¿Quién dijo que la ciencia es de uso exclusivo de profesionales de ciertos campos? Con el tiempo, el desarrollo de diversos proyectos ha permitido romper este paradigma gracias al reconocimiento de los saberes tradicionales, pero también como consecuencia del uso de herramientas valiosas como la ciencia participativa y cuyo ejercicio permite ampliar, de manera colaborativa, los datos disponibles sobre los distintos grupos biológicos tales como plantas, insectos, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos entre muchos otros. Además, permite complementar información sobre biodiversidad en territorios con vacíos de información. Así que para convertirse en un naturalista de tiempos modernos, lo único que se requiere es tener espíritu de explorador y una aplicación móvil. De esto sí que saben los estudiantes del Colegio Integrado del Carare (Cica) de Cimitarra, Santander, quienes asumieron este reto y, a pasos agigantados, se han convertido en la nueva generación de expedicionarios de la biodiversidad.

Todo inició cuando, en el marco de la expedición Santander Bio, se llevaron a cabo los talleres de monitoreo participativo de la biodiversidad a través de la plataforma Naturalista. “No ha pasado un solo día en que no hagamos uso de la plataforma. Muy rápidamente los estudiantes dominaron la práctica de registrar las observaciones y agregar información de descripción. En tiempo récord logramos imágenes de especies como el perro-zorro, guacamayas, murciélagos y aves. Hemos podido confirmar que la tecnología es una alidada de la conservación”, comenta Daniel González, profesor y director del proyecto estudiantil.

Desde su creación en 2018, el colegio ha consolidado una red de estudiantes exploradores que hoy ya suman 233 jóvenes entusiastas. De acuerdo con el Director General del Instituto Humboldt, Hernando García Martínez, este es uno de los grupos de ciencia participativa más activos a nivel nacional. Cabe destacar que el colegio se ubica en una granja de un área de 44 hectáreas donde hay cultivos, ganadería y bosque, convirtiéndose en un perfecto laboratorio de la biodiversidad del departamento de Santander.

Al respecto, González destaca que esta formación como expedicionarios ha fortalecido el proceso educativo de los estudiantes. “No basta con hablar de biodiversidad. Es necesario vivirla y descubrirla como una oportunidad de apropiación de los territorios. Es un deber llamar la atención sobre la importancia de generar esa conexión con la naturaleza propia de nuestros municipios y departamentos, así como fomentar actitudes pro ambientalistas en nuestros jóvenes”.