoderen de la importancia de los elementos ambientales, como llaman ellos, de cuáles son, qué importancia tiene para ellos, cuáles se han perdido, cuáles persisten y cómo harían o cómo buscar la forma de recuperarlos si es posible”. Esta misión se impulsa desde varios frentes: conocimiento y reconocimiento del territorio a través de herramientas cartográficas, generación de capacidades, desarrollo de inventarios de biodiversidad y publicación de resultados.

En estos tiempos donde la biodiversidad está siendo intensamente transformada, las comunidades requieren conocer y manejar ciertos temas e instrumentos para fortalecer sus capacidades de negociación, discusión y debate. Es decir, las comunidades buscan entender los instrumentos de gestión empleados a nivel nacional, (estudios de impacto ambiental, por ejemplo) para el reconocimiento y defensa de su territorio.

 

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Estas imágenes, tomadas por Emerson en diferentes momentos y lugares, son fiel representación de sus raíces. 

Pero más allá de su profesión o su labor, a Emerson lo identifica su origen. Nació al sur de Colombia, en el departamento de Nariño; para ser más exactos, proviene del resguardo Muellamués que pertenece a la etnia de los Pastos, que según nos explica significa “hombres de montaña”. Otros dicen que el nombre hace referencia al apellido de Emerson. “Pastás es el apellido del cacique primordial que vino de arriba, como del Ecuador, para casarse con la cacica y constituir la primera humanidad de estas micro sociedades”1 No en vano, su familia ha sido parte del cabildo y ha participado en procesos de recuperación de tierras. Además, Emerson fue gobernador del único cabildo indígena universitario conformado por estudiantes de solo resguardo. Este cabildo, que reúne a casi 180 estudiantes del resguardo Muellamués de diversas universidades, busca incentivar el legado cultural del pueblo y no olvidar el respeto a la autoridad y a la tierra, cómo hacer los pagamentos y la fiesta del Inti Raymi que es la fiesta del Sol, entre otros.

5 Emerson en representación de Colombia durante el “Taller sobre Conocimientos tradicionales 2015. Panajachel, Guatemala”. Crédito: archivo personal.

Los procesos de manejo del territorio requieren mayor eco a nivel nacional, no solo para el diseño de políticas sino para que los ciudadanos reconozcan realmente lo que significa que Colombia sea un país pluriétnico y multicultural. Reconocimiento que va más allá de recitar que el país tiene 102 pueblos indígenas, 725 resguardos y 67 lenguas. “En cierta época un compañero me preguntaba que por qué no utilizo taparrabo, y le dije pues no te respondo como debería porque sencillamente, primero no es para darte gusto a ti, segundo no somos objetos de circo sino que somos sujetos de derecho, y tercero -le dije- pues con semejante frío en Bogotá y en mi tierra...".

La invitación que hace Emerson a través de su vida y su trabajo, es a que nos acerquemos al territorio colombiano entendiendo que “el territorio no es una porción de tierra y unos límites que interpone las instituciones; que el territorio va más allá, que es la casa de alguien, donde tú convives, donde tú comes, duermes, donde tú disfrutas, descansas, eso es un territorio para una comunidad indígena”. Esta es otra manera de entender y experimentar diariamente la conexión vital con nuestro entorno.

Nota: ¿Sabes qué es un cabildo y qué es un resguardo? Para empezar a re-conocernos te invitamos a que averigües de qué se tratan estos conceptos y también queremos que compartas con nosotros, a través de nuestras redes sociales, imágenes donde los protagonistas sean los pueblos indígenas de nuestro territorio nacional. La biodiversidad se debe observar junto con las prácticas de uso que las personas hacemos de ella y las relaciones que establecemos en comunidad.

1. Tomado de Geografía Humana de Colombia. http://bit.ly/1XzrIBu

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Más que investigadores

La cara del Instituto Humboldt son nuestros investigadores pero detrás de ellos hay un grupo de personas que hacen que su labor sea posible. Adriana Orjuela, junto con sus compañeros del área administrativa y financiera, trabajan fuertemente para que salidas de campo, publicaciones y demás actividades del Instituto se realicen de la mejor manera.

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Adriana posa para la cámara en la sede de la calle 28, donde actualmente se encuentra ubicada la Subdirección administrativa y financiera.

Desde hace 12 años Adriana recorre casi que a diario las instalaciones del Instituto. En el equipo de Contabilidad apoya la generación de los informes financieros que se deben entregar a las entidades del estado como la Contraloría y Colciencias. Entró como auxiliar contable y terminó su carrera profesional mientras trabajaba en el Humboldt, donde según indica, es inevitable reconocer que ha sido el mejor escenario para crecer personal y profesionalmente. A lo largo de estos años, Adriana ha sido testigo de la evolución del Instituto. En sus inicios, el equipo tenía las oficinas en un reducido espacio en la sede del Ministerio de Ambiente “El sueño de Cristián Samper* era tener sede propia”. Hoy en día el Instituto tiene tres sedes en Bogotá, una en Villa de Leyva y una en Palmira, en las que en total trabajamos alrededor de 230 empleados. Adriana recuerda que al principio les tocaba trabajar muy duro durante largas jornadas de trabajo. Con el tiempo, ha visto cómo el personal ha aumentado y los beneficios laborales se han consolidado. Gracias a la diversidad de proyectos que hay en el Instituto, Adriana ha encontrado un espacio ideal para aprender cosas nuevas ya que cada uno constituye un reto distinto. Tuvo la oportunidad de visitar el proyecto de los corredores biológicos en Filandia (Quindío), en donde pudo conocer de cerca el valor de la labor del Instituto, más allá de solo leer los contratos que recibe.

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Como la mamá orgullosa que es, quiso compartir con el equipo de Notas Humboldt esta imagen donde se encuentra en compañía de su hijo Santiago.

A Adriana le gusta mucho su trabajo y, más que eso, la llena de satisfacción saber que con lo que hace día a día, además de evitar posibles sanciones o multas, está apoyando la labor de una entidad que trabaja por investigar la biodiversidad de este país tan privilegiado y por encontrar los mejores mecanismos para preservarla. Esa es la mayor contribución que Adriana, mamá del pequeño Santiago de 6 años, con quien en su tiempo libre sale a dar divertidos paseos al parque, puede tener con su hijo. Está convencida de que es posible brindarle a Santiago un buen país para crecer, un país con Conexión Vital y esa es la principal motivación para salir cada mañana a trabajar.

*Cristian Samper fue el primer director del Instituto.

 

 

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