Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

conexion vital
Webmaster

Webmaster

Las obras de arte que resguardan los mayores secretos de las plantas de Colombia

Nota de actualidad | Por: Jhon Barros | 08 /05/2022

Las obras de arte que resguardan los mayores secretos de las plantas de Colombia




investigadora entre muebles con las colecciones de plantas y foto de planta
En el herbario Federico Medem Bogotá del Instituto Humboldt hay más de 114.000 ejemplares de plantas colombianas.


  • El Herbario Federico Medem Bogotá del Instituto Humboldt, ubicado en el claustro de San Agustín en Villa de Leyva, es el tercero más grande del país. Allí reposan más de 114.000 ejemplares de las plantas colombianas.


El verde se impone con fuerza en el territorio colombiano. Las más de 26.200 especies de plantas que han sido identificadas por los científicos y ciudadanos amantes de la naturaleza, lo convierten en el segundo país con mayor riqueza vegetal en todo el mundo, un tesoro natural que alberga 6.206 especies únicas o endémicas.

Helechos, musgos, palmas, orquídeas, magnolias, frailejones, cactus, mangles, zamias y otras gimnospermas, están distribuidos por todos los ecosistemas del país, que van desde las densas selvas húmedas tropicales de la Amazonia y el Chocó biogeográfico, los desiertos de la alta Guajira, las sabanas de la Orinoquia y las zonas paramunas.



De las más de 58.312 especies de flora y fauna registradas en Colombia, cifra que va en ascenso, cerca del 45 por ciento corresponde a plantas. “Esta megadiversidad tiene su raíz en una ubicación geográfica privilegiada, que le permite contar con varios climas, un relieve único y un abanico de ecosistemas. Somos líderes en orquídeas y el tercer país en palmas”, asegura Amalia Díaz Peña, investigadora del Instituto Humboldt.

Los herbarios, sitios que resguardan las principales muestras de la biodiversidad vegetal, han sido los protagonistas indiscutibles para poder conocer la riqueza verde del territorio nacional, una práctica que, según Díaz, nació hace varios siglos en Europa cuando los botánicos empezaron a tomar muestras de las plantas medicinales para estudiarlas.

También puede leer: El pez bigotón descubierto por Humboldt que peligra en Colombia

“En esa época, las partes y dibujos de las plantas eran dispuestas en cuadernos, una técnica que fue cambiando hacia 1750, cuando el científico y botánico sueco Carl Linneus​, considerado como el creador de la clasificación de los seres vivos, evidenció que era mejor tener el material vegetal en hojas separadas y no en libros pequeños, para así poderlas organizar en familias”.

Colombia cuenta con al menos 51 herbarios que resguardan millones de ejemplares de plantas organizadas y pegadas meticulosamente en cartulinas blancas de 30 por 40 centímetros, enciclopedias de biodiversidad que Díaz cataloga como pequeñas obras de arte.

Colección de mamíferos: una forma de ver y entender la naturaleza

“Cada uno de los tallos, hojas, flores, frutos y semillas de las plantas que son montados en estas cartulinas representa una obra de arte con información científica indispensable para la identificación taxonómica de las especies. Todas estas muestras se almacenan en carpetas dentro de compactadores metálicos, organizados de acuerdo con su familia”.

El museo vegetal de Villa de Leyva

El claustro de San Agustín de Villa de Leyva, un antiguo convento que mantiene intacta su fachada colonial, alberga el tercer museo de plantas más grande de Colombia: el Herbario Federico Medem Bogotá (FMB).

“Este herbario fue creado en 1971 por el Inderena, una vasta colección de plantas que fue transferida al Instituto Humboldt en 1995 y la cual contaba con una gran representación de las especies de flora de los Parques Nacionales Naturales del país”, afirma Díaz, líder de las colecciones botánicas del Humboldt.

Por medio de las expediciones y proyectos de la biodiversidad del Instituto Humboldt por todo el país, este herbario empezó a nutrir su representación verde a pasos agigantados. De los cerca de 15.000 ejemplares heredados por el Inderena, pasó a más de 114.000 de 10.570 especies, es decir un crecimiento superior al 86 por ciento.

Le sugerimos: La orquesta de la naturaleza colombiana que reposa en un pueblo colonial de Boyacá

“Tenemos la más completa colección de plantas de los Parques Nacionales, con el 38 por ciento de los ejemplares, y una buena representación de la flora de todo el país. En cobertura solo nos superan el Herbario Nacional Colombiano de la Universidad Nacional (COL) y el de la Universidad de Antioquia (HUA)”, apunta la investigadora.

foto de archivadores con las colecciones de plantas y dos especimenes de la colección
Todas las muestras se almacenan en carpetas dentro de contenedores metálicos organizados de acuerdo con sus familias.


Aunque hay hallazgos de todos los departamentos del país, el bosque seco tropical, catalogado como uno de los más amenazados, y los páramos, son los ecosistemas mejor representados, al igual que las regiones de la Orinoquia, el Escudo Guayanés y la vertiente oriental de la cordillera oriental.

“Por ejemplo, contamos con más de 7000 ejemplares de plantas del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, más de 5000 de Amacayacu, 2.298 de Tinigua y 1.892 de El Tuparro. Las familias mejor representadas son las fabáceas o leguminosas, Melastomataceae (especies herbáceas, arbustos y pequeños árboles) y rubiáceas (Rubiaceae)”, precisa Díaz.

La botánica del Humboldt cuida con lujo de detalles más de 250 ejemplares de plantas, muestras que describe como los Picassos originales de todas las obras de arte del herbario del Humboldt.

Le sugerimos: Huevos de aves: un tesoro oculto que puede ampliar el conocimiento

“Se trata de los ejemplares tipo, es decir la muestra a partir de la cual se realizó la primera descripción científica de una especie. Están guardados en gabinetes propios porque son referentes a nivel mundial”.

Los botánicos y científicos no son los únicos que visitan este herbario para dar marcha a sus investigaciones o identificar la taxonomía de las especies. Según la experta, es una biblioteca de puertas abiertas para cualquier persona que quiera conocer y aprender sobre plantas desde diferentes puntos de vista.

“Vienen muchas personas que trabajan en plantas útiles, conservación o incluso artistas plásticos que encuentran en la flora nacional una inspiración para sus trabajos. No es un sitio exclusivo para los científicos, sino un espacio transversal para diferentes disciplinas”.

Los niños y adolescentes también tienen en este herbario un espacio para sumergirse en el mundo de las plantas. “Antes de que conozcan las obras de arte, hacemos actividades de sensibilización para que comprendan que el aire que respiramos proviene de las plantas y así entender el papel crucial de las plantas para la vida en la tierra. También hablamos de los platos típicos de Colombia, que en sí son una representación de nuestra biodiversidad”.

Un viaje por Colombia

Más de 10 compactadores metálicos resguardan las obras de arte con las plantas del país del Instituto Humboldt. Cada uno contiene representantes de varias familias taxonómicas, una organización similar a la de una biblioteca: las orquídeas podrían ser los libros de ciencia ficción, los frailejones las novelas de amor y las palmas las crónicas de antaño.

“Cada cartulina cuenta con una etiqueta en el lado inferior derecho que incluye la información científica de la planta, además de un número único de catálogo. Los frutos están guardados en pequeños sobrecitos de papel que están pegados en la misma cartulina y cuando son muy grandes, van en cajitas de cartón aparte. Los ejemplares se organizan alfabéticamente por género y dentro de estos por especies”, asegura Díaz.

Los investigadores del herbario manipulan las obras de arte con una delicada sutileza. Las cogen con suavidad de las puntas para luego disponerlas con calma en un extenso mesón, donde inicia un viaje por la riqueza florística de Colombia.

foto de especimenes agregados al herbario
De los cerca de 15.000 ejemplares heredados por el Inderena, pasó a más de 114.000 de 10.570 especies.


“Tenemos ejemplares que van desde partes de una palma de cera, especie que en su hábitat natural pueden llegar a los 60 metros de altura, hasta una hierba o pasto diminuto. Todas las plantas están dispuestas en el mismo formato, es decir la cartulina de 30 por 40 centímetros. Explorar el herbario es hacer un viaje por la riqueza vegetal del país”.

También puede leer: Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina

De una sola palma de cera pueden salir más de 10 obras de arte. “Por su gran tamaño, sería imposible incluir toda la información en una sola cartulina. Por eso organizamos sus partes, como hojas y partes del tallo y fruto, en varias muestras”, apunta la experta.

Un helecho colectado en el municipio de Santuario (Antioquia) en 1934 es la planta más antigua del herbario del Instituto Humboldt. “Es una de las piezas más bonitas de la colección, ya que aunque está perfectamente montada y en buen estado, aún tiene la etiqueta de antaño de colores ocres”.

Con las muestras de robles que hay en el herbario, Díaz y su equipo le muestran a los niños de donde proviene la famosa bellota de la película La era del hielo. “Muchos piensan que ese fruto proviene de un árbol único de los Estados Unidos. Sin embargo, en Colombia contamos con robledales principalmente de la especie Quercus humboldtii o roble colombiano a lo largo de las tres cordilleras de los Andes”.

Para que los pequeños comprendan de dónde proviene el agua, los investigadores sacan del herbario varias cartulinas con muestras de los frailejones, las principales esponjas de agua que habitan en los páramos. “Colombia alberga más del 50 por ciento de todos los páramos del mundo, algo que pocos conocen”.

El maíz, planta que corresponde al mundo de los pastos, sirve a los expertos para sensibilizar a la ciudadanía sobre lo importante que es la biodiversidad de plantas en la seguridad alimentaria. “Un plato de comida es una muestra de nuestra biodiversidad. Muchas personas piensan que las únicas plantas que sirven para la alimentación son las lechugas”, concluyó la investigadora.

Seguridad alimentaria del 80% de la población rural de Latinoamérica depende de la caza y pesca de subsistencia

header

 

Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 21 de abril de 2022

Seguridad alimentaria del 80% de la población rural de Latinoamérica depende de la caza y pesca de subsistencia



indigena en rio caminando y pescando
Viaje para labores de cacería y pesca, río Kamak. “barbasqueo”. Foto: Antonio Hitcher.


  • •   La pesca y la caza de subsistencia (carne de monte) son fundamentales en los modos de vida y la supervivencia de muchas poblaciones alrededor del mundo, especialmente en la zona tropical y la población rural en áreas remotas, muchas de ellas con bajos ingresos.
  • •   En Colombia, 223 especies de vertebrados terrestres son objeto de consumo de caza de subsistencia y 315 especies de peces, también unas 30 especies de crustáceos y moluscos.
  • •   Conozca más detalles sobre uno de los temas menos documentados en Colombia y la región: la caza, pesca y recolección de subsistencia el próximo 22 de abril a las 5:00 p.m. en la FILBO 2022 durante el lanzamiento del libro “La caza y pesca de subsistencia en el norte de Suramérica. Parte I. Colombia, Venezuela y Guayana”.


El consumo de carne de monte, como se le conoce, garantiza la supervivencia de gran parte de la población rural del continente. Aunque es una práctica ancestral, se ha documentado muy poco por lo cual ha pasado desapercibida. Lo cierto es que la ingesta de proteína de comunidades, principalmente indígenas, afrodescendientes y en menor medida campesinas, proviene de la pesca y caza de subsistencia, la recolección de invertebrados y el aprovechamiento de productos forestales no maderables como hojas, frutos, raíces.

En el caso de Colombia, se calcula que 223 especies de fauna hacen parte del menú. De acuerdo con la más reciente publicación de la serie Fauna Silvestre Neotropical del Instituto Humboldt, “La caza y pesca de subsistencia en el norte de Suramérica. Parte I. Colombia, Venezuela y Guayana”, 10 especies corresponden a anfibios, 37 a reptiles, 96 a aves y 80 a mamíferos. Algunas de las especies que se consumen en regiones del país como Amazonas, Orinoco, Caribe, Pacífico y Andes son el el armadillo o cachicamo (Dasypus novemcinctus), la boruga o lapa (Cuniculus paca), el cusumbo o coatí (Nasua nasua) y la chucha o rabipelado (Didelphis marsupialis).

En sus más de 500 páginas, la publicación hace un completo diagnóstico de las actividades de la caza y pesca de subsistencia bajo los conceptos y enfoques socioecosistémicos, que sin duda, aportarán a la toma de decisiones basadas en la ciencia a la hora de formular política públicas alrededor de la gestión y uso sostenible de estos recursos naturales.

Cabe destacar que además de actualizar la lista de especies de interés de caza de subsistencia, los investigadores hacen un análisis profundo del trasfondo cultural que complementan estas dos actividades.

Mujer indígena ahumando pescado
Pesca de subsistencia en el Amazonas. Mujer indígena ahumando pescado, Lagos de Yahuarcaca (Leticia). Foto: Mónica A. Morales-Betancourt.


De acuerdo con Carlos Lasso, autor principal de la publicación e investigador del Instituto Humboldt, “el aprovechamiento de la caza y pesca de subsistencia en esta región norte de Suramérica se constituye en un tema valioso y distintivo aporte para el desarrollo sostenible de nuestras comunidades ya que aborda, explora y visibiliza datos e informaciones que son una parte vital y trascendente de los modos de vida y la supervivencia de muchas poblaciones de esta región tropical y ecuatorial”, señaló.

Y es que hasta hace relativamente poco tiempo se empezó a tomar información del aporte proteico de la fauna silvestre a las comunidades y más recientemente a relacionar esta ingesta proteica con la seguridad alimentaria. Tampoco se ha calculado o mostrado el ahorro que estas actividades significan a los Estados, en gastos sociales derivados de no asumir subsidios alimentarios para la población de bajos recursos o de áreas remotas.

Según la publicación, los cambios acelerados en los últimos cincuenta años a consecuencia de la deforestación, el calentamiento global y la sobreexplotación de los recursos, entre otras razones, nos hacen mirar hacia atrás y darnos cuenta de cómo la biodiversidad y su uso sostenible son la clave de nuestra supervivencia.

Finalmente, se hace un llamado a que es hora de visibilizar más el valor que tienen los recursos naturales y silvestres en el trasfondo de nuestras vidas y de las poblaciones locales, si es que se quiere lograr algún cambio.

Mujer indígena pescando con red
Recolección de peces durante el “barbasqueo”. Foto: Antonio Hitcher.


Los prólogos de la publicación estuvieron a cargo de Brigitte Baptiste y Carlos Castaño- Uribe. Algunos apartes:

Carlos Castaño - Uribe

“... Se trata de una obra documental fascinante y práctica que pone sobre la palestra una discusión que deberíamos abordar con mayor responsabilidad dentro de las políticas públicas de la región y sobre la forma ética y apropiada de entender nuestro papel a nivel planetario y a nivel nacional, regional y local, respecto del papel de los recursos y la subsistencia y el papel de la fauna en esta ecuación delicada de la pervivencia de los “unos y otros”, todo lo cual se constituye en un referente y un paradigma al tiempo”.

Brigitte Baptiste

“… Un comentario hacia la noción de subsistencia, que pareciera convertirse en un refugio vergonzoso en tiempos modernos para una actividad profundamente vital y central del goce de la biodiversidad y la diversidad cultural, acopladas. Porque más que subsistir, quienes aún poseen y demuestran su profundo conocimiento ecológico al acceder a su riqueza, sin destruirla, han demostrado capacidades superlativas de gestión del territorio y de sus propias pasiones”.

Invitación
Invitación charla filbo

Instituto Humboldt y el Museo de Historia Natural de Nueva York unen esfuerzos por la biodiversidad colombiana

Nota de actualidad | Por: Laura Garzón | 11/04/2022

Instituto Humboldt y el Museo de Historia Natural de Nueva York unen esfuerzos por la biodiversidad colombiana




El proyecto financiado por la NASA apoya un sistema de monitoreo por satélite de la biodiversidad con el fin de alcanzar objetivos de conservación a 2030


foto mujeres estrechando la mano
Sandra Perdomo Medina, Directora de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación del Instituto Humboldt (izquierda), y Cheryl Hayashi, Directora de Ciencias del Museo Americano de Historia Natural, en la ceremonia del nuevo memorando de entendimiento entre ambas instituciones. D. Finnin/ © AMNH


El Instituto Humboldt firmó un acuerdo de entendimiento con el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York que profundiza una asociación científica para conservar la biodiversidad en el país. El acuerdo está vinculado a una reciente asignación financiera de la NASA concedida al Museo y a la Universidad de Temple para incorporar un sistema de seguimiento de la biodiversidad basado en datos satelitales. El trabajo servirá para tomar decisiones sobre el diseño de nuevas áreas protegidas y enfocar estrategias de monitoreo en el país, contribuyendo a alcanzar y mantener los objetivos de conservación fijados por el país.

"Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, con el mayor número de especies de orquídeas y aves que cualquier otro país, y el segundo con más alto número de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce", expresó Mary Blair, líder del proyecto y Directora de Investigación Informática de la Biodiversidad en el Centro para la Biodiversidad y la Conservación (CBC) del Museo. El Centro para la Biodiversidad y la Conservación del Museo, creado en 1993, trabaja para transformar el conocimiento de múltiples fuentes y perspectivas en acciones de conservación. "Mientras seguimos viendo niveles sorprendentes de pérdida de biodiversidad en todo el mundo, Colombia se fijó la meta de conservar el 30 por ciento de su superficie para el año 2022, como parte de un compromiso mundial más amplio asumido por unos 70 países para promover la biodiversidad mediante la creación de áreas protegidas y poner fin a la deforestación para el año 2030."

"Esta asociación con el Museo e impulsada por la NASA juega un papel clave en el avance de la agenda científica y técnica sobre la biodiversidad en Colombia", dijo Hernando García, director general del Instituto Humboldt. "Desde el Instituto Humboldt entregamos resultados de alto nivel para apoyar los procesos de toma de decisiones en materia ambiental por parte de las autoridades nacionales y regionales y la sociedad civil. La información sobre especies e indicadores generada en el marco de esta colaboración, utilizando datos espaciales, teledetección y monitoreo, apoya la intersección entre ciencia y política, así como los compromisos de nuestro país con la conservación de la biodiversidad, el desarrollo sostenible y la mitigación de los efectos del cambio climático."

La subvención se basa en un proyecto actual del Museo financiado por la NASA con la Red de Observación de la Biodiversidad de Colombia para ampliar las herramientas de medición y modelización de la biodiversidad de la fauna y la flora del país. El software desarrollado por los investigadores combina vistas de la Tierra desde el espacio tomadas por satélites con mapas y modelos basados en el clima para crear mejores estimaciones de la biodiversidad de una zona. El nuevo proyecto, financiado para los próximos cuatro años, integrará el software existente con otras herramientas y nuevos conjuntos de datos de teledetección para respaldar y probar un sistema avanzado de seguimiento de la biodiversidad que el Instituto Humboldt pondrá a disposición de los científicos, funcionarios públicos y grupos conservacionistas de Colombia, con especial atención a las áreas protegidas.

"Como una de las naciones más biodiversas del mundo, Colombia tiene una carga excepcional para la protección de la vida en la Tierra", dijo Keith Gaddis, de Ciencias de la Tierra de la NASA. "Esto coloca a las agencias de recursos naturales colombianas en una posición difícil en la que el tiempo, el esfuerzo y la financiación no pueden satisfacer fácilmente la demanda de conservación". Gaddis es el director del programa de Previsión Ecológica de Ciencias Aplicadas de la NASA, que financió el trabajo.

"El uso de imágenes satelitales de la NASA en la plataforma de distribución de especies de The Wallace proporciona un medio sistemático y metodológicamente consistente para rastrear la rica diversidad biológica de Colombia. Esto permite una evaluación rápida y sencilla del estado de amenaza de las especies seleccionadas, sobre la que los organismos de conservación colombianos pueden actuar de forma coordinada, maximizando el impacto de sus esfuerzos", añadió.

Otros colaboradores del proyecto son la Universidad de Pace, el City College of New York de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y la Universidad del Norte de Arizona.

"Los recientes avances en materia de teledetección nos han proporcionado una imagen sin precedentes sobre el ritmo acelerado al que está desapareciendo la naturaleza y sobre los principales motores que causan esa pérdida de biodiversidad", dijo Víctor Gutiérrez-Vélez, coinvestigador principal de la subvención de la NASA y profesor adjunto del Departamento de Geografía y Estudios Urbanos de la Universidad de Temple. "Un gran reto ahora es cómo aprovechar todas estas capacidades no sólo para diagnosticar el problema, sino también para informar mejor las decisiones oportunas que puedan contribuir eficazmente a abordar la actual crisis de la biodiversidad mundial."

El proyecto se basa en el legado de investigación científica del Museo con sus colegas colombianos, incluyendo fuertes colaboraciones en los últimos años. En 2018, el Museo, dirigido por el conservador asociado y ornitólogo Brian Smith, firmó un memorando de entendimiento con el Instituto Humboldt centrado en el estudio de las colecciones existentes en las dos instituciones en un esfuerzo por descubrir y caracterizar la diversidad y distribución de la biodiversidad colombiana. Este acuerdo, que se volvió a firmar cuando los términos originales expiraron el año pasado, ha dado lugar a expediciones conjuntas de trabajo de campo en Colombia y a un activo programa de tutoría y formación.

"Estamos orgullosos de profundizar la relación del Museo con el Instituto Humboldt en las áreas críticas de la biodiversidad y la investigación de la conservación", dijo la preboste de ciencias del Museo, Cheryl Hayashi. "Estudiar y preservar la biodiversidad en Colombia y en todo el mundo es vital no sólo para las especies individuales, sino también para el bienestar humano, y esta asociación promueve la misión científica del Museo."

SOBRE EL MUSEO AMERICANO DE HISTORIA NATURAL (AMNH)

modelo de ballena azul susendida de techo
Ballena azul, hall de vida oceánica. Foto de AMNH


El Museo Americano de Historia Natural, fundado en 1869, es una de las instituciones científicas, educativas y culturales más importantes del mundo. El Museo cuenta con más de 40 salas de exposición permanente, incluidas las del Centro Rose para la Tierra y el Espacio, y el Planetario Hayden, así como galerías para exposiciones temporales. Los científicos del Museo se apoyan en una colección permanente de categoría mundial con más de 34 millones de especímenes y artefactos, algunos de los cuales tienen miles de millones de años, y en una de las mayores bibliotecas de historia natural del mundo. A través de su Escuela de Posgrado Richard Gilder, el Museo otorga el título de doctorado en Biología Comparada y el título de Master of Arts in Teaching (MAT), el único programa independiente de este tipo que otorga un título en cualquier museo de los Estados Unidos. El sitio web del Museo, los vídeos digitales y las aplicaciones para dispositivos móviles llevan sus colecciones, exposiciones y programas educativos a millones de personas de todo el mundo. Visite amnh.org para obtener más información.

SOBRE EL INSTITUTO HUMBOLDT

foto panoramica del edificio rincipal de la sede venado de oro
Instituto Humboldt, sede Venado de Oro


El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt es una corporación civil sin ánimo de lucro vinculada al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente). El Instituto fue creado en 1993 para ser el brazo investigativo en biodiversidad del Sistema Ambiental (Sina). En el marco del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, ratificado por Colombia en 1994, el Instituto Humboldt genera el conocimiento necesario para evaluar el estado de la biodiversidad en Colombia y para tomar decisiones sostenibles sobre la misma.

Como parte de sus funciones, el Instituto se encarga de realizar, en el territorio continental de la nación, la investigación científica sobre biodiversidad, incluyendo los recursos hidrobiológicos y genéticos. Así mismo, coordina el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SIB Colombia) y la conformación del inventario nacional de la biodiversidad.

Esta misión es muy importante porque la biodiversidad brinda servicios esenciales para la salud y el desarrollo, no sólo por las especies particulares con atributos alimenticios y medicinales, sino también por los ecosistemas que al mantener su integridad, regulan el clima, el agua y frenan la difusión de enfermedades infecciosas.

¡Vámonos de expedición a la alta montaña!

header

 

Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 8 de abril de 2022

¡Vámonos de expedición a la alta montaña!



banner promocional filbo humboldt
Feria presencial en Corferias


  • •   El Instituto Humboldt lleva el páramo a la ciudad en el marco de la Feria Internacional de Libro 2022 (FILBo). En compañía de dantas, osos andinos y frailejones podrá recorrer el stand que hemos preparado alrededor de este ecosistema estratégico.
  • •   Desde el 19 de abril hasta el 2 de mayo, los asistentes podrán participar de más de 40 actividades entre las que se encuentran talleres, charlas, conversatorios y lanzamientos de libros.
  • •   Próximamente, estará disponible para descarga la aplicación de realidad aumentada del Instituto Humboldt que lo llevará a realizar un recorrido a través de los páramos.


Pareciera que el bosque seco no pudiera toparse con las ciudades, o que los osos de anteojos nada tienen que ver con las mariposas, o que es imposible conciliar el saber de las bibliotecas con la sabiduría del campo, o que no hay nada más distinto que un frailejón y el concepto de bioeconomía. No obstante, durante la Feria del Libro celebraremos la naturaleza con la que, gracias a lo excepcional de nuestro territorio, ellos no sólo se encuentran, sino que están vitalmente conectados.

Después de dos años de espera, el Instituto Humboldt se alista para reencontrarse con una diversidad de lectores en el pabellón 6 de Corferias, en piso 2, stand 416. Allí los asistentes podrán participar de diferentes actividades que van desde talleres de ilustración, fotografía de la biodiversidad, lecturas de cuentos hasta charlas, conversatorios y lanzamientos de libros. Sesiones que estarán dispuestas entre el 19 de abril hasta el 2 mayo en horarios desde las 10:00 a.m. hasta las 8:00 p.m. de lunes a domingo. Además, nuestros distintos productos editoriales estarán disponibles para ser adquiridos en todo momento.

Como parte de las novedades para esta FILBo tendremos la presentación de los libros Caza y pesca de subsistencia del investigador Carlos Lasso, del libro Evaluación y seguimiento de la restauración ecológica en el páramo Andino, editado por Mauricio Aguilar Garavito y Wilson Ramírez; Viveros de páramo para la restauración ecológica de Laura Victoria Pérez Martínez y Patricia Velasco Linares y; Frailejones en peligro de Mauricio Diazgranados y Carolina Castellanos.

En nuestras redes sociales publicaremos cada día la programación y horarios de todos los eventos, además tendremos transmisiones en vivo de los lanzamientos y haremos sorteos de pases dobles para la Feria. Si aún no nos sigues en nuestras redes sociales… ¡Llegó el momento! Anímate a hacer parte de esta expedición a la alta montaña.

Aquí puedes conocer la agenda

Descargue el afiche de Peces introducidos en Colombia

Nota de actualidad | Por: Diego Herrera | 18/02/2022

Descargue el afiche de Peces introducidos en Colombia




afiche peces introducidos
Especies de peces a reportar. Afiche por: Instituto Humboldt, Ministerio de Ambiente, Universidad Nacional de Colombia.


Colombia cuenta en el año 2021 con 43 especies de peces introducidas: 30 especies exóticas y originarias de otros continentes y países (incluyendo un híbrido y una variedad) y 13 especies trasplantadas de una cuenca hidrográfica a otra.

Por esta razón, el Instituto Humboldt, el Ministerio de Ambiente y la Universidad Nacional de Colombia generaron el afiche de Peces introducidos de Colombia, que ya está disponible para su descarga. Allí usted podrá identificar cuáles son las especies introducidas y, de avistarlas en una cuenca geográfica a la cual no pertenecen, las puede registrar en el siguiente enlace: http://pecesintroducidos.humboldt.org.co o abriendo el código QR inserto en el afiche.

También le puede interesar: Los peces del río grande de la Magdalena: únicos y amenazados

GALERÍA DE FOTOS

Video: Carlos Lasso, investigador de Ciencias Básicas de la Biodiversidad



http://pecesintroducidos.humboldt.org.co
http://pecesintroducidos.humboldt.org.co


Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones informadas

Colección de mamíferos: una forma de entender y conservar la naturaleza

Nota de actualidad | Por: Jhon Barros | 13/03/2022

Colección de mamíferos: una forma de entender y conservar la naturaleza




foto investigadores en villa de leyva
Equipo de la colección de mamíferos del Instituto Humboldt, de izquierda a derecha: Yurani Pantoja (pasante de la Fundación Universitaria de Popayan), Nathalia Moreno, Sebastián Cifuentes, Nicole Murillo (Pasante de la Universidad del Quindío), Nicolás Reyes y Julián Lozano. Foto por: Colección de mamíferos.


  • Más de 11.000 especímenes recolectados desde los años 60 reposan en la colección de mamíferos del Instituto Humboldt, un lugar donde los científicos y la comunidad en general pueden ampliar su conocimiento sobre este grupo de la fauna nacional.


En el claustro San Agustín, en Villa de Leyva (Boyacá), se encuentran las Colecciones Biológicas del Instituto Humbolt. Allí, reposan miles de especímenes de aves, peces, insectos, mamíferos, plantas, anfibios, reptiles e incluso sonidos.

El biólogo Nicolás Reyes Amaya es el curador de la colección de mamíferos del Humboldt, catalogada como la tercera más grande en Colombia al albergar más de 11.000 especímenes de aproximadamente 410 especies, material recolectado desde 1960 y procedente de ocho países.

“Esta colección ha sido un gran referente para el estudio de mamíferos colombianos, ya que del total de especímenes que alberga, más del 90 por ciento corresponde a mamíferos presentes en el territorio nacional”, precisó Reyes.

Colección de mamíferos

Aunque los órdenes mejor representados son Chiroptera (murciélagos), Rodentia (roedores) y Primates(monos), esta colección permite hacer un viaje a toda la diversidad de mamíferos que habitan en el territorio nacional, que a la fecha está representada en 543 especies.

También puede leer: El pez bigotón descubierto por Humboldt que peligra en Colombia

“Esta cifra convierte a Colombia en el sexto país a nivel mundial en cantidad de especies de mamíferos, un tesoro que para su estudio y análisis requiere del material que conforma las colecciones biológicas. En estos lugares podemos estudiar a fondo varios aspectos de su biodiversidad e incluso de los cambios poblacionales y de los ecosistemas, lo que nos permite pensarnos la conservación de la naturaleza basada en datos reales”, indica Reyes.

Historias de mamíferos

La colección de mamíferos del Instituto Humboldt cuenta con especímenes preparados tanto en seco como en líquido, los cuales reposan en varios compactadores y están identificados por medio de etiquetas con un número único de registro, que además de contener información básica se les está incluyendo varios códigos QR que permiten ampliar la información de cada espécimen.

Para Reyes, esta colección es una biblioteca de la biodiversidad colombiana de puertas abiertas al público. “Toda la información histórica que albergamos en este lugar sobre la biodiversidad de Colombia, los especímenes representados en forma de pieles, cráneos, mandíbulas, esqueletos y animales completos, así como la información asociada a estos especímenes, puede ser estudiada por cualquier persona y es un insumo de suma importancia para entender y poder conservar la naturaleza”.

Le sugerimos: La orquesta de la naturaleza colombiana que reposa en un pueblo colonial de Boyacá

El biólogo informa que cada uno de los especímenes revela una historia biodiversa que le hace un gran aporte a la ciencia. “Hay de todo, desde individuos llamativos por sus grandes tamaños y su majestuosidad como el armadillo gigante, los osos andinos o las dantas, hasta bastante pequeños y llamativos por su diversidad de detalles y formas como los murciélagos y roedores, que en el mundo suman aproximadamente 1.400 y 2.300 especies respectivamente”.

foto de murcielagos disecados
Las especies están identificadas por medio de etiquetas que además de tener la información básica cuentan con códigos QR que amplían la información. Foto por: Felipe Villegas


Según el curador de mamíferos del Humboldt, los murciélagos son un buen ejemplo de cómo mediante las colecciones científicas se pueden entender las diversas características de las especies y la relación con su historia natural.

“Por ejemplo, podemos encontrar cráneos delicados y diminutos, con reducción de dientes y el hocico muy prolongado que corresponden a las especies de murciélagos nectarívoros, que tienen un rol ecológico similar al de los colibríes y se alimentan de forma similar a estos. También podemos encontrar cráneos grandes y robustos, con dientes prominentes y grandes que semejan el cráneo de un carnívoro, y que corresponden a especies de murciélagos pescadores, que se alimentan de la carne de los peces que cazan sobrevolando los espejos de agua”.

Le sugerimos: Huevos de aves: un tesoro oculto que puede ampliar el conocimiento

Para Reyes, acceder a esta información sobre la forma, la ecología y la evolución de las especies, permite entender mejor la naturaleza y así poder conservarla. “Estas son algunas de las historias llamativas que parten de los estudios realizados en las colecciones biológicas”.

Una comadreja que se creía extinta

El último registro que se conocía de Mustela felipei, mamífero conocido con el nombre común de comadreja colombiana, era un individuo que hace parte de las Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt, el cual fue recolectado en 1986 en inmediaciones del Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos.

“Esta comadreja única del sur de Colombia se creía extinta, ya que llevaba más de 30 años sin ningún tipo de reportes directos, fotografías o videos de cámaras trampa. El último espécimen registrado estaba en nuestra colección”, complementa Reyes.

También puede leer: Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina

En 2018, Juan Manuel de Roux fotografió a una comadreja cuando la vio por casualidad en la habitación de una finca del corregimiento El Carmen, en el municipio de Dagua (Valle del Cauca).

“El ciudadano publicó las imágenes del mamífero en la plataforma de ciencia ciudadana iNaturalist, pero la listó como Mustela frenata, una comadreja de cola larga que es reportada con frecuencia en el país”, informó el biólogo.

foto huesos de mamiferos
En la colección de mamíferos del Instituto Humboldt reposan más de 11.000 especímenes. Foto por: Felipe Villegas


Sin embargo, la comadreja fotografiada no correspondía con la especie listada, ya que esta era más pequeña, con la cola más corta y presentaba una mancha característica en su pecho, características propias del espécimen que reposa en la colección de mamíferos del Humboldt.

Expertos de la universidad Javeriana de Cali, la universidad de Caldas y el Instituto Humboldt confirmaron que el registro de las fotos se trataba de la comadreja colombiana, luego de analizar aspectos como su tamaño pequeño, cola corta carente de punta negra, una tonalidad más oscura y una mancha en el pecho o cuello del mismo color del dorso.

Esta comadreja se convirtió en el segundo registro validado de la especie para la cordillera occidental y cerca de áreas protegidas como los parques Cueva de los Guácharos (Huila y Caquetá) y Los Farallones de Cali.

También puede leer: Así sonó Colombia durante la primera pandemia del coronavirus

“Este caso es la mezcla perfecta entre la ciencia participativa y las colecciones biológicas, ya que sumando los registros de colecciones y de ciencia participativa nos hacemos a una idea más completa del estado de esta especie en el país, de su distribución”.

Además, según Reyes, sin el espécimen con el que cuenta la colección no habría sido posible la identificación correcta de la especie. “Las colecciones son testigos para la determinación correcta taxonómica de las especies, un material que permite comparar o corroborar ciertos hallazgos”.

Para el investigador, esto demuestra cómo las colecciones funcionan como ese registro histórico o biblioteca de la biodiversidad. “En todo el mundo, cualquier colección biológica lleva una narración de la naturaleza y es un testigo histórico de la biodiversidad y sus cambios en los sitios donde hay registros”.

Especímenes antiguos que dejan huella

Más de 6.000 especímenes de mamíferos fueron donados por el Inderena a la colección del Humboldt a mediados de los 90, los cuales hoy en día siguen siendo utilizados por los expertos para profundizar en el estudio de la biodiversidad nacional.

Una de esas herencias de antaño está conformada por pieles y cráneos de grandes felinos, piezas que fueron decomisadas por las autoridades en diferentes operativos contra el tráfico ilegal de fauna silvestre.

“Aunque las pieles decomisadas algunas veces no dan mayor detalle sobre la procedencia o distribución de los felinos, ya que pudo ser incautada en un camión que recorrió diferentes departamentos, este material ha servido para realizar tomas de muestras genéticas y otros estudios”, menciona Reyes.

En la colección hay varias pieles de jaguares, felinos emblemáticos de las selvas colombianas que día a día merman su población por la cacería y la deforestación. Varias personas le preguntan a Reyes la razón de tener este material decomisado, a lo que responde que sirven tanto para la ciencia como para recordar lo nefasto que es el tráfico de fauna.

También puede leer: Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira

“Todos estos animales fueron cazados por los traficantes, por lo cual contar con ese material lleva ese mensaje de que ese tráfico debe parar de una vez por todas. Hay que resguardar estos hallazgos para que sea lo más útil posible para la ciencia”.

foto de piel de animal decomisado
Varias de las pieles fueron decomisadas por las autoridades en diferentes operativos contra el tráfico ilegal de fauna silvestre.


Por ejemplo, con pieles, garras, patas y cráneos de pumas que reposan en la colección, varios científicos han dado marcha a estudios de morfología craneal, evolutivos y ecológicos. “La preparación en seco nos permite ver tanto la piel y el cráneo como las vértebras y los huesos largos”.

Por medio de especímenes antiguos de osos andinos, los investigadores han mostrado que esta especie no es herbívora, como muchos aún repiten, sino omnívora, es decir que además de elementos vegetales llega incluso a alimentarse de carne que caza o carroña.

“Esto se ha podido demostrar a través de piezas como los cráneos que reposan en este tipo de colecciones. La dentadura de los molares del oso andino se asemeja más a la de los humanos que a la de los grandes carnívoros especializados, lo que indica que es una especie omnívora. No es similar a la de los herbívoros y también difiere de la de los carnívoros”.

Los cráneos de los felinos como el puma cuentan con una anatomía filosa con molares inferiores y superiores que cuando encajan actúan como una tijera, algo conocido como una muela carnicera o cuchilla carnicera.

“El oso andino no cuenta con estas características, por lo cual no es una especie netamente carnívora. El estudio de su dentadura indica que es omnívoro, es decir que come tanto plantas (por ejemplo bromelias) como animales (ganado)”.

Para Reyes, el catalogar al oso andino como un herbívoro ha causado estragos en su convivencia con los campesinos. “Cuando un oso se alimenta del ganado y la comunidad pide ayuda, muchas veces la respuesta es que no es cierto porque el oso es herbívoro, entonces la comunidad al verse sola, va y lo mata. Esa cacería directa por retaliación es un tema que aún debemos trabajar mucho en el país”.

La danta de tierras bajas también hace parte de la colección de mamíferos del Humboldt. “Los especímenes como los que tenemos en esta colección han permitido estudiar y analizar aspectos como el hueso que le da sostén a la trompa, así como la dentadura similar a la de las vacas, un indicador de que es una especie netamente herbívora”.

Reyes enfatiza que hoy en día ningún investigador recolecta en campo animales de gran porte y tan amenazados como felinos, osos o dantas. “El material que tenemos es de viejas colectas realizadas hace varias décadas, cuando era posible algo así. Hoy en día nadie recolecta estos animales, pues se trata de especies cobijadas por categorías de protección”.

El biólogo concluye que las colecciones biológicas deberían ser más apreciadas por todos los ciudadanos. “Tenemos la suerte de poder albergar esa biodiversidad para que sea estudiada por quien quiera. Las colecciones cuentan con información pública que nos permite seguir ampliando el conocimiento sobre esos tesoros que son nuestros recursos naturales”.

El pez bigotón descubierto por Humboldt que peligra en Colombia

Nota de actualidad | Por: Jhon Barros | 06 /02/2022

El pez bigotón descubierto por Humboldt que peligra en Colombia




foto de pez en las manos
Alexander von Humboldt registró al capitán de la sabana hace 217 años. Foto por: John Barros


  • Hace 217 años, el naturalista alemán Alexander von Humboldt encontró a un pez con largos bigotes y de color verdoso en el río Bogotá, al que los habitantes de la zona conocían como Capitán de la Sabana. Descubre su historia y secretos.


En 1805, mientras recorría algunas zonas de la cuenca alta del río Bogotá, los sentidos del naturalista alemán Alexander von Humboldt se agudizaron al ver un raro pez solitario en unos charcos de aguas frías alrededor del afluente más importante del centro del país.

Se trataba de un pez bigotón de 30 centímetros, con un cuerpo alargado, pintado de verde oscuro y negro y con machas amarillas tirando a blancas. No tenía escamas y sus ojos, por lo diminutos, apenas podían ser identificados.

¿Qué tanto sabes del pez graso y el capitán de la sabana?
Puede leer: Pez graso de Tota: el único pez de agua dulce extinto en Colombia

Humboldt lo nombró Eremophilus mutisii por dos razones: Eremophilus significa amante de la soledad, palabra que escogió porque lo encontró en un lugar que estaba en un estado de quietud inamovible; su “apellido” mutisii fue en homenaje al botánico José Celestino Mutis.

El pez Capitán de la Sabana, como es más conocido, fue la primera especie de pez de agua dulce descrita científicamente para Colombia, un hito biodiverso presentado hace 217 años por Humboldt.

“Habita en el pequeño río de Bogotá, que forma la famosa catarata del Tequendama. El capitán es una comida muy agradable y es consumido durante la celebración de la cuaresma por los habitantes de la capital, Santa Fe”, así describió al solitario pez el alemán en sus diarios. También puede leer: Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina

Después del descubrimiento del naturalista, la ciencia determinó que el Capitán de la Sabana es una especie endémica de la Sabana de Bogotá, una etiqueta que no ha evitado que esté cada vez más cerca a la extinción.

Primero, muchos individuos fueron sacados de su hábitat natural para ser introducidos en sitios como el lago de Tota y la laguna de La Cocha, para así servir de alimento a las truchas arcoiris, una especie que es nativa de los Estados Unidos.

Con el paso de los años aparecieron muchas otras amenazas, como el acelerado deterioro del hábitat, por la contaminación urbana e industrial de los ríos y quebradas, los químicos de las actividades agropecuarias y la acelerada pérdida de los bosques y la cobertura vegetal de las rondas hídricas.
Capitán de la sabana
El capitán de la sabana es una especie endémica de la sabana de Bogotá. Foto por: John Barros


“Su consumo fue común desde épocas de la Conquista entre los habitantes de las orillas de los ríos y lagunas. Actualmente, su distribución se halla restringida por la contaminación o desecación de las fuentes de agua que son su hábitat”, cita el Libro Rojo de peces de agua dulce de Colombia.

Le sugerimos: La orquesta de la naturaleza colombiana que reposa en un pueblo colonial de Boyacá

Por la proliferación de amenazas, el Capitán de la Sabana descubierto por Humboldt está catalogado como una especie vulnerable a la extinción, una etiqueta alarmante porque además de ser endémico del altiplano, es el único bagre de agua fría en Colombia.

Ejemplar de estudio

La Colección de Peces de Agua Dulce del Instituto Humboldt, ubicada en el claustro de San Agustín en Villa de Leyva, cuenta con cerca de 200.000 ejemplares, la mayoría recolectados en la cuenca del Orinoco, Magdalena-Cauca y Amazonas, y que están distribuidos en más de 28.000 lotes.

“Es la colección de peces de agua dulce más grande del país. Cada uno de los ejemplares tiene una historia que nos permite ampliar los conocimientos sobre la biología, distribución y composición de las especies, al igual que los cambios que han sufrido a lo largo del tiempo”, dice Juan Gabriel Albornoz, biólogo e investigador del Instituto Humboldt.

También puede leer: Así sonó Colombia durante la primera pandemia del coronavirus

Varios ejemplares de pez Capitán de la Sabana, recolectados hace varias décadas, hacen parte de la colección del Humboldt, especímenes que podrían convertirse en una de las pocas muestras de la especie si siguen incrementándose los impactos ambientales en su contra.

dos peces conservados
La Colección de Peces de Agua Dulce del Instituto Humboldt tiene ejemplares del capitán de la sabana y del pez graso. Foto por: John Barros


“Es uno de los peces más bonitos por sus colores de tonos verdes bastante llamativos. Además de sus bigotes, algo peculiar en esta especie es que no cuenta con aletas ventrales o pélvicas, lo que sí tienen el pez graso de Tota y el Capitanejo, otros especímenes que están en la colección de peces”, menciona Albornoz.

También puede leer: Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira

Además de la contaminación de los cuerpos hídricos y la transformación de los ecosistemas, el biólogo del Humboldt manifestó que la sobrepesca y la ausencia de reglamentación de su pesca, lo tienen en jaque.

“Fue llevado al lago de Tota y a la laguna de la Cocha en Nariño, para alimentar a las truchas arcoíris, una especie foránea que suponemos podría tener impactos en nuestra fauna nativa”, complementa el investigador.

La Colección de Peces de Agua Dulce cuenta con ejemplares del Capitán, recolectados tanto en la laguna de La Cocha, como en cuerpos de agua del altiplano cundiboyacense. “La información asociada a estos ejemplares podría ser empleada en estudios que permitan establecer la población actual de los capitanes u otros aspectos sobre su biodiversidad”.

También puede leer: El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras

La trucha arcoiris, también hace parte de la colección biológica del Humboldt. Según Albornoz, hubo campañas de introducción de este pez americano desde la década de 1930, algo que estuvo relacionado con las necesidades alimentarias de la población.

“Dejando de lado por un momento los motivos académicos y conservacionistas, se podría entender la razón de la llegada de la trucha a Colombia; en esa época la población campesina de nuestras laderas y páramos no tenía fuentes proteicas para alimentarse, algo que en las zonas bajas fue suplido con las mojarras africanas. La trucha al parecer, encontró pocos competidores y tal vez por ello, proliferó en los ríos y quebradas de las zonas elevadas de los Andes”.

Hoy en día, en varias zonas del país, algunos pobladores piensan que la trucha es una especie nativa. “Como llevan tanto tiempo viéndola, la gente la considera propia y la defienden. Incluso en sitios como La Cocha, Tota y Salento, es uno de los platos que se han convertido en típicos de la región”.

Convenio Fibras anuncia otras nueve ecoreservas

Nota de actualidad | Por: Prensa Humboldt | 17 /02/2022

Convenio Fibras anuncia otras nueve ecoreservas




patos volando en reserva
La meta al 2030 es contar con 50 ecoreservas en distintas regiones del país. Foto: Felipe Villegas - Instituto Humboldt.


  • Están ubicadas en Meta, Casanare, Córdoba, Boyacá, Santander y Cundinamarca, y se suman a las 6 ecoreservas piloto anunciadas en el año 2021.
  • La meta al 2030 es contar con 50 ecoreservas en distintas regiones del país.
  • De esta manera se busca mitigar el cambio climático, contribuir con la protección de la flora y la fauna, y apoyar el desarrollo sostenible de los territorios.


Con el fin de contribuir a las metas de conservación nacionales e internacionales, y como parte de los compromisos acordados en la estrategia Fibras desarrollada por el Instituto Humboldt y Ecopetrol S.A., se designaron nueve áreas adicionales de conservación que contribuirán a proteger la biodiversidad y la oferta de servicios ecosistémicos en distintas regiones del país.

Se trata de 9 ecoreservas ubicadas en predios de Ecopetrol, Hocol, Cénit y Oleoducto Bicentenario en los departamentos de Meta, Casanare, Córdoba, Boyacá, Santander y Cundinamarca, que se suman a las 6 ecoreservas piloto conformadas en 2021. De esta forma, se completan 15 zonas de protección que suman, en total, más de 15.000 hectáreas.

La red de ecoreservas tiene como objetivo proteger la flora y fauna de las regiones, así como promover la conectividad entre ecosistemas, el desarrollo sostenible de los territorios y la mitigación de los efectos y adaptación al cambio climático.

“Esta es una iniciativa pionera en el sector del petróleo y gas a nivel nacional e internacional, que demuestra cómo las comunidades, naturaleza e industria pueden convivir en un mismo espacio y aunar esfuerzos para conservar la flora y fauna de un país tan megadiverso como el nuestro”, afirmó Santiago Martínez, Gerente de Sostenibilidad y Descarbonización de Ecopetrol.

En estas áreas se construyen planes para fomentar la biodiversidad en los territorios a través de acciones de conservación, restauración, uso sostenible o generación de conocimiento.

Además, se promueve la conectividad entre ecosistemas a través de corredores biológicos que facilitan el desplazamiento de especies entre hábitats, con el fin de repoblar áreas y crear nuevas comunidades biológicas.

La protección de bosques, humedales, esteros y ciénagas, entre otros ecosistemas, genera una mayor adaptabilidad ante eventos de climas extremos como sequías y temporadas de lluvias, dado que estos ayudan a regular los ciclos naturales del agua.

Esta iniciativa de conservación hace parte del convenio Fibras, una estrategia del Instituto Humboldt y Ecopetrol para la planificación y gestión de la biodiversidad y sus contribuciones al bienestar, a partir de información de base científica.

De acuerdo con Juliana Cortés, líder del componente de Red de Ecoreservas de la estrategia Fibras, “las ecoreservas van a permitir reconocer la conservación efectiva fuera de las áreas protegidas, además de conservar áreas importantes para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos y pueden aumentar la representatividad ecológica, la conectividad y actuar como zonas de amortiguación de áreas protegidas. A nivel de la empresa, esta figura aporta a la repartición de responsabilidades o corresponsabilidad en los procesos de conservación, apoya los cumplimientos de los objetivos estratégicos de Ecopetrol y contribuye al cumplimiento de los objetivos de conservación del país”, concluyó la investigadora.

Las ecoreservas también ofrecen beneficios para las comunidades cercanas a estas áreas de conservación, a través del fomento de alternativas de sustento sostenible como negocios verdes y la incorporación de mejores prácticas en ganadería y agricultura.

De igual manera, la protección y mejora de los servicios ecosistémicos permite la provisión de agua, así como actividades de recreación, ecoturismo y comercialización de productos no maderables (frutos, semillas hojas, etc).

La meta del Grupo Ecopetrol es contar con 50 ecoreservas en el año 2030, en línea con su plan de descarbonización y transición energética.

El anuncio se hizo este jueves durante la presentación de la “Ecoreserva Centenario La Pacora”, en Barrancabermeja, Santander, en el marco de la celebración del primer centenario de la refinería de Ecopetrol en esta ciudad.

Acerca de Fibras

Fibras es una estrategia del Instituto Humboldt y Ecopetrol S.A. para la planificación y gestión -bajo criterios de conservación y desarrollo sostenible- de la biodiversidad y sus contribuciones al bienestar en territorios de Huila, Orinoquia y el Magdalena Medio, a partir de información de base científica. En este ejercicio es fundamental la conjugación del conocimiento investigativo, la empresa privada y los sistemas sociales.

Dicha estrategia se implementa por medio de expediciones científicas a partir de las cuales pueda elaborarse un diagnóstico ecológico y social de los territorios; de la recopilación y análisis de datos de la diversidad biológica y sus contribuciones al bienestar humano, evaluando la capacidad de adaptación de los socio-ecosistemas a cambios profundos sin que se alteren sustancialmente su forma y funciones; con vinculación de las comunidades aledañas a las zonas de influencia de esta iniciativa; con transferencia de conocimientos y apoyo a proyectos de investigación y bioeconomía; y con comunicación estratégica y oportuna del proceso y los resultados obtenidos.

Así será posible entender las dinámicas de los territorios y dimensionarlos en sus complejidades, fortalezas y amenazas, con el fin de planear y gestionar de forma adecuada el capital natural para la conservación y el desarrollo sostenible en dichos departamentos.

Para más información.
http://humboldt.org.co/fibras/

Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz | 20 / 02 / 2022

Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina




grupo recibiendo certificado
En San Andrés, Providencia y Santa Catalina se realizaron los talleres de escenarios de priorización de restauración del archipiélago. Foto por: Julian Sáenz


La Expedición Seaflower Plus 2021 contó desde el principio con el apoyo de las comunidades locales y raizales. Su trabajo complementó los procesos de investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos y permitió el desarrollo de productos que orientarán la rehabilitación ecológica y social de las islas. Además, en el marco de la expedición se entregó el libro infantil ‘El bosque seco’ con versiones en español y creole para los niños y niñas de las islas.

La Expedición Seaflower Plus 2021 comenzó en agosto del año pasado y tenía como propósito entender cómo se recuperaba el sistema natural de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina después de casi un año del paso de los huracanes Eta e Iota. De igual manera, debía generar lineamientos para la rehabilitación ecológica y social del archipiélago. Para lograrlo, se evaluaron los grupos de plantas, mamíferos, insectos, recursos hidrobiológicos, aves, anfibios y reptiles.

Cada uno de los equipos de trabajo y evaluación contó con la participación de las comunidades locales y raizales, quienes con su conocimiento del territorio y de los medios de vida de las islas apoyaron y complementaron el trabajo de los investigadores del Instituto Humboldt, Ideam y Coralina en campo. El resultado de ese trabajo articulado permitió la actualización del mapa de unidades bióticas y el portafolio de restauración, rehabilitación, recuperación y conservación de las islas, en este último, el aporte de las comunidades asumió un rol protagónico.

También puede leer: Así se recuperan los bosques de Providencia un año después del huracán Iota

Para establecer los escenarios de prioridades de restauración de las islas, los investigadores del Instituto Humboldt realizaron un ejercicio de priorización espacial. “En esa primera etapa de la Expedición Seaflower se exploraron una serie de imágenes satelitales y otro tipo de mapas que, de cierta manera, permitieron construir la historia previa y posterior al huracán Iota. En ese trabajo ubicamos zonas que son muy importantes para la prestación de los servicios ecosistémicos y zonas que podrían ser prioritarias para los procesos de restauración”, explicó Sergio Rojas, investigador de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.

personas revisando mapa
En los talleres realizados en San Andrés, Providencia y Santa Catalina las comunidades locales y raizales identificaron las degradaciones y transformaciones en el territorio. En la foto, arriba se muestra el taller en Providencia y abajo el de San Andrés. Foto por: Julián Sáenz


Posteriormente, se realizaron una serie de talleres en San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con el apoyo de Coralina, con el objetivo de que las comunidades locales y raizales pudieran validar los resultados obtenidos a través del estudio de las imágenes satelitales y de los mapas. Por medio de estos espacios se conoció, a través de los habitantes, las degradaciones y transformaciones presentes en el territorio y cómo estás han afectado sus medios de vida, además, de identificar y corroborar los escenarios de priorización para la posterior formulación del plan de restauración de las islas.

Le sugerimos: Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira

“Nosotros buscamos recuperar nuestra diversidad, nuestras costumbres y para eso debemos recuperar la naturaleza. En Providencia hay lugares con erosión y otras con contaminación. Además, se deben proteger algunas especies como el escarabajo ya que son muy importantes para el ecosistema, sobre todo para el bosque seco, su función es poder moler o triturar y dejar todo para el abono”, manifestó Dernick Martínez, habitante de Providencia.

realizando el taller
Las comunidades locales y raizales también identificaron las transformaciones en sus predios o fincas y pensaron en cómo debería ser su finca ideal. Foto por: Julián Sáenz


En los talleres los participantes identificaron en los mapas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las zonas que han sufrido algún tipo de degradación y transformación. Después, realizaron ese ejercicio a un nivel más detallado, en el de sus predios o fincas. También debatieron sobre cómo podrían realizarse los procesos de restauración ecológica para recuperar los servicios ecosistémicos teniendo en cuenta los sistemas productivos tradicionales y los medios de vida de los pobladores de las islas.

“Es bueno por un lado ver la priorización hecha por nosotros y por el otro lado tener la perspectiva de las comunidades para definir las estrategias. Usualmente se trabaja mucho desde la cartografía y no se tiene la posibilidad de validar los resultados en campo y claramente hay diferencias. Nosotros trabajamos con un enfoque de restauración de paisaje, con una mirada integral, pero el tener la información de las comunidades permite identificar qué estrategias se pueden realizar o no, además de entender otros enfoques, es un trabajo que complementa mucho los análisis”, aseguró Paola Isaacs, investigadora de Gestión Territorial de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.

Le puede interesar: Reservas de la sociedad civil: aliados en la recuperación de los bosques en Choachí, Cundinamarca

La investigadora Isaacs además agregó que la participación comunitaria es muy importante en los procesos de restauración, ya que son las personas que viven en el territorio quienes validan estas estrategias y las hacen realidad y perdurables en el tiempo.

discutiendo el taller
Coralina acompañó los talleres en los que las comunidades debatieron sobre cómo realizar los procesos de restauración teniendo en cuenta los medios de vida de las personas. Foto por Julián Sáenz


Por su parte, Gloria Andrea Murcia, bióloga e investigadora de Coralina, dijo que: “La participación comunitaria en las expediciones científicas y en general en la investigación es fundamental, ya que hace posible que la comunidad se involucre en la búsqueda del conocimiento de los ecosistemas presentes en su territorio. Además, nos permite a los investigadores incluir esos conocimientos ancestrales en nuestros estudios y lograr que finalmente la comunidad se apropie y conserve la riqueza ecosistémica que posee”.

‘El bosque seco’ o ‘Drai fores’ un libro infantil que busca la apropiación social del conocimiento

“¿Qué tal si hacemos un viaje con la mente?, ¡vamos!
Cierra los ojos y deja que el sonido de las hojas que caen de los árboles te envuelva.
Hace mucho calor y el canto de las chicharras enamoradas invade el ambiente. Chiii…
¡Estamos en el bosque seco tropical!”


Así comienza la historia de ‘El bosque seco’, escrita por Cristina Romero Ríos, ingeniera ambiental con una maestría en Divulgación Científica y Apropiación Social del Conocimiento, quien mientras se encontraba realizando sus estudios se topó con una cifra que la alarmó: de 9 millones de hectáreas que Colombia tenía de bosque seco tropical, solo quedaba un 8 por ciento en 2021.

 libro drai fores
El libro ilustrado El bosque seco fue escrito por Cristina Romero Ríos y traducido al creole por Javier Hudgson. Foto por: Julián Sáenz


Esa cifra desconcentrarte hizo que la escritora comenzara a pensar en un producto divulgativo que mostrara la belleza e importancia del bosque seco tropical. Fue así como su trabajo se materializó en el libro infantil.

También puede leer: El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras

“Para el bosque seco aunque se ha investigado bastante todavía hay muchos baches de información. Cuando hay nuevos hallazgos o se reconocen cosas importantes para la ciencia generalmente se difunden por artículos muy especializados o dirigidos a tomadores de decisiones, casi nunca se piensan publicaciones divulgativas para un público más amplio y son quienes viven en el territorio del bosque seco tropical. Estar en San Andrés y Providencia y entregarles a las niñas y niños estas publicaciones divulgativas que se acerquen a su lenguaje y corazones es muy importante”, aseguró la divulgadora científica.

Cristina y Javier exhibiendo el libro
Cristina Romero Ríos (izq) autora del libro ilustrado El bosque seco y Javier Hudgson (der) traductor de la publicación en creole. Foto por Julián Sáenz.


Como bien lo contó Romero Ríos, como parte del componente de divulgación científica y apropiación social del conocimiento de la Expedición Seaflower Plus 2021, se entregaron a los niños, niñas y a algunos colegios y bibliotecas de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 400 ejemplares del libro ilustrado, que también tuvo su versión en creole titulada ‘Drai Fores’. La traducción fue realizada por Javier Hudgson, lingüista quien ha dedicado parte de su vida al estudio y conservación del creole.

Le sugerimos: Árboles y educación: la fórmula para enriquecer los bosques en Honda, Tolima

“Es un reto escribir en creole por su complejidad, todavía no hay un consenso claro de la escritura de muchas palabras y sonidos, además, debemos tener en cuenta que el creole está en un proceso casi de extinción. Hacer una historia para niños en creole es algo maravilloso porque es una historia contada para nativos desde su hogar”, contó Hudgson, quien además agregó que es importante acercar la naturaleza nativa a los más jóvenes porque “el hombre solamente puede vivir de la madre naturaleza, el hombre vive de lo que provee la naturaleza. Nuestras viviendas, recursos, incluso computadoras y todo lo que usted se imagine viene de la naturaleza, sin ella estamos fritos, por eso es importante que los jóvenes reconozcan su importancia y su entorno”.

niños trabajando con el libro
En el marco de la Expedición Seaflower Plus 2021 se entregaron a niños, niñas y algunos colegios y bibliotecas de las islas 400 ejemplares de libro ilustrado. Foto por Julián Sáenz.


La Institución Educativa Antonia Santos sede Ruben Dario en San Andrés y en la posada Agua Dulce en Providencia, fueron dos de los lugares donde se realizó la entrega del libro infantil ilustrado. En ambos eventos participó la autora Cristina Romero Ríos y según sus palabras “esto fue una experiencia muy positiva, me siento privilegiada. Personalmente no había venido a las islas. Entregar los libros y ver la reacción de los niños y niñas y hablar con ellos sobre el bosque seco es algo gratificante. Es muy estimulante y emocionante ver como lo que pensé en un principio se hizo realidad. Además me pareció muy importante acercarse a los corazones de las personas desde su lengua materna y fue clave la versión en creole y el apoyo de investigadores como Roy González Martínez”.

El libro en sus versiones en español y creole se encuentra disponible para descarga en el repositorio del Instituto Humboldt y es una manera de generar en los niños y niñas conciencia sobre la conservación de los ecosistemas.

Una guía de especies priorizadas para las islas construída con las comunidades raizales

El trabajo de divulgación científica con las comunidades de la Expedición Seaflower Plus 2021 también se reflejó en la creación de una guía de especies priorizadas para las islas llamada: Biodiversidad icónica en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

Le puede interesar: El reto de devolverle espacio a los bosques en Ibagué

Esta guía fue creada en conjunto con las comunidades locales y raizales de las islas que hacen parte del programa de incentivos económicos a la restauración y preservación de áreas estratégicas y ecosistemas marinos y terrestres después de los huracanes Eta e Iota, y los investigadores que participaron de la expedición.

investigadores y locales con el libro
90 de las guías construidas entre las comunidades locales y raizales y los investigadores quedaron en las islas. Foto por: Julián Sáenz


La Expedición Seaflower Plus 2021 fue una oportunidad para que a través del diálogo de saberes se pudiera construir un producto que aportará a la gestión integral de la biodiversidad de las islas y además acercó a las comunidades al quehacer científico y a los investigadores al entendimiento de la cultura raizal.

La guía construida en conjunto entre investigadores y los raizales tiene la particularidad de estar escrita en tres idiomas: español, inglés y creole. Además, 90 de estas guías quedaron en manos de la comunidad e igualmente pueden descargarse desde el repositorio del Instituto Humboldt.

También puede leer: Arte y conservación: una alternativa para recuperar los bosques en Chía, Cundinamarca

Ada Archbold, Bernardo Bernard (Big Buay), Claudia García, Domingo Sánchez, Hawthorn Newbal (Mock), Herminio Livingston, Jhondy Livingston, Jimmy Britton, Kenet Britton, Leonardo Livingston, Orvis Dilbort Henry, Paola James, Rolando Taylor, Rosalía Ureña, Sebastián Torrizo, William Stephens, Tida Robinson Steel, Hannah Clark, Rodrigo Powell, Romel Hooker, Sharlon A. Hudgson Bent, Susana Forbes Corpus, Nubia Robinson, Humberto Pedroza Steele, Nahomy Forbes Corpus, Catalina Corpus, Celia Brandt, Tatiana Dilbert Vargas, Mirna Reyes Narváez, Angélica Brock, Leadit De la Cruz Brandt, Delton Lever McGowan, Graciela Bryan Eden, Nazabeth Archbold, Braulio Sjogreen, Micheli Escalona, Bladimir Whitaker, José Murcia Archbold, Casilda Duffis Guzman, Ivonet Mesino, Jenny Webster, Doris Bernard, Jeiner Howard, Ucal Livingston, Rocky Stephenson, Yanixa Bowden, Jorleny Archbold, Danaly Archbold Mitchell, Jasmina Mitchel Archbold, Joanny Webster, Ralbort Hudson, Zaldua Dawkins, Orelio Chamorro, Feliciano Whitaker, Marvel Hawkins O’neall, Linzale Charles Bernard, Pedro Mclean, Adrian Huffington, Shanna Lee Martinez, Elin Chamorro, Adan Henry, Mike Steele, Uriah Steele, Isabel Barrios Álvarez, Rosalina Britton, Orlado Henry, Renato Robinson, Reinaldo Robinson, Elisabeth Cortés, Sombra Ward, Ismael Jay, Marelee Newball, Conroy Livinston, Minival Ward, Julie Duffis Mclean, Ildiana Saams, Janine Livingston Howard, Janilee Livingston, Oscar Bernard, Sofía Donado, Ferma Livingston, Norberto Genaro Newball.

fichas biodiversidad
La guía construida en conjunto entre investigadores y los raizales tiene la particularidad de estar escrita en tres idiomas: español, inglés y creole. Foto por: Julián Sáenz.


Para Roy González Martínez, investigador de la línea de Gestión de Ecosistemas del Instituto Humboldt y coordinador técnico de la Expedición Seaflower Plus 2021, el trabajo realizado dejó varias enseñanzas. “Es claro que al estimular los procesos de apropiación social de conocimiento se fortalecen notoriamente las actividades en investigación en doble vía. La interacción generó procesos colaborativos muy orgánicos con todas las personas interesadas en la rehabilitación social y ecológica de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”.

La apropiación social del conocimiento fue un eje fundamental en la Expedición Seaflower Plus 2021, tanto así, que complementó y fortaleció la investigación en biodiversidad en las islas y sirvió para el desarrollo de productos que permitieron la divulgación del trabajo realizado.

La orquesta de la naturaleza colombiana que reposa en un pueblo colonial de Boyacá

Nota de actualidad | Por: Jhon Barros | 30 / 01 / 2022

La orquesta de la naturaleza colombiana que reposa en un pueblo colonial de Boyacá




recoleccion sonido de murcielagos
La Colección de Sonidos Ambientales del Instituto Humboldt tiene más de 25.000 archivos de audio. En la foto Daniela Martínez, investigadora de la Colección de Sonidos. Foto por: Alejandra Niño Reyes.


La Colección de Sonidos Ambientales Mauricio Álvarez Rebolledo almacena más de 25.000 sonidos de la fauna nacional. ¿Qué tesoros guarda?

En los años 80, Mauricio Álvarez Rebolledo, biólogo de la Universidad de los Andes y ornitólogo de vocación, empezó a conocer cómo sonaba la biodiversidad colombiana con apenas una grabadora de cassette y un micrófono unidireccional.

Su primer muestreo de sonidos fue en el río Duda, uno de los afluentes del río Guayabero en el Meta, cuando trabajaba en la estación biológica del Centro de Investigaciones Ecológicas La Macarena. Con el paso de los años, Álvarez fue agudizando su oído y recopilando información única sobre las melodías de la naturaleza, en especial de aves.



En 1993, este biólogo bogotano ingresó al Instituto Humboldt y dada su experiencia en el uso de información sonora para muestrear aves, propuso incluir la toma de datos acústicos dentro del inventario de biodiversidad del país que lideraría el Instituto Humboldt. Los primeros audios fueron el material que Mauricio recolectó en La Macarena y otros lugares de la Amazonia colombiana.

También puede leer: Así sonó Colombia durante la primera pandemia del coronavirus

“La colección fue fundada en 1998 con el nombre de Banco de Sonidos Animales, un hito que fue liderado por Mauricio, quien se desempeñaba en el instituto como coordinador del Grupo de Exploración y Monitoreo Ambiental (GEMA). Todos los sonidos que recopiló desde los 80 fueron la primera piedra para construir este lugar”, asegura Orlando Acevedo Charry, curador de la Colección de Sonidos Ambientales del Humboldt entre 2018 y 2021.



Este hito en el estudio de la biodiversidad nacional fue tomando forma gracias a la asesoría de la Biblioteca de Sonidos Naturales (Library of Natural Sounds) de la Universidad de Cornell, hoy llamada Macaulay Library.

sonidos naturales
La Colección de Sonidos Ambientales tiene sonidos que representan más de 1.200 especies entre aves, anfibios, mamíferos y peces. En la foto el investigador Diego Gómez. Foto por: Santiago Ruiz


La orquesta de la naturaleza de Colombia, que está dentro del claustro de San Agustín, un antiguo convento religioso en Villa de Leyva donde funcionan las Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt, empezó a nutrirse a través de las expediciones lideradas por Álvarez y su equipo que tenían como fin estudiar las aves de varias zonas del país, como en los Andes, sus estribaciones y la Amazonia.



“Una de las obras más representativas fue la compilación de sonidos de aves de los Andes colombianos, trabajo que arrojó siete CDs repletos de cantos de la avifauna de los Andes colombianos, un insumo realizado en convenio con Macaulay Library de la Universidad de Cornell”, recuerda Acevedo.



La magia de Chiribiquete

Entre 2000 y 2002, el GEMA realizó varias expediciones en el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, viajes en los que Álvarez logró grabar más de 3.500 sonidos de la fauna, la mayoría de aves.

Un trabajo pionero en Colombia y en el mundo, ya que no hay otro lugar que cuente con los sonidos de Chiribiquete en esa época, antes de que la deforestación arrinconara el territorio.

También puede leer: Árboles viajeros: conozca la travesía de enriquecer los bosques en La Guajira

El canto de la esmeralda de Chiribiquete (Chlorostilbon olivaresi), un colibrí endémico de esta serranía, es una de las joyas más representativas de las muestras de audio de Álvarez, que también incluye sonidos de primates y de ambiente como de los ríos y los bosques.



Con el paso de los años y el desarrollo de nuevas tecnologías para captar los sonidos de la naturaleza, el Instituto Humboldt empezó a consolidar su colección de sonidos, hoy catalogada como una de las más importantes de América Latina.

También puede leer: El corredor del yaguarundí: un sueño que unirá dos cordilleras

“Como homenaje al trabajo pionero en los sonidos de la naturaleza nacional de este biólogo y ornitólogo bogotano, que lleva más de 25 años estudiando las melodías de la biodiversidad, la colección del Humboldt lleva como nombre Mauricio Álvarez Rebolledo. Por ejemplo, gracias a él hoy podemos viajar a Chiribiquete a través de los sonidos que él grabó”, concluyó Acevedo.



Así se graba la naturaleza

se graba naturaleza
El equipo actual de la colección de sonidos tiene investigadoras e investigadores expertos en acústica de anfibios, aves y murciélagos. En la foto la investigadora Alexandra Buitrago. Foto por: Felipe Villegas


Las técnicas para grabar los sonidos naturales han evolucionado bastante en los últimos años. Por ejemplo, la grabadora de cassette que Álvarez llevó a todas partes desde los 80, fue reemplazada por métodos mucho más novedosos y precisos.

Cada expedición pretende grabar la huella acústica de los lugares. Para esto se usan dos metodologías: micrófonos direccionales, algunos acoplados a engorrosas parábolas, que permiten apuntar con precisión y estudiar los sonidos de un individuo en especial y grabadoras automáticas para captar cómo suenan los paisajes durante ciertos horarios.

También puede leer: Así se recuperan los bosques de Providencia un año después del Huracán Iota

Las dos técnicas son complementarias y así se graba toda la orquesta de la biodiversidad colombiana.



Todos los sonidos que son captados en las expediciones luego son procesados por los investigadores para almacenarlos en la colección de sonidos, un material que puede ser consultado a través de plataformas como SIB-Colombia, GBIF y CEIBA.

Los impactos que puede ocasionar el cambio climático en los sonidos de la naturaleza, es un tema que el equipo de la colección de sonidos tiene en la mira para desarrollar a fondo. “Podemos comparar cómo han cambiado los sonidos de los animales en los últimos 20 años, tanto en sitios bastante impactados por la deforestación como en los lugares más vulnerables al cambio climático. Esto arrojaría datos de cómo esas presiones afectan la comunicación de los animales y sus interacciones”.

Le sugerimos: Huevos de las aves: un tesoro oculto que puede ampliar el conocimiento

Chiribiquete podría ser un proyecto piloto para este trabajo, ya que los insumos recopilados por Álvarez a principios de la década de los 2000 podrían compararse con los sonidos actuales del área protegida. “Esto nos permitiría medir si han cambiado las señales acústicas de los organismos en respuesta a presiones ambientales o humanas”, afirma el investigador Acevedo.

Melodías únicas

procesando sonidos en pc
La Colección de Sonidos Ambientales abarca el 75 por ciento de las aves endémicas. En la foto la investigadora Eliana Barona. Foto por: Daniela Martínez Medina


Además de los sonidos de la biodiversidad de Chiribiquete, los más de 25.000 audios de la colección del Humboldt albergan tesoros ocultos que son de suma importancia para el estudio de la naturaleza.

En la colección reposa el primer sonido grabado del tororoi de Cundinamarca (Grallaria kaestneri), canto que fue grabado en Guayabetal por un ciudadano que trabajaba en la Embajada de los Estados Unidos y el cual permitió concluir que se trataba de un ave no solo endémica de Colombia, sino con una distribución muy restringida, de tan solo unos pocos kilómetros en las estribaciones orientales de la cordillera Oriental.



Este tororoi, ave con un tamaño de 10 centímetros, cola corta y patas largas, es una de las especies más difíciles de observar, ya que permanece camuflada en lo más profundo de los bosques. Por medio de sus sonidos, también se pudo determinar nuevos registros en una zona del departamento del Meta, en San Juanito.

Otro ejemplo es el del canto del tapaculo de Alto Pisones (Scytalopus alvarezlopezi), que también está en la biblioteca de sonidos del Humboldt, un ave que según Acevedo estuvo más de 20 años sin nombre propio. “Hace unos años, unos científicos unieron esfuerzos y lograron colectar algunos especímenes y grabar más sonidos, insumos que culminaron en el bautizo taxonómico con un nombre para esta ave endémica de la cordillera Occidental de los Andes de Colombia”.



Otra joya sonora por parte de las aves es el cucarachero de pantano, el cual cuenta con dos subespecies únicas en el país: uno de los humedales de la sabana de Bogotá y otro de las zonas de páramo del altiplano cundiboyacense.

También puede leer: Escarabajos: una revolución hacia la ganadería sostenible

La colección cuenta con audios recientes de este cucarachero de los páramos de los Parques Nacionales Naturales Pisba en Socota y Sumapaz al sur de Bogotá, una especie muy amenazada por la pérdida de hábitat. De la otra subespecie no hay registros recientes en la colección.



Los sonidos no son exclusivos de la avifauna. En la colección del Humboldt hay varias muestras sonoras de mamíferos, de hecho, se tienen las huellas acústicas de dos de cada tres primates de Colombia. También, se salvaguardan sonidos de anfibios, como ranas de cristal, ranas dardo y ranas de lluvia, o insectos como grillos, cigarras, escarabajos y hormigas e incluso hay sonidos emitidos por peces.



En cuanto a estos últimos, uno de los hallazgos sonoros más recientes vino por parte de dos científicos, Silvia López y Sebastián Muñoz, quienes estudiaron los sonidos que emiten los bocachicos en las cuencas del Magdalena y Cauca.

“Lo curioso es que los pescadores de la zona ya conocían muy bien estos sonidos y los usaban para pescar. Cuando hay mucha subienda, estos peces emiten un sonido similar a un ronquido para reproducirse. También hay otros peces que usan señales eléctricas que se pueden identificar con sonidos, un tema en el que trabajamos hace algunos años con Colciencias”.



“Escuchando” el futuro

futuro
En la actualidad se usan micrófonos direccionales y grabadoras automáticas para el registro de los sonidos. En la foto el investigador Orlando Acevedo. Foto por: Felipe Villegas


Contar con la colección de sonidos más grande de Colombia y una de las más importantes de Latinoamérica es un título de suma importancia. Sin embargo, el estudio en acústica de la biota colombiana es una ciencia que aún tiene mucho que explorar, escuchar y contar.

Le sugerimos: Arte y conservación: una alternativa para recuperar los bosques en Chía, Cundinamarca

De hecho, el equipo actual de la colección de sonidos ha crecido y hoy en día tiene investigadoras e investigadores expertos en acústica de anfibios, aves y murciélagos, quienes junto con el actual curador, Hoover Pantoja, han hecho una revisión muy cuidadosa de la cobertura de la Colección de Sonidos en términos de biodiversidad.

“Tenemos más de 25.000 archivos de audio de la biodiversidad de las regiones de Orinoquia, Amazonia, Andes y cada vez más registros del Caribe y del Pacífico. Esto representa más de 1.200 especies entre aves, anfibios y mamíferos, abarcando cerca del 75 por ciento de las aves endémicas”, asegura el equipo actual de la Colección de Sonidos Ambientales del Humboldt.

Además, este equipo viene trabajando en diferentes proyectos que involucran la caracterización acústica como línea base de investigación, con gran potencial en temas de conservación, ecología y taxonomía. A su vez, buscan aumentar la representatividad taxonómica y geográfica de la Colección.

Para este equipo es muy importante integrar esta labor con diferentes sectores de la comunidad. “Un proyecto a futuro es que los ciudadanos puedan registrar estos sonidos en la colección del Humboldt, un trabajo que requiere de mucha dedicación porque los audios deben estar preparados y procesados para ingresar con toda la rigurosidad posible en la colección. Tenemos el sueño de crear una aplicación que se pueda conectar con nuestro repositorio y así ayudar a identificar las especies en campo para los usuarios mientras ellos proveen sonidos desde diferentes rincones de Colombia, una forma de quid-pro-cuo con nuestros usuarios y donantes de audios”, concluyó el equipo de la Colección.

Subscribe to this RSS feed