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¡A Ordenar El Territorio Para La Biodiversidad!

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¡A Ordenar El Territorio Para La Biodiversidad!

Brigitte Baptiste 1

Con Biodiversidad para el Ordenamiento Territorial, Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, intervino en el Gran Foro de la Biodiversidad, liderado por la campaña BIBO del diario El Espectador, el pasado miércoles 14 de septiembre de 2016 en la capital colombiana.

Ante académicos, representantes del gobierno nacional, del sector público privado y de los medios de comunicación, la directora del Humboldt presentó los territorios como escenarios cambiantes por esencia y por la intervención del hombre sobre ellos.

Recalcó que dichas acciones afectan las especies que allí habitan, al tiempo que definen la sostenibilidad y el desarrollo económico de un país. Por otro lado, afirmó que, si bien las áreas protegidas son la base para la conservación de la biodiversidad quedan en deuda cuando la calidad de vida de los seres humanos depende de ella y de los servicios que provee.

Y es que de los servicios ecosistémicos recibimos beneficios directos e indirectos, supeditados a la calidad del hábitat. Entre algunas de las bondades que obtenemos de la biodiversidad están la polinización silvestre de frutas como el cacao, el chontaduro o el maracuyá, la absorción de CO2 o el control de vulnerabilidad de bosques secos, ciénagas y manglares ante eventos climáticos extremos.

Desde este punto de vista, y ante una etapa de posconflicto, las funciones de la diversidad biológica en el territorio y la manera de integrarse a procesos productivos y de conservación demuestran, según Baptiste, que “esta es la oportunidad de replantear el ordenamiento territorial, organizarnos y convertir los territorios en laboratorios permanentes que nos permitan saber cómo funcionan ecológicamente”.

Un primer aspecto para lograrlo, propuesto por la Directora del Humboldt, es abandonar las perspectivas naturalistas que acorralan los territorios, catalogándolos como espacios ya escritos –y sin posibilidad de edición– y adoptar la visión socioecológica que los considera una construcción cultural.

A partir de este enfoque es posible, entonces, implementar un proceso integral de construcción y organización territorial que tiene en cuenta su historia evolutiva, geológica, climática, biogeográfica y humana; que interpreta las relaciones naturaleza–sociedad y valora otros conocimientos; que analiza las escalas que producen las interacciones socioecológicas; que sintetiza y consolida modelos interpretativos integrados; que identifica y corrige procesos insostenibles en diversos grados de tiempo; que proyecta escenarios y propone ajustes en la distribución de usos del suelo y modos de intervención del territorio; y que construye herramientas para facilitar la transformación hacia mejores escenarios productivos y reproductivos.

Al mismo tiempo, se requieren otras cualidades como la generación de conocimiento relevante –que implica un re-conocimiento del territorio, colecta y registro de especímenes-; la sistematización de información; una evaluación y monitoreo de especies, comunidades y ecosistemas, además de un trabajo en red y de ciencia participativa.

Un segundo aspecto es el de los mecanismos sociales y financieros para el ordenamiento territorial (OT) sostenible basado en la biodiversidad. Baptiste destacó el rol del Plan de Acción de la Biodiversidad (2016-2025), que se desarrollará en una etapa de posconflicto y en territorios con presencia de agua, de zonas urbanas y degradadas, de campesinos, de colectivos indígenas y anfrodescendientes, de paisajes agroindustriales, forestales, ganaderos, minero–energéticos y con gestión de áreas silvestres.

Tal diagnóstico demandará, a su vez, innovación en conservación, gestión sostenible de humedales, renovación de sistemas de vida, ordenamiento y gestión tradicional, innovación en ecología urbana, reconversión e incorporación de servicios ecosistémicos en producción, gestión de ciclos de vida, proyectos, restauración, compensación y recuperación integral socioecológica.

Al referirse a la biodiversidad como una solución a la situación nacional y global para el hambre, la sed, la falta de oportunidades laborales, la pobreza, la enfermedad, la discriminación, la injusticia,  la vulnerabilidad, entre otras, Brigitte enfatizó en el Plan de Acción de la Biodiversidad –sustento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible– que en un país megacomplejo y diverso exhorta una agenda de concertación, hojas de ruta, inversiones reales y coordinadas con sectores, y ajuste a convenios internacionales.

Como tercer aspecto están los requerimientos para un OT efectivo. Aquí, Baptiste destacó la inversión y cuidado persistente en colecciones y sistemas de información con un monitoreo y gestión democrática del conocimiento asociado con biodiversidad; el diseño y experimentación controlada de paisajes productivos sostenibles, con manejo de riesgos –inundación, fuego, epidemias– y gestión eficiente de la funcionalidad ecosistémica; y la promoción y generación de capacidades y emprendimiento verde con nuevos productos, servicios ecoturísticos y salud mental.

En un cuarto aspecto, el OT basado en la gestión de la biodiversidad en áreas no protegidas, la directora general del Instituto Humboldt mencionó que un ordenamiento así garantiza funcionalidad ecológica; promueve integridad al combinar actividades económicas o modalidades de uso del suelo, que proveen beneficios a los humanos; reconoce umbrales pues implica riesgos y oportunidades de reacomodamiento de la diversidad biológica; requiere monitoreo y construcción de conocimiento público en tiempo real; genera beneficios persistentes y distribuidos con equidad a las personas; absorbe –prevé, gestiona, compensa– alteraciones de funcionalidad debido a modelos productivos basados en beneficios sociales de la naturaleza –aprovisionamiento de peces, maderas, medicinas, regulación hídrica, polinización, nutrientes, plagas–, e integra prácticas de gestión en patrones de ordenamiento con múltiples escalas de tiempo y espacio.

Para finalizar, Brigitte Baptiste compartió con los asistentes al Foro los tres pilares del ordenamiento territorial para el crecimiento verde y la bioeconomía: la gestión del conocimiento, la exploración socioecológica y la de emprendimiento.