La Convención Ramsar y sus países miembros, entre ellos Colombia, invita a celebrar en todo el mundo el Día de los Humedales 2014, en torno al tema “Humedales y agricultura: juntos en pro del crecimiento”.
El 2 de febrero de 1971 se adoptó la Convención sobre Humedales de Importancia Internacional o Convención Ramsar (Irán), un tratado intergubernamental para la conservación y el ‘uso racional’ de los humedales, que sirve como marco para las acciones locales, regionales y nacionales y la cooperación internacional para la conservación de estos ecosistemas y sus recursos.
Ramsar advierte que en algunas regiones del planeta la conversión de la tierra para usos agrícolas ha ocasionado la pérdida de más de la mitad de las turberas (ecosistemas que acumulan gran cantidad de materia orgánica y agua), áreas ribereñas, zonas litorales lacustres y llanuras de inundación, sobre todo debido a sistemas agrícolas a gran escala o monocultivos y a sistemas combinados (por ejemplo cultivos agrícolas, ganadería y acuicultura) también extensivos. La celebración del Día Internacional de los Humedales apoya el Año Internacional de la Agricultura Familiar de las Naciones Unidas, y reconoce que por milenios estos ecosistemas se han utilizado para la agricultura y han sustentado el desarrollo de muchas culturas, ofreciendo una infraestructura natural valiosa para esta actividad, proporcionando agua y suelos fértiles.
Al menos el 82 % de los municipios colombianos tienen humedales en su jurisdicción, abarcando cerca de 12 millones de hectáreas, según los resultados preliminares de la cartografía a escala 1:100.000 que está elaborando el Instituto Humboldt, en el marco del convenio firmado con el Fondo Adaptación para la recolección de insumos para la delimitación de los ecosistemas estratégicos de páramos y humedales.
Para desarrollar esta labor, el Instituto Humboldt cuenta con dos socios estratégicos: el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), además de una serie de entidades de los sectores académico y público.
De los 12 millones posibles de hectáreas que podrían conformar un enorme inventario, solamente seis humedales están incluidos en la lista de la Convención Ramsar, con un área correspondiente a 458.525 hectáreas: el complejo de humedales Laguna del Otún (Risaralda), el delta del río Baudó (Chocó), el sistema delta estuarino del río Magdalena y la ciénaga grande de Santa Marta (Magdalena) y el sistema lacustre de Chingaza (Cundinamarca).
En Colombia, los humedales son aprovechados, por pequeños agricultores en época de inundación o de sequía, para proveer agua hacia los cultivos tradicionales, mecanizados, o gran escala. Algunos de los productos agrícolas asociados a los humedales son arroz, sandía, yuca, algodón y fríjol. Otros cultivos como el banano y la palma de aceite son resultado de la transformación de estos ecosistemas. Algunos también son sitio de pastoreo de vacas y de sumersión de búfalos, que son usados para la producción de carne y leche. Además del aprovisionamiento de agua para la agricultura, los humedales prestan una serie de servicios ecosistémicos que contribuyen a su bienestar, entre ellos el abastecimiento de alimentos, fibra y combustible. Igualmente, prestan servicios de regulación como saneamiento del agua y tratamiento de residuos, regulación del clima, retención de suelos y sedimentos, y protección contra tormentas e inundaciones. Los humedales permiten la formación del suelo y el reciclamiento de sus nutrientes, también brindan servicios culturales como valores estéticos y espirituales, educación y recreación. Impactos de la agricultura La agricultura mal manejada puede producir efectos negativos en los humedales, entre ellos daños a sus características ecológicas, debido a cambios en la cantidad y calidad de las aguas superficiales y subterráneas asociadas a ellos, reducción del número de servicios que prestan a las personas y disminución de su resiliencia.
Algunas de las perturbaciones de la agricultura a los humedales son el drenaje y la conversión de ellos en tierras de cultivo o para la acuicultura, el aumento de la carga de contaminantes que reciben, la introducción de especies invasoras (fauna o flora) y la alteración de pautas de reproducción, migración y alimentación de sus animales (peces, crustáceos o moluscos).
Para Ramsar, uno de los mensajes clave de esta celebración es que, aunque los humedales son necesarios para actividades agrícolas, están en peligro a causa de la creciente demanda de tierra y agua. Están continuamente amenazados por el crecimiento demográfico, las iniciativas de desarrollo a gran escala y los posibles impactos del cambio climático, por lo cual es importante planear un uso racional para la producción de alimentos y demás productos agrícolas a partir de la identificación de sus funciones y valores.
Humedal: La Convención Ramsar define a los humedales como extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros. Sistema socioecológico: En un proceso de coevolución, las comunidades humanas y su entorno se han ido moldeando y adaptando conjuntamente. Al sistema complejo de interacciones entre el ser humano y la naturaleza lo llamamos sistema socioecológico o socioecosistema. Nuestra sociedad se beneficia de los servicios suministrados por el ecosistema y desarrolla intervenciones que modifican directa o indirectamente el funcionamiento y la estructura del mismo.
Resiliencia: Aplicado a temas relacionados con la biodiversidad, este concepto hace referencia a la capacidad de un sistema ecológico de absorber las perturbaciones, manteniendo su estructura, funcionamiento y dinámica (integridad ecológica) sin cambiar a un estado no deseado y conservando su capacidad de generar servicios.
Ecosistema: Complejo dinámico de comunidades de plantas, animales y microorganismos y el ambiente biótico con el que interactúan y forman una unidad funcional. Comunidad o tipo de vegetación, entendiendo comunidad como un ensamblaje de poblaciones de especies que ocurren juntas en espacio y tiempo (Convención de diversidad biológica).
Servicios ecosistémicos: Son los beneficios que para la sociedad prestan los ecosistemas. Se clasifican actualmente en tres categorías. 1. Servicios de abastecimiento: agua dulce, materias primas de origen biótico y geótico, acervo genético y medicinas naturales. 2. Servicios de regulación y soporte: regulación climática, purificación del aire, regulación hídrica y depuración del agua, control de la erosión y fertilidad del suelo, control biológico y polinización. 3. Servicios culturales: educación ambiental, conocimiento científico, conocimiento ecológico local, identidad cultural, sentido de pertenencia, disfrute espiritual y estético, actividades recreativas y turismo de naturaleza.