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Investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos para la toma de decisiones

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Una mirada conjunta para revertir la degradación del bosque seco tropical en Montes de María

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 19 de julio de 2022

Una mirada conjunta para revertir la degradación del bosque seco tropical en Montes de María



foto bosque en montaña
El Bosque Seco Tropical sostiene una diversidad única de plantas,animales y microorganismos, cuyas especies se han adaptado a condiciones extremas; contiene aproximadamente 2.600 especies de plantas, al menos 230 de aves y 60 de mamíferos, con 83,33 y 3 especies exclusivas, respectivamente. Foto: Instituto Humboldt


Las comunidades indígenas y campesinas que habitan el bosque seco tropical de Montes de María, en el municipio de María La Baja, en el Caribe colombiano, han sido testigo durante las últimas décadas de los cambios en sus cultivos diversos que han pasado a ser monocultivos de palma africana y arroz, la disminución de las aguas que fluyen de la montaña, la desaparición de plantas medicinales y la creciente irregularidad de las lluvias. Los desbordes cada vez más frecuentes de los ríos causan inundaciones que traen consigo un sin fin de enfermedades, mientras los incendios no solo arrasan los cultivos de pancoger —cultivos que satisfacen parte de las necesidades alimenticias de una población determinada—, si no también el bosque tropical que además facilita a los habitantes el acceso al agua.

Sin embargo, para Duván Andrés Caro, quien se dedica a comunicar las problemáticas de estas comunidades empobrecidas, racializadas y olvidadas, el cambio climático “es un cuento de científicos, de ongs, de las ciudades. De otro mundo”.

Durante décadas, los científicos han depositado sus esperanzas en que la evidencia ayudaría a los políticos a tomar decisiones que reduzcan la vulnerabilidad social y los conflictos ambientales. Cada vez se oye con más frecuencia a los “tomadores de decisiones” del sector público y privado hablar de cambio ambiental y sustentabilidad. Pero, a medida que se multiplican las conferencias internacionales sobre el cambio climático, aumenta de forma exponencial el número de personas que abandonan las zonas rurales, desplazadas por la destrucción de la naturaleza y sus medios de vida. Y es que la desconexión entre los foros internacionales donde se buscan las soluciones y los territorios y sus pobladores es evidente.

Pero no todo está perdido. En la actualidad, están surgiendo nuevas formas de vincular a la ciencia con los territorios y los centros de toma de decisiones. Y es que si los científicos realmente quieren contribuir a buscar soluciones a los problemas ambientales, deben comenzar a tener en cuenta la voz de los pobladores locales y abrirse a sus conocimientos.

foto personas cocinando
El proyecto Resiliencia socio-ecológica ante el cambio ambiental global en territorios heterogéneos, reunió a pobladores, productores, científicos y otros actores sociales para identificar conjuntamente las principales amenazas y oportunidades para el desarrollo local. Foto: Instituto Humboldt


La producción conjunta, o “co-producción”, entre pobladores, científicos, tomadores de decisiones y otros actores sociales vinculados al territorio es una forma de reconectar esos mundos distantes y distintos, de generar espacios para el diálogo de saberes y generar espacios de negociación entre las partes.

Además, si los datos que se vienen generando en los centros de investigaciones se adaptaran a lenguajes comprensibles por las comunidades se podría dar un giro 180º a los procesos de toma de decisiones que afectan a estos territorios y sus habitantes. Esto facilitaría los procesos de restauración y conservación de los corredores biológicos, algo cada vez más urgente ya que de ellos depende la soberanía y seguridad alimentaria de las comunidades.

En este marco, los habitantes de la comunidad colombiana de María La Baja como los del pequeño poblado de Sachayoj (‘Señor del Bosque’, en quichua) en el Chaco argentino-que ha pasado de ser una de las mayores regiones boscosas del continente a una de las fronteras de deforestación más grandes del planeta en sólo 30 años- han participado de un proyecto científico que tuvo resultados promisorios de “co-producción” de conocimientos y capacidades.

El proyecto Resiliencia socio-ecológica ante el cambio ambiental global en territorios heterogéneos, reunió a pobladores, productores, científicos y otros actores sociales para identificar conjuntamente las principales amenazas y oportunidades para el desarrollo local. En Sachayoj, debido a la demanda de los actores del territorio, se está implementando un plan de monitoreo de indicadores ambientales para corregir malas prácticas y evitar mayores riesgos y vulnerabilidades. El monitoreo de polinizadores, por ejemplo, está reduciendo el uso de agroquímicos y favoreciendo la polinización biológica.

En María La Baja, por otro lado, la comunidad local y los científicos co-diseñaron piezas comunicativas sobre la vida y diversidad en el territorio, memoria y alimento, y acciones de bienestar y revitalización del territorio en el marco de conservación del Bosque Seco Tropical. El proyecto además ha impulsado y fortalecido las dinámicas socio ecológicas sobre monitoreo de fauna y flora y producción agrícola, para superar las vulnerabilidades de la región.
árboles bosque seco
El bosque seco se encuentra en un estado crítico de fragmentación y degradación en Colombia. La mayoría de sus áreas están expuestas a presiones antropogénicas como la ganadería, la infraestructura humana y la agricultura. Foto: Instituto Humboldt


Estos avances en dos comunidades marginadas de América Latina, confirman que realizar procesos de coproducción, co-creación y hacer llamados al trabajo comunitario a la hora de hacer investigaciones medioambientales en territorios concretos es de suma importancia. Los logros alcanzados a través del mayor acercamiento y participación entre los investigadores, los miembros de las comunidades y los centros de investigación ayudan además a poner en medio de la discusión el futuro de los recursos naturales. Algo muy importante a la hora de tomar decisiones que tengan que ver con políticas que afecten a los espacios de relevancia biológica.

Y es que mientras en el centro de las grandes ciudades y en los países más poderosos del mundo las personas buscan temporalmente “aislarse” de los conflictos ambientales, las familias y comunidades rurales de Latinoamérica y el Caribe viven permanentemente expuestas a sus consecuencias. Por ello, según Duván “los habitantes de las comunidades necesitan con urgencia que sus prácticas ancestrales de conservación, cuidado de la naturaleza y de entender la naturaleza sean avaladas y tenidas en cuenta a la hora de generar información sobre el territorio”.

Es hora de consolidar el cambio. Mientras los científicos hemos apostado por una estrategia ineficaz e ingenua para contribuir a la solución de los problemas ambientales, los pobladores rurales en las fronteras del extractivismo en América Latina y el Caribe sufren desproporcionadamente las consecuencias de la destrucción de la naturaleza.

Estamos a tiempo de revertir esta situación. Pero, en lugar de seguir depositando nuestras esperanzas en influir en los tomadores de decisión, debemos comprometernos a trabajar de igual a igual con todos los actores sociales que habitan y actúan sobre el territorio. Para hacer frente a la crisis ambiental, que se manifiesta cada vez con mayor fuerza sobre las regiones más empobrecidas, hace falta llevar adelante procesos más democráticos donde se tengan en cuenta las diferentes formas de conocimiento.

Autor: Duvan A. Caro Tapia.
Coautores: Olga L. Hernández, Matías Mastrangelo, Diana C. Moreno
Fuente: Latinoamerica21.
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Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz | 20 / 02 / 2022

Descubra cómo la apropiación social del conocimiento fortalece la investigación en biodiversidad en San Andrés, Providencia y Santa Catalina




grupo recibiendo certificado
En San Andrés, Providencia y Santa Catalina se realizaron los talleres de escenarios de priorización de restauración del archipiélago. Foto por: Julian Sáenz


La Expedición Seaflower Plus 2021 contó desde el principio con el apoyo de las comunidades locales y raizales. Su trabajo complementó los procesos de investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos y permitió el desarrollo de productos que orientarán la rehabilitación ecológica y social de las islas. Además, en el marco de la expedición se entregó el libro infantil ‘El bosque seco’ con versiones en español y creole para los niños y niñas de las islas.

La Expedición Seaflower Plus 2021 comenzó en agosto del año pasado y tenía como propósito entender cómo se recuperaba el sistema natural de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina después de casi un año del paso de los huracanes Eta e Iota. De igual manera, debía generar lineamientos para la rehabilitación ecológica y social del archipiélago. Para lograrlo, se evaluaron los grupos de plantas, mamíferos, insectos, recursos hidrobiológicos, aves, anfibios y reptiles.

Cada uno de los equipos de trabajo y evaluación contó con la participación de las comunidades locales y raizales, quienes con su conocimiento del territorio y de los medios de vida de las islas apoyaron y complementaron el trabajo de los investigadores del Instituto Humboldt, Ideam y Coralina en campo. El resultado de ese trabajo articulado permitió la actualización del mapa de unidades bióticas y el portafolio de restauración, rehabilitación, recuperación y conservación de las islas, en este último, el aporte de las comunidades asumió un rol protagónico.

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Para establecer los escenarios de prioridades de restauración de las islas, los investigadores del Instituto Humboldt realizaron un ejercicio de priorización espacial. “En esa primera etapa de la Expedición Seaflower se exploraron una serie de imágenes satelitales y otro tipo de mapas que, de cierta manera, permitieron construir la historia previa y posterior al huracán Iota. En ese trabajo ubicamos zonas que son muy importantes para la prestación de los servicios ecosistémicos y zonas que podrían ser prioritarias para los procesos de restauración”, explicó Sergio Rojas, investigador de Evaluación y Monitoreo de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.

personas revisando mapa
En los talleres realizados en San Andrés, Providencia y Santa Catalina las comunidades locales y raizales identificaron las degradaciones y transformaciones en el territorio. En la foto, arriba se muestra el taller en Providencia y abajo el de San Andrés. Foto por: Julián Sáenz


Posteriormente, se realizaron una serie de talleres en San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con el apoyo de Coralina, con el objetivo de que las comunidades locales y raizales pudieran validar los resultados obtenidos a través del estudio de las imágenes satelitales y de los mapas. Por medio de estos espacios se conoció, a través de los habitantes, las degradaciones y transformaciones presentes en el territorio y cómo estás han afectado sus medios de vida, además, de identificar y corroborar los escenarios de priorización para la posterior formulación del plan de restauración de las islas.

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“Nosotros buscamos recuperar nuestra diversidad, nuestras costumbres y para eso debemos recuperar la naturaleza. En Providencia hay lugares con erosión y otras con contaminación. Además, se deben proteger algunas especies como el escarabajo ya que son muy importantes para el ecosistema, sobre todo para el bosque seco, su función es poder moler o triturar y dejar todo para el abono”, manifestó Dernick Martínez, habitante de Providencia.

realizando el taller
Las comunidades locales y raizales también identificaron las transformaciones en sus predios o fincas y pensaron en cómo debería ser su finca ideal. Foto por: Julián Sáenz


En los talleres los participantes identificaron en los mapas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, las zonas que han sufrido algún tipo de degradación y transformación. Después, realizaron ese ejercicio a un nivel más detallado, en el de sus predios o fincas. También debatieron sobre cómo podrían realizarse los procesos de restauración ecológica para recuperar los servicios ecosistémicos teniendo en cuenta los sistemas productivos tradicionales y los medios de vida de los pobladores de las islas.

“Es bueno por un lado ver la priorización hecha por nosotros y por el otro lado tener la perspectiva de las comunidades para definir las estrategias. Usualmente se trabaja mucho desde la cartografía y no se tiene la posibilidad de validar los resultados en campo y claramente hay diferencias. Nosotros trabajamos con un enfoque de restauración de paisaje, con una mirada integral, pero el tener la información de las comunidades permite identificar qué estrategias se pueden realizar o no, además de entender otros enfoques, es un trabajo que complementa mucho los análisis”, aseguró Paola Isaacs, investigadora de Gestión Territorial de la Biodiversidad del Instituto Humboldt.

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La investigadora Isaacs además agregó que la participación comunitaria es muy importante en los procesos de restauración, ya que son las personas que viven en el territorio quienes validan estas estrategias y las hacen realidad y perdurables en el tiempo.

discutiendo el taller
Coralina acompañó los talleres en los que las comunidades debatieron sobre cómo realizar los procesos de restauración teniendo en cuenta los medios de vida de las personas. Foto por Julián Sáenz


Por su parte, Gloria Andrea Murcia, bióloga e investigadora de Coralina, dijo que: “La participación comunitaria en las expediciones científicas y en general en la investigación es fundamental, ya que hace posible que la comunidad se involucre en la búsqueda del conocimiento de los ecosistemas presentes en su territorio. Además, nos permite a los investigadores incluir esos conocimientos ancestrales en nuestros estudios y lograr que finalmente la comunidad se apropie y conserve la riqueza ecosistémica que posee”.

‘El bosque seco’ o ‘Drai fores’ un libro infantil que busca la apropiación social del conocimiento

“¿Qué tal si hacemos un viaje con la mente?, ¡vamos!
Cierra los ojos y deja que el sonido de las hojas que caen de los árboles te envuelva.
Hace mucho calor y el canto de las chicharras enamoradas invade el ambiente. Chiii…
¡Estamos en el bosque seco tropical!”


Así comienza la historia de ‘El bosque seco’, escrita por Cristina Romero Ríos, ingeniera ambiental con una maestría en Divulgación Científica y Apropiación Social del Conocimiento, quien mientras se encontraba realizando sus estudios se topó con una cifra que la alarmó: de 9 millones de hectáreas que Colombia tenía de bosque seco tropical, solo quedaba un 8 por ciento en 2021.

 libro drai fores
El libro ilustrado El bosque seco fue escrito por Cristina Romero Ríos y traducido al creole por Javier Hudgson. Foto por: Julián Sáenz


Esa cifra desconcentrarte hizo que la escritora comenzara a pensar en un producto divulgativo que mostrara la belleza e importancia del bosque seco tropical. Fue así como su trabajo se materializó en el libro infantil.

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“Para el bosque seco aunque se ha investigado bastante todavía hay muchos baches de información. Cuando hay nuevos hallazgos o se reconocen cosas importantes para la ciencia generalmente se difunden por artículos muy especializados o dirigidos a tomadores de decisiones, casi nunca se piensan publicaciones divulgativas para un público más amplio y son quienes viven en el territorio del bosque seco tropical. Estar en San Andrés y Providencia y entregarles a las niñas y niños estas publicaciones divulgativas que se acerquen a su lenguaje y corazones es muy importante”, aseguró la divulgadora científica.

Cristina y Javier exhibiendo el libro
Cristina Romero Ríos (izq) autora del libro ilustrado El bosque seco y Javier Hudgson (der) traductor de la publicación en creole. Foto por Julián Sáenz.


Como bien lo contó Romero Ríos, como parte del componente de divulgación científica y apropiación social del conocimiento de la Expedición Seaflower Plus 2021, se entregaron a los niños, niñas y a algunos colegios y bibliotecas de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina 400 ejemplares del libro ilustrado, que también tuvo su versión en creole titulada ‘Drai Fores’. La traducción fue realizada por Javier Hudgson, lingüista quien ha dedicado parte de su vida al estudio y conservación del creole.

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“Es un reto escribir en creole por su complejidad, todavía no hay un consenso claro de la escritura de muchas palabras y sonidos, además, debemos tener en cuenta que el creole está en un proceso casi de extinción. Hacer una historia para niños en creole es algo maravilloso porque es una historia contada para nativos desde su hogar”, contó Hudgson, quien además agregó que es importante acercar la naturaleza nativa a los más jóvenes porque “el hombre solamente puede vivir de la madre naturaleza, el hombre vive de lo que provee la naturaleza. Nuestras viviendas, recursos, incluso computadoras y todo lo que usted se imagine viene de la naturaleza, sin ella estamos fritos, por eso es importante que los jóvenes reconozcan su importancia y su entorno”.

niños trabajando con el libro
En el marco de la Expedición Seaflower Plus 2021 se entregaron a niños, niñas y algunos colegios y bibliotecas de las islas 400 ejemplares de libro ilustrado. Foto por Julián Sáenz.


La Institución Educativa Antonia Santos sede Ruben Dario en San Andrés y en la posada Agua Dulce en Providencia, fueron dos de los lugares donde se realizó la entrega del libro infantil ilustrado. En ambos eventos participó la autora Cristina Romero Ríos y según sus palabras “esto fue una experiencia muy positiva, me siento privilegiada. Personalmente no había venido a las islas. Entregar los libros y ver la reacción de los niños y niñas y hablar con ellos sobre el bosque seco es algo gratificante. Es muy estimulante y emocionante ver como lo que pensé en un principio se hizo realidad. Además me pareció muy importante acercarse a los corazones de las personas desde su lengua materna y fue clave la versión en creole y el apoyo de investigadores como Roy González Martínez”.

El libro en sus versiones en español y creole se encuentra disponible para descarga en el repositorio del Instituto Humboldt y es una manera de generar en los niños y niñas conciencia sobre la conservación de los ecosistemas.

Una guía de especies priorizadas para las islas construída con las comunidades raizales

El trabajo de divulgación científica con las comunidades de la Expedición Seaflower Plus 2021 también se reflejó en la creación de una guía de especies priorizadas para las islas llamada: Biodiversidad icónica en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.

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Esta guía fue creada en conjunto con las comunidades locales y raizales de las islas que hacen parte del programa de incentivos económicos a la restauración y preservación de áreas estratégicas y ecosistemas marinos y terrestres después de los huracanes Eta e Iota, y los investigadores que participaron de la expedición.

investigadores y locales con el libro
90 de las guías construidas entre las comunidades locales y raizales y los investigadores quedaron en las islas. Foto por: Julián Sáenz


La Expedición Seaflower Plus 2021 fue una oportunidad para que a través del diálogo de saberes se pudiera construir un producto que aportará a la gestión integral de la biodiversidad de las islas y además acercó a las comunidades al quehacer científico y a los investigadores al entendimiento de la cultura raizal.

La guía construida en conjunto entre investigadores y los raizales tiene la particularidad de estar escrita en tres idiomas: español, inglés y creole. Además, 90 de estas guías quedaron en manos de la comunidad e igualmente pueden descargarse desde el repositorio del Instituto Humboldt.

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Ada Archbold, Bernardo Bernard (Big Buay), Claudia García, Domingo Sánchez, Hawthorn Newbal (Mock), Herminio Livingston, Jhondy Livingston, Jimmy Britton, Kenet Britton, Leonardo Livingston, Orvis Dilbort Henry, Paola James, Rolando Taylor, Rosalía Ureña, Sebastián Torrizo, William Stephens, Tida Robinson Steel, Hannah Clark, Rodrigo Powell, Romel Hooker, Sharlon A. Hudgson Bent, Susana Forbes Corpus, Nubia Robinson, Humberto Pedroza Steele, Nahomy Forbes Corpus, Catalina Corpus, Celia Brandt, Tatiana Dilbert Vargas, Mirna Reyes Narváez, Angélica Brock, Leadit De la Cruz Brandt, Delton Lever McGowan, Graciela Bryan Eden, Nazabeth Archbold, Braulio Sjogreen, Micheli Escalona, Bladimir Whitaker, José Murcia Archbold, Casilda Duffis Guzman, Ivonet Mesino, Jenny Webster, Doris Bernard, Jeiner Howard, Ucal Livingston, Rocky Stephenson, Yanixa Bowden, Jorleny Archbold, Danaly Archbold Mitchell, Jasmina Mitchel Archbold, Joanny Webster, Ralbort Hudson, Zaldua Dawkins, Orelio Chamorro, Feliciano Whitaker, Marvel Hawkins O’neall, Linzale Charles Bernard, Pedro Mclean, Adrian Huffington, Shanna Lee Martinez, Elin Chamorro, Adan Henry, Mike Steele, Uriah Steele, Isabel Barrios Álvarez, Rosalina Britton, Orlado Henry, Renato Robinson, Reinaldo Robinson, Elisabeth Cortés, Sombra Ward, Ismael Jay, Marelee Newball, Conroy Livinston, Minival Ward, Julie Duffis Mclean, Ildiana Saams, Janine Livingston Howard, Janilee Livingston, Oscar Bernard, Sofía Donado, Ferma Livingston, Norberto Genaro Newball.

fichas biodiversidad
La guía construida en conjunto entre investigadores y los raizales tiene la particularidad de estar escrita en tres idiomas: español, inglés y creole. Foto por: Julián Sáenz.


Para Roy González Martínez, investigador de la línea de Gestión de Ecosistemas del Instituto Humboldt y coordinador técnico de la Expedición Seaflower Plus 2021, el trabajo realizado dejó varias enseñanzas. “Es claro que al estimular los procesos de apropiación social de conocimiento se fortalecen notoriamente las actividades en investigación en doble vía. La interacción generó procesos colaborativos muy orgánicos con todas las personas interesadas en la rehabilitación social y ecológica de San Andrés, Providencia y Santa Catalina”.

La apropiación social del conocimiento fue un eje fundamental en la Expedición Seaflower Plus 2021, tanto así, que complementó y fortaleció la investigación en biodiversidad en las islas y sirvió para el desarrollo de productos que permitieron la divulgación del trabajo realizado.

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Investigación y experiencia: claves para el enriquecimiento de los bosques del Caribe colombiano

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz

Investigación y experiencia: claves para el enriquecimiento de los bosques del Caribe colombiano





El enriquecimiento de los bosques y el cuidado de las fuentes hídricas fue la meta propuesta desde el Jardín Botánico de Cartagena. Foto por: Julián Sáenz


El Jardín Botánico de Cartagena en convenio con el Instituto Humboldt sembró 10.000 árboles para el enriquecimiento de los bosques en la región. Descubra cómo se realizó este proceso.

En momentos en el que el país se plantea metas exigentes en cuanto a la restauración de sus bosques y se enfrenta a grandes desafíos para mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el conocimiento, la experiencia y la investigación de instituciones como el Jardín Botánico de Cartagena son cada vez más necesarios.

El jardín está al servicio de la conservación de la biodiversidad del Caribe colombiano a través de la investigación y de la educación desde 1978. Desde hace varios años, además, trabaja en diferentes proyectos de restauración en los bosques secos tropicales en la región, ecosistema del que tiene un amplio conocimiento.

Por está razón, el Instituto Humboldt realizó un convenio con el Jardín Botánico de Cartagena para la siembra de 10.000 árboles en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente.


El vivero del Jardín Botánico de Cartagena investiga los árboles nativos del bosque seco tropical. Además tiene protocolos para la búsqueda y el almacenamiento de semillas. Foto por: Julián Sáenz


Los árboles fueron sembrados en los municipios de Turbaco, Arjona y la zona norte de Cartagena, en el departamento de Bolívar, en un total de siete predios: El Fortich, El Palomar, HGP Matute, No hay como Dios, El Socorro, Las Cangrejeras y Altos de Guayacanes.

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La producción de los 10.000 árboles se realizó en el vivero de plantas nativas del Jardín Botánico de Cartagena, ubicado en el sector Matute en el municipio de Turbaco. Su director, Santiago Madriñan, destaca que: “nosotros tenemos un vivero de investigación de árboles nativos del bosque seco tropical. Tenemos protocolos de búsqueda y almacenamiento de semillas, contamos con un banco de semillas e investigamos procesos de germinación y procesos de crecimiento en bolsa. Estudiamos tasas de crecimiento, mortalidad, requerimientos, entre otras variables, para producir fichas técnicas o protocolos de al menos 80 especies nativas”.


El vivero del Jardín Botánico de Cartagena tiene la trazabilidad y estudia las tasas de crecimiento, mortalidad, requerimientos, entre otras variables de al menos 80 especies nativas del bosque seco tropical. Foto por: Julián Sáenz


Debido a que la estación seca es muy marcada en la región, los árboles solo fueron plantados cuando estos alcanzaron una altura adecuada con el fin de garantizar la sobrevivencia de las plantas. “Si los árboles no se han establecido y no tienen un buen sistema radicular van a morir durante la estación seca que va de diciembre a mayo. Sufrirán un estrés hídrico muy alto, entonces se plantaron árboles con la talla y la longevidad que nosotros por nuestra experiencia conocemos para la gran mayoría de especies y que garantizan su sobrevivencia. Además, sabemos que no podemos ni debemos sembrar en época de verano”, resaltó el director.

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En general las técnicas de siembra realizadas en los predios estuvieron orientadas al enriquecimiento de los bosques y al cuidado de las fuentes hídricas. En el sector Matute, por ejemplo, los trabajos realizados por el Jardín Botánico de Cartagena estuvieron orientados a fortalecer la estructura ecológica de la región, en especial, los nacederos de agua del arroyo Matute, como sucedió en la finca El Palomar.


José Ángel Tapias (izq), viverista del Jardín Botánico de Cartagena, lideró los procesos de siembra en algunos de los predios. Para él, el mayor reto fue garantizar el bienestar de las plantas y hasta 12 personas trabajaron en este proceso. Foto por: Julián Sáenz


“El Palomar es un predio familiar. Esta tierra viene de nuestros abuelos y toda la vida crecimos al lado del bosque, amando al bosque y queriendo al bosque; es un regalo y para nosotros mantenerlo es fundamental. Mi papá se dedicaba a sembrar, sembrar y sembrar y nosotros le decíamos que para qué tanta sembradera. Él nos decía que los resultados los íbamos a ver después y, uno ahora entiende al ver este paraíso. Esperamos que con el apoyo científico el bosque se siga restaurando de una forma diferente con árboles nativos y potenciando los acuíferos”, manifestó María Clara Faciolince, una de las propietarias del predio El Palomar.

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Para José Ángel Tapias, viverista del Jardín Botánico, el mayor reto del proyecto fue: “que los árboles estuvieran y se sintieran bien. Tratar de enriquecer el bosque es un trabajo duro, las enredaderas tratan de consumir las plantas y hay que estar atentos. Un bosque no se realiza solo con la siembra de las plantas, después hay que hacerle mantenimientos. Nosotros llegamos a tener 12 personas trabajando en simultáneo en el proceso de siembra para rendir en cada área”.


Las siembras en el predio El Palomar estuvieron orientadas a fortalecer la estructura ecológica de los bosques y los nacederos de agua del arroyo Matute. Foto por: Julián Sáenz


Por los diferentes predios se vieron desfilar y sembrar: caracolí (Anacardium excelsum), macondos (Cavanillesia platanifolia), cedros cebolla (Cedrela odorata) y ceibas bonga (Ceiba pentandra), todas nativas de la región. En total se plantaron árboles de 92 especies.

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Sin dudas, la experiencia, el conocimiento y la rigurosidad del trabajo del Jardín Botánico de Cartagena fueron claves para el enriquecimiento de los bosques en la región. Además, con su trabajo y los procesos educativos mostraron que la conservación de los bosques no necesariamente significa el abandono de las formas de vida tradicionales, de los cultivos y, en algunas zonas, del urbanismo.
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Árboles y educación: la fórmula para enriquecer los bosques secos tropicales en Honda, Tolima

Nota de actualidad | Por: Julián Sáenz

Árboles y educación: la fórmula para enriquecer los bosques secos tropicales en Honda, Tolima




siembra de 20000 árboles
En el convenio entre Coreducación y el Instituto Humboldt se sembraron 20.000 árboles para el enriquecimiento de los bosques secos tropicales. Cortesía: Coreducación


Son 20.000 los árboles sembrados en el convenio entre Coreducación y el Instituto Humboldt para el enriquecimiento de los bosques en la región. Además, la educación jugará un papel importante para el proceso de restauración y conservación de los ecosistemas.

Durante siete días en Honda (Tolima) se perdieron más de 2.000 hectáreas de bosque por causa de un incendio forestal en 2019. El municipio declaró la calamidad pública y la conflagración solo pudo ser controlada gracias al trabajo que en su momento realizaron el cuerpo de Bomberos, el Ejército, la Defensa Civil, la Cruz Roja, la Brigada Forestal de Cortolima, entre otras instituciones.

Durante ese agosto todo parecía ser fuego y nubes de cenizas. Tanto así, que muchos de los habitantes de Honda aseguran que ese fue el incendio más grande en la historia del pueblo. En su memoria todavía mantienen vivos los recuerdos de los bosques que desaparecieron en medio de las llamas y de la fauna que junto con las plantas también se perdió.

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Dos años después, este municipio ribereño busca renacer de las cenizas y lo hace a través del enriquecimiento de sus bosques, de las zonas afectadas por los incendios y de la educación de sus habitantes.

Para ello, la Universidad Distrital comenzó a estudiar la extensión, severidad y los efectos del incendio forestal y además estableció un acuerdo de apoyo científico con Coreducación. Posteriormente, Coreducación y el Instituto Humboldt firmaron un convenio para la siembra de 20.000 árboles nativos en el marco del programa de siembra de 180 millones de árboles “sembrar nos une”, liderado por el Ministerio de Ambiente. Convenio que, también, contó con componente educativo.

El equipo de trabajo en este proceso estuvo integrado por los docentes de la Universidad Distrital Angela Parrado, Andrés Avella y Wilmar Fernández. Por parte de Coreducación participaron Giovanni Vargas, Angie Montañez, Soraya Rodríguez, Julián Cuellar, Ana María González y Daniela Giraldo. Además, se contó con el apoyo de los pasantes de la Universidad Distrital María Fernanda Alonso y Manuel Montealegre en el proceso de zonificación de sitios para la restauración.

Para la priorización de los lugares de siembra desde Coreducación se tuvo en cuenta los sitios afectados por el incendio. Una vez identificados esos lugares, la institución educativa dialogó con los propietarios de los predios para contar con el permiso que les permitió la siembra de las plantas, un proceso nada fácil.

seleccion de lugares de siembra
Para seleccionar los sitios de siembra se tuvieron en cuenta los sitios afectados por el incendio de 2019 y el interés de las comunidades. Foto: Coreducación


“Para la selección de especies tuvimos en cuenta estudios previos que se han realizado sobre la composición y estructura del bosque seco tropical y criterios ecológicos como el gremio ecológico, mecanismo de dispersión de semillas, la tolerancia, la sensibilidad o la respuesta post fuego y el interés social de las comunidades en algunas plantas. En suelos degradados por el pisoteo del ganado incluimos especies con capacidad de adaptación a suelos pobres y que tengan un valor de uso importante para las comunidades y los propietarios”, manifestó Angie Montañez, coordinadora técnica de campo por parte de Coreducación.

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Los 20.000 árboles de las 38 especies seleccionadas fueron producidos por el vivero Tierra Negra y se sembraron en 13 predios, de los cuales 12 son de propiedad privada. Estos terrenos están localizados en las veredas de: Caimital (una de las más afectadas por los incendios), El Tambor, Guacimal; kilómetro 42 del municipio de Honda y la vereda El Hato en el sector entre Armero-Guayabal.

“Empleamos diferentes estrategias de restauración como enriquecimiento bajo dosel y enriquecimiento en claros, en donde combinamos especies de rápido y medio crecimiento y atrayentes de fauna para recuperar la estructura del bosque. Además, realizamos ampliación de borde en algunos lugares para ampliar bosques, recuperar rondas hídricas y favorecer la conservación del agua. También, desarrollamos nucleación pensando en términos de paisaje y en la formación de corredores y, por último, cercas vivas y franjas forrajeras”, agregó Montañez.

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El invierno vivido entre octubre y noviembre de este año fue el desafío a vencer en las siembras realizadas. Las fuertes lluvias hicieron que crecieran las quebradas y estas, a su vez, en varias ocasiones hicieron imposible el paso de los operarios y las plántulas hacia los terrenos seleccionados.

enriquecimiento bajo dosel
En las plantaciones se realizaron estrategias de enriquecimiento bajo dosel y en claros. Además de ampliar los bosques de las rondas hídricas. Foto: Julián Sáenz


Bajo el agua quedaron muchas veces los esfuerzos de los operarios que veían con asombro como los huecos donde se iban a sembrar las plantas pronto se inundaban. Y en más de una ocasión llegaban las noticias de camionetas e incluso volquetas quedaban enterradas en medio del barro de algunos de los caminos. Sin embargo, la determinación de estas personas fue más fuerte y a pesar de las dificultades los 20.000 árboles fueron sembrados.

Educación, la otra clave para el renacer de los bosques en Honda

Así como se enriquecen los bosques, se enriquecen las personas y la forma como lo hace Coreducación es por medio de la enseñanza y la transferencia de conocimiento.

cursos a la comunidad
Desde Coreducación realizaron tres cursos abiertos a la comunidad sobre viverismo y propagación de especies de bosque seco, conservación de bosque seco y fuego como amenaza y educación ambiental. Foto: Coreducación


Por eso desde la institución educativa realizaron tres cursos teórico prácticos abiertos a la comunidad, en los que enseñó sobre: viverismo y propagación de especies del bosque seco; conservación del bosque seco y; exposición itinerante:el baúl del bosque seco con estudiantes de varios colegios de Honda. Estos fueron liderados por investigadores de la Universidad Distrital Ángela Parrado, Andrés Avella y Armando Villota.

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“Las inscripciones eran abiertas para cualquier persona, también se invitaron a los propietarios de las fincas donde se desarrollaron las siembras y estudiantes de Coreducación que estuvieran interesados en el bosque seco. Los cursos duraron entre 3 y 4 días y tuvieron un componente práctico. Por ejemplo, en la clase de fuego se aprendió sobre las consecuencias que dejó el incendio y la forma de restaurar los bosques”, explicó Ana González, tecnóloga de Gestión Ambiental.

Para Nohora Rojas, quien participó de todos los cursos dictados está experiencia fue: “magnífica, aprendí muchas cosas y también afiance otros conocimientos. Es darse cuenta que las personas que son ganaderas también deben ser vigías del bosque y de las especies. Que tiene que haber una relación amigable entre nuestros proyectos y el ambiente, no debemos acabar con los suelos ni con los árboles nodriza. Yo no conocía la importancia de los árboles nodriza y que alrededor de esos grandes árboles se formaban otros. Todo fue muy bueno”.

cursos a la comunidad, estudiantes
Nohora Rojas (Izquierda) participó de todos los cursos dictados. El profesor Oscar Zuluaga y su estudiante Silvia Preciado (derecha) estuvieron presentes en los curso de educación ambiental que se realizaron en colegios de Honda. Foto: Julián Sáenz


Por otra parte, los estudiantes de los colegios General Santander, Alfonso Palacio Rudas, Comfenalco y Técnico Bilingüe participaron del curso baúl del bosque seco. “En este curso, la intención era que tanto docentes como estudiantes de los diferentes cursos entendieran la importancia de los bosques secos y reconocieran los servicios ecosistémicos que ellos nos brindan”, agregó González.

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“Nos explicaron sobre los bosques secos y sobre lo que sucede con la contaminación. Después fuimos al aula vivero donde nos explicaron el crecimiento de las plantas y nos obsequiaron una. No conocía todas las plantas y animales que estaban en el bosque y eso me pareció interesante”, dijo Silvia Preciado, estudiante del Colegio Bilingüe, quien cursa octavo grado.

El profesor de español y lectura crítica, Oscar Zuluaga, del Colegio Bilingüe y quien también participó de los cursos, por su parte, resaltó que: “es importante mostrar las consecuencias de la tala o la contaminación, de que nos pongamos a pensar qué pasa si se siguen haciendo estas cosas. Y además, reflexionar de qué manera podemos contribuir a la conservación de los bosques desde los cambios de algunos hábitos o desde algunas acciones como la siembra de árboles”.

Al finalizar el curso, los 200 estudiantes que participaron de las actividades recibieron un árbol donado por el vivero Tierra Negra con el fin de que cada uno, de forma autónoma, lo sembrara. Para Coreducación es tan importante enriquecer los bosques como enriquecer las personas, por eso su fórmula es: árboles y educación.

GALERÍA DE FOTOS

Cerca de 200 estudiantes de los colegios General Santander, Alfonso Palacio Rudas, Comfenalco y Técnico Bilingüe participaron del curso de educación ambiental impulsado desde Coreducación. Foto: Coreducación.

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Nuevo proyecto de investigación relacionado con uno de los ecosistemas más amenazados del país: el bosque seco tropical

Son 4 los países elegidos para el desarrollo de esta investigación encabezada por la Universidad de Minnesota

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En la fotografía podemos observar un fragmento de bosque seco tropical. Imagen: Felipe Villegas, Oficina de Comunicaciones Instituto Humboldt.

El pasado mes de octubre se inició el proyecto “DRYFOUR: procesos biogeoquímicos a través de escalas espacio temporales en bosques secos tropicales”, liderado por Jennifer Powers, investigadora de la Universidad de Minnesota. Este proyecto está financiado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos y en su desarrollo colaboran instituciones de cuatro países: México, Costa Rica, Puerto Rico y Colombia. Desde nuestro país la representación está a cargo del Instituto Humboldt y la Universidad ICESI.


El objetivo del proyecto es describir cuantitativamente cómo los procesos bajo y sobre el suelo determinan la dinámica del carbono en los bosques secos tropicales. El área de estudio en Colombia es la reserva natural Jabirú (Tolima), donde se realizarán análisis de suelos y se medirán rasgos funcionales de plantas (sobre y bajo el suelo), productividad de los árboles, raíces y hojarasca. Esta información será levantada en los bosques secos de los cuatro países participantes, los cuales varían en la cantidad y estacionalidad de la precipitación, la composición de especies y en las características de los suelos. Los resultados obtenidos serán incorporados en modelos de simulación de cilaje de carbono y nutrientes a gran escala.


Esperamos compartir con ustedes en próximas ediciones algunos avances de este proceso.

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Biodiversidad como opción contra el cambio climático

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Debido a la alta vulnerabilidad nacional a los efectos del cambio climático, Colombia lidera, junto a otros países de la región, gestiones integrales ambientales que permitan hacerle frente desde diversas perspectivas: reducción de la deforestación, conservación y monitoreo de áreas protegidas, eficiencia energética, movilidad sostenible, entre otros.

A pesar de que los impactos del clima extremo afectan a la biodiversidad –incluyendo especies y ecosistemas–, se evidencia que la funcionalidad y estructura ecosistémica optimizan su capacidad de resistencia en el territorio, promoviendo el bienestar humano.

Por este motivo, el Instituto Humboldt avanza en la construcción de una línea institucional que, llevada a nivel nacional, aminore los efectos del cambio climático a partir de la resiliencia y adaptación de los ecosistemas y comunidades del país.
La línea dispone de dos documentos: el primero, aún en proceso de construcción, reúne los conceptos fundamentales para dimensionar la variabilidad climática y se socializará con las entidades que conforman el Sistema Nacional Ambiental (Sina) y actores sociales en el territorio nacional.

El segundo manuscrito presentará sugerencias para abordar el tema con un enfoque integrador, que contemple los impactos negativos de este fenómeno antropogénico en la biodiversidad y a la vez evidencie el potencial de la diversidad biológica como respuesta contundente a los efectos que trae consigo. “Un ecosistema promueve resiliencia porque está preparado para contrarrestar los impactos y, en caso de verse afectado, que sea lo menos posible” afirma María Eugenia Rinaudo, de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación del Instituto Humboldt.

Lograrlo representa un reto más cuando no todos los sistemas biológicos del país están conservados (35 de los 81 identificados en el territorio nacional se catalogan “en peligro crítico” o “en peligro”, según la publicación Biodiversidad 2015. Reporte de estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia. El 23,6 % del territorio continental colombiano presenta algún estado de alteración, degradación o destrucción: el 82,3 % y el 61,8 % corresponden a la región Caribe y Andina, respectivamente, de acuerdo con cifras del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia(Ideam), por causa de factores relacionados con la densidad poblacional y la demanda de bienes y servicios ecosistémicos que generan procesos socioeconómicos y culturales tanto legales como ilegales: establecimiento de sistemas agropecuarios, explotación forestal, actividades industriales, minería, desarrollo urbano, desarrollo industrial, construcción de obras de infraestructura y de megaproyectos, e introducción de especies exóticas e invasoras.

Frente a este diagnóstico, una de las herramientas aliadas de la biodiversidad para contrarrestar las consecuencias del cambio climático es la restauración ecológica, que a través del estudio de ecosistemas degradados y procesos de restablecimiento por medio de técnicas como la revegetación, el manejo de cuidado de bosques, las obras de conservación de suelos, de mejora de hábitat para la fauna, labores hidráulicas, de estabilización de terrenos y taludes, de reconfiguración topográfica, de aplicación de enmiendas orgánicas a la superficie, de eliminación de especies invasoras y de uso de microorganismos, hongos, plantas o las enzimas, brinda herramientas para entender y afrontar la degradación de los ecosistemas.

Esta y otras estrategias de adaptación y mitigación incluirán y reconocerán, además, conocimientos tradicionales de comunidades indígenas y locales para crear procesos de incidencia y toma de decisiones con un enfoque de regionalización que promuevan la capacidad adaptativa y gobernanza a diferentes niveles territoriales, a la vez que integran diversos sistemas de conocimiento en torno a la biodiversidad y el cambio climático.

Esta iniciativa del Instituto Humboldt está alineada con la convergencia mundial entre ciencia y política frente a la variabilidad climática; también, se inscribe en el Plan Institucional Cuatrienal de Investigación Ambiental (Picia) que promueve la generación de conocimiento, a partir de la investigación en biodiversidad y servicios ecosistémicos, para tomar decisiones nacionales en materia de adaptación y mitigación al cambio climático.

A partir de lo anterior, el Instituto Humboldt coordina la realización de un Taller Nacional de Expertos con el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), con apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia Alemana para la Cooperación Técnica (GIZ). El evento está programado para los días 6 y 7 de octubre de 2016, con transmisión vía streaming en http://giz.salasvirtuales.info/.

En esta actividad participarán académicos, tomadores de decisiones, representantes de diversos ministerios, sector privado, representantes de la Red Nacional de Jóvenes de Ambiente y líderes de comunidades indígenas y afrodescendientes. “La intención es sentarnos a debatir para identificar vacíos y necesidades nacionales en la materia pues todavía desconocemos cómo reaccionan ciertos ecosistemas nacionales frente al cambio climático y, por ende, necesitamos resaltar estrategias de innovación que pueden surgir desde las mismas comunidades por medio de la biodiversidad”, menciona Rinaudo.

Con charlas magistrales y paneles de discusión con un enfoque intersectorial se espera crear una Red de Expertos Nacional en Biodiversidad y Cambio Climático, que haga seguimiento y monitoreo a iniciativas similares y fomente propuestas científicas y políticas en el país.

Entre los asistentes al Taller están Luis Gilberto Murillo –ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible–, Hernando García –director (e) del Instituto Humboldt–, Rodrigo Suárez –director Oficina de Cambio Climático– y Tito Calvo –director técnico de la Dirección de Bosques Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del MADS, María Laura Rojas –coordinadora de Asuntos Ambientales de la Cancillería colombiana–, y Matthaeus Hofmann –coordinador del programa Políticas Ambientales y Manejo Sostenible de los Recursos Naturales para Colombia de GIZ– como participantes del panel de alto nivel.

Las conclusiones del encuentro serán enviadas a los diferentes ministerios y entidades competentes del Gobierno como preparación para la posición nacional ante la Conferencia de las Partes COP 22 –de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)– COP 13 –del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB)– instancias que reúnen a representantes de los países parte y actores clave encargados de promover la aplicación de estos dos acuerdos multilaterales que propicien y promuevan la gestión integral conjunta de la biodiversidad frente a la variabilidad climática, aspecto de gran relevancia para Colombia en la Política Nacional de Gestión Integral de la Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE) y de la Política Nacional de Cambio Climático (PNCC), en actual formulación.

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Biodiversas formas de leer - FILBO 2016

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Bogotá, D. C., 19 de abril de 2016

Perfil expectativa

• El Instituto Humboldt es aliado de la Feria Internacional del Libro de Bogotá –FILBO- una de las muestras culturales y económicas de mayor prestigio en Latinoamérica, y que en su versión número 29 tiene como eje central la paz.

• Este año, la fotografía e ilustración de flora y fauna, las letras creadoras de atmósferas que transportan a selvas, montañas y aldeas colombianas, y los testimonios de quienes investigan en la hostilidad de territorios cercados por el conflicto armado colombiano, inauguran otras formas de leer la biodiversidad.

• Son 84 metros cuadrados, apoyados en imágenes de gran formato, un backing para selfies y un túnel sonoro, que evoca un bosque de nuestra geografía, para internarse y reconocer las bondades que ofrecen los ecosistemas a la humanidad.

El Instituto Humboldt llega a FILBO 2016 con una propuesta biodiversa y para todos los públicos. Conferencias, charlas, conversatorios, lectura de cuentos y el lanzamiento de una publicación propia son algunas de las actividades imperdibles, programadas en el Gran Salón Literario Ecopetrol y en el segundo piso del Pabellón 6 -stand 416- de Corferias, entre el miércoles 20 y el sábado 30 de abril de 2016.

Estos espacios reúnen, como nunca antes, a un multidisciplinario equipo de investigadores y profesionales en áreas de botánica, biología, antropología, sociología, colecciones biológicas, fotografía, diseño gráfico, edición de publicaciones sobre biodiversidad, comunicadores y divulgadores de ciencia, entre otros.

Gran Salón Literario Ecopetrol

Con el agua al cuello. Explorar un país en conflicto. Conversatorio. Desde ser retenidos por grupos armados ilegales hasta nuevos hallazgos de especies cerca a centros urbanos, son algunas de las anécdotas que el equipo de curadores de colecciones biológicas relatará en un espacio dedicado para leer, en estos testimonios reales, aquella Colombia oculta e “inconclusa” que de a poco se ha develado a los ojos de la ciencia. Claudia Medina, coordinadora científica Colecciones biológicas. Equipo de curadores. Jueves 21 de abril – 5:00 p.m.

Conexión vital. No confunda la gimnasia con la magnesia. Charla. Creativos y arriesgados, pero sin perder el rigor científico, Cristina Ruiz, jefe de comunicaciones, revela sin recetas ni fórmulas mágicas cómo el Instituto Humboldt le apuesta a otros lenguajes para comunicar la biodiversidad a públicos no especializados. Viernes, 22 de abril – 4:00 p.m.

Stand N°416/ Pabellón 6/Segundo piso

Ramiro y el chigüiro. Lectura de cuentos infantiles. Un cuento inspirado en la masiva muerte de chigüiros durante la sequía del 2014 en los llanos orientales colombianos, nos relata en sus páginas la afición de Ramiro por inventar versos cuando sale con el abuelo a recorrer el hato; le canta al agua, a la sabana y al chigüiro, su animal preferido. Serán cinco escenas -recreadas con versos- para escuchar, recitar y cantar. Esta es una historia pensada para el público infantil en donde la biodiversidad y los servicios ecosistémicos son el tema principal. Ana María Rueda, editora. Luz Helena Oviedo, Generación de contenidos y exhibiciones. Miércoles, 20 de abril – 11:00 a.m. / viernes 22 de abril - 6:00 p.m.

Pisando suavecito sobre hojas secas. Charla. Una conversación para recorrer los bosques secos tropicales de Colombia y descubrir en ellos los misterios que albergan, sus especies más carismáticas, principales adaptaciones y estrategias para sobrevivir en estos ambientes restrictivos; también para indagar acerca de su importancia, las principales presiones y amenazas que tiene este ecosistema y, al tiempo, deleitarse con la variedad de formas y sonidos de su biodiversidad. Hernando García, coordinador programa Ciencias de la biodiversidad. Roy González, investigador Bosques y biodiversidad. Miércoles, 20 de abril – 6:00 p.m.

Forenses de la biodiversidad. El código de barras de ADN. Charla. ¿Cómo saber si el pescado que me sirven en el restaurante es el que realmente ofrece la carta? ¿Qué hacer cuando la apariencia de una especie dañina es idéntica a otra que no es perjudicial? ¿Cómo identificar especies en un lugar con alta diversidad biológica?, preguntas que solucionará el equipo especializado de “forenses de la biodiversidad”, al mejor estilo de la serie televisiva CSI –En la Escena del Crimen-. Mediante un código de barras de ADN -CBADN-, técnica reciente que se asemeja al sistema comercial de identificación de productos en tiendas departamentales o mercados, es posible asociar una especie con otra en particular a partir de la muestra de uno o varios fragmentos genéticos. Como la información de cada organismo es única, y el CBADN está en todas las variedades de un grupo biológico, es posible diferenciarlos. Maylin González, Laboratorio de genética de la conservación. Viernes, 22 de abril – 11:00 a.m.

De cabo a rabo. Un recorrido por Colombia. Charla. El Instituto Humboldt y Ecopetrol comparten, a través de anécdotas, imágenes y nuevas especies halladas para la ciencia, la suma de cuatro años de expediciones por los recovecos de la geografía nacional con la ambiciosa labor de amistar dos extremos irreconciliables: conservación y desarrollo económico y social. Una iniciativa premiada internacionalmente como una experiencia única en el mundo; y oportunidad para reconocernos biodiversos, pluri-étnicos y constructores de un país posible, ad portas de la reconciliación que se avizora en el horizonte. German Corzo, coordinador proyecto Planeación ambiental. Miércoles, 27 de abril – 6:00 p.m.

Midiendo patas y raíces. Charla. La forma de una semilla, el tamaño de las alas de un ave, la longitud de la cola o las membranas entre las patas de un animal son el salvavidas para que las especies sobrevivan a condiciones ambientales adversas, transformen el ambiente en el que viven y lideren procesos importantes para los ecosistemas, como el transporte de nutrientes de un lado a otro. Un nuevo enfoque para entender el rol de los organismos y su aporte al funcionamiento de los diferentes sistemas de la Tierra. Beatriz Salgado Negret, PhD e investigadora del programa Ciencias de la biodiversidad. Viernes, 29 de abril – 11:00 a.m.

Paisajes tallados a mano. Ilustración de la biodiversidad. Charla. Cuando el hombre fue nómada y pensante desarrolló formas de comunicar a los suyos el aspecto de las especies que encontraba durante sus viajes para la caza y la exploración. La representación de plantas y animales, en las cuevas, alcanzó pluralidad de significados para la humanidad. Desde la hermenéutica hasta el método científico, las imágenes han sido usadas para mostrar e interpretar la naturaleza hasta nuestros días. Será un breve viaje en el tiempo para leer las distintas maneras de representar la biodiversidad a partir de imágenes en diferentes contextos. Mauricio Ramírez, diseñador gráfico. Viernes, 29 de abril – 6:00 p.m.

Brigitte a lengua suelta. Debatir desde las redes sociales. Charla. Fotografías y palabras, otros lenguajes con carácter (y caracteres) utilizados en el debate ambiental que cada tanto enciende nuestras redes sociales. Brigitte Baptiste, directora general Instituto Humboldt. Sábado, 30 de abril – 2:30 p.m.

Colombia, país megadiverso. Lanzamiento. Desde la blancas coronas de los Andes, reinos de cóndores, pirámides de selva y nieve, territorios agrestes, océanos y mares, selvas del Chocó biogeográfico y de la Amazonia hasta desiertos y oasis, este libro es un recorrido por los abundantes laboratorios de la vida distribuidos en distintos lugares del territorio colombiano. Con imágenes captadas por el lente de verdaderos artistas de la fotografía y los textos cortos y amenos de Eduardo Arias, el Instituto Humboldt presenta una publicación que reta la imaginación -a través de dípticos, trípticos, postales desprendibles, entre otros- y muestra la exuberancia de uno de los territorios más megadiversos del mundo. Brigitte Baptiste, directora general Instituto Humboldt. Darío Forero, diseñador. Ana María Rueda, editora. Sábado, 30 de abril – 3:30 p.m.

 

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Más de 18 mil hectáreas de bosque seco serán protegidas en el país.

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Más de 18 mil hectáreas de bosque seco serán protegidas en el país.


En Colombia solo queda el 9 % del bosque seco, que se estimaba tenía una extensión de 8 millones de hectáreas en los años 80. Este ecosistema, considerado uno de los más estratégicos pero más amenazados del país, se podrá conservar gracias a una estrategia que permitirá la protección y el uso sostenible de más de 18 mil hectáreas de este bosque en la región Caribe y el valle interandino del río Magdalena. El proyecto “Uso sostenible y conservación de la biodiversidad en ecosistemas secos” es iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Instituto Humboldt, el Fondo Patrimonio Natural y la Corporación Paisajes Rurales.

La propuesta, que inició con una expedición científica a la cuenca del río Cañas en la zona baja de la Sierra Nevada de Santa Marta, pretende recoger información y datos del estado actual de los bosques secos del país. La expedición también recorrerá cinco cuencas más, ubicadas en los departamentos del Cesar, Bolívar, Tolima, Huila y Valle del Cauca, con lo que se espera promover el uso sostenible y la conservación de la biodiversidad de estos ecosistemas, incluyendo acciones para la mitigación de la deforestación y la desertificación.

Uno de los objetivos más importantes del proceso es lograr una línea base a través de la puesta en marcha de parcelas permanentes para la investigación y la obtención de datos sobre el estado y la conservación de los bosques secos del país, lo que permitirá hacer un análisis de la viabilidad para el desarrollo de actividades REDD+, que contribuirán a la reducción de la pérdida de este ecosistema. De igual manera, se gestionará la declaratoria de 12 nuevas áreas protegidas regionales para la conservación del bosque seco, con sus planes de manejo ambiental.
El proyecto tendrá una duración de cuatro años y se espera trabajar de la mano con las comunidades que viven de los servicios ecosistémicos que presta el bosque seco en más de 18 mil hectáreas de uno de los ecosistemas más degradas pero más importantes para Colombia.

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Gente Humboldt

Los ojos del bosque seco

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Camila Pizano y Roy González en una de tantas salidas de campo. Lugar: Parque Nacional El Tuparro

El contacto con la naturaleza durante la infancia, puede ser uno de los factores determinantes a la hora de escoger un camino profesional relacionado con lo ambiental. Camila Pizano y Roy González, investigadores del Instituto Humboldt, tuvieron la fortuna de disfrutar de vacaciones familiares en el monte, pasar temporadas en una finca y visitar a sus abuelitas en el pueblo, así que no es de extrañar que esa conexión que tuvieron desde muy pequeños con la naturaleza, los llevara a estar hoy en el lugar que están.  

“Desde chiquita me ha interesado el mundo natural y después era muy obvio estudiar biología”, menciona Camila, quien además cuenta que su familia ha tenido una gran influencia en su gusto por el campo y los viajes porque su papá siempre planeaba vacaciones a los Parques Nacionales Naturales del país. Por su lado, Roy, quien además es colega de Camila, recuerda su pasión por las plantas desde muy pequeño: “Las flores de la Bejaria recinosa (pegamosca) son pegachentas y las niñas las usaban como aretes, entonces uno se las llevaba de regalo”.

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Hablar con Camila y con Roy, es hablar con dos enamorados del mundo natural; ambos se consideran grandes afortunados por el trabajo que tienen. Roy dice ser un apasionado de las plantas y es precisamente en lo que trabaja. Al preguntarle por su planta preferida pasa por el roble, el encenillo, la ceiba barrigona,  la familia de las Rutáceas y de las Piperáceas, para al final decir que no tiene planta preferida sino que “cada planta es una experiencia, cada planta te dice y te gusta por algo, no hay plantas feas”.

Los dos trabajan en la línea de investigación en Bosque Seco Tropical, que son lugares ubicados en tierras bajas con periodos muy marcados de lluvias y de sequías. Este ecosistema, considerado como uno de los más amenazados del país y de los trópicos, es también uno de los más desconocidos, así que tanto Camila como Roy buscan cambiar este panorama.

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Roy visita los bosques secos de Colombia para inventariar las plantas a través de parcelas permanentes, organizadas y monitoreadas en alianza con universidades y grupos de investigación locales. La información que Roy y otros investigadores colectan es útil para aumentar y consolidar el conocimiento de la biodiversidad del país y fortalecer la toma de decisiones sobre el territorio. Los investigadores estiman que se ha perdido aproximadamente el 90% del bosque seco tropical original y que el 95% actual se encuentra en tierras privadas. “Estamos haciendo un esfuerzo grandísimo para estudiarlo pero también para decirle a la gente qué tienen estas tierras en donde todavía quedan estos bosques y cuál es el valor de ese bosque para que lo conserven”, dice Camila.

No solamente el trabajo que realizan Camila y Roy tiene que ver con biodiversidad. El día a día de estos investigadores invita a una conexión más cercana con la biodiversidad. Camila además de ser bióloga, es ilustradora científica, gusto que también nació gracias a la influencia de su familia. “Yo vengo de una familia de muchos artistas porque mi abuelo es arquitecto, es hijo de un pintor que se llamaba Roberto Pizano y por el otro lado mi mamá es artista, mi abuela también era artista, por el lado materno. Entonces desde chiquita estoy pintando (…) Después estudié Biología y era el complemento perfecto (…) Es muy chévere porque hasta que tu no pintas algo realmente no lo observas”.

Estos dos investigadores también demuestran su Conexión Vital todos los días al tener muy claro que la biodiversidad está en todas partes y no solamente en el campo o en los bosques donde trabajan. “Yo estudio mucho los microorganismos entonces siempre estoy pensando que en todas partes hay una biodiversidad altísima de microorganismos o abres la ventana y un montón de esporas entran por ahí”, asegura Camila, quien se interesa en entender el papel de la enorme biodiversidad de los suelos para la coexistencia de las plantas. Por su parte Roy menciona que “la conexión vital de uno es estar pensando todo el tiempo en plantas”, al caminar por la calle y a la hora del almuerzo, hasta su mamá lo llama Profesor Yarumo.

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El bosque seco tropical en Colombia

El libro “El bosque seco tropical en Colombia” cuenta con la participación de más de 40 autores nacionales e internacionales de 20 instituciones. El libro aborda el bosque seco tropical desde una mirada biológica, además de dar lineamientos para el monitoreo, la conservación y la restauración de este ecosistema a escala nacional.

 

La publicación se encuentra disponible para lectura en nuestro Repositorio Institucional.

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