Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt

¿Cuántos de ustedes recuerdan Dónde está Javier? Un juego desarrollado por un diario colombiano hace 30 años que consiste en encontrar al personaje de gorra roja y jeans desgastados que se oculta en la multiplicidad de elementos puestos en distintos lugares públicos como playas, parques, estadios, entre otros. Era un plan obligado todos los domingos. Sin duda, quienes desarrollaron el juego tuvieron que apelar a estrategias de camuflaje que garantizaran el éxito de este divertido pasatiempo.
 
Pues bien, Javier comparte una de las cualidades más fascinantes de la naturaleza: la capacidad de camuflarse en su entorno. Algunas especies, tanto de flora como de fauna, han desarrollado esta habilidad como una estrategia biológica, ya sea para engañar a sus presas o para despistar a sus posibles depredadores. Esta fue la inspiración para crear lo que hemos llamado 1, 2, 3 por… Los Maestros del Engaño un pasatiempo a través del cual descubriremos aún más las maravillas de nuestra biodiversidad.
 
Puede que no hayas conocido a Javier, pero de seguro en tu vida has jugado a las escondidas. Nada más emocionante que terminar de contar para emprender la búsqueda. Justo eso es lo que queremos que vuelvas a sentir cuando explores en el denso bosque hasta dar con la especie, estratégicamente, escondida. Y ojo, deberás afinar bien tu vista porque este personaje no está solo…ya lo averiguarás.  Solo debes seguir nuestros canales digitales y estar atento a las pistas que seguiremos dejando.

 

Gecko casero tropical (Hemidactylus mabouia) Foto: Archivo particular

 
¿Cómo y para qué se camuflan algunas especies?
 
En esta celebración del Día Internacional de la Diversidad Biológica queremos destacar uno de los comportamientos más fascinantes de algunas especies en el reino animal. Se trata de la capacidad para camuflarse. Como bien señala, Andrés Acosta, investigador de la Subdirección de Investigaciones del Instituto Humboldt, no debemos olvidar que las especies tienen sus propios comportamientos, resultado de procesos evolutivos únicos.
 
“Cuando hablamos a especies no solo hacemos referencia al nombre científico sino a toda la historia biológica que hay detrás de cada una de ellas. Su comportamiento es uno de esos aspectos, dado que se adaptan a las condiciones dadas y en la lucha por la supervivencia desarrollan estrategias cada vez más complejas dependiendo de su hábitat o dieta”, menciona Acosta.
 
Algunas especies tienen la capacidad de desarrollar patrones de coloración que les permiten ocultarse a otros organismos y volverse parte del entorno natural. A este proceso se le conoce como cripsis que incluye estrategias de camuflaje, nocturnalidad y vida subterránea. Además, la cripsis puede ser visual, olfativa o auditiva. Según explica Acosta, “en este caso, las especies imitan las características del ambiente que las rodea, ya sea en color o textura, como hojas, troncos, piedras para ocultarse de posibles depredadores o para acercarse a sus presas. Tal es el caso de los lagartos, algunas serpientes, cocodrilos, peces de mar e insectos”.

 

Serpiente Talla X (Bothrops asper) Foto: Federico Pardo

Otro de los mecanismos evolutivos de ocultación es el aposematismo. En este caso, y como estrategia de supervivencia, las especies no solo se esfuerzan por esconderse sino por hacerse notar, a través de colores vivos y muy llamativos. Las expertas en esta estrategia son las ranas venenosas que, al ser identificadas alejan a posibles depredadores. La llamativa apariencia es un escudo. Cualquiera que se las coma moriría. Suelen comer insectos venenosos que sólo ellas conocen.  De hecho, algunas ranas no venenosas han logrado simular la apariencia de sus semejantes venenosas para evitar ser cazadas.
 

Rana venenosa (Dendrobates truncatus) Foto: Federico Pardo