Instituto de Investigación de Recursos Biológicos
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Frenar la extinción de especies sí es posible, pero se acaba el tiempo para los anfibios

Parlotiando con el Humboldt | Por: Prensa Instituto Humboldt | 21-12-2023

Entrevista 

Frenar la extinción de especies sí es posible, pero se acaba el tiempo para los anfibios



En octubre de 2023 se hizo pública la Segunda Evaluación Global de Anfibios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN); resultados que fueron difundidos en las diferentes redes sociales, generando todo tipo de reacciones ante la difícil situación que atraviesa este grupo de vertebrados en el mundo.

Los anfibios se extienden por casi todo el planeta; sin embargo, muchos de ellos tienen distribuciones pequeñas y dependen grandemente de condiciones ambientales para su desarrollo y subsistencia, por lo que son altamente sensibles a los cambios del hábitat. En Colombia, su situación no es mejor, pues nuestro país ocupa el primer puesto a nivel mundial en amenaza de extinción de sus especies.

Para entender mejor esta realidad y saber por qué que cerca de la mitad de las ranas, salamandras, cecilias y sapos que hay en el mundo están al borde o presentan algún riesgo de extinción, es decir, casi 2 de cada 5 especies, conversamos con Sandra Galeano, doctorada en ciencias biológicas con énfasis en ecología y curadora de las Colecciones de Anfibios y Reptiles del Instituto Humboldt.

También hablamos con Germán Ignacio Andrade, asesor científico del Instituto Humboldt y miembro del comité de manejo de la Evaluación de Negocios y Biodiversidad de la IPBES, quien nos explica si estas estadísticas son el reflejo de una debacle y un colapso de la biodiversidad, teniendo en cuenta que la Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del 2019, señala que hasta un millón de especies en el mundo estarían entrando ya en la trayectoria de la extinción.

Ambos expertos enfatizan que, pese a los datos de amenaza y extinción de especies en el mundo y en Colombia, científicos y autoridades están trabajando de manera conjunta para mitigar los riesgos y generar planes de recuperación de las especies más vulnerables. También se está avanzando en la publicación del Programa Nacional de Conservación de Anfibios, generado por científicos del país y que está en proceso de publicación por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.


Sandra P. Galeano, curadora de las Colecciones de Anfibios y Reptiles del Instituto Humboldt y Germán Ignacio Andrade; asesor científico del Instituto Humboldt / Foto: Felipe Reyes


Germán: La Evaluación Global sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos del 2019, publicada por la IPBES, muestra datos que dan cuenta del colapso de la biodiversidad. ¿Estamos frente a la misma narrativa que surge del cambio climático? Es decir, ¿se refuerza la teoría del fin de la humanidad?

Hay una narrativa que está tomando mucha fuerza, la cual dice que el mundo se va a acabar y que la humanidad se va a extinguir. Pero, esta es una mala pregunta porque es una forma de comunicar una crisis y la manera como las personas responden a semejante afirmación puede no ser la adecuada para afrontar positivamente dicha crisis. Es una pregunta muy general, porque decir que la humanidad se va a extinguir es algo que evidentemente puede suceder algún día, pero lo realmente importante es: ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué? y ¿cómo podemos responder a esa crisis?

En este sentido y, según los datos de la IPBES, hasta un millón de especies estarían en la trayectoria de la extinción. ¿Cómo no perder el optimismo en medio de esta tragedia en biodiversidad?

¿Esto qué quiere decir?, que existe una posibilidad y una probabilidad, lo cual muestra que la humanidad está transitando por un camino inadecuado, que está poniendo en riesgo una enorme cantidad de especies. Un millón es un número redondo, pero lo importante es que esta cifra es un llamado de atención sobre cómo debemos responder a esta crisis. Los mensajes de urgencia, en mi concepto, deben enfatizar en lo que es posible, en lo que la humanidad puede asimilar y a lo que puede responder positivamente.

Sandra: al respecto, y según la Segunda Evaluación Global de Anfibios de la UICN, el 41 % de estas especies está en peligro de extinción a nivel mundial, convirtiéndolas en el grupo más amenazado de vertebrados. ¿Por qué se da esta vulnerabilidad?

Primero, debemos poner en perspectiva este 41 %, lo cual significa que cerca de la mitad de las ranas, salamandras, cecilias y sapos que tenemos en el mundo están al borde o presentan algún riesgo de extinción. Esto es casi 2 de cada 5 especies de estos animales que existen en el mundo. Este nivel de riesgo se asocia a algunas de sus características, pues los anfibios no solo habitan dos tipos de hábitat, terrestres y acuáticos, sino que respiran a través de la piel y, en algunos casos, el 90 % del total del proceso respiratorio se da a través de ella; además, dependen de la temperatura externa para controlar la interna, requieren ambientes húmedos y de cuerpos de agua para poder desarrollarse, reproducirse y subsistir.

Otra característica es que no cuentan con la habilidad de moverse por grandes extensiones, ya que no tienen la vagilidad de otros grupos. Todas estas características hacen que, una vez se da una transformación en el ecosistema, estas especies se vean afectadas gravemente. Los cambios de hábitat por pérdida de bosque y degradación las afecta, los largos periodos de sequía también, así como las enfermedades emergentes.

Por ejemplo, los anfibios estuvieron sometidos a una pandemia por un hongo (Quitridio, Batrachochytrium dendrobatidis) que surgió a finales de los 80 en otras partes del mundo y que a países como Colombia llegó a inicio de los 2000. En este momento, muchas de las extinciones de estas especies en el mundo están ligadas a la amenaza por este hongo -son cerca de 37 especies las que ya se han extinguido y aquellas que lo hicieron después de los 80 se asocian a esta pandemia-, pero, además, actualmente están en riesgo cerca de 600 especies a nivel mundial por esta enfermedad. Por todas estas razones, los anfibios es el grupo de vertebrados más amenazado que existe.

Sandra, las estadísticas de la UICN también señalan que más de 300 especies de anfibios presentes en Colombia son vulnerables o ya están en peligro de extinción. ¿Qué significa esta cifra para nuestro país?

Es una cifra alarmante, pues estamos hablando que más del 30 % de las especies de anfibios que tenemos en el país están en peligro de extinción, siendo Colombia el segundo país más biodiverso en anfibios. Esto nos posiciona como el primer país con el mayor número de especies en riesgo de amenaza a nivel mundial, seguido por Ecuador. ¿Qué significa perder una o muchas especies? ¿Por qué nos debe importar?

Las especies son como ladrillos que conforman un muro y cuando vamos retirando ladrillos se va perdiendo la estabilidad y se puede caer el muro. Eso mismo sucede con los ecosistemas: a medida que perdemos especies, ese equilibrio se puede perder. Esto nos debe importar porque los anfibios cumplen roles específicos en el ecosistema: están en la mitad de la cadena trófica, es decir, que son controladores de insectos, algunos de los cuales causan enfermedades tropicales y, además, son el menú favorito de muchos vertebrados como aves, mamíferos y serpientes.

También son controladores de la calidad del agua al consumir los detritos y algas que están en las quebradas en su etapa larval. Para dar un ejemplo, un estudio que realizó la Universidad del Sur de Illinois en un parque nacional Panamá, en el que el 90 % de las poblaciones de anfibios habían declinado debido al hongo Quitridio, mostró que los detritos y las algas de las aguas del parque aumentaron sustancialmente. Por todo esto, como país, debemos dar pasos que nos lleven a mitigar las amenazas hacia este grupo y a recuperar estas especies, no solo por un principio moral, sino por razones científicas.

Germán: con este panorama no es difícil pensar que estamos frente a una megaextinción. Pero, si el mundo no se va a acabar, ¿qué sí se va a acabar?

Estamos frente a una triple crisis: cambio climático, contaminación y colapso de la biodiversidad, lo cual nos sirve para definir qué es lo que debemos acabar. Lo primero es acabar con la falsa ilusión de que los seres humanos todo lo controlamos, esto se llama optimismo tecnológico, es decir, la confianza en que la tecnología todo lo soluciona.

Segundo: acabar con la procrastinación política, no dejar la respuesta para más adelante porque esto aumenta el riesgo hacia un futuro indeseable. Hay que actuar ya. Y, tercero, debemos acabar con el fatalismo que lleva a la inacción. Debemos comunicar señales positivas, puntos de esperanza que nos digan que la humanidad sí es capaz de responder a esta crisis, así sea de manera parcial. Entender que esta no es una crisis que se resuelve completamente, pero tampoco anula el futuro en su totalidad.

Sandra: las salamandras, según la UICN, corren un riesgo especial: tres de cada cinco especies están en peligro de extinción. ¿En Colombia qué especie desaparecerá frente a nuestros ojos?

Si bien, las salamandras son una de las especies de anfibios más amenazadas en el mundo, en el caso de Colombia solo cerca de 10 de especies se encuentran amenazadas con respecto de las cerca de 290 especies de anuros (sapos y ranas). Esto se debe a que nuestra mayor biodiversidad es de anuros y no de salamandras y a que las salamandras son uno de los grupos que menos hemos estudiado. Significa que nuestras especies de salamandras sí pueden estar desapareciendo y no lo sabemos; pero es importante mencionar que en Colombia contamos con evidencia de anuros que están desapareciendo frente a nuestros ojos.

Un ejemplo son las ranas arlequín, que llevan este nombre porque son delgadas, de colores blancos, negros, rojos y asimilan a un arlequín. Las poblaciones de estas especies han declinado abruptamente en todas las montañas de la zona neotropical. En el caso de Colombia, alrededor de 21 especies de estas ranas no solo están declaradas como críticamente amenazadas, sino como posiblemente extintas. Hay especies que no hemos observado en 10 o 15 años por mucho que hemos hecho esfuerzos para encontrarlas.

También hay especies de ranas de cristal (como la rana de cristal de mayor tamaño) y especies de las ranas de lluvia que se consideran potencialmente extintas. Otro dato importante es que puede haber especies que se estén extinguiendo en este momento y no lo sepamos porque no tenemos conocimiento de ellas. Por eso debemos hacer esfuerzos en estudios poblacionales en el país.

Germán: recomendaciones para navegar en medio de la crisis en la cual está inmersa la vida en la tierra. ¿Cómo evitar esta megaextinción de especies? ¿Hay esperanza?

Entender cuál es el futuro posible, no solo el deseable. Quisiéramos que no haya ninguna extinción, que el cambio climático pare, que la pobreza pare y que todos los males de la sociedad paren, pero lo que debemos hacer es aprender a navegar la crisis; entender que todo lo deseable no es posible y todo lo posible no es probable.

Para esto debemos tener un optimismo obstinado, tratar de ser optimistas aún si es mucho lo que está en riesgo. No todo está perdido. También debemos cultivar un amor positivo por la naturaleza de manera urgente. Entender que esto no es solo un asunto político, tecnológico o científico, sino ético y lo que está en juego son los valores que nos mueven como sociedad.

Por último, Sandra: ¿cómo evitar esta mega extinción de anfibios? ¿Hay esperanza?

Claro que hay esperanza. De hecho, esta segunda evaluación de anfibios de la UICN nos habla de cerca de 63 especies de anfibios que se han recuperado desde los 80, gracias a diferentes estrategias de conservación. Esto significa que sí hay esperanza, pero si nos movemos. Un primer paso para dar en Colombia es la publicación del Programa Nacional de Conservación de Anfibios, generado por científicos del país y que está en proceso de publicación por parte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Luego de publicado, el reto está en implementar las medidas allí propuestas. Esto significa fortalecer nuevas estrategias de investigación y conservación que nos permitan mitigar los riesgos de extinción identificados y trabajar en la recuperación de las poblaciones y especies del grupo.

Observa la entrevista en YouTube: ¿Están en peligro de extinción los anfibios?
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Árboles endémicos están en riesgo de extinción

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Bogotá D.C., junio 27 de 2023

Árboles endémicos están en riesgo de extinción



Investigadores colombianos avanzan en la conservación de ocho especies de árboles amenazadas en la cuenca de Río Claro, en Antioquia. Si bien, las ocho especies son endémicas del país (no se conoce su presencia en otras áreas del mundo), cinco de ellas son endémicas de la región (no hay evidencia de más individuos en otras zonas de Colombia); por tanto, su preservación es urgente.

  • De las ocho especies analizadas, la Matisia serpicostata presenta la mayor vulnerabilidad, ya que solo se ha encontrado un individuo (un árbol) en la zona. Se encuentra catalogada en Peligro Crítico (CR) en La Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN-.
  • Cinco de las ocho especies son endémicas de la región, es decir, que solo se tienen reportes de su presencia en esta área del país.


Bogotá; junio 27 de 2023. Colombia es el segundo país con el mayor número de plantas en el mundo, con un registro de 26.900 especies nativas (Bernal et al., 2019); de las cuales, las especies endémicas corresponden a un 24%, es decir, que más de 6.000 plantas solo se han encontrado en Colombia. Sin embargo, estudios recientes, encontraron que de las especies de árboles endémicas, existen algunas poco conocidas y que están en peligro de extinción; por ello, asegurar su preservación es un compromiso ineludible.

Al respecto, “una nueva iniciativa (“promoviendo la participación comunitaria para la conservación de árboles amenazados en la cuenca del Río Claro en Antioquia), liderada por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y financiado por la Fundación Franklinia; permitió ubicar las poblaciones de ocho especies de árboles endémicos que están en peligro de extinción”, explica Jorge Bedoya, investigador del Centro de Colecciones y Gestión de Especies del Instituto Humboldt.

Tres de estas especies se encuentran en un estado de alta vulnerabilidad, ya que de la Matisia serpicostata solo se ha encontrado un individuo adulto (un árbol), del Rhodostemonodaphne antioquensis solo dos adultos (dos árboles) y del Melicoccus antioquensis solo doce individuos (dos adultos y diez juveniles).

Ocho árboles bajo la lupa de la ciencia y la comunidad

Río Claro es una cuenca ubicada en el suroriente de Antioquia, entre los municipios de Puerto Triunfo, San Luis, San Francisco y Sonsón. Se trata de una región con características geográficas y geológicas que han propiciado la evolución de una flora diversa. Allí se destaca el ecosistema kárstico, poco común en el mundo, pero que Colombia tiene el privilegio de tener en su territorio; razón por la cual existen especies con distribución restringida y que se encuentran en categoría de amenaza.

Algunas de ellas hacen parte de las ocho especies identificadas por el investigador colombiano Álvaro Cogollo; las cuales han sido recientemente estudiadas por científicos del Instituto Humboldt (ver: los líderes detrás del proyecto): Matisia serpicostata: presenta la mayor vulnerabilidad de las ocho especies estudiadas, ya que solo se ha encontrado un individuo adulto (se desconoce si existen plántulas) en la zona. Está en el listado de la UICN en categoría de Peligro Crítico (CR), debido a actividades antrópicas, como deforestación para ampliación de la frontera agrícola y pecuaria. Algunas personas lo han llamado “zapote de monte” y es un individuo de unos 12 metros de altura, con tallo marrón y hojas gruesas.

arbol endémico
Matisia serpicostata, árbol endémico y en riesgo de extinción / Foto: Mónica Flórez Instituto Humboldt


Caryodaphnopsis cogolloi: su raíz se extiende fácilmente, permitiendo el crecimiento de nuevas plántulas que se toman y trasladan a otras zonas donde crecen sin dificultad. Es un árbol de 30 m de alto y el fruto tiene forma de aguacate. Crece en suelos calcáreos y zonas rocosas. Se incluyó en la Lista Roja de la UICN como especie en Peligro Crítico (CR) a causa de la deforestación y la sobreexplotación de madera. Se le conoce como “Yumbé”.

Cybianthus cogolloi: es la especie más conocida por la comunidad. Es un árbol de hasta 12 m de alto y se incluyó en Lista Roja de la UICN como En Peligro (EN), debido a la reducción de su población por la ampliación de la frontera agropecuaria.

Duguetia colombiana: conocida como “guanabanito” o “piñito”, por su fruto que tiene forma de guanábana pequeña. Un árbol que crece adherido a la roca (zona cárstica) y puede alcanzar los 17 m de altura. Su presencia está disminuyendo debido a la ganadería, el aprovechamiento hidroeléctrico, explotación y exploración de hidrocarburos.

Melicoccus antioquensis: es otra de las especies más amenazadas, ya que solo se han identificado doce individuos (dos adultos y diez juveniles). Es conocido como “mamoncillo de monte”. Es un árbol de hasta 26 m de alto, categorizado en Peligro Crítico (CR) en la Lista Roja de la UICN, principalmente por deforestación para ampliación de frontera agrícola, pecuaria, para ganadería, cultivo de café y panela y construcción de infraestructura para minería.

Melicoccus antioquensis
Melicoccus antioquensis, en Peligro Crítico / Foto: Mónica Flórez Instituto Humboldt


Pseudoxandra sclerocarpa: especie de la que se han recolectado semillas y se ha iniciado su propagación, aunque su periodo de germinación y crecimiento es muy lento. Son árboles que pueden medir hasta 28 m de altura, su madera es amarilla y con hojas jóvenes. Categorizada como vulnerable (VU) en la Lista Roja de la UICN, debido a la ganadería, explotación forestal y actividades de minería legal e ilegal. Se le conoce como “garrapato” o “frísolo”.

Rhodostemonodaphne antioquensis: también muy escasa en la zona, solo se tienen dos individuos adultos identificados (se desconoce si puede haber plántulas). Es un árbol de 15 m de altura, con tallo de color marrón; se encuentra en el bosque húmedo tropical. Categorizada en Peligro Crítico (CR) según la Lista Roja de la UICN, debido a la extracción de rocas calizas y arcillas, la deforestación y la ganadería. Se le conoce como “chupo colorado” o “laurel”.

Rhodostemonodaphne antioquensis
Rhodostemonodaphne antioquensis, En Peligro / Foto: Mónica Flórez Instituto Humboldt


Simira hirsuta: tiene una de las mejores expectativas, con mayor número de individuos y plántulas en crecimiento. Son árboles de hasta 25 m de alto con tallos hirsutos y hojas ligeramente oblanceoladas. Categorizada como En Peligro (EN) en la Lista Roja de la UICN, debido a que su hábitat está siendo afectado por la explotación de roca caliza y arcilla.

¿Cómo evitar su desaparición?

La conservación de la biodiversidad es imperativa si se quiere garantizar el bienestar de las comunidades humanas, dados los servicios ecosistémicos que recibimos de la naturaleza. Es bien conocida la crisis actual de extinción de especies y pérdida de biodiversidad, por tanto, se deben seguir ejecutando esfuerzos de conservación.

No preservar las especies significa la afectación de la cadena trófica (o cadena alimentaria), ya que las especies están conectadas. Cuando desaparece una especie vegetal o animal, las interacciones se ven afectadas y pueden poner otras especies en peligro. Por tanto, en ecosistemas como los kársticos, que no son usuales, existe un endemismo que se debe preservar.

En este sentido, para lograr la preservación de las ocho especies de plantas de la cuenca de Río Claro se han establecido diferentes estrategias como la propagación por semillas. Según explica Jorge Bedoya, del Instituto Humboldt, “al ser especies muy “raras” o únicas, no ha sido fácil obtener semillas para su propagación. Hasta el momento, mediante semillas, hemos logrado obtener dos especies y vía vegetativa propagar otras dos”.

En el caso de la especie más vulnerable, de la cual solo se tiene un individuo, la Matisia serpicostata, se pretende realizar ensayos de propagación vegetativa con acodos aéreos, esto es, raspar parte de la rama del árbol, allí aplicar hormonas y generar un medio de cultivo con tierra y musgo, para luego -si se da crecimiento de rama nueva-, cortar y luego sembrar. En otros casos, también se están extrayendo y relocalizando plántulas que crecen alrededor de árboles adultos, que son llevadas a viveros para adaptarlas y luego ser trasladarlas a terreno.

En este trabajo, la comunidad ha sido fundamental, porque las personas están a cargo del monitoreo, de recolectar semillas e incluir información en las bases de datos. A partir de su trabajo, los ejercicios de propagación de estas ocho especies han sido posibles.

Es así como se han firmado actas de compromiso para la conservación. La comunidad ha decidido, de manera autónoma, establecer 178 hectáreas de bosque para conservación en la zona del Río Claro. Y, además, el turismo científico se ha convertido en un aliado, porque estas áreas se han vuelto en sitios de interés.

Los líderes detrás del proyecto

Este trabajo parte de la investigación previa del profesor Álvaro Cogollo, investigador colombiano experto en especies únicas; quien, desde hace más de 40 años, viene estudiando los árboles de la Cuenca de Río Claro, logrando identificar especies de plantas que hoy cuentan con algún grado de amenaza.

“Él es quien invita al Instituto Humboldt para que analice dichas especies y proponga un plan de manejo. Luego, gracias a otros aliados, como la Fundación Grupo Argos y la Fundación Natura, que llevan años de trabajo en la región; se logra gestionar el interés de la Fundación Franklinia”, explica el investigador del Humboldt. La Fundación, una organización suiza que trabaja en la preservación y protección de árboles en el mundo, especialmente los amenazados o endémicos; estableció la alianza con el Instituto Humboldt y es actualmente el financiador del proyecto, el cual se viene gestando desde finales del 2021.
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45% de los árboles y arbustos endémicos de Colombia están en riesgo de extinción

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Por: Prensa Instituto Humboldt | Bogotá D.C., 06 de octubre de 2021

45% de los árboles y arbustos endémicos de Colombia están en riesgo de extinción



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Ceiba barrigona ( Cavanillesia chicamochae ) Esta especie está amenazada porque sus poblaciones se encuentran en parches de hábitat pequeños, aislados y muy perturbados por actividades humanas. Foto: Cristina Lopez-Gallego


  • •  Así lo dio a conocer el más reciente Reporte de estado y tendencias de la biodiversidad continental de Colombia - Reporte BIO 2020 del Instituto Humboldt. Una publicación líder en la comunicación de la ciencia
  • •  Colombia tiene en total 1254 especies de árboles y arbustos endémicos, de las cuales el 45% se encuentra en alguna categoría de riesgo de extinción, la mayoría de las especies endémicas y amenazadas se localizan en la región Andina.
  • •  El Reporte BIO recoge temas estratégicos relacionados con la biodiversidad de acuerdo con la actualidad política, social, económica, cultural y ambiental del país. Su objetivo es aportar que las instituciones de gobierno, las empresas y la sociedad civil en general puedan tomar decisiones ambientales informadas en favor de la conservación y la adecuada gestión de la biodiversidad del país.


Nunca antes se tuvo disponible este dato. Poco se conoce sobre los árboles y arbustos endémicos del país, aquellos que sólo se encuentran en Colombia. Llegar a este hallazgo fue posible gracias a la elaboración de la lista roja global, en donde se están evaluando casi 60 000 especies arbóreas de todo el mundo conocidas hasta la actualidad.

En el caso de Colombia, estudio que lideró el Grupo de Especialistas de Plantas de Colombia (GEPC), una buena parte de las especies evaluadas fueron arbustos y árboles poco conocidos, dado que no son de uso común de las personas. En total, fueron evaluadas 860 especies en riesgo de extinción, en cuyo estudio se usaron casi 15 000 especímenes aportados por 23 herbarios nacionales o disponibles en bases de datos globales.

Como resultado, el 45% de las especies de árboles y arbustos exclusivos del país, es decir 566 especies, están en riesgo de extinción. La mayoría de ellas en la región Andina, seguida por la región Caribe y Pacífico.

Dentro de las especies de árboles endémicas amenazadas de Colombia se encuentra la Ceiba barrigona ( Cavanillesia chicamochae ) cuyas poblaciones conocidas se encuentran en el Cañón del Río Chicamocha, Santander sobre la Cordillera Oriental. En cuanto a arbustos, se destaca la especie Aphelandra taborensis conocida solamente de una localidad en el municipio de Trujillo en el Valle del Cauca, la cual se encuentra por fuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del país. (Descargue aquí la lista completa de especies)

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Otra de las grandes amenazas para la Ceiba barrigona ( Cavanillesia chicamochae ) ha sido la introducción de ganado caprino en su hábitat, impidiendo que las plántulas de este árbol se desarrollen Foto: Cristina Lopez-Gallego


Una de las mayores amenazas para las especies de árboles y arbustos es la deforestación con fines de ampliación de la frontera agrícola, sobre todo para ganadería. De acuerdo con Cristina López-Gallego, bióloga, profesora del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia y co-coordinadora el grupo de especialistas de plantas de Colombia de la UICN, “hicimos un gran esfuerzo para identificar cuáles de esas especies podrían ser sobreexplotadas, como el caso de las especies maderables, pero no encontramos mucha información. Sin embargo, sí pudimos concluir que la mayoría de las especies endémicas no están en peligro de extinción por causa de comercialización sino por la destrucción de sus hábitats”, señaló.

En Colombia, los arbustos han recibido poca atención en conservación, a pesar de que tienen importantes contribuciones en los ecosistemas. De hecho, muchas de las especies no tienen nombres comunes. Dentro de los servicios ecosistémicos que prestan se destacan la captura de carbono, regulación del clima y ciclos hídricos, provisión de alimento y refugio para animales y de bienes para las poblaciones humanas como alimentos, medicinas, materiales de construcción, leña, entre otros.

Muchas de las especies que no están en riesgo de extinción se encuentran dentro de Parques Nacionales Naturales y otras áreas protegidas nacionales, lo que demuestra la importancia de la gestión de estas áreas estratégicas para la conservación de especies en el país.

Según Luz Adriana Moreno, investigadora del Instituto Humboldt y editora del Reporte BIO 2020, “el objetivo es que esta información sea insumo para las distintas autoridades ambientales a la hora de tomar decisiones relacionadas con conservación como las Corporaciones Autónomas Regionales, entes territoriales y ONGs”.

A nivel global, de acuerdo con el reporte “State of the World´s Plants and Fungi” del Jardín Botánico de KEW, menos del 10% de las especies conocidas de plantas se han evaluado para la lista roja global, sin embargo con la información disponible se estima que cerca del 40 % de la flora mundial está en algún riesgo de extinción.

El proyecto de lista roja de los árboles y arbustos endémicos de Colombia representa un importante avance en la planificación para la conservación de plantas del país y hace una considerable contribución a una iniciativa global de conservación de plantas.

Colombia es el segundo país en riqueza de especies de plantas después de Brasil, con más de 26 000 especies registradas hasta el momento, 6.000 de las cuales se consideran endémicas nacionales. Para el año 2020, menos del 20 % de las especies de plantas del país habían sido evaluadas para las Listas Rojas.

ceiba barrigona
Arbustos del género Oreopanax tiene varias especies endémicas amenazadas. Foto: Cristina Lopez-Gallego.


Algunos hallazgos del Reporte Bio 2020

Conozca más en reporte.humboldt.org.co

  • •   El 51 % de los páramos del país están bajo alguna figura de protección y el 86 % mantiene sus coberturas naturales, indicando un alto grado de protección y conservación. No obstante, la planificación para su conservación debe reconocer la participación de las comunidades relacionadas con este ecosistema, en la toma de decisiones que definen su ordenamiento y gestión.
  • •   Los humedales permanentes (bajo dosel y abiertos) poseen el mayor porcentaje de cobertura natural (94 y 88 %, respectivamente) ubicados principalmente en el complejo de La Mojana, en Tumaco (Nariño) y en la región del Darién. Se recomienda la conservación estricta de sus espejos de agua para garantizar la protección del servicio ecosistémico relacionado con la provisión.
  • •   La contención de la deforestación en resguardos indígenas es una oportunidad para el uso sostenible de la biodiversidad y significa una ventana de oportunidad para el desarrollo de iniciativas de uso sostenible de la biodiversidad que provean alternativas de mayor beneficio ambiental y social.
  • •   Bajo escenarios de cambio climático a 2050 se proyecta una pérdida de especies en las zonas del Vichada y Meta, evidenciando la necesidad de tomar medidas en el presente con el propósito de evitar la homogeneización biótica de la Orinoquia en el futuro.
  • •   A partir del Mapeo de áreas esenciales para el soporte de la vida -ELSA-, en Colombia se identificaron áreas para preservación, restauración y de manejo del área terrestre nacional en departamentos como Vichada, Chocó, Guainía, Caquetá y Amazonas. Implementar acciones de protección en estos departamentos permitirá alcanzar el 50 % de la meta fijada.
  • •   El 75 % de los paisajes agropecuarios en el país no son heterogéneos, potencian- do una alta vulnerabilidad en la oferta de servicios de regulación y resaltando la necesidad de implementar acciones que estimulen la coexistencia de los bienes y servicios agrícolas o pecuarios junto con la conservación de la biodiversidad y sus beneficios.
  • •   A partir de un análisis multivariado se evidenciaron ocho agrupaciones de departamentos, donde se hace evidente que la mejora en indicadores socioeconómicos, está dejando una importante huella espacial humana, representada en el deterioro de nuestros ecosistemas.
  • •   Es necesaria una transición y reorientación de diversas políticas públicas, incluyendo los planes de desarrollo a nivel departamental. Se ponen de manifiesto las brechas que presentan los departamentos para transformar sus economías hacia economías sostenibles.


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Guía metodológica para el análisis de riesgo de extinción de especies en Colombia

Este documento reúne algunos aspectos relacionados con la evaluación y categorización del riesgo de extinción de la siguiente forma: a) marco de referencia del surgimiento histórico de este tipo de análisis tanto a escala internacional como nacional; b) presentación de las bases conceptuales y el proceso general de categorización propuesto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) sobre el cual opera este marco de análisis; c) manejo de la información requerida en el proceso; d) explicación detallada de las metodologías propuestas a escala regional por la UICN, incluyendo ejemplos contextualizados en el territorio nacional; y e) recomendaciones generales para la elaboración y uso de los resultados obtenidos.

Consulte aquí la publicación.

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